El martes 10 de febrero, a las 19 hs., en el
Salón "B" del Centro Cultural "Osvaldo Soriano",
sito en 25 de Mayo esquina Catamarca de la ciudad
de Mar del Plata,
se llevará a cabo la segunda charla de verano:
"Logoterapia: Camino de
autohumanización. Salir, Servir, Sentido, Sabiduría"
“La Logoterapia o, como muchos
autores la han llamado ´la tercera escuela vienesa de psicoterapia`, se
centra en el significado de la existencia humana, así como en la
búsqueda de dicho sentido por parte del hombre.
De acuerdo con la Logoterapia, la primera fuerza motivante del hombre es
la lucha por encontrarle un sentido a su propia vida. Por eso, yo hablo
de “voluntad de sentido”, en contraste con el principio de placer (o,
como también podríamos denominarlo, la voluntad de placer) en que se
centra el psicoanálisis freudiano, y en contraste con la voluntad de
poder, que enfatiza la psicología de Adler.
No deberíamos buscar un sentido abstracto a la vida, pues cada uno tiene
en ella su propia misión que cumplir. Cada uno debe llevar a cabo un
cometido concreto. Por tanto, ni puede ser reemplazado en la función, ni
su vida puede repetirse; su tarea es única, como única es su oportunidad
para instrumentarla.
A cada hombre se le pregunta por la vida y únicamente puede responder a
la vida respondiendo por su propia vida. Sólo siendo responsable puede
contestar a la vida.
De modo que la Logoterapia considera que la esencia íntima de la
existencia humana está en su capacidad de ser responsable”.
Viktor
Frankl “El hombre en busca de sentido”
¿Qué
es el hombre?
la
Logoterapia nos enseña que el hombre es un ser tridimensional es decir
que en cada uno de nosotros existen tres dimensiones.
"La
dimensión biológica"
"La
dimensión psicológica"
"La
dimensión espiritual"
A la
dimensión biológica o somática le corresponde la vida orgánica y la
reproducción.
A la dimensión psíquica, los instintos, las sensaciones, los
sentimientos, los condicionamientos y los estados de ánimo.
A la dimensión espiritual, noética o humana, los pensamientos y los
protofenómenos, lo que realmente constituye al hombre: la liberad, la
responsabilidad, la conciencia, el amor, la voluntad, el compromiso, la
solidaridad. Todo ello llevará a realizar todas las potencialidades para
las búsqueda del sentido de vida.
Lo espiritual es lo que define lo humano del hombre, aquello que lo
constituye como persona, gracias a la capacidad de autoconciencia,
autorreflexión, que le permite a la persona estar dirigida hacia un
sentido a descubrir en cada situación.
Además, por medio de la conciencia puede tomar distancia entre lo que es
y lo que tiene o le sucede, y así elegir una actitud y orientar su
libertad y voluntad hacia determinadas motivaciones e intereses.
El hombre, según Víctor Frankl, es radicalmente libre, no de los
condicionamientos orgánicos, físicos, psicológicos, sociales, etc., sino
que es libre para asumir responsablemente la vida con las propias manos
y orientar y orientarlas hacia un proyecto de servicio, de dedicación y
amor.
El hombre está en el mundo para transformarlo creativamente y con los
otros, ir "junto a" para un crecimiento recíproco. Al reconocerse "único
e irrepetible", el ser humano, mediante los vínculos con los otros
hombres, promueve el encuentro y descubre el "tú" para construir el
"nosotros", y así abrirse a la trascendencia.
El
poder desafiante del espíritu humano hace que, a pesar de cualquier
cosa,
"YO
SIEMPRE PUEDA"
Francisco Bretones en Necochea
En la ciudad de Necochea, el día 25 de agosto de 2004, el Dr. Francisco
Bretones expuso en una charla temas relacionados con el valor del
sufrimiento y la diferencia que existe entre sufrimiento y dolor.
Estos
fueron sus conceptos:
Un
señor nos pega una patada en el trasero, un desconocido; nos duele
muchísimo en el momento, pero al rato el dolor pasó y... bueno, nos
olvidamos.
Esa misma patada nos la pega un íntimo amigo nuestro, un amigo desde
hace 20 años, el dolor físico es el mismo, pero el sufrimiento lo
creamos nosotros en nuestra mente pensando en que lo creíamos nuestro
amigo, etcétera, etcétera...
Ese que me pegó la patada, para mí, ¿qué representa? Un valor. No es una
persona cualquiera, es un valor.
¿Y qué es un valor? Un valor es aquello que para mí tiene un significado
muy importante en mi vida; cuando éste me pega la patada, este valor se
me viene abajo. Y experimento eso que nosotros llamamos sufrimiento.
Pero fíjense bien que la patada fue la misma que me pegó el primero.
Pero con el primero simplemente me molestó la patada y a los cinco
minutos ya no me dolía más; en cambio, el segundo me marca.
Y esa manera me puede durar toda la vida, por lo menos ya no me deja
indiferente. ¿Ven la diferencia?
Por tanto, el sufrimiento que me causa el segundo no lo ha creado la
patada, lo he creado yo. ¿Por qué? Porque yo a esta persona, en mi
mente, la tengo registrada (en mi mente, como un valor). Y en mi mente,
esta persona se derrumba, cae. Pero mi mente queda con un bache, con un
vacío.
Entonces, ustedes ven que la conclusión es muy simple, yo soy el creador
de mi sufrimiento. Por tanto, ¿de qué depende mi sufrimiento? Depende
directamente de la manera de pensar que yo tengo de las cosas o de las
personas.
A mí me han dicho, desde pequeño a mí y a todos ustedes, nos han educado
que en nuestra cultura tanto vales cuanto tienes. Nos han educado,
lastimosamente, con esta falsedad total.
Y entonces, en la mesa, comúnmente, el padre, la madre (ya los hijos
grandes) discuten de lo económico. Hoy sobre todo, hablar de dinero,
dinero, dinero. dinero. Y entonces, el dinero lo convertimos en el valor
supremo.
En general, hay carestía de todo, falta de todo, falta el dinero y el
dinero provoca separaciones de matrimonio. Hoy está muy de moda, y una
de las causas que más parejas separa es el dinero.
Pero no el dinero en sí, sino todo el trabajo que yo tengo en mi mente
de las muchísimas cosas de las cuales el dinero me ha privado.
Pero ven, la bronca, siempre hay que sacársela porque molesta. Ahora yo
no puede ir por la calle cargado de bronca y al primer transeúnte que se
cruza en mi camino yo lo aporreo y lo insulto “porque vos sos el
culpable de lo que me pasa”.
El otro podría decirme: “¿y a mí qué me importa lo que te pasa? Andá a
tu casa y arreglate con tu mujer”. Ésta es una frase común. Y ni más ni
menos, es lo que ocurre.
Voy a mi casa, me tengo que desahogar. ¿Con quién me desahogo? Con
aquella persona que yo supongo que no tiene derecho a replicarme y que
se las tiene que aguantar. O la esposa o el esposo, me desahogo.
¿De qué me desahogo? De todas mis desilusiones. De todos mis
desencantos. De todas mis esperanzas que se truncaron. De todas mis
expectativas de lo que yo pensaba hacer. Nos han educado para el éxito,
y esta educación es tan hipócrita, y tan mentirosa, y tan falsa que
desde que vamos al jardín de infantes hasta que salimos de la
universidad, todo está en función de ganar.
Y lo que más deforma no es el primario, es la universidad.
La universidad a mí me da un título, con esto tengo grandes
expectativas. Esto era en una época, ya pasó pro suerte. Pero de
cualquier manera la mentira sigue existiendo.
Yo estudio o trabajo, más que nada estudio para el éxito. Y los padres,
sin darse cuenta, algo que a mucha gente molesta, pero que piensen bien
y no se la tomen contra mí, se lo han inculcado a sus hijos.
Yo últimamente digo: “la primera escuela de la corrupción es la
familia”.
Yo puedo mandar al colegio a mis amigos. El colegio no educa, el colegio
instruye. Me enseña a leer, a escribir, matemáticas, geográfica, me da
instrucción, pero no me da educación.
La palabra educación se la emplea mal, la educación no es instrucción.
La palabra “educación”, el prefijo E-, es un prefijo que en latín
significa “algo que de adentro sale”.
Y luego la palabra “duco”, el verbo duco en latín significa sacar, por
tanto “e-ducar” significa sacar lo que ya está dentro.
Esto téngalo muy en cuenta, si ustedes entienden bien esta etimología
que les acabo de decir, ustedes entenderán porqué eso que llamamos
educación es un fracaso.
Las escuelas no son para educar, son para instruir. O sea, para meter
cosas de fuera hacia adentro. “Instruir”: el prefijo “in” significa lo
que está afuera lo meto adentro. Y “struere” es construir, yo meto de
afuera cosas. Y construyo lo que podríamos llamar, en general, la
instrucción y la cultura.
Pero la “educación” es un proceso totalmente distinto y nosotros
sufrimos por falta de educación. Falta de educación ¿en qué sentido? De
haber tenido, de tener modelos, yo los veo y a mí me hacen sacar de
dentro lo que yo tengo.
El padre y la madre, la familia, tiene que ser escuela de vida. Modelos.
Yo a esta altura de mi vida, veo a mis padres y realmente fueron
educadores. Gente humilde. No se quejaban, eran capaces de soportar
cualquier cosa, cualquier penuria, el tiempo de la guerra en España.
Entonces, murieron y yo siempre dijo: “mis grandes maestros fueron mis
padres”. Los tomo como modelo de vida.
Mi padres era analfabeto, yo tengo cuatro carreras; pero a esta altura
de mi vida, ¿de qué me sirve el estudio?
Me sirve sí, pero para vivir, me sirven mucho más los ejemplos de mis
padres.
Entonces, ustedes entiendan, la gran crisis de la educación está en la
familia, está en nosotros. Porque luego nuestros padres mueren y
nosotros continuamos.
Ahora viene el sufrimiento. El sufrimiento va en proporción directa -lo
voy a decir de una manera muy cruda- en relación directa con las
mentiras que nos han metido en la cabeza desde pequeños.
La primera mentira que nos ha hecho mucho daño -y esta mentira la
acarreamos todos, ahora que somos adultos-, ¿cuál fue?
De chiquitos, ¿qué nos han dicho siempre? “Portate bien, porque si no,
no te vamos dar tal cosa; portate bien, porque si no, la tía no te va a
querer”.
La amenaza de la falta del amor por portarme mal.
“Portate bien, porque si no Fulanita de Tal no te va a querer más”
-siempre parientes, ¿no?-. Y la palabra querer, para un niño, es básica.
Que lo quieran, sentirse querido, para un niño es el primer alimento.
En una época había una enfermedad que se llamaba el hospitalismo. Los
niños, los bebés morían por falta de amor. Y algún autor ha escrito en
el libro: “Cuando yo revisaba las cunitas en una maternidad, según la
impresión que me causaba el niño, en la historia clínica que estaba al
pie de la cama, ponía: este niño tiene que ser amado cada 5 minutos”. El
niño estaba muy grave.
Este niño asta que sea amado una vez cada dos horas. Según la gravedad
que el médico venía, en la historia clínica no ponía “denle tal
medicina”, básicamente ponía AMOR.
Lo que está indicando que desde el arranque de la vida el amor es lo
fundamental. Por eso, desde el punto de vista simbólico, el hecho de que
el niño mame, que parece que se come a la madre, es fundamental.
Ahora ven, eso que yo digo que nos sucede de pequeños, nos va a durar
toda la vida. Y se dice siempre que si no nos aman enfermamos, y esto es
una gran mentira. Vivimos necesitando que nos amen, y que nos amen no es
tan importante. Lo que sí es importante que amemos. Cuando uno ama
encuentra de rebote todo lo demás.
Si yo espero que me amen, yo tengo en mi mente una idea errónea que me
causa un tremendo sufrimiento, y ésta es una de las principales fuentes
de sufrimiento. Todos me tienen que amar.
Pero ocurre que en nuestra sociedad nos han educado a todos con esta
mentira. Y no nos han enseñado lo contrario. El antídoto de esta mentira
es amar.
Y ocurre que cuando yo amo, aunque no me amen, no sufro.
Atentos, que el amor no es un sentimiento, el amor es una gran dinámica
interior que todos llevamos (y que en función esto que la gente llama
amor, que generalmente es un sentimiento, y el amor no es un
sentimiento) y que nos hace tomar conciencia de lo mucho que podemos.
Viktor Frankl, que es el creador de la Logoterapia, estuvo en cuatro
campos de extermino nazi y el decía que aquellos que sobrellevaban con
más energía todo eran aquellos que eran capaces de ver al otro (fíjense
bien, estamos en una situación límite), aquellos de cuyos labios no caía
nunca la sonrisa y que siempre estaban dispuestos a cualquier cosa, eran
los que eran capaces de dar. La poca comida que les daban, agua sucia
como sopa, al que estaba muy desalentado. En el dar estaba el amor. Y
sigue siendo así.
En el dar está el amor. Pero no dar para esperar que me den, no, no. Dar
desinteresadamente, esa es una de las características más profundas del
amor.
Tener un sentido por el cual vivir y amar, son las dos cualidades más
fundamentales para sobrevivir en cualquier situación.
Ustedes vean la gente; la gente que vive quejándose. No ama. No ama.
Está esperando que todo el mundo esté en función de ella. Esta persona
no ama. Por tanto, enferma.
Ustedes ven, ésta es la primera fuente de sufrimiento y la peor de
todas. Porque todos hemos sido educados en esta misma línea.
Esto que yo les digo por televisión no lo podría decir. ¿Por qué?
Porque pienso que a mucha gente le haría daño. Pero a ustedes, se lo
dijo. Aunque no quiero que ustedes tomen mis palabras así como se los
digo,
piénsenlo.
Cuanto más necesidades tiene una persona, más mal se encuentra.
Ahora, fíjense bien, ¿quiénes son los que van con más frecuencia al
psiquiatra o al psicólogo? ¿Los ricos o los pobres? Los ricos.
Y se los digo yo como psicólogo. Si bien en la psicología creo muy poco
ya, porque la carrera no me sirvió casi para nada, ¿por qué? Porque el
problema de hoy es otro. El problema de hoy no es psicológico. Es un
problema de no saber qué hacer con mi vida. Y esto ya no es psicológico
es existencial, que es mucho más hondo.
Entonces ven, ¿por qué hoy hay tanto sufrimiento? Porque los problemas
psicológicos han dejado el camino libre a problemas mucho más hondos. Un
problema existencial a mí me deja indefenso.
Un problema existencial, básicamente, ¿en dónde estaría radicado? En
preguntarme mi vida, ¿para qué sirve? Mi vida no sirve para nada.
Nosotros tenemos en Mar del Plata, como ustedes tenían antes aquí,
lastimosamente ya no lo tienen, a Renacer, la Escuela de Vida para
Padres con Hijos Fallecidos
¿Quién viene a la Escuela de Vida? Viene el que se encuentra en una
situación, la peor que puede experimentar una persona, un padre o una
madre, la pérdida de un hijo.
Y fíjense, lo que generalmente dicen estos padres. Llegan destrozados,
¿y qué dicen estos padres?
Mi vida yo no tiene sentido. Aquí hay un sufrimiento, aquí hay un
malestar que no es el orgánico. Puede que ocurra que la muerte del hijo
provoque un trauma tan grande que afecta el organismo, por eso hay que
tratarlo clínicamente.
Pero, generalmente, no es ésta la fuente de malestar. Generalmente, la
fuente de malestar es un sufrimiento sin fronteras. Es un gran
sufrimiento. Que yo lo sé porque yo también lo experimenté. Solamente
que con Ana, en lugar de quedarnos sumergidos en el pozo, ¿cómo salimos
de este sufrimiento? Dándole un sentido. Ayudar a otros. La Escuela de
Vida.
Ahora, fíjense bien, el padre que llega, ¿qué es lo que dice? “Mi vida
no tiene sentido”. Y cuando una persona dice esto, está al borde de que
no le interesa ni vivir ni morir; más aun, hay papás que me matan. Caen
en la indiferencia de continuar viviendo, no les interesa nada.
Ahí tenéis la fuente de mayor sufrimiento, esa experiencia es la
experiencia que más fuerza destructiva tiene. Y éste es el peor de los
sufrimientos. No hay otro peor que éste.
Con la cuestión del corralito, hubo gente que se mató. ¿Se mató por el
dolor o por el sufrimiento?
Por el sufrimiento.
¿Qué valor tenía el dinero que había perdido en el corralito? ¿Qué valor
tenía en mi mente?
El dolor no está en la mente, el dolor está en el cuerpo. Una trompada,
te pegan una puñalada, te pegan un tiro, el dolor está en el cuerpo. Yo
quiero que esta idea les queda muy clara, el sufrimiento está en la
mente. El del corralito se mata. ¿Por qué se mata?
Porque en su mente, por una educación falsa, de pequeño oyó que el
dinero era la gran garantía para todo. Se pasó su vida trabajando,
queriendo asegurarse su vejez, con más comodidad, que no está mal. Pero
no entendió que mientras pensaba en una vejez, que a lo mejor no
llegaría a viejo, estaba perdiendo el presente.
Y entonces, ¿qué hijo del dinero? Una especie de Dios. “El dinero me
salvará”. Perdí el dinero, perdí la vida. Sufrimiento.
El papá de la Escuela de Vida, ¿cuándo empieza a salir a flote?
¿Cuándo se olvida del hijo? Para nada. Si nosotros siempre decimos que
al hijo no hay que olvidarlo nunca; todo lo contrario, mantener el
recuerdo permanentemente vivo. ¿Para qué? Para convertirlo en un valor.
A lo mejor mi hijo, en la vida, mientras vivió no me sirvió más que para
disgustos. Pero yo lo quería, lo amaba. Para mí significaba algo. Ahora,
muerto mi hijo, ¿me puede enseñar algo? Sí. Nosotros decimos que hay que
convertirnos en valores.
¿Qué valor me puede enseñar mi hijo?
El más grande de todos.
Yo ya lo he contado aquí, pero siempre es bueno repasarlo.
Yo siempre hablo del termómetro. ¿Para qué sirve el termómetro? Para
medir temperaturas.
En el caso de los papás que hemos perdido hijos, el termómetro me sirve
para medir valoraciones. “Valoraciones”. ¿Qué significa valorar? Valorar
significa que yo a algo o a alguien le doy un valor. ¿Está claro?
Ahora, fíjense bien, el papá o la mamá cuando vienen, ¿por qué sufren
tanto? Porque según su criterio, han perdido el valor supremo. Por eso
sufren tanto.
Ahora, yo siempre digo, imagínense que cuando se llevan el ataúd del
hijo, el hijo me entrega a mí el termómetro y me dice: “papá, mamá,
ponete el termómetro en el bolsillo. De ahora en más, cuando vos tengas
que valorar algo, sacá el termómetro y medí el valor de cada cosa.
Tomale la valoración“.
Cuando yo hago esto, mi hijo se convierte en mi mejor y primer maestro.
Si esto no ocurre, la muerte del hijo no sirvió para nada.
Antes de perder el hijo, nosotros nos ahogábamos en un dedal. Si el hijo
golpeaba fuerte la puerta, gritábamos: “¡No golpees la puerta!”, bla,
bla, bla.
Si robaba una manzana, gritábamos. Si hablaba en voz alta, gritábamos.
Siempre, siempre igual. Como si todo tuviera el mismo valor.
Cuando pierdo el hijo, de golpe me doy cuenta qué pocas cosas en este
mundo valen la pena por las cuales preocuparse. ¡Qué pocas cosas!
Contadísimas. Otras valen algo. Y la mayoría, no vale la pena
preocuparse para nada.
Mi hijo se ha convertido en mi maestro. ¿Les parece poco eso?
Por eso, ven, cuando el padre entró a la Escuela de Vida había perdido
el sentido, y al perder el sentido su sufrimiento aumentó muchísimo.
Este sufrimiento que siempre existirá, pero de otra manera, porque luego
el sufrimiento puede ser destructivo o positivo. Si yo aprendo la
lección que les acabo de decir, el sufrimiento sigue, pero bendito
sufrimiento. Porque este sufrimiento a mí me está recordando esta escala
nueva de valores.
Hay pocas cosas que valen, hay muchas que valen algo y la mayoría no
valen nada. Esta experiencia, a mí, me hace ver la vida de otra manera.
Pero de otra manera, ¿significa que ya no voy a sufrir más? No. No
significa esto. Sino que el sufrimiento se ha convertido en algo
positivo.
Yo empecé diciéndoles a ustedes que el sufrimiento nos marca desde el
nacer. ¿Por qué nos marca desde el nacer? Porque, en la vida, digamos
así: “lo que vale no es la instrucción, sino la educación”.
Sin instrucción se puede vivir, porque es un valor muy relativo. Que yo
tenga título universitario o no lo tenga. Que tenga estudios o no tenga.
Que tenga todo esto que nuestra cultura y nuestra sociedad le da tanta
importancia. Esto no está mal, pero esto no es valor supremo. El valor
supremo está en la educación. En eso que yo vi en mis padres, me
ayudaron a sacar lo mucho que yo tengo dentro; pero..., pero... por más
que yo viva doscientos años nunca terminaré de sacar lo que llevo
dentro.
Lo cual indica que: “el hombre siempre es más lo que aún no es, que lo
que es”.
A veces yo digo esta frase y la interpretan mal.
Yo mañana puedo ser más que hoy. “Ser”, no tener. O sea, “ser”. Sentirme
de otra manera. El año que viene yo puedo ser muy distinto a este año.
¿Qué hacen ustedes cuando en casa tienen un CD repetido? ¿Qué hacen? ¿Lo
siguen escuchando?
No. ¿Qué hacen con este CD? Lo cambian o lo tiran. ¿Por qué? Porque está
repetido. El disco que más nos aburre es el disco de la propia vida.
Pasó un año, y a veces, en general, nuestra cultura no me enseña a
vivir, me enseña a durar. Que es muy distinto.
¿Cuánta gente a fin de año se mata? Porque es exactamente el mismo del
año pasado. Entonces, ven, el tiempo que se nos da si no es vida es
duración. Y duración es muerte. Duración es sinsentido.
Yo mañana puedo ser distinto de hoy. La filosofía oriental -en esto nos
lleva una grandísima ventaja- ¿en qué insiste mucho? En la atención.
Atiende a todos los pensamientos que entran en tu mente.
Los orientales tienen una imagen que la emplean casi todos los sabios de
las escuelas. La jaula.
Ustedes han ido muchas veces al zoológicos y han visto la jaula de los
monos. ¿Sí? Los monos, ¿cómo están en esta jaula? Saltando de un lado a
otro, totalmente desorganizados.
La mente puede ser una jaula de monos así. Cuando nuestra mente es esta
jaula de manos, así, estamos mal. Estamos angustiados, tristes,
etcétera, etcétera.
¿Qué hay que hacer? ¿Matar los monos? No. Ordenarlos y calmarlos. La
mente humana es una jaula de monos. Cuando yo estoy sufriendo mucho, mi
mente es una jaula de monos desordenada.
En lugar del ir al psicólogo o al psiquiatra, lo que tendríamos que
hacer es: sentarnos, serenarnos y convertirnos en nuestros mejores
maestros. Yo maestro de mí mismo.
Yo se los digo como psicólogo. Mi mejor psicólogo soy yo mismo. Pero
tengo que tener el coraje de ver la fuente de mi sufrimiento cual es. Y
entonces, empiezo a ver los distintos monos.
Un mono puede ser el de la preocupación del dinero. Otro mono nervioso
puede se, mis caprichos que tengo. Cada mono nervioso representa un
desorden de mi cabeza.
El que es capaz de intentar ordenarlos y hacerlo por escrito, se
convierte en su mejor psicólogo. Pero hasta en esto nos han marcado a
fuego. Y el psicoanálisis que tanto daño ha hecho a la humanidad, desde
Freud, ¿qué dice el hombre?
Que el hombre es un enfermo crónico. Y esto es falso.
Que el hombre tiene tendencia a la enfermedad y al malestar, eso es
cierto.
Pero la Logoterapia dice algo muy distinto. “El hombre está más sano de
lo que él cree”. Pero para darme cuenta que estoy más sano de lo que
creo, tengo que demostrármelo, e ir al psicólogo tiene que ser la última
instancia.
Mientras tanto, mirar todo lo que puedo hacer por mí mismo. Y ésta es la
primera fuente para liberarme del sufrimiento.
Cuando yo me rompo por mí mismo, cuando yo veo que me esfuerzo por ver
la cosa de otra manera, menos preciso ir a la terapia. Entonces, el
sufrimiento disminuye.
Si yo enseguida voy a la terapia para sentirme bien, fíjense bien el
primer daño que yo me hago.
El primer daño que yo me hago es que mi autoestima baja. ¿Para qué sirvo
yo si no soy capaz de enfrentar cualquier dificultad? Y voy mendigando
lástima por la calle. Cara triste, cara baja, los alumnos preguntando
¿qué te pasa? Estoy deprimido. Y generalmente me dirán: “vete a la
terapia”.
No es malo el consejo, pero vos ¿te has puesto a pensar cuáles son los
motivos de tu depresión?
Y siempre son sufrimiento, no dolores. Con la pequeña diferente que esos
sufrimientos que en mí producen una cierta depresión, pueden llegar a
ser tan acentuados que disturben el funcionamiento natural del
organismo. ¿Entendieron esto?
Preguntas
Una señora comenta que alguien, ante el título de la charla “El hombre
siempre está en conflicto”, dijo: “Éste está loco, si yo no tengo
conflicto”.
Francisco Bretones: La palabra conflicto siempre es sinónimo de
malestar. En cambio, desde el punto de vista de la psicología
existencialista, no solamente de la Logoterapia, sino desde la filosofía
en general, el conflicto es la conciencia de ver que puedo ser de una
manera que aún no soy: mejor. Y entonces el conflicto, a mí me está
diciendo: “cambia”. No porque hoy sea malo, pero mañana puedo ser mejor.
Entonces, este conflicto no es negativo. Donde hay sufrimiento, mientras
el sufrimiento sea soportable, el sufrimiento es conflicto. Y el
sufrimiento ¿qué me está diciendo? Mañana, mejor que hoy.
Yo les acabo de hablar del CD repetido. El CD repetido en mí puede crear
un conflicto. ¿Cuándo el CD repetido en mí no crea un conflicto? Cuando
lo cambio. Se terminó el conflicto. Pero aparecerá otro. La vida del
hombre, la vida nuestra es un continuo conflicto, que es lo mismo que un
despertador que me va diciendo: tenés que ser de otra manera. Mejor.
Pero, tenés que ser, no tomarlo como una obsesión, sino darme cuenta.
Ahí está, la educación ¿qué es? Es un proceso de continuo conflicto.
En lugar de educación piensen en el parto. En el parto, la mujer cuando
está en la última etapa, en el último período, por las contracciones,
sobre todo cuando ya está en la sala de parto, siente mucho dolor, ¿o
no? Y cuando oye el primer gemido de la criatura, todo ese dolor ¿en qué
se convierte? En alegría. Ahí está, ha convertido el sufrimiento en
alegría. La educación es un parto continuo, con la única diferencia que
el partero soy yo mismo. Y cada parto es un juego de sufrimiento,
malestar y alegría. ¿Está claro?
Muchas
Gracias.
Testimonio de Susana Delvitto
para el cierre del Curso
de Logoterapia del 10-12-2005
Buenas noches, quiero agradecer la convocatoria para integrar este
panel. Agradecer a todos los que me apoyaron y aunque sea con una
palabra ayudaron para que tomara la decisión de dar mi testimonio, nadie
me convenció pero sí el día de la invitación, después de decir que no
iba a venir comencé a cuestionarme, comencé planteándome mi egoísmo, y
diciéndome ¡qué contradictoriamente me comportaba! Al no venir estaba
pensando primero en mí, etc. etc. así al otro día llamo a la casa de
Paco y Ana y doy el sí y
aquí estoy.
Para los que no
me conocen, mi nombre es Susana Delvitto. Quiero decir que desde muy
joven afloraba
en mí la
vocación de servicio. Realizo así mi primer voluntariado a los 18 años,
en un pabellón de la Casa Cuna de Buenos Aires cuidando niños
abandonados. Como a cualquier persona me ha tocado vivir situaciones de
crisis, como por ejemplo: haber contraído, a los 22 años, una enfermedad
llamada púrpura trombocitopénica, que de no haberla detectado a tiempo
se hubiera apoderado de mi vida, a los pocos meses experimento la
pérdida de mi papá. Seguí adelante como supe, como pude. En el año 1971
me caso con Juan Carlos, en el año 74 nacieron mis dos hijos, Alejandro
el 5 febrero y Marcela el 9 de diciembre. En el año 1987, después de
deambular por varios consultorios durante unos cuantos meses, un médico
descubre la enfermedad incurable con la que hoy convivo. Este momento
fue muy duro para mí, una situación límite, de crisis. Tuve que vivirla
en soledad ya que mi esposo, además de no conocer sobre la enfermedad
estaba abocado al trabajo y mis hijos eran muy chicos. Yo a veces me
decía ¡cuántas
cosas!
No me pregunten
porqué, pero yo ya en esa época vislumbraba que era la vida la que me
interrogaba y yo debía responder, decidir, accionar. En el año 1990, el
compañero de mi mamá, Carlos Caram, a quien muchos de ustedes
conocieron, me invita a una charla de Logoterapia. Ese día me dije (como
he
escuchado decir a tantas personas durante muchos años) este señor
(refiriéndome a Paco) este señor habla para mí, habla de mí, me
describe, le pone nombre a muchas de mis acciones, hace que vaya
descubriendo de dónde aparecían en mí las fuerzas ante cada situación
límite que me había tocado
vivir, me hace dar cuenta que la vida es la que exige y que yo no tenía
derecho a decir ¿por qué a mí? ¿Por qué tantas cosas siendo tan joven?
Solamente debía aceptar, afrontar y decidir qué actitud tomar. Por haber
descubierto en esa charla todo esto que enumero, cuando me fui ya había
en mí un antes y un después de conocer la Logoterapia.
También me dí cuenta que a pesar de mi vocación de servicio y mi manera
de afrontar lo que me tocaba, había una disconformidad con respecto a la
vida que llevaba, algo no me conformaba. Yo luchaba por mi familia,
siempre trataba de mantener la armonía, pero en el fondo, esperaba la
recompensa. Si había una situación que cambiar yo pensaba que eran los
demás los que debían cambiar. Posiblemente ésta era mi gran
disconformidad, porque no me daba cuenta que no sólo no tenía derecho a
querer cambiar a los otros, sino que la única que podía y debía intentar
cambiar, ante cualquier situación, era yo misma. De inmediato comienzo
el curso de Logoterapia. Fue un año de descubrimientos, por primera vez
escuchaba hablar de “la fuerza indómita del espíritu”, “el espíritu
nunca enferma”, “podemos y somos más fuerte de lo
que creemos”, concepto de “único e irrepetible y finito”, “salir,
servicio y sentido de vida”. Iba encontrando respuestas y continuaba
encontrando nombres para algunas de mis acciones.
Como ya dije, mi
vida, indudablemente era un antes y un después de la Logoterapia. Todos
estos conceptos quedaron sembrados en mí y afloraban, especialmente, en
los momentos difíciles, en los momentos de grandes sufrimientos, en
momentos de crisis y me otorgaban una especie de
clarividencia ante cada circunstancia.
Una situación
límite vivida, afrontada y llevada adelante, nos hace creer que ya
estamos inmunizados, que lo peor ya lo pasamos, pero la vida todavía
tenía para mí otra gran pregunta. En el año 94, mi hija contrae la misma
enfermedad que yo tengo, esta enfermedad se llama Lupus Eritematoso
Sistémico. En esa situación límite dimos la primer muestra de
crecimiento como familia al ponernos todos al servicio de.
Yo internada con
mi hija, Juan Carlos acompañándome el mayor tiempo posible y Alejandro,
con sus
recientes 20 años, al frente del negocio con todas las tareas y
responsabilidades a su cargo. La fuerza indómita de mi espíritu me
mantenía despierta, atenta y sonriente para que cada vez que mi hija
abría sus ojos me viera de esa manera. El sentido del momento se hacía
presente segundo a segundo. El 17 de diciembre del año 98 murió.
Yo ya conocía la Logoterapia, como dije, desde el año 90, pero por esto
no dejé de sumergirme en el sufrimiento, pero sí pude vivir los
acontecimientos de una manera diferente. Inmediatamente acudimos a la
Escuela de Vida para Padres con Hijos Fallecidos, creo que casi todos
saben que funciona con el marco
teórico-existencial de la Logoterapia de Viktor Frankl, gracias a lo
aprendido a través de la Logoterapia yo no me enojé ni con Dios, ni con
el vecino, ni con nadie por lo que me estaba pasando, la Logoterapia me
enseñó que debía convertir la pregunta ¿por qué? en ¿para qué? La
Logoterapia me enseñó a ver lo mucho que me había quedado, en lugar de
mirar solamente lo que había perdido. Pude ver todo lo que mi hija me
había regalado durante los 24 años que estuvo a mi lado y a no reducirla
solamente al momento de su muerte, aprendí a convertirla en el motor de
mi vida. Así como dije antes esa frase tan repetida como la de que mi
vida fue un antes y un después de la Logoterapia, también tengo que
decir que en mi vida también existe un antes y un después de la Escuela
de Vida.
APRENDÍ, es un
término que incorporé a mis exigencias diarias. “Aprendizaje”. Y entre
tantas cosas que aprendí, está la de reconocer que la vida es la que nos
interroga. Y, si bien la pregunta más esencial fue la
muerte de Marcela, la vida tenía prevista para mí otras. El 19 de
septiembre de 2005, sufrí una descompensación que me llevó a un estado
de coma, gracias a la intervención inmediata de mis familiares y a la
atención que me prodigaron en el Hospital Interzonal salí de esa
situación.
Así se descubre
que había sufrido un aneurisma cerebral y que debía ser intervenida
quirúrgicamente a la brevedad. El lunes 4 de octubre el Dr. Mendiondo
hijo toma la decisión de operarme, ya que no había opciones y así lo
hizo. (OPERACIÓN EXITOSA, 4 horas de quirófano, ETC. ETC., o sea que a
55
días de haberme detectado el aneurisma me encuentro entre ustedes
contando la experiencia).
A partir de esta
circunstancia, se impone otra vez el aprendizaje, que va mucho más allá
de todo lo relacionado con lo neurológico. ¿Cómo afrontar esta nueva
etapa de mi vida? Siempre hay dos caminos: reconocer las limitaciones
que me impone mi estado físico, instalarme en la rebelión, el enojo, la
impotencia, o a partir de estas limitaciones, sobre las cuales estoy
trabajando, “sacarles provecho”
y corroborar, como tantas veces lo he hecho antes, que la vida aún
espera mucho de mí.
Tengo que
reconocer que todo lo aprendido anteriormente fue un gran facilitador,
porque yo decidí el “SÍ A LA VIDA, A PESAR DE TODO E
INCONDICIONALMENTE”. Quienes me conocen saben que me expreso con
humildad, porque realmente paso por momentos de crisis, pero también es
cierto que la imagen del termómetro acude en mi ayuda y sé que para
poder cuidar mi cuerpo, estabilizar mis emociones y seguir dándome como
lo he hecho hasta ahora, acudo a lo que soy y le doy mucha importancia
al tiempo.
Aprendí a
aquietarme, porque ello contribuye a mi recuperación, me permite ver a
mis seres queridos que me rodean, posibilita que sea receptora de tanto
cariño, apoyo y energía que me llega a través de amigos y gente
solidaria, (lo cual agradezco infinitamente). En la celebración del
vigésimo aniversario de la fundación del Centro de Estudios de
Logoterapia expresé: “Todos los seres tenemos situaciones límite,
momentos de crisis, pérdidas, pasamos por el sufrimiento. La Logoterapia
nos enseña a capitalizar este sufrimiento, o sea, sacarle provecho a
este sufrimiento que no buscamos y que es inevitable. ¿Esto significa
que la Logoterapia nos enseña a ir endureciéndonos, a ir haciéndonos
insensibles? NO, todo lo contrario, la
Logoterapia nos invita a que nos humanicemos cada día, a ser mejores
personas, a ser solidarios, a actuar en cada circunstancia con sentido
trascendente. La Logoterapia para mí, es sinónimo de esperanza, porque
nos enseña que el gran valor es la vida, y lo más maravilloso, es que
nos enseña que está en nosotros el decidir decirle “SI A LA VIDA,
INCONDICIONALMENTE, A PESAR DE TODO Y EN CUALQUIER CIRCUNSTANCIA”.
La actitud
trascendente ante el sufrimiento no buscado nos da la ocasión de sentir
con el otro, de sentir compasión, de tal manera que podamos crecer y
colaborar desde el amor en el crecimiento del otro. Para ejercitar esto
tengo varios aliados prodigiosos como el optimismo, la sonrisa y la
esperanza, que me ayudan, además, a no impacientarme por todo aquello
que tengo que recuperar.
Por todo lo que ya mencioné, para mí LOGOTERAPIA es sinónimo de
ESPERANZA.
Tengo una
enfermedad: No soy una enfermedad.
Error: bendito
error que me ayuda a crecer.
Culpa:
Posibilidad de enmendar, de ejercer la humildad pidiendo perdón.
Fuerza indómita
del espíritu: Poder afrontar cualquier circunstancia por tremenda que
sea.
Sufrimiento:
aprender de él y convertirlo en mi maestro.
Por este convencimiento y para despedirme, quisiera compartir con
ustedes, y
ponerle mucho
énfasis, al párrafo sobre mis aliados.
El OPTIMISMO,
porque prima lo que SOY sobre lo que tengo (que ahora está disminuido
circunstancialmente);
la SONRISA,
porque redescubro con buen ánimo las cosas hermosas que me rodean y
disfruto de los gratos momentos con todos mis seres queridos
y la ESPERANZA,
porque sé que la vida aún espera mucho de mí y yo estoy dispuesta a
vivirla plenamente. SI A LA VIDA A PESAR DE TODO.
Buenas noches,
muchas gracias.
Testimonio de María de los Ángeles Barbieri de Cunill
Desde el año 1993, con muy pocas interrupciones, concurrimos con Juan,
mi marido, a Logoterapia. Nosotros, como muchos más, desde este mismo
lugar dijimos: “nuestra vida es un antes y un después de la Logoterapia”.
Lo que tuvimos muy claro desde el primero año fue que éste no es un
curso más donde venimos, nos instruimos con nuestro maestro Paco,
desciframos (con un poquito de esfuerzo) su letra del pizarrón, grabamos
y ya está. Si no lo hacemos vida, vida cotidiana, vida en cada
circunstancia, en ese caso SÍ lo transformamos en un curso más, y no
tiene mucho sentido concurrir.
En lo personal, fue este 2005 un año con fuertes vivencias. Nuestros
hijos, que tenían dificultades para tener bebés, quedaron embarazados
con diferencia de tres meses. Gran felicidad para todos. Pero la vida, a
Dios gracias, tiene matices y cuando mi nietita Catalina cumplía dos
meses y faltaba un mes para nacer Trinidad, me diagnosticaron cáncer
avanzado de ovarios. Después del primer impacto, vinieron las lágrimas,
los abrazos de los seres queridos, familiares y amigos. Mucha
contención, llamadas, presencia, oraciones, todo eso que fortalece
nuestro espíritu.
A mí desde el primer momento me resonaba en la mente una frase que Paco
dijo muchas veces este año: “Nuestra civilización vive de espaldas al
sufrimiento y a la muerte”.
Después de nuestra recorrida por cirujano y oncólogo tuve mi momento de
cobardía, pensando en el cambio radical que daban nuestras vidas y en el
sufrimiento de mi familia y propio, le dije a Juan: “me gustaría ser un
velador y apagarme en este mismo momento”. Él me respondió que me
comprendía pero que íbamos a afrontar, a ponernos en acción.
Yo creo en un Ser superior y a partir de ese momento sentí la fuerza
indómita de mi espíritu unida al Espíritu con mayúscula, tengo la
sensación de estar de pie y sostenida, literalmente, por todos lados. Al
despertar cada mañana elijo seguir en esta sintonía.
Estando en terapia intensiva, después de una operación muy difícil en la
que extirparon mis ovarios y parte de mi intestino con colostomía
incluida, pensaba mucho en el triángulo con la punta superior abierta
que Paco dibuja clase tras clase aplicando distintos temas y nos dice:
“Miren que esto es muy importante”. ¿Saben una cosa? Créanle y hagan los
deberes porque tiene razón.
Perdonen si voy a ser muy gráfica, pero es como lo viví y así quiero
transmitírselos. Cuando ví mi cuerpo con muchos tubitos y agujas, en el
lado izquierdo una herida de arriba abajo y del derecho una parte de
intestino asomando (al que conocía personalmente por primera vez) y
sentía mi mente impactada por los últimos días vividos, pensé recordando
el triángulo “menos mal que esto tan deteriorado (mi cuerpo y mi mente)
es lo que tengo, lo que soy, la parte abierta del triángulo, MI ESPÍRITU
está intacto, nunca enferma”. Comprendí tan claramente lo que dice Paco,
que no necesita creer en el espíritu porque lo VE.
Me di cuenta que haciendo uso de mi libertad, responsabilidad,
conciencia, solidaridad, amor, compromiso, es decir de lo que soy, era
elección mía quedarme mirando mi cuerpo o dejarme atrapar por el miedo o
la incertidumbre que mi mente en esta circunstancia podía generar. Elegí
autodistanciarme de mi cuerpo y de mi mente y buscar sentido, desde lo
que soy, a lo que me toca vivir.
Ahora es más fácil porque estoy de pie, pero en mi cama de terapia y
durante los 20 días que duró mi internación me las tuve que ingeniar,
porque no me podía mover. Encontré sentido recibiendo con una sonrisa a
todo el que entrara en mi habitación, en no quejarme, nada de porqué a
mí y sí ver y vivir el para qué a mí, dialogando con todas las personas
que me atendían. Con alegría comprobé que estas pequeñas acciones hacían
bien a los que entraban en contacto conmigo y a mí también.
En una de sus llamadas Paco me dijo que en estas circunstancias límite
uno crece o queda destruido. No había mucho que pensar, mejor crezco, me
humanizo, de lo contrario no sólo me destruyo a mí, sino que mortifico a
todos los que me rodean.
Quizá alguno de ustedes se preguntará ¿no tiene bajones, momentos de
tristeza, miedos, porque quizá (esto nunca se sabe), le puede quedar
poco tiempo de vida? Yo les contesto, sí los tengo, porque me gustaría
disfrutar de mi hermosa y ahora agrandada familia pero no me peleo con
mis miedos y bajones, que duran poquitos minutos y ni siquiera son todos
los días, porque practico la derreflexión y el desapego y lo más
importante, me pongo manos a la obra, si bien hay actividades que
todavía no puedo realizar, hay otras que sí: leer, contemplar la
naturaleza (nunca ví la primavera tan verde y hermosa como este año),
escribir esto que con mucho cariño estoy compartiendo con ustedes, una
rica comida, un llamado a alguien que lo esté necesitando.
Algo más antes de terminar, escuché en las preguntas de fin de clase a
jóvenes, padres, esposos con la inquietud de qué hacer para transmitir a
sus seres queridos lo que comenzaron a ver a partir de la Logoterapia.
Por experiencia propia les sugiero que simplemente vivan realizando
acciones con sentido trascendente en situaciones concretas y con el
tiempo van a poder ver en sus allegados actitudes diferentes.
Esto pudimos verlo con Juan en nuestros hijos a través del tiempo y en
la actitud tan logoterapéutica que asumieron ante mi enfermedad, actitud
que nos ayuda muchísimo.
Ahora sí finalizo: no hace falta tener cáncer para practicar Logoterapia,
si bien en esta circunstancia me permite aprender a revalorizar el
sentido del sufrimiento y vivir cada día en paz, por lo que doy gracias
a Dios. Recordemos que cada amanecer es una oportunidad para crecer,
realizando valores en cada pequeña o gran circunstancia que nos toque
vivir, cualquiera sea nuestra situación de vida. Como no es tarea fácil,
es que hace 12 años que los martes, a las 20.30 están destinados a
recibir la gota que humedece la tierra fecunda que somos para que
germinen las semillas de nuestras potencialidades, o si les gusta más, a
escuchar un despertador, ante su sonido podemos ponernos de pie y en
acción o apagarlo y seguir durmiendo, desde ya que cuando nos
despertamos recordamos que ya había sonado, nunca es demasiado tarde
para ponernos en acción.
ANA VUOSO DE BRETONES: Bueno, indudablemente que esta noche hemos
aprendido, estamos abiertos al aprendizaje de vida de todos nuestros
amigos que están aquí, que han compartido testimonio y han querido
cerrar de una manera vivencial el curso de Paco.
Fechas de las charlas de verano. Enero 16 (martes) y febrero 13
(martes), a las 19 horas. En la sala “A”, de este lugar, Biblioteca
Pública, 25 de Mayo esquina Catamarca.
Hay muchos de los presentes que me conocen y saben que tengo una
debilidad, porque ya la insinué, me emociono, lloro, entonces dejo de
decir un montón de cosas, ahora voy a llorar pero me van a tener que
acompañar. Dejo de decir un montón de cosas, y es justamente por eso.
Pero creo que es muy justo lo que voy a decir, hace un año aquí
escuchamos el testimonio de una gran mujer María de los Ángeles de
Cunill, una dilecta amiga nuestra, alumna de Logoterapia durante muchos
años, y yo quería introducir este pensamiento, no sé si llamarlo
homenaje, pero creo que sí.
En un Congreso de Logoterapia escuché el año pasado a un amigo, a un
disertante muy capaz, el Dr. Pareja Herrera, no sé si es de él la cita
pero lo mencionó, estaba hablando del tema del personaje y la persona,
de la teoría y de la vivencia, de la instrucción y de la sabiduría, y
dijo:
“Vive de tal modo que no te afanes en escribir muchos libros, sino que
tu vida inspire a alguien un libro”. Que tu vida sea la inspiración para
que alguien pueda aprender, creo que hay gente aquí, amigos que
conocieron a María de los Ángeles, una persona íntegra, honesta,
espléndida, hermosa que falleció de una enfermedad terminal, pero el año
pasado, en estos días, no recuerdo la fecha, estábamos en la clausura,
vivía con esperanza el proceso de su enfermedad. María de los Ángeles
falleció el domingo.
Decir que encarnó los valores de creación, de vivencia y de actitud creo
que fue un proceso fácil para ella porque ella era así, no desesperó, no
luchó sino que vivió hasta último momento y creo que Paco siempre dice
que en su vida hay un referente que es Norma, que es una chica que
también la acompañamos en los últimos momentos de su enfermedad, y aquí
mismo dijo: “estoy mal pero me siento bien”, yo creo que en la vida de
muchos de nosotros, por lo menos en la mía María de los Ángeles íntegra,
de principios, y está también Juan (su esposo) y sus hijos. Mariana me
dice el día de la despedida: “Ana quiero que sepas que mi mamá fue muy
buena alumna, pero también muy buena maestra”, y creo que eso es lo
rescatable. No me disculpo por llorar, pero creo que si compartimos las
alegrías y somos coherentes con los testimonios de vida, yo creo que
debía mencionar esto de María de los Ángeles, porque mucha gente no se
enteró y era un referente. Para la Escuela de Vida, ella ha estado con
los hogares de Belén, ha recogido y ha cuidado, en algunos casos hasta
un año a 17 bebés, y uno de ellos falleció, entonces fue como mamá, como
corresponde, como mamá a la Escuela de Vida porque necesitaba
alimentarse de los testimonios y del sí a la vida a pesar de todo,
porque ella había vivido ese proceso como la muerte de una hija y había
ido a acompañar a los papás adoptivos. Pero bueno, también María de los
Ángeles merece que la recordemos con muchísima alegría, con muchísima
belleza, porque ella era una mujer bella físicamente e interiormente.
Nada más.
Testimonios Cierre 2006
ALICIA RIZZO: Bueno, yo quisiera contarles un poquito, brevemente, en
qué me ayudó a mí la Logoterapia. De hecho no encontré aquí soluciones
mágicas a mis problemas, los sigo teniendo, pero sí las herramientas
necesarias para vivir de otra manera, con otros valores. Aprendí que es
necesario seguir viviendo y no durar, y no preguntarnos tanto ¿por qué a
mí?, sino ¿para qué? Y que a pesar de la severidad de nuestro destino
siempre se puede seguir adelante. A pesar de cada circunstancia que nos
haya tocado vivir, debemos llevar a cabo la tarea de ser en cada momento
más persona. Somos seres únicos e irrepetibles. Aprendí que yo sola debo
tratar de salir de cada dificultad. Si yo no pongo la fuerza del
espíritu, nadie vendrá de afuera para hacerme salir. Debo asumir
dignamente mi rol para así autotrascender. Por último, mi agradecimiento
a Paco por haber sabido trasmitir estas técnicas para la
autotrascendencia. Las técnicas fundamentales de la Logoterapia.
Por su claridad aunque, a veces, por temor a no ser claro es un poco
reiterativo. No importa, como él dice, esto deben saberlo ustedes muy
bien. Gracias Paco, y mi deseo es poder compartir con ustedes esta forma
de vivir y ser cada día más persona y que no decaiga nunca en nosotros
la fuerza indómita del espíritu. Nada más, muchas gracias.
IVANA PUCHETA: Brevemente voy a contar mi “ANTES” de la Logoterapia aquí
en Mar del Plata.
En la Facultad también fui bastante “rebelde” con las teorías que tenía
que aprender para ser psicóloga. Rebelde, porque las encontraba
limitadas y soberbias en sí mismas. Pero, afortunadamente, a través de
los grupos de espiritualidad a los que asistí en Córdoba (paralelamente
a la carrera), tuve la oportunidad de conocer a Frankl y la Logoterapia.
Sin embargo, fue poco lo que pude conocer en ese entonces. Así que
cuando arribé a Mar del Plata, decidí empezar este curso para
profundizar mi aprendizaje como psicóloga.
Pero, la sorpresa fue que, además de aprender como psicóloga, estoy
aprendiendo acerca de la “autopsicología” a través de la Logoterapia.
La Logoterapia hoy es para mí un “DURANTE”, ya que intento aplicarla a
mis situaciones cotidianas.
Aunque estoy en pleno proceso de aprendizaje (ya que hace 3 meses que
estoy aquí), puedo decir que me he enriquecido mucho…
Por ejemplo: Aprendí a poner en práctica mi capacidad de resiliencia, de
afrontar el sufrimiento desde una mirada optimista y principalmente
productiva.
Aprendí a distinguir entre cosas nimias y cosas importantes. Es decir,
frente a cosas que para mí significaban un mundo, hoy puedo minimizarlas
y darles su verdadero valor.
Aprendí a seguir potencializando mis partes sanas y a seguir
reconociéndome como un ser integral, que termina siendo un
ser-con-los-otros.
En este punto, quisiera mencionar de una manera muy especial al grupo de
derreflexión, porque por un lado me ayudó a seguir reconociéndome en
este ser integral y, por otro lado, me ayudaron a seguir desarrollando
el altruismo y profundizar en esto, a ver cosas de una manera positiva y
a saber afrontarlas, sobretodo de una manera positiva, por eso agradezco
de una manera especial a mi grupo de derreflexión, además a Paco por
enseñarnos estas clases.
Considero, por último, que estos logros sólo fueron posibles desde mi
dimensión espiritual y también a partir de disfrutar del auténtico
sentido de tal o cual situación en el presente.
MARÍA CRISTINA MESTRE: Paco pregunta ¿quién sos vos? Yo elegí
presentarme con un término maya, que utilizaban para saludarse “In
Lak´echt”, “Yo soy otro tú”…
Yo soy otro tú, única e irrepetible, igual que vos. Mi trabajo es
maravilloso, se trata de ayudar a personas a superar situaciones
problemáticas…, empecé a utilizar la Logoterapia. En mi tarea cuando
tomé conciencia, a través de las excelentes entregas de Paco, de que la
Logoterapia es obvia, la utilizamos sin saberlo.
Me parece justo, en honor a todos mis compañeros que hablan desde sí,
empezar haciéndolo y recordar hace más o menos diez años atrás qué tipo
de persona era yo, hundida en un mar de problemas físicos, con dolores y
enfermedades constantes, con sufrimiento, con amargura, mirándome el
ombligo y culpando a los que me rodeaban de todo ese inmenso
sufrimiento. Un día una amiga (nunca sabrá la ayuda que me dio) me dijo:
-“Cris, ¿porqué no te morís en un rinconcito, para evitar que tengan que
correr el cadáver para pasar?”. INTENCIÓN PARADOJAL.
Hice lo imposible por morirme, pero no lo logré. Una mañana dije:
-“quiero hacer algo por alguien”. Llamé al Hogar de las Misioneras de la
Caridad y me admitieron como voluntaria. Mi primer día allí fue tan pero
tan hermoso, que de la alegría lloré todo el camino de regreso a casa,
había podido ayudar a personas que tenían vidas terribles y que enfermas
estaban a la deriva, sin familia, sin recursos, a las cuales estas
monjitas les daban todo su amor y cuidados. ENCONTRÉ EL SENTIDO.
Pasado un tiempo, habiéndome separado y comenzado con estas charlas,
entendí la parte final, no es que el que era mi marido no me hubiera
traicionado, desvalorizado o lastimado, todo eso existió, todo el dolor
fue auténtico, pero ¿dónde estaba yo en ese momento?, permitiendo que me
traicionaran, que me desvalorizaran, que me dañaran y gracias a Paco
entendí que no sirve de nada la culpa, sirve actuar con RESPONSABILIDAD.
Hoy mi realidad es ésta, soy mejor persona, por ende mejor madre, amiga,
hermana, mujer y profesional y recorro este camino como todos, el error
me enseña, es aprendizaje y me alienta a seguir caminando por este
camino de la vida, con dolor pero sin sufrimiento. Cuando entrevisto a
persona como Erica en el Penal, con apenas 21 años de una vida tan
intensa y la escucho decirme:
-“Es lindo que a uno lo traten como persona”, o en partes de su relato
mostrarme las cicatrices de puñaladas que le fueran propinadas en sus
días de detención y ante mi cara de horror decirme: -“Está mal lo que me
hicieron, pero yo sabía lo que me podía pasar y lo buscaba”.
RESPONSABILIDAD.
“No quiero que mi vieja me vea más a través de una reja, no quiero verla
más enfermándose porque tiene una hija presa, voy a salir y nunca más”
(SENTIDO), hoy tiene ése, para salir de su situación, mañana puede
cambiarlo pero encontró el sentido.
Desde mi humilde lugar puedo hacer mucho además de ayudar, puedo tratar
de concienciar a tantos “genios eruditos” que hablan de problemáticas de
las personas en congresos y las consideran síntomas de problemas físicos
o emocionales a crisis existenciales como son los problemas de
adicciones, las depresiones noógenas, la bulimia y anorexia.
O cuando planean educación sexual en las escuelas dando clases de
biología, cuando pierden de vista que esa educación está dirigida a
personas, por pequeñas que sean, que no se aparean como los animales y
que tienen, por ser persona, esa otra instancia que los otros seres no.
LA EXISTENCIAL.
Maravilloso poder mirar al otro como otro tú, desde el lugar del médico
(no sólo un cuerpo es lo que tiene enfrente), desde el psicólogo (no es
sólo una pila de emociones).
Todo mi agradecimiento a Paco, que año tras año desde hace 24, viene
despertando personas que transcurren en vidas de sufrimiento a una nueva
vida tendiente a encontrarse como persona, a buscar los valores que
tenía olvidados, a buscar esa trascendencia que hace que yo no pueda
recordar a mi padre por las riquezas que me dejó sino por su ejemplo de
honestidad, bondad, solidaridad, que siempre tuvo en su vida, en una
sociedad que masifica y estupidiza persiguiendo el éxito, el poder y la
eterna juventud.
En el cierre del curso anual de Logoterapia del año 2006, pronuncié
algunas palabras como un homenaje a María de los Ángeles, quien falleció
el domingo 19 de noviembre del mismo año.
Entre otras cosas dije: “En un Congreso de Logoterapia escuché al Dr.
Pareja Herrera hablar sobre el tema del personaje y la persona, de la
teoría y la vivencia, de la instrucción y la sabiduría y compartió una
cita que dice: ´Vive de tal modo que no te afanes en escribir muchos
libros, sino que tu vida inspire a alguien para que escriba el libro´.
Pienso que esta cita bien puede referirse a la vida de María de los
Ángeles, una persona íntegra, honesta, espléndida, hermosa, que hace
apenas un año atrás vivía con esperanza el proceso de su enfermedad.
Encarnó los valores de creación, de vivencia y, finalmente, de actitud
con gran valentía y entereza, sin entrega, con alegría y con fe. Fue
acompañada por su esposo, hijos y nietos, y tantos amigos que la
quisimos y seguiremos queriéndola. Su hija Mariana, el día de su
despedida, me dijo: ´Ana, quiero que sepas que mi mamá fue una muy buena
alumna, pero también muy buena maestra´.
María de los Ángeles merece que la recordemos con muchísima alegría; su
integridad y belleza nos acompañarán siempre y será un referente de vida
para que nuestra vida siga el camino de la auto-trascendencia y del
crecimiento personal”.
Ana Vuoso de Bretones
XVII Congreso Argentino de Logoterapia
“La logoterapia frente a la violencia actual”
Dr. René Trossero
¿Algún chico nace sabiendo mentir? No. Se lo enseñamos nosotros. Cuando
el nene no quiere comer la torta de la abuela porque dice que está fea,
nosotros le decimos: -Callate, decí que está rica. “Piadosamente”, pero
les enseñamos a mentir.
Acepté la invitación, pero cuando me dijeron que tenía que hablar sobre
la violencia, no me gustó mucho el tema. Entonces, Oscar me dijo:
-Bueno, hablá sobre la esperanza. Y ahí me gustó más. Si no hubiera
venido, me habría quedado con ganas, porque en verdad me siento cerca de
ustedes. Aunque no me haya formado en una escuela logoterapéutica, he
leído todos los libros de Viktor Frankl, participo de su visión del
hombre y de la vida desde que me fui formando, y esto lo tengo metido
adentro más que lo que leí en la Universidad. Pero, además, en otros
encuentros me he sentido cálidamente cerca de ustedes; entonces tenía
ganas de venir y si no venía me quedaba con una pena, pero vengo con una
cuota de miedo... Pero tengo que serles sumamente sincero, porque no voy
a hacer ningún aporte científico. ¿Saben para qué vengo? Para cargarles
las pilas. Para que tengan ganas de seguir haciendo lo que están
haciendo, pese a la violencia destructiva que nos rodea.
Les quiero decir a ustedes lo que me digo a mí. Los viejos decimos la
verdad: Un montón de veces me desaliento. La sensación de desaliento me
pesa, a veces, horrores.
Cuando tomo el diario “La Nación” esta mañana y leo: 200 muertos, 700
heridos en el atentado de Rusia, el mundo en que vivo, yo digo: ¿Dónde
va a parar el hombre? ¿Qué vamos a hacer con la historia?
Muchas veces me desaliento y quiero cargarme las pilas para seguir
trabajando, porque no quiero dejar de creer en esto que hace años es en
lo que creo, es esto en lo que trabajo.
Yo voy a charlar con ustedes, sobre lo opuesto a la violencia, es decir,
sobre el amor. Sobre la otra cara. Sobre “eso” que porque falta está la
violencia. Somos violentos en la medida en que no nos amamos. Entonces,
eso es lo que me interesa tener entre manos delante de ustedes. El
objetivo es acompañarlos a ustedes en la tarea, que vuelvan a cargarse
las pilas como personas. Ustedes también son personas, que tienen que
vivir, igual que yo, en este momento. Y yo tengo ganas de decir, no
solamente dos palabras que le sean útiles a sus pacientes, sino a
ustedes. A ustedes, como las necesito para mí.
Voy a ir puntualizando para ser concreto en los pocos minutos que tengo
para hablar.
Primero. Dos palabras sobre la persona humana. Para mí la persona humana
tiene necesidades básicas irrenunciables, que son, fundamentalmente,
dos. Es una, dividida en dos. Vivir y alegría. Si ustedes conocen alguna
persona que no busca esto, es un fenómeno extraño. Los que vienen al
consultorio, cada uno viene con sus problemas, pero hay una música de
fondo que me dice “doctor me siento mal”. “No vivo contento”. Esa es la
música de fondo, está buscando la alegría, pero para tener alegría hay
que tener una base donde ponerla, que es vivir. Y la violencia de la que
todos ustedes hablaron estos días, que a todos nos apena, desde el
televisor, la radio, el vecino, el secuestro, etc., por un lado nos
quita lo primero, a muchos les quita la vida. A los que no los deja
nacer, a los que no los deja vivir porque los mata de hambre, es por
violencia. Se mueren de hambre los chicos en Santiago del Estero, en
Tucumán, en otros lugares del mundo y a los que vivimos, nos aquieta
enormemente la alegría. Entonces, yo tengo ganas de hablar con ustedes
sobre esa persona humana.
Toda persona humana, que va a un consultorio, va por eso, va porque
tiene ganas de vivir contento.
Segundo: Eso es “ontológicamente”, “antropológicamente”, “esencialmente”
eso es la persona. Ahora, históricamente, ¿qué pasa con eso? Lo acabo de
decir. Ustedes saben cómo nos matamos, ustedes saben cómo “no vivimos”,
cómo “no vivimos contentos”. Cómo vivimos amargados, dolidos, sin esa
cuota de alegría y felicidad que buscamos permanentemente. La violencia
es una expresión de eso, de esa realidad, que nos hace sufrir. Yo podría
mencionar hechos miles, pero no hace falta porque todos ustedes los
conocen, que confirma esto que yo llamo “la crisis humana”. Estoy
cansado de leer los diarios, escuchar el informativo, “crisis política”,
“crisis educacional”, “crisis social”, “crisis familiar”, “crisis
económica”, etc. ¿Por qué no somos sinceros? ¿Por qué no decimos la
verdad? Yo conozco una sola crisis: “humana”. Porque esto no nos pasó
por un fenómeno meteorológico, se nos cayó un planeta encima de la
Tierra, no.
La crisis económica es porque a mí me sobre en el banco el dinero que a
mi hermano le falta para comer. Y yo no se lo puedo dar hoy, porque
mañana me va a hacer falta a mí, y se lo tendré que pedir a otro porque
no sé si alguien me lo va a dar a mí porque me ama. Pero si supiera que
mañana alguien me va a dar para comer, hoy voy al banco, saco y le doy
al cartonero que está juntando papeles delante de mi casa. “tomá
hermano, andá a comer algo caliente”; eso vale la pena.
Es decir, cuando hablamos de crisis, me gusta decir, seamos sinceros:
“Crisis humana”. “Crisis adolescente”.
El otro día hablaba con mil educadores en Córdoba, así como había mil
educadores, yo decía: -¡Qué fácil nos resulta a todos, a ustedes que son
docentes decir!:
“La crisis de la adolescencia, porque son irresponsables”. ¿Por qué no
decimos la verdad? Los adolescentes no vinieron de Marte, los hicimos
nosotros.
¿Ustedes conocen algún adolescente que “inventó” la droga, el alcohol,
los boliches bailables? Eso lo hicimos los adultos y se los dimos a
ellos. Esa es una violencia destructiva. Bien. Entonces, puntualicemos:
Como personas necesitamos vivir y vivir alegres, y buscar una felicidad,
que yo sostengo, acá no se encuentra. Yo, de acuerdo a con mis
perspectivas de vida, la felicidad es una alegría completa y sin límites
y acá todo tiene límites; de acuerdo con mis perspectivas esperanzadas,
yo espero encontrar la felicidad después del “trasbordo”, que ya me he
muerto. Acá, mientas tanto, les confieso que he vivido contento siempre.
En las buenas y en las malas. No me han faltado pesares. Se imaginan, 76
años, 18 operaciones, 2 veces cáncer, los muertos que ya dejé en el
camino. Hubo motivos para dolerse, pero como sé adónde va, como aprendí
con ustedes, como dijo Viktor Frankl, que la vida tiene un sentido con
lo bueno y con lo malo; lo malo con lo negativo que me ha sucedido nunca
me destruyó. Quiero seguir viviendo. Bien.
Como tengo un poco de tiempo, me voy a permitir leerles algo que estuve
borroneando, con ánimo de escribir algún pequeño librito, como esas
cosas mías que ustedes conocen. Y le puse el título:
“¿Y si nos amáramos?”
“¿Qué pasaría si nos amáramos?”
No lo voy a leer todo, no hace falta, voy a saltear, pero quiero que
vean, si algún día sale el libro, ahórrense de comprarlo porque ahora ya
les cuento lo grueso.
En la introducción le digo al lector:
“Mi querido amigo, no sé si vives anticipadamente el cielo, amando y
siendo amado, o si vives anticipadamente el infierno no amando y no
siendo amado, porque para mí la alegría mayor consiste en eso, en amar y
ser amado”; de eso voy a hablar enseguida.
Se los voy a contar como cuento. ¿Saben por qué me gustan los cuentos y
las fábulas? Porque son como las caricias. Las cachetadas suaves que
hacen los enfermeros y los médicos antes de poner una inyección.
Comienzan suavemente, ta, ta, ta, ta, taaaaa ¡aplica la inyección!
Entonces, el cuento y la fábula tienen algo de eso. Uno dice: “Mirá qué
cuento interesante”, y después viene la moraleja y... ¡Tac! Te metió en
el alma una conclusión, una enseñanza, un precepto.
Cuento
Los gobernantes de todas las naciones de la Tierra se convocaron para
una reunión de trascendental importancia. Hartos e impotentes a la hora
de sufrimientos y de muerte que se causaban por la falta de amor entre
los hombres decidieron buscar juntos una solución. Y habló el gobernante
Clamor, haciéndose cargo de poner el profundo estado de sufrimiento que
soportaba la humanidad por la ausencia del amor que dejaba destapado un
espacio para la violencia.
-Porque no nos amamos, comenzó diciendo, nos hacemos difícil y penosa la
vida. Porque la única posibilidad para la vida plena y
satisfactoriamente humana es la convivencia compartida en el amor.
Porque no nos amamos nos mentimos, nos engañamos, nos robamos, nos
esclavizamos, nos secuestramos, nos violamos, nos explotamos, nos
mutilamos, nos matamos. Porque no nos amamos nos odiamos y nos
ignoramos, y millones de hermanos sufren y mueren por falta de
alimentos, de techo, de ropa, de escuela, de remedios. Porque no nos
amamos provocamos la guerra entre hermanos, destruimos nuestras
ciudades, dejando miles de muertos y miles de mutilados; porque no nos
amamos, etc., etc., etc.; la lista es interminable, que cada uno agregue
lo que quiera.
Porque no nos mamamos, queda claro, cruelmente claro que padecemos
sufrimientos incontables y la vida se nos hace difícil y dolorosa. De
modo que se hace evidente la urgencia de que tomemos las medidas que nos
conduzcan a una convivencia en el amor para que continuemos la historia
de la humanidad y nos la expongamos a su destrucción definitiva.
Aquí tomó la palabra el gobernante Desaliento, y dijo lo siguiente:
-Totalmente de acuerdo con la cruda descripción de la realidad, como
acabo de escuchar; pero, señores, antes de que tomemos medidas
precipitadas para revertir esta dolorosa situación, quiero que
reflexionemos serena y maduramente.
Señores, tenemos de tal modo organizada nuestra convivencia sobre el
supuesto de no amarnos, que si de repente nos decidiéramos a amarnos,
nuestra convivencia pasaría de ser difícil a “imposible”. Paso a darles
datos concretos, sin pretender agotar esta exposición de la realidad,
porque se trata de un desafío inalcanzable.
Si nos amáramos, porque no nos amamos nos pasa lo que nos pasa; si nos
amáramos no existiría la violencia. No habría guerras, por lo que
desaparecerían los ejércitos, los soldados, los cuarteles. Desarmarían
las fábricas de armas, de buques, de aviones, de tanques para la guerra.
Consecuencia: miles y miles de personas desocupadas.
Si nos amáramos, no habría delitos, desaparecerían los robos, los
asaltos, los crímenes, los secuestros, las injusticias, por lo que
sobrarían la policía, las empresas de seguridad; se cerrarían las
comisarías y las cárceles, sobrarían los abogados, los jueces, los
tribunales, la justicia, los juzgados. Consecuencia: miles y miles de
personas desocupadas.
Si nos amáramos, no se vendería el sexo sin amor. Se cerrarían los
prostíbulos, se acabaría con la prostitución, con la que paradójicamente
“decimos que hacemos el amor”. Resultado: miles y miles de personas
desocupadas. Hasta ahí analicemos las consecuencias.
Si nos amáramos, señores, no puedo continuar con el listado de
consecuencias, que sería interminable. Simplemente, repito: se los he
dicho, si nos amáramos, nuestra convivencia pasaría a ser, de repente,
de dolorosa y difícil a “imposible”. Sigamos con el refrán: “Más vale
malo conocido, que bueno por conocer”.
Aquí lenvantó su voz el gobernante Esperanza, y pidió hacer uso de la
palabra.
-Primero, les quiero responder a las dos propuestas que acabo de
escuchar.
El gobernante Clamor afirma que vivir, sin embargo, como lo estamos
haciendo, da como resultado una convivencia dolorosa y difícil y propone
que planifiquemos un cambio de rumbo.
El gobernante Desaliento, respondiendo al gobernante Clamor, afirma que
porque vivimos sin amarnos la vida se nos hace cruelmente dura; pero
agrega que si nos amáramos, la vida se nos tornaría imposible, porque
tenemos montada nuestra convivencia sobre la experiencia de la ausencia
del amor. Yo quiero dejar abierta la puerta a la esperanza, mostrando
que cuando nos amemos de verdad, la vida no dejará de ser difícil para
hacerse imposible, sino que compartiremos la alegría de amor y ser
amados, sin suprimir las penas y los dolores simultáneos en el camino,
pero descartando todos los sufrimientos evitables que nosotros nos
causamos por no amarnos.
Cuando nos amemos, todos los hermanos que quedarán desocupados por el
cierre de las fábricas de armas, aviones, busque, tanques para las
guerras y por la supresión de los ejércitos, tendrán lo necesario para
vivir dignamente, porque serán amados por sus hermanos.
Cuando nos amemos, todos los hermanos que quedarán desocupados por el
cierre de las comisarías, cárceles, etc., etc., etc., todo lo
negativamente anunciado, desaparecería.
Cuando nos amemos, señores, todo el dinero que invierte el Estado para
las guerras, las armas, las cárceles, las comisarías, la policía, y
tantos otros rubros que se hacen por el hecho de no amarnos, repito,
todo ese dinero estaría disponible para los hermanos necesitados; y
concluyó, señores: “cuando nos amemos, lejos de hacernos la vida
imposible, compartiremos la alegría más profunda que consiste en amar y
en ser amados”.
Yo termino preguntando: Esta misión de amarnos, ¿es una utopía? ¿Lo
asumimos como tarea? ¿Es un objetivo esperado y alentador de mi
esperanza? ¿Por qué insisto en esto? Porque de esto depende nuestra
manera de trabajar. En el mundo, en la historia.
Yo quiero terminar diciendo alguna cosa como ésta.
Primero: Para mí, vivir humanamente es convivir amándonos. Para mí,
educar, es enseñar a convivir amándonos. Para mí, está educada la
persona que ama, aunque sea analfabeta. El indio mapuche, que no sabe
leer ni escribir, pero en este momento está jugando su vida por sus
hermanos, es analfabeto, pero también está humanamente enriquecido con
la educación total. Y para mí, el genio que en Oxford, que en este
momento está inventando la vacuna contra la muerte, pero que no ama a
nadie, yo le envidio la genialidad de sus conocimientos, pero para mí de
educación no tiene nada. Ese es mi criterio, luego lo podríamos
conversar, porque yo no soy la verdad compactada.
Siempre le digo a la gente, cuando digo estas cosas: Cuando tenía 24
años yo tenía la verdad, se las quería meter como clavos en la cabeza.
Ahora que tengo 76, ahora que ya hace 50 años que soy un joven de 26,
ahora yo le digo a la gente: “Yo te cuento mis convicciones y las
confronto con las tuyas”.
Una convicción mía es esto que acabo de decir, que está educada la
persona que ama; educar es enseñar a convivir amando; y para mí, la
terapia es una tarea docente y educadora, ésta es mi convicción. Con
mucha más razón, una terapia en la línea de la logoterapia, que intenta
ayudar al otro a encontrarle un sentido a su vida, para la vida.
Entonces, esto para mí era muy importante, que ustedes se convencieran
de que es posible enseñar a aprender a amar.
Yo en un tiempo tenía tres grupos de terapia, ahora tengo uno solo; y
cuando alguien se va del grupo, generalmente lagrimea, se duelen, etc.,
etc.
Pero yo suelo cerrar con una cosa, saben: “Mirá Fulano, si te vas con
más falencias psicológicas que las que trajiste a mi consultorio, pero
aquí aprendiste a amar y aprendiste a ser amado y disfrutaste, yo no me
quedo contento porque te llevas los problemas psicológicos que trajiste
para resolverlos, aunque a veces también los llevan resueltos. Pero lo
digo para que entiendan cómo valoro el hecho del “amor”. El hecho de que
la persona ame. Para mí, cuando una persona ama está espiritualmente
sana. Yo eso lo puede incluir en un contexto de ciertas no expresiones
de salud mental o psicológicas; pero ahora viene lo más grave. Ojalá se
salve todo y tenga un equilibrio y tenga una salud ejemplar.
Cierro con una imaginación. Imagínense, que todos están rodeando las
orillas del mar. A sus pies llegan las olas del agua del mar. A tus
pies, a tus pies, a los pies de todos, a los míos y aparece un ángel que
nos dice: “Señores, éste es el agua que van a tener que beber de aquí en
adelante. Por favor, pongan la mano y pruébenla”.
Al unísono, decimos: “Ángel, esto no se puede tonar, esto es muy
salado”. Y el ángel nos dice: “Ustedes son tantos, yo les voy a dar a
todos, a los millones que son ustedes, un terrón de azúcar y otros
componentes químicos que hemos preparado en pequeña cantidad y ustedes
lo van a arrojar al agua”, y nos da a todos eso, para que quitemos ese
exceso de sal. Nosotros nos miramos, y uno dice: “No, ni loco, con un
terrón de azúcar qué voy a cambiar el agua del mar, yo me lo guardo en
el bolsillo y después me lo como”. El otro lo tira, otro también lo
tira. Después que tiraron los que tiraron y guardaron los que guardaron,
el ángel dice: “Prueben el agua”. Probamos el agua y la verdad es que le
decimos: “Ángel, sigue salada como antes”. Y yo creo que el ángel nos
diría: “Es mentira. Ustedes no tienen papila gustativa para advertir que
el agua no está salada como antes. El agua cambió. No estará todavía
agradable, habrá que cambiarla más, pero no está como antes”.
¿Qué quiero decirles con esto?
Que nosotros queremos cambiar al mundo, y es más o menos como volver
dulce el agua del mar. No lo podemos hacer de golpe. Pero todos los días
podemos hacer algo para cambiar el mundo.
Quiero que me entiendan, yo tengo algunas aspiraciones que me ayudan a
vivir.
¿Saben delante de cuántas personas estoy hablando hoy? Yo estoy hablando
frente a millones de personas, estoy hablando con vos, con tu marido,
con tu hijo, con tu nieto, con tus pacientes. Que nunca me van a ver la
cara, que ni se van a enterar de que existió el “viejo” Trossero; no me
importa. Yo estoy pensando en él, yo me estoy acordando de él y de ella,
y sé que si algo de lo que digo hoy carga tus pilas de terapeuta,
modifica tu visión de mamá, de papá, de hermano, de religiosa querida;
si esto ocurre, yo estoy cambiando, “no todo el mundo”; no, tan tonto no
soy, pero estoy cambiando el mundo, porque estoy cambiando a muchas
personas.
Querido amigos, un abrazo a todos; y, como suelo despedirme, deseándoles
buen viaje de ida; espero encontrarlos, como decía el Sr. Acevedo, en
alguna otra curva del camino, y si no, los espero a todos en la
terminal.
En el XX Congreso Argentino de Logoterapia (Buenos Aires, 14 y
15/9/2007), Ana V.
de Bretones y Francisco Bretones realizaron el
siguiente taller, que tiene como título:
“El sentido del sufrimiento: Meditaciones ante una
vela”
Vamos a reflexionar sobre un capítulo del libro “De la vida fugaz”,
escrito por la Dra. Elizabeth Lukas y el Dr. Claudio García Pintos, que
tiene como título “La cera se convierte en luz: meditación ante una
vela”.
Todo lo expuesto en el mencionado capítulo lo relacionaremos con las
circunstancias que nos llevan a vivir una situación límite, y la ocasión
que siempre nos da la vida de revertir los “¿por qué a mí?” en los
tantos “¿para qué a mí?”.
El sufrimiento no buscado es una ocasión para la autotrascendencia, pues
al apelar a la fuerza indómita del espíritu, nos permite “ver” y
“actuar” en cada circunstancia, con sentido.
La vela va a representarnos a cada uno de nosotros. Ella está compuesta
de cera (nuestro cuerpo y nuestra psiquis; lo que tenemos), y el pabilo
(nuestra dimensión humana, espiritual, noética; lo que somos).
La función de la vela es dar calor y alumbrar. Por ello, debe estar
encendida.
Consideremos varios casos:
1) La vela está entera, erguida y apagada, en un candelabro. Es el caso
de las personas que no se comprometen, viven en el presentismo,
exigiendo todo, la inmanencia es su estilo de vida. Están en la vida
“como de adorno”, porque no arriesgan un proyecto de vida. Hay ausencia
de sentido.
2) La vela está entera, erguida y encendida. Esa persona vive la vida
con sentido. Es exigente con ella misma, de acuerdo a su ser único e
irrepetible. Incluso, la vida no le ha presentado alguna situación de
conflicto que no haya podido afrontar. El proyecto de vida marcha sin
tropiezos.
3) La vela está quebrada, caída y apagada. Aquí se presenta la situación
límite (fallecimiento de un hijo u otro ser querido, enfermedades
terminales), cualquier circunstancia en que los “¿por qué a mí?” son
interminables y sin respuesta. Centrada sobre uno mismo, lo que se
impone es el sentimiento de pérdida total: “estamos partidos por el
sufrimiento, mi vida ya no tiene sentido”.
A esta situación le debemos añadir dos opciones:
a) Que el pabilo esté apagado: a pesar de las quebraduras, el
pabilo permanece inquebrantable. Pero la persona en esta situación no se
hace responsable de su vida, no es capaz de decidir encender la vela; o
sea, vivir dignamente el sufrimiento. El cartel de “víctima” es el que
tiene más a mano, para rumiar tanto sufrimiento y encerrarse en el
egoísmo, la culpa y el sinsentido.
b) Que el pabilo esté encendido: es el “a pesar de todo, sí a la
vida, incondicionalmente, ante cualquier circunstancia”. Se entiende que
las quebraduras se pueden ir soldando solas y únicamente si decide esa
persona encender el pabilo y vivir la vida desde el sufrimiento, pero
con autotrascendencia. En esta situación, se elige el cartel de
“protagonista” de su propia vida. La vela estará torcida, le costará
mantenerse erguida, pero cumplirá su función: dará luz y calor.
En la Escuela de Vida para Padres con Hijos Fallecidos, el tema del
sufrimiento es cotidiano, y el cuestionamiento acerca de la propia vida
y de la pérdida del sentido es la mochila pesada y agobiante que traen
los padres que llegan a ella. Este tema los ayuda a reflexionar y a
decidir, a partir de, qué postura tomar ante el sufrimiento no buscado.
Así, comprendemos que somos únicos e irrepetibles, y que “nadie vendrá”
a vivir nuestra vida por nosotros; debemos buscar el sentido de la vida
en cada circunstancia que ésta me presente. Siempre correremos el riesgo
de que la vela flaquee, pero debemos cuidar de que nunca se apague;
tener bien claro qué es vivir la vida como duración o como tarea. En el
primer caso, me empobrezco, me encierro en mí mismo y me identifico con
la situación que conlleva tanto sufrimiento. Si mi opción es vivir la
vida como tarea, me voy haciendo cada vez más humano, más persona. Esto
entraña desafío, coraje de vivir, autotrascendencia, solidaridad,
sentido de vida.
El sufrimiento puede hacer mella en nuestro cuerpo y en nuestra psiquis
(los pedazos de cera rotos); pero no en nuestro espíritu (el pabilo está
entero). De allí la fuerza indómita del espíritu de la cual nos habla
Viktor Frankl.
Como conclusión, deberíamos preguntarnos y responder auténtica y
sinceramente:
¿En qué condición está mi vela? ¿Por qué?
Si se halla apagada, ¿qué debo hacer para encenderla?
¿Reconozco que mi decisión libre de volver a encender la vela es la
única responsabilidad que tengo de soldar mis quebraduras?
“...Cuando la vida humana se consume como una vela, la cera se
transforma en luz. La cera es efímera; la luz es imperecedera. La fuerza
vital se convierte en sentido de la vida.
La fragilidad del ser humano, que se observa en las enfermedades,
impedimentos, daños físicos y psíquicos, afecta únicamente al organismo:
la cera. Adentro, oculta e invisible, se encuentra la espiritualidad del
hombre, su principio íntegro e inquebrantable: el pabilo. Una vida en la
que se cumple el sentido, resplandece más allá de sus fracturas...”
(obra citada precedentemente).
XXV Aniversario
Centro de Estudio de Logoterapia
El domingo 30 de septiembre de 2007 se
celebró el XXV Aniversario del Centro de Estudio de Logoterapia de
Mar del Plata “Viktor E. Frankl”, bajo el lema “25 años hacia la
búsqueda de sentido”. Por tal motivo se editó una revista en
homenaje al fundador y director de dicho Centro de Estudio, el Dr.
Francisco “Paco” Bretones. Parte de su contenido compartiremos con
nuestros lectores.
Plasmar en una sencilla página 25 años de una continua labor,
como es la difusión de los conceptos de la logoterapia de Viktor
Frankl, es un propósito que puede apabullar al más osado.
Pero el reconocimiento hacia el maestro, que tenemos los alumnos de
sus clases y los componentes de la Escuela de Vida, hace que
encaremos esta pequeña y humilde tarea con entusiasmo más que con
aptitudes.
Cantidades enormes de tinta y papel han querido destacar la labor
del maestro, pero nunca será suficiente cuando se le brinda a dicha
misión la condición de compromiso con el prójimo, con la sociedad y
con la vida.
La salud somática tiene importancia, pero no la tiene menos la
psíquica y la espiritual, siendo esta última el centro del
compromiso
de Francisco Bretones.
Señalar el camino hacia el sentido de vida, acompañando al buscador
e indicándole la gama de valores a emplear, encontrar la sabiduría,
aprendiendo a saborear la vida y explicándole que no se tiene
libertad
y responsabilidad, sino que somos libres y responsables, lleva como
único
fin enriquecer la existencia.
Llevar al hombre común de la calle tanto conocimiento, requiere
condiciones humanas rayanas al apostolado.
Comunicar una filosofía de vida, en un lenguaje accesible al común,
conlleva exigencias que, en la cultura que nos toca vivir, no cuenta
con
resonante eco, tiene sus dificultades y tropiezos.
Ningún
escollo
ha sido lo suficientemente fuerte para detener su tarea.
Cierto es que cuenta con Ana, compañera inseparable e insustituible
que apuntala con amor y mucho trabajo todo lo realizado y por
realizar.
Frankl ha dicho que su sentido de vida consistía en ayudar a otros a
encontrar el sentido de sus vidas.
Un continuador de la obra frankliana, lo tenemos aquí, en Mar del
Plata, en nuestro país, y puede estar seguro el querido “Paco” que
con su modo de ser sencillo y cariñoso continúa la labor comenzada
por el genial austríaco.
Esta publicación es un modesto, pero entusiasta mensaje de
esperanza, y el compromiso de continuar con la difusión de la
logoterapia por muchos años más.
Leopoldo Branderiz.
Presidente de la Comisión de Fiestas
Reseña biográfica
Francisco “Paco” Bretones Morata nació en la noche del 31 de
diciembre de 1929 en Sabadell (Barcelona), España. Sus padres
fueron Francisca Morata y Francisco Bretones. Fue el mayor de
ocho hermanos, cuatro fallecieron siendo muy niños y los
restantes
en la edad adulta.
A los 11 años ingresó en el Seminario de Barcelona para cursar
la carrera eclesiástica, recibiéndose en la Universidad
Gregoriana (Roma, Italia) de licenciado en teología.
En 1956 llega a nuestro país, y en las localidades de Villa
Adelina, Necochea y Maipú (provincia de Buenos Aires) despliega
su tarea sacerdotal.
En Maipú reside durante cinco años y comienza su labor docente
en el Instituto “Mauro Golé”, en cuya construcción participó de
una manera muy activa, pidiendo colaboración a todos los
habitantes y vecinos. Dotado de una voz privilegiada, desde muy
joven su registro de tenor
le permitió cantar en numerosas
festividades.
En el Instituto “Francisco de Paula Robles” de Dolores estudió
el profesorado de historia.
En 1965, el entonces obispo de Mar del Plata, monseñor Dr.
Enrique Rau, lo traslada a nuestra ciudad. Aquí lo nombra
capellán del Hospital Interzonal General de Agudos y docente en
la Universidad Católica de Mar del Plata (Facultades de
Humanidades, Derecho, Ciencias de la Salud, Escuela de
Teología).
Una vez instalado en Mar del Plata desarrolla su tarea docente
en distintos institutos y colegios privados y estatales;
en la Escuela de Turismo de la Universidad Provincial de Mar del
Plata. Más tarde, en la Universidad Nacional
de Mar del Plata.
En 1968 fundó el Instituto de Psicografología, del cual es
director y docente y cuya actividad continúa en la actualidad,
con un enfoque humanístico y trascendente.
La Universidad Argentina “John F. Kennedy” le otorgó el título
de licenciado en psicología y doctor en psicopedagogía.
Una vez solicitado y otorgado el estado laical por el Papa Paulo
VI, el 19 de septiembre de 1974, contrae enlace con
Ana Vuoso en la Parroquia San Pío X, y comienza el desafío de
formar una familia. Nacen Francisco Eduardo,
Sergio Lucas y Ana Laura, quien fallece dos días después de
nacer. Este hecho existencial tremendo convoca al matrimonio
Bretones a fundar en Mar del Plata, el 9 de noviembre de 1991,
la filial “Re-nacer”, hoy “Escuela de Vida para Padres con Hijos
Fallecidos”. Acompañan en esta tarea alumnos del Centro de
Estudio de Logoterapia de
Mar del Plata “Viktor E. Frankl”, siendo el lema del grupo de
ayuda mutua: “Sí a la vida, a pesar de todo” y su marco
teórico-existencial, la logoterapia de Viktor Frankl.
Pasados los años, Sergio contrae enlace con Paola Junker, de
cuya unión nace Santino Bretones, hoy el eje de toda la familia,
manifestación del milagro del amor.
En 1982 funda el Centro de Estudio de Logote-rapia de Mar del
Plata “Viktor E. Frankl” y centraliza desde el mismo todo “su
ministerio de la palabra”.
Con el correr de los años, la acción docente se irradió desde
Mar del Plata hacia Balcarce y Necochea, formando también
Centros de Estudio. Durante varios años “se preparó el terreno”
para que la semilla del pensamiento de
Viktor Frankl germinara en cada uno de los que aceptaran el
desafío de vivir la vida como una tarea autotrascendente.
Buceador de lo humano del hombre, pone al alcance del “hombre
común de la calle” todos los conceptos de Viktor Frankl y su
logoterapia, y hace suyas las palabras del maestro: “El sentido
de mi vida es ayudar a otros a que
encuentren el suyo”.
Francisco Bretones es autor de cuatro libros, pu-blicados por la
Editorial “San Pablo” y que pertencen a la Colección “Noesis”.
El primero de ellos es “La logoterapia es obvia” (1995), y el
primer ejemplar fue enviado al Dr. Frankl, quien le responde a
“Paco” con la siguiente nota:
Viktor E. Frankl. M. D., Ph. D.
1 Mariannengasse
Vienna, Austria 1090
Telephone 42 64 36
14 de noviembre de 1995
Querido profesor Bretones:
Muchas gracias por su atenta carta del 4 de noviembre de 1995 y,
particularmente, por enviarme su libro.
Como estoy sufriendo de degeneración macular, como usted debe
saber, y debido a ello severamente disminuida mi visión, no pude
resistir la tentación de comenzar de inmediato a leer su libro.
Y estuve hondamente impresionado por su profundo conocimiento de
lo que la logoterapia significa. Pero a todo esto, su trabajo es
una contribución inmensamente importante para un posterior
desarrollo de la logoterapia. Pequeña maravilla: entre más de
140 libros que explícitamente han sido publicados (usando la
palabra “logoterapia” en su mismo título) por otros autores,
sobre el mismo tema, el suyo es uno de los más innovadores y
creativos. Esa es mi evaluación sincera.
Con respecto a la Dra. Lukas, la tengo en la más alta estima.
Ella fue, a comienzos de los ´60, una de las primeras en apoyar
la logoterapia, y la primera que contribuyó a la literatura
respectiva al elegir, por primera vez en la Universidad de
Viena, la logoterapia como tema para su tesis doctoral.
Una vez más, mi gratitud sincera, y mis mejores saludos también
para mi amigo el Dr. Oro, y mis mejores deseos para usted y la
señora Bretones.
Cordialmente
Viktor E. Frankl
Un enérgico “¡Usted debe escribirlo!” se escuchó a través del
teléfono la tarde del 1° de agosto de 1996 en la ciudad de Roma
(Italia).
“Paco” Bretones hablaba con el Dr. Frankl interesándose por el
estado de su salud y le expresaba tibiamente su deseo de
escribir otro libro.
El maestro, si bien pasaba por un período de salud precaria,
manifestó con toda su energía el mandato y así “nació”
“Logoterapia: apelación a la vida como tarea”, al que le
siguieron: “Logoterapia: la audacia de vivir” y “Logoterapia:
camino a la autohumanización. Salir, Servir, Sentido,
Sabiduría”.
“El hombre común de la calle”, como denomina “Paco” Bretones a
todas aquellas personas que no tienen un conocimiento previo de
logoterapia y se contacta con su contenido a través de los
cursos anuales y las charlas de verano, puede expresar su
testimonio de vida, en algunos casos confirmando “la obviedad” y
en otros expresando “mi vida es un antes y un después de las
clases de logoterapia”, en la jornada del cierre del curso cada
fin de año. También lo hicieron en el IX Congreso Argentino, I
Encuentro Puntano (San Luis), en el XIV Congreso Argentino, en
Mar del Plata, y en la Universidad de La Matanza.
“Paco” Bretones ha participado y expuesto trabajos en todos los
Congresos Argentinos, Encuentro Mundial, Encuentro
Latinoamericano de Logoterapia, en el país, así como también en
Uruguay y México, y ha fomentado la concurrencia a los mismos de
los alumnos del Centro de Estudio.
Así, hemos tenido la gran ocasión de conocer y escuchar al
doctor Viktor Frankl, a la Dra. E. Lukas, al Dr. Eugenio
Fizzotti, al Dr. Omar Lazarte, a la licenciada Leticia García y
a tantas personalidades de nuestro país que nos demostraron, en
cada uno de estos acontecimientos, la vigencia y la necesidad de
vivir y divulgar el pensamiento de Viktor Frankl.
En 1999, el Centro de Estudio, juntamente con la Fundación
Argentina de Logoterapia “Viktor E. Frankl”, organizó en nuestra
ciudad el XIV Congreso Argentino, que contó con la cálida y
grata presencia de la Sra. Elly de Frankl y su nieto Alexander
Vesely.
El “Sí a la vida, a pesar de todo, incondicionalmente ante
cualquier circunstancia” es el motor de la acción de la Escuela
de Vida para Padres con Hijos Fallecidos, que tiene el marco
teórico-existencial de la logoterapia de Viktor Frankl, y que
funciona como grupo de ayuda mutua desde 1991.
La apelación que conllevan esas palabras ayuda a todos quienes
viven la experiencia de vida más profunda, como es la muerte de
un hijo u otro ser querido. Ellos manifiestan:
“Sí a la vida implica reconocer que la vida es el supremo valor;
que no es lo mismo durar que existir; duran las cosas. El ser
humano tiene la obligación de existir, de ir haciéndose cada
día, cada vez más persona. Y la Escuela de Vida nos enseña que
ninguna circunstancia, por tremenda que sea, nos podrá eximir de
la responsabilidad de construir nuestra propia vida.
Sí a la vida significa que, lejos de considerarnos víctimas
merecedoras de un tremendo castigo, debemos ser protagonistas de
nuestro propio destino y proyectarnos hacia los otros y así
transmitir y vivir un mensaje solidario y esperanzador que nos
llevará a la autotrascendencia.
Sí a la vida quiere decir que dependerá solamente de nosotros
decidir tomar las herramientas que pone a nuestra disposición la
Escuela de Vida, para que podamos recorrer el camino hacia la
búsqueda de sentido, reconocernos únicos e irrepetibles, acudir
a la dimensión espiritual o humana para aceptar que no somos
enfermos a causa de la muerte de un hijo y poder vivir con
dignidad el sufrimiento no buscado, poner en práctica el verbo
logoterapéutico por excelencia, como dice ´Paco´ Bretones:
´Salir´. Salir de nosotros mismos, ponernos al servicio de los
otros y así encontrar el sentido a cada circunstancia que nos
presenta la vida.
Todos los integrantes de la Escuela de Vida sabemos de este
desafío: es un desafío personal
(´Nadie vendrá a vivir mi vida
por mí´) que se proyectará hacia todos los que nos rodean. Si
queremos
ser referentes de la vida a partir de la muerte, la
solidaridad, el compromiso, la responsabilidad, la alegría,
el
amor y la esperanza nunca deberán faltar en nuestro quehacer
diario”.
El Centro de Estudios de Logoterapia de Mar del Plata siempre se
sintió honrado por el reconocimiento y la colaboración de todos
los integrantes de la Fundación Argentina de Logoterapia “Viktor
E. Frankl”.
Su presidente, el Dr. Oscar R. Oro, el Dr. Jerónimo Acevedo, la
Lic. Marta Vigo de Hernández, el Dr. Alberto de Juan, el Dr.
Juan Alberto Etcheverry, y tantos amigos integrantes de la
mencionada fundación, han alentado esta tarea docente que
comenzó hace veinticinco años y se vivifica cada día gracias al
despertar de quienes se acercan al pensamiento de Frankl.
Testimonios
Julieta Scaramuzzino Díaz
Queridos amigos lectores hola yo me llamo Julieta Scaramuzzino
Díaz, tengo 28 años de edad. Nací el 21/9/1979, el día de la
primavera, en Miramar, en La Ciudad de los Niños y soy del signo
de Virgo.
A los 6 años comencé en una escuela especial, que se llama 513,
hasta los 18 años. Después por intermedio de una prima de la
abuela, empecé a concurrir a CEMID, Centro de Día para la
Integración del Discapacitado, ahí estuve 9 años de mi vida,
como me cansé, por decisión propia me fui para comenzar en el
Instituto “Sol Creciendo”.
“Sol Creciendo” es mi segunda familia, tengo muchos amigos que
me cuidan y me quieren y les agradezco por compartir su tiempo
conmigo y sus cosas que para mí son muy importantes, a pesar de
que hace poquito que voy me siento muy bien y era lo que yo
quería para mí.
Hace cuatro años murió mi mamá, me llevaron a la Escuela de Vida
para Padres
con Hijos Fallecidos, y ahí conocí la logoterapia y comencé a ir
todos los martes, desde hace cuatro años al curso de logoterapia,
y a mí me ayudó a relacionarme con otras personas y me demostró
que se puede ver a mi alrededor y descubrí que se puede a pesar
de todo, y a no rendirme por nada, me ayuda a ver de otra
manera las cosas, mi vida y mi interior cambió, yo no soy la
misma de antes. Una se da cuenta y cambia y crece y valora.
Aprende y piensa y trasciende y el sentido despierta. Como
persona cada día aprendo a valorar más todo, mi vida y la de los
que me rodean es mucho mejor. La logoterapia a mí me cambió mi
vida, para mejorar y cada año aprendo algo nuevo de los cursos
de logoterapia y mi mente y mi corazón y mis oídos están más
abiertos que nunca y también cambié mi escala de valores y mis
sentimientos ya no son los mismos. La logoterapia es un
despertador de conciencia y me ayudó a despertar y a caminar y
a elegir el camino correctamente. La logoterapia es una salida
muy buena y positiva para despertar y sacar todo lo que tengo
adentro mío y que está dormido.
El que está dormido no sale y se queda muy solo y ahora sí yo
creo que hay un camino de esperanza y de luz sólo hay que elegir
el camino correcto y caminar, siempre mirando hacia adelante y
nunca hacia atrás, y la logoterapia me ayudó a trascender día a
día como persona y con los demás. También La logoterapia es la
mejor medicina que hay en este momento para todos nuestros
males.
Yo conocí la logoterapia gracias a Paco Bretones, gracias por
enseñarme que la logoterapia existía y gracias a él conocí a
Víktor Frankl. La logoterapia tiene mucha riqueza espiritual por
descubrir y sólo depende de nosotros. Yo creo que la logoterapia
es para todas las personas. La logoterapia es un despertador de
conciencia y sentido.
La logoterapia es una semilla que hay que cuidarla para que
nazca un germinador. Y cada uno tiene esa fuerza indómita del
espiritu, que si nosotros queremos esa fuerza sirve para tratar
de sacarla hacia fuera.
Pablo Tedrós - Agosto de 2000
Quienes creen que por tener conocimientos de logoterapia están
salvados, creo que se equivocan, pues el gozo de esta doctrina
no está solamente en su conocimiento, sino en su aplicación
práctica. “Dios no se complace en aquellos que conocen la Ley,
sino con los que la practican”. Axioma válido para cualquier
doctrina de contenido humanista.
Y aquí se impone la pregunta: ¿es fácil vivir
logoterapéuticamente? No. Siendo una filosofía antropológica y
aplicándola para el mejor entendimiento de nuestro ser profundo,
nos encontramos muchas veces con la tentación de rechazarla ante
el temor de descubrirnos en nuestro ser más íntimo. Postura ésta
equivocada, ya que al ir descubriéndonos afloran nuestros
equívocos y falencias y es ésta la gran oportunidad para
corregir el camino de penumbras que ahora comienza a iluminarse.
Recién ahora estamos en condiciones de afirmar que la
logoterapia pueda salvarnos.
Aceptada estas premisas podemos afirmar que se ha abierto la
brecha a la gran aventura de nuestra transformación para
elevarnos, en la medida de nuestra voluntad, a ser cada vez más
humano, pero no para nuestro regocijo personal, y mucho menos
para alimentar nuestra vanidad, sino para accionar
trascendentalmente a mis semejantes.
La logoterapia nos muestra los valores en una dimensión que
antes no supimos apreciar.
Si tomamos un valor determinado: la verdad, y trasladamos su
aplicación a cada instante de nuestras vidas, acompañado con lo
que ya dijimos, inspirado en el mejoramiento de nuestro ser
profundo, nos daremos cuenta que transitar su camino es menos
difícil que antes, y al vivir en la verdad, vamos sintiendo sus
efectos liberadores, pues nada más esclavizante que la mentira.
Pero una cosa es transitar alejados de la verdad y cargando
sobre nuestras espaldas la responsabilidad de encubrir la
mentira -que lamentablemente mañana necesitará de otra mayor
para seguir subsistiendo- que aceptar la falta y concientizarla.
En el primer caso, nos encontramos inmersos en una actitud
esclavizante, mientras que en el segundo, se abren las puertas a
la antesala de la liberación.
La lectura de la logoterapia es siempre lectura de revelación
permanente, pues nos lleva a jerarquizar en grado sumo nuestra
identidad y su consecuencia inmediata se traduce en la
modificación de nuestra conducta. El estar inmersos en la
logoterapia y enriquecidos por un conocimiento maduro de esta
doctrina, nos permitirá ir saboreando de a poco la hermosa y
gran aventura de la vida.
El hombre reflexivo puede sentir o intuir una cierta
incertidumbre (que no siente el hombre que no piensa) ante la
posibilidad de descubrirse a sí mismo. Tal vez sea oportuno aquí
decir que la aceptación de nuestros errores no es para
enloquecernos, sino para saber cómo viviremos. Es importante
tener en cuenta que ante el reconocimiento de nuestros errores
se ilumina nuestro camino y aparece la gran posibilidad para el
enriquecimiento de nuestra personalidad, haciéndola más humana.
No se debería temer al reencuentro consigo mismo, ya que si bien
puede ser tarea dolorosa, debemos recordar que somos hecho a
imagen y semejanza de Dios y, por consiguiente, iremos al
reencuentro de lo mejor que somos.
Es importante conocer y accionar a fondo, entre otros, este
concepto, pues nos permite ver la gigantesca dimensión humana,
ya que al estar en la permanente búsqueda de nuestro ser
profundo nos enfrentamos ante el gran misterio que es el hombre.
Stella de Abdala (Necochea)
Bretones: Vientos de España lo arrimaron a estas costas... No
pudo hacer todo lo que se propuso solo. Necesitó de Ana, su
compañera. Ni siquiera se animó a imaginar el desequilibrio, la
desestabilización que logró infundir entre todos los que lo
escuchamos. Su convencimiento profundo, sus vivencias sinceras
contagian...
Sus gestos, su voz, su accionar tangible crean en nosotros sus
amigos-alumnos la necesidad imperiosa, difìcil de proponernos
ver lo importante de la vida, de otra manera: Salir, buscar,
dar, “ser persona”, ganarnos un lugar como hombres y mujeres,
trascender, Siempre... ¡Hasta que duela!, como asevera nuestro
querido “Paco”.
Mario Rusos
Hacia mediados de marzo de 1994, nos mudamos con mi familia
desde la provincia de Córdoba hacia Mar del Plata, en una
decisión que tomamos meses antes. Veníamos con nuevos proyectos
y recientes dolores. Hacía un año habíamos participado de la
fundación del grupo de autoayuda para padres que pedieron hijos
(Renacer, hoy Escuela de Vida). Una vez en Mar del Plata,
decidimos contactarnos con el grupo marplatense, para lo cual
poseía la dirección de un tal “Paco” Bretones y su esposa Ana.
El encuentro con ellos fue muy emotivo y marcado por la fuerte
impronta de Paco, su torbellino de frases expresadas a viva voz.
A las horas ya estábamos integrando el grupo y colaborando con
la coordinación de la reunión. Semanas más tarde ya tomaba parte
de las clases de logoterapia en la Biblioteca Municipal,
invitado por él, debido a que dicha escuela de psicología era el
marco teórico en el que se desarrollaban nuestros encuentros.
Meses más tarde, después de “deglutirme” la bibliografía
existente sobre logoterapia, comencé a organizar clases en mi
casa para los padres del grupo que no acudían a los cursos de
Paco. Esa práctica despertó en mí una vocación: la docencia; y
el análisis de la logoterapia me llevó a cursar una carrera:
filosofía.
De modo que entre los agradecimientos que debo expresarle a
Paco, y por extensión a Anita, está el hecho de haber provocado
el nacimiento de mi vocación docente por la filosofía.
Con el tiempo, hemos desarrollado una amistad y una afinidad que
encuentra en la problemática del “ser humano” el nudo de
nuestras comunes preocupaciones y desvelos.
Hoy, cuando sus fieles alumnos, a quienes comparto en el curso
de filosofía y cine que dicto en la Universidad, me piden que
escriba algo a modo de homenaje, lo hago sin dudarlo. Sabiendo,
a pesar de todo, que él es bastante reacio a este tipo de
manifestaciones. Pero el tributo, bien vale la pena. Hasta su
incomodidad por este homenaje vale la pena.
El doctor Bretones, nuestro querido “Paco”, es el vocero más
auspicioso que tiene la logoterapia en la Argentina, en el
sentido de haber instalado dicha disciplina en el ámbito de lo
cotidiano, en la existencia común del hombre y de la mujer,
responsables de descubrir el sentido en sus vidas.
Paco no sólo transmite su conocimiento por esta disciplina,
sino, lo cual lo hace más valioso, contagia, irradia; y cuando
lo anterior no alcanza; insta, exige.
En una época marcada por el carácter hedonista de nuestra
cultura, la presencia de “los Paco Bretones” es necesaria e
imprescindible. La confusión en que ha caído el ser humano debe
encontrar aquellos “nortes” que permitan, al menos, reconocer
las causas de tanta confusión.
No es mi intención llevar a Paquito al extremo de un valor
piramidal, esto es aquel que todo remite hacia él, perdiendo así
el carácter de único e irrepetible de cada persona. No obstante,
quiero expresar nuevamente mi gratitud y el reconocimiento de
quien hace de su existencia una misión de vida, y que haya
provocado en muchos, entre los cuales me incluyo, adhesión y
entusiasmo por el tránsito de vidas con sentido. Un abrazo.
La logoterapia vivenciada siempre es escuela de
vida
México, junio de 2003
Estamos más sanos de lo que pensamos y podemos más de lo que
creemos. Con esta verdad sentí mi vida impactada hace algo más
de 50 años -hoy tengo 73- cuando por vez primera leí
“Psicoanálisis y existencialismo”, que me gusta considerarlo
como la Biblia de la logoterapia. En estos últimos años, Eugenio
Fizzotti me dijo que la lectura de este libro debía siempre ir
acompañada de otra obra de Frankl que a mí me gusta decir que es
la joya de la logoterapia: “El hombre en busca de sentido”. Con
la lectura de ambas obras, el impacto vivencial es mucho mayor.
Experimenté en aquel momento lo que muchos años después
escribiría Frankl prologando el primer libro de Eli-zabeth Lukas,
cuando decía que la lectura de un libro de logoterapia ya es
logoterapia.
Una simple experiencia personal. Cuando alguien me pide por
teléfono que quiere hacer terapia conmigo, infaliblemente le
digo que primero lea el libro “El hombre en busca de sentido”, y
después nos veremos. Es muy frecuente que la gente me diga
después de haberlo leído: “Doctor, ya no preciso verlo”. La
lectura de un libro de logoterapia ya es logoterapia.
Así entró la logoterapia en mi vida. 1953. Ese es el año.
Estudiante de teología en la Universidad Gregoriana de Roma. Un
bajón existencial que me desestabilizó bastante, me hace acudir
a uno de los profesores de la Universidad, a quien siempre
recordaré con respeto, cariño y veneracion, el P. Hürt,
austríaco como Frankl y, como él, también sobreviviente de
Auschwitz. Es muy probable que se hayan conocido.
Apenas me oyó, no titubeó. Me alcanzó un libro. “Todo lo que
necesitas y estás buscando lo encontrarás aquí”. El libro era
“Psicoanálisis y existencialismo”. Éstas fueron sus palabras:
“Léelo y medítalo, pero no lo analices, ni lo critiques.
Simplemente léelo y vívelo”.
Un libro de logoterapia ya es logoterapia. Muchos años más tarde
lo dirá Frankl. En aquel momento, sin saberlo, yo lo estaba
experimentando.
Primero lo experimenté en mí. En estos últimos 20 años lo vivo
experimentando en muchas personas.
“Psicoanálisis y existencialismo”, “El hombre en busca de
sentido”, dos libros, como dice Fizzotti, no se deben separar.
El hombre común de la calle, a quien yo me dedico
fundamentalmente, con la simple lectura de estos dos libros
experimenta una auténtica revolución en su vida. La casuística
sería enorme. Tres ejemplos nada más. “Cuánto me ha servido el
ejemplo del Frankl prisionero”. “Aquí tengo mucho tiempo a mi
disposición. Puedo leer y pensar. Mi madre me trajo dos libros
que recomiendan en los cursos de logoterapia: `Psicoanálisis y
existencialismo` y `El hombre en busca de sentido`.”
Un ama de casa, Natalia. “Me fue imposible terminar el curso de
un año de logoterapia, pero lo que oí más la lectura de dos
libros que ahí recomiendan mucho me han cambiado la vida. Ya la
monotonía de mi vida diaria no me aplasta”.
Ramón es un padre de la Escuela de Vida para Padres con Hijos
Fallecidos. “En la escuela oigo mucho hablar de logoterapia y me
hace mucho bien. Pero comprando los libros de Frankl, recomiendo
su lectura a todo el que pueda. Su lectura me hace bien. Aunque
reconozco que hay libros que me cuesta algo entenderlos”.
Como les dije, me podría pasar horas narrándoles testimonios
como estos.
Denominador común. Han hecho obvia la logoterapia en sus vidas.
¿Y qué es lo obvio de la logoterapia? Que el hombre,
esencialmente, es espíritu que tiene dos acompañantes de ruta:
el cuerpo y la psiquis. A estos los vemos, los palpamos, los
sentimos. ¿Cómo se manifiesta la espiritualidad en el hombre?
Por la libertad, la responsabilidad, la conciencia, el amor, el
compromiso, la solidaridad. Son los elementos a través de los
cuales nos vamos haciendo hombres. Nos vamos humanizando. El
espíritu se va manifestando en el hombre a través de la
concientización de esa manifestación. De ahí la necesidad del
sentido para hacerse más humano en este proceso de
espiritualización.
Quizás nadie lo ha expresado más hermosamente que Edith Stein,
la mártir, la santa, cuando dijo, pretendiendo definir el
espíritu: “El espíritu es aquello que tiene y busca sentido”.
Que tiene y busca sentido. Fantástico. Frankl, en esa misma
línea de profundidad, no se queda corto: “El hombre es un
animal que busca sentido”. El hombre, un buscador de sentido.
Edith Stein, Viktor Frankl. Dos testigos incuestionables de la
fuerza indómita del espíritu. Edith Stein muere en las cámaras
de gas. Frankl sobrevive, pero los dos son igualmente dos
mártires, dos santos, dos maestros, los maestros del sentido.
El tema del sentido constituye la revolución que Frankl
introduce en el campo de la filosofía y de la psicoterapia. Pero
yo sostengo que hay otra revolución que en la logoterapia no se
la tiene muy en cuenta, y que es consecuencia de las otras dos:
la logoterapia hace del hombre su propio maestro.
Si el espíritu nunca enferma ni muere, y si el hombre
esencialmente es espíritu, está más sano y puede más de lo que,
sistemáticamente, nuestra cultura le dice y le enseña.
Cuando el hombre vive logoterapéuticamente, se convierte en su
propio maestro, porque él es único e irrepetible, porque el
sentido es uno y único para cada hombre, porque él es el único
responsable de su vida, porque en aquello que la vida espera de
él nadie puede sustituirlo, porque nadie morirá por él, porque
cada ahora como ocasión para algo que no aprovecha la pierde
para toda la eternidad.
La logoterapia bien podría ser considerada como la nueva mística
de vida para un tiempo marcado por la desesperación y el
pesimismo. Es la única que puede decir “sí a la vida, a pesar de
to-do, de una manera incondicional”.
También esa incondicionalidad del “sí a la vida” es otra de las
características que distinguen a la logoterapia de todas las
demás psicoterapias.
Quizás sea ese “sí” incondicional a la vida el que más
contribuya a que el hombre se convierta en su propio maestro.
Ante cualquier circunstancia de la vida, sea ésta la que sea, en
lugar del rebelde “por qué a mí”, elige el “para qué a mí”.
La vida es una continuación de circunstancias que vividas
logoterapéuticamente se convierten en una escuela de vida; pero,
paradójicamente, esta escuela da a cada hombre la oportunidad de
convertirse en su propio maestro.
La logoterapia, al acercarse a la vida, siempre encuentra en
ella la ocasión para la realización de algún aprendizaje. Pero
yo solo soy el que realiza este aprendi-zaje.
De hecho todos los principios de la logoterapia, como filosofía
de vida, apuntan a despertar en cada uno de no-sotros el maestro
que llevamos dentro.
Espíritu, sentido, maestro, libertad, responsabilidad,
conciencia, interrelacionados entre sí hacen comprender porqué
la logoterapia pone el acento sobre todo aquello que puedo y no
en lo que no puedo, pone el acento en lo sano que hay en mí y no
en lo patológico.
Demostrarme lo mucho que puedo, hace que mi unicidad e
irrepetibilidad se convierta en mi gran responsabilidad.
Para entender los principios de la logoterapia es buena la ayuda
de los otros, para vivirla, sólo la libertad responsable de
elegir aquello que me hace vivenciar que la vida se convierte en
algo que vale la pena.
“Aprende de todos, pero sé tú mis-mo”, ha dicho la sabiduría de
todos los tiempos. Todo está dicho, lo importante es que pongas
en práctica lo que se ha dicho.
En una conversación con Elizabeth Lukas, el mismo Frankl le
recomendaba el ser ecléctico. Todos pueden enseñarnos algo, para
despertar el maestro que todos llevamos dentro.
Pero hay una cuarta revolución que, aunque Frankl no la
explicite está implícita del espíritu que ni enferma ni puede
morir.
De esta revolución poco y nada se habla entre nosotros. Se ha
dicho con cierta insistencia que la logoterapia será de las
pocas psicoterapias o filosofías que pasarán al siglo XXI y en
eso estamos todos de acuerdo.
¿Han pensado cuál podría ser la razón de esta presencia de la
logotera-pia en el siglo XXI? En el campo de la reflexión
antropológica hay una gran laguna que sería de desear la llenara
la logoterapia. Algunos autores se han dado cuenta que tenemos
una antropología arqueológica muy desarrollada; sabemos mucho,
gracias a la antropología cultural, cómo viven los pueblos
ágrafos.
Pero esas antropologías nos ligan al pasado. Es una riqueza y
una pobreza al mismo tiempo.
Nos falta una antropología prospectiva. ¿A dónde se dirige el
hombre, pese a sus enormes desaciertos? ¿Qué hay detrás de ese
ciclo pero avance del progreso técnico-científico? ¿Los prome-teos
terminaron? ¿No cabe la esperanza del prometeo del espíritu?
Alguien ha dicho que el ser humano sin proyección de futuro no
puede ser comprendido sino a medias, porque en gran parte su ser
se encuentra aún inédito.
Sueño, vivo en la esperanza que antes, antes de mi partida,
alguna mente privilegiada conocedora de Theilhard de Chardin y
de Frankl, escriba un libro con este título: “Theilhard y
Frankl, los profetas de la prospectiva”.
La logoterapia tiene la tríada más adecuada para ello: Sentido,
Valores y Autotrascendencia.
Los grupos ya no tienen que ser tanto de reflexión sino grupos
vivenciadores. Cuanto más sean vivenciadores de la lo-goterapia,
más serán los que han despertado el maestro dentro de ellos
mismos.
Agradezco a Leticia que haya aceptado la sugerencia de Acevedo
para poder estar entre ustedes. Pero yo no he venido a este
congreso a enseñarles nada. Entre vosotros tenéis eximios
profesores. Les vine a contar mis experiencias de la lo-goterapia
puesta en acción.
También en esto se diferencia la logoterapia de otras
psicoterapias: cuando uno se convierte en vivenciador del
espíritu, se convierte en su propio maestro porque ya no
necesita seguir mirando el dedo del maestro que apunta a la
luna, directamente mira a la Luna.
En estos últimos años he sintetizado la logoterapia en acción
reduciéndola a cuatro “S”.
Primera “s”, el verbo salir, que yo considero el verbo
logoterapéutico por excelencia. Salir de la inmanencia es
primordial, se hace posible el despertar y el ver.
Buda decía: “Ven y mira, ven y ve. No juzgues, no reflexiones,
no critiques”. Me recordó al P. Hürt: un consejo era todo ese
libro, “Psicoanálisis y existencialismo”. Lee y vive lo que
lees, nada más. Salir dejando afuera todos nuestros narcisismos.
Cuando esto ocurre, queda clara la voluntad de sentido y el
sentido
de la vida.
La segunda “s”: servicio. Sentir la vida como una tarea dirigida
a algo o a alguien. El misterio del amor se nos hace
encuentro...
La tercera “s”: sentido. El vaciarnos de nosotros mismos y el
hacer de nuestra vida una tarea, hace que se caigan las escamas
de la miopía de nuestros ojos y así descubrir que la vida es
sentido. Es así que se hace comprensible lo que decía Nietzsche:
“El hombre es un animal valorador”.
La cuarta “s”, es la sabiduría. Sabo-rear la realidad que me
circunda a cada instante. Sabiduría es saborear la logoterapia
convertida en sabiduría, hace de cada hombre que la vive un
místico, un ser que autotrasciende; ¿no es acaso la
autotrascendencia lo que caracteriza al místico?
Descubrir el sentido circunstancial de cada situación en la que
se ve involucrada mi vida, es el fundamento de toda auténtica
sabiduría.
Podemos comunicar conocimientos, pero no podemos comunicar
sabiduría. El sentido parte de cada aquí y ahora. Es exactamente
lo que ocurre con la sabiduría, con la autotrascendencia.
Cuando la logoterapia es trascendente en la acción toda ocasión
es una invitación a la realización de algún valor. Aunque
Heidegger no lo dijo así, toda realización de valor es una
aproximación a lo que él llamó “experiencia del ser”. Por eso la
sabiduría más que una aproximación es una praxis. Lo afirma muy
bien Scheler, el filósofo que más influyó en el pensamiento de
Frankl, que sitúa al lado del apriorismo del pensamiento, el
apriorismo del sentimiento, es decir, al lado del a priori
intelectual, el a priori emotivo.
Mente y corazón siempre unidos, para evitar la ansiedad. Es una
de las intuiciones más antiguas de todos aquellos hombres que
vivieron en la continua búsqueda de su esencia, como fueron:
Buda, Epikteto, Sócrates, Meister, Ekhart, y tantísimos más,
para terminar con “El principito”.
¿Podría caber alguna duda que el conocimiento empírico es el
mejor camino para captar las cosas del espíritu?
¿Qué es lo que veo en el medio en que me muevo? Que los alumnos
traen a otros alumnos no por la fuerza de sus argumentos, sino
por el ejemplo de sus vidas.
Ayudar a saborear la logoterapia es convertirla en vida, es
ayudar a vivir desde esa nueva sabiduría de vida.
Los hombres y las mujeres comunes de la calle, cuando viven
logoterapéuticamente -es decir, desde el sentido y el espíritu-
dejan de ser comunes para convertirse en seres excepcionales,
constituyendo así la prueba empírica de la espiritualidad en el
hombre.
Yo sostengo que esos hombres y mujeres de la calle convertidos
en seres excepcionales por la vivencia del espíritu y, por lo
mismo, convertidos en sabios, deberían, en todo congreso de
logoterapia, estar presentes en un panel para ser escuchados por
todos.
Para ello habría que perder el miedo a que nuestros congresos
perdieran seriedad científica.
En dos oportunidades le planteé al Dr. Oro, presidente de la
Sociedad Argentina de Logoterapia, la posibilidad de incluir en
dos congresos de logoterapia un panel del hombre común de la
calle. Fueron muy bien vistos. En uno de ellos se celebraba el
día de la tercera edad. Propuse un panel de personas de la
tercera edad. El panel de la tercera edad habló de ellos mismos
y de la importancia de la logoterapia
en sus vidas.
Me preguntan: ¿qué es un grupo para la autotrascendencia? Es un
grupo vi-venciador de la antropología frankliana. Vivenciar las
cuatro “S” de las que ha-blé, pero antes conocer lo que yo llamo
las tres tríadas del pensamiento de Frankl que contienen toda su
filosofía.
Primera tríada: sentido buscado, valores a realizar y la
experiencia de la autotrascendencia.
Segunda tríada: la libertad de la voluntad, la voluntad de
sentido y el sentido de la vida.
Tercera tríada, es la tríada trágica: la muerte, el sufrimiento
y la culpa.
Hasta aquí mis palabras podrían aparecer como una apología de la
importancia de la vivencia sobre la teoría en logoterapia.
¿Dónde se pone de manifiesto esa importancia? La espiritualidad
y su fuerza indómita se hacen obvias, sin necesidad de
argumentos racionales en los valores de actitud y en el
enfrentar las situaciones límite.
¿Qué representa la experiencia de la muerte de un hijo? La
prueba existencial más dura a que puede ser sometida una
persona.
No deseo para alguno de ustedes que pase por semejante trance.
Pero para los que estamos en logoterapia no se imaginan en qué
manantial de inspiración, fuerza y autotrascendencia se
convierte tal experiencia. La logoterapia ilumina de tal manera
esa experiencia que llega un momento que ya no se habla del
espíritu. Éste ha hecho que se tome conciencia que estamos más
sanos y podemos más de lo que suponíamos.
Las cuatro “S” se han convertido en una manera de vivir.
¿Qué es una escuela de vida para padres con hijos fallecidos? No
es un grupo de llorones. No es un grupo de personas que se
reúnen para compartir la depresión.
A partir de la logoterapia es una lenta concientización que se
puede descubrir un nuevo sentido a la vida y así vivir, seguir
viviendo, pero de otra manera.
Propiamente, ¿cuándo empieza la Escuela de Vida? ¿Cuándo al
sueño de la desesperación le sucede el despertar y la nueva
manera de ver la realidad? Al “¿por qué a mí?”, lleno de
desesperación, de rencor y una inmensa angustia, le sucede la
primera toma de conciencia: “¿por qué a mí no?”
“¿Para qué a mí?” Aquí hace su aparición la logoterapia. Aquí
empieza el proceso de una auténtica metanoia. Desapareció la
desesperación, y aparece la esperanza.
Con la esperanza aparece la primera misión y el sentido de la
muerte de mi hijo. Mi hijo convertido en mi mejor maestro. Es
sólo una metáfora.
Antes que la madre tierra cobije en su seno al hijo amado, éstas
son sus últimas palabras: “mamá, papá, de ahora en más mírenme
convertido en un termómetro, que siempre llevarán con ustedes.
Ante cualquier situación, tomen la temperatura valorativa de
cualquier cosa y de cualquier situación.
Antes de mi muerte, valoraban casi todo de la misma manera, sin
mucha distinción entre lo efímero y lo valioso, entre lo
material y lo espiritual. Ahora se darán cuenta que hay muy
pocas cosas por las cuales vale la pena seguir viviendo. Y de
todo lo demás hay que ocuparse, pero nunca más preocuparse”.
Así es cómo la Escuela de Vida evita que la muerte de los hijos
se convierta en un episodio inútil. La logoterapia entra aquí de
lleno, evitando los tres tipos de sufrimiento más destructivos:
la ausencia de sentido, la incapacidad de realizar valores y el
empobrecimiento de una vida sin trascendencia.
Nuestros hijos fallecidos nos han li-berado de los tres grandes
miedos de todo hombre: la enfermedad, la vejez y la muerte,
nuestra muerte.
“Sufrimiento, realización de valores de actitud, vivencia de un
nuevo sentido de vida para la autotrascendencia”.
Así, en este orden. No se pudo evitar la muerte del hijo, por
eso no me siento responsable. Pero puedo enfrentarlo, de ello sí
me siento responsable. Cuando esto ocurre, la recompensa es muy
grande. Éstas son las elocuentes palabras de una madre después
de perder a su hijo: “Yo le di la vida a mi hijo. Mi hijo me ha
dado también la vida. Creo que viviré lo que me queda de vida
con los ojos humedecidos, pero que viviré de otra manera”.
No en vano ha dicho Frankl que los valores de actitud son los
valores supremos. Son los únicos que hacen tangible la presencia
vivencial de la fuerza indómita del espíritu.
En los valores de actitud todas las fuerzas que puedan venir de
la energía psíquica desaparecen, por tanto las mismas fuerzas
físicas también están ausentes.
¿Qué queda para afrontar una prueba existencial tan dura como la
muerte de un hijo? El darse cuenta que estamos más sanos y
podemos más de lo que imaginamos. Somos espíritu y éste hace su
presencia cuando todo lo finito y lo mortal, como son el cuerpo
y la psiquis entran en un total abatimiento.
Si la fuerza indómita del espíritu es una constante presencia en
la Escuela de Vida, ¿qué necesidad hay de creer en el espíritu?
A éste no se lo ve, pero se lo palpa, se lo experimenta.
Una muy amiga logoterapeuta, docente en una de las universidades
de Buenos Aires, decía: “La ventaja que tiene Paco es que no
necesita, como nosotros, defender y querer demostrar
en las aulas universitarias que el espíritu es una realidad”.
De cualquier manera, no deseo para alguno de ustedes el verse
obligado a realizar valores de actitud por la pérdida de un
hijo. Los precios que se pagan son muy altos.
Con todo, permítanme que les diga a todos aquellos que de alguna
manera se dedican a la logoterapia que, cuanto menos, sería del
todo muy necesario que vivieran cerca de alguien que tiene que
enfrentar alguna situación límite, y que al mismo tiempo
practique los valores de actitud. Creo que es la mejor manera
para no caer en una excesiva teorización de la logoterapia.
Sólo la logoterapia en acción demuestra su obviedad, y ésta se
pone en evidencia de una manera muy particular en las
situaciones límite al tener que realizar valores de actitud.
Cabe la pregunta: ¿Hay alguna situación más límite que la
pérdida de un hijo? En ella se dan la mano toda la tríada
trágica de la que habla Frankl: la muerte, el sufrimiento y la
culpa.
La capacidad de enfrentamiento a esta tríada trágica viene
vivenciada tanto en la Escuela de Vida, como en los cursos de
logoterapia por la misma frase: “Mi vida es un antes y un
después de la logoterapia”.
Esto hace entendible porqué los pa-dres de la Escuela de Vida
para Padres con Hijos Fallecidos se convierten en referentes de
vida, hoy que impera tanto desprecio por la vida.
Quiero terminar estas reflexiones evocando el recuerdo de José,
72 años, modelo de cómo vivenciar a la logoterapia, a través de
los grupos vivenciadores más que de reflexión. Encuentra a su
hijo de 33 años y arquitecto, ahorcado en su propia casa. Tanto
él como su esposa encuentran en la logoterapia el camino de ver
la vida de otra manera. Al poco tiempo muere también su esposa.
Los compañeros de curso asistimos al velatorio. Yo llego un poco
tarde. Allí está José, a pesar de sus problemas de cadera, de
pie, junto a la cabecera del féretro acariciando el rostro de su
esposa.
Me acerco y, como hacemos siempre con todo recién llegado a la
Escuela de Vida, le pongo mi brazo en torno a los hombros, sin
palabras. “Dígale a los padres que seguirán viniendo a la
Escuela de Vida y a todos sus alumnos que la logoterapia vale la
pena vivirla, porque pase lo que pase, hay que seguir viviendo,
pero de pie”.
El sentido, la vejez y la ancianidad
Ponencia de Paco Bretones y del panel “hombre
común de la calle” en el
Congreso realizado en Mar del Plata, en 1999
Entre los temas propuestos en el programa de este congreso, hay
uno que dice: “¿Es posible la logoterapia en la senectud?”.
Después de 17 años ininterrumpidos de difundir la logoterapia
aquí en Mar del Plata y sus zonas de influencia, puedo afirmar
que la logoterapia en la senectud no sólo es posible, sino que
ha sido esa misma senectud, en gran parte, la que más ha
demostrado la obviedad de la logoterapia. La senectud brinda la
mejor ocasión para la realización de los valores de actitud. Los
supremos valores en logoterapia. Ahí tenéis ese panel donde los
“viejos” -cariñosamente dicho- hablan de los viejos.
Es, percisamente, el tema del sentido, incorporado en la propia
vida, el que marca la diferencia entre un viejo y un anciano. El
hombre envejece y no logra la ancianidad cuando se mantiene
aferrado a sus intereses del pasado o se repliega en la apatía y
el desgano del presente, sin abrirse en su futuro a metas
nuevas, más amplias y más profundas.
Se madura hacia la ancianidad en la medida en que crece en el
corazón de cada hombre la convicción que siempre hay una misión
que cumplir, más allá de uno mismo. Es anciano aquel que supo
descubrir su “estar-en-el-mundo”, en el cual ninguna tarea
concluye hasta el último día de la jornada.
La logoterapia no sólo es posible en la senectud, sino que en la
situación socio-cultural en que vivimos, es uno de los mejores
recursos para sobrevivir, al que puede acudir ese hombre a quien
el sistema lo marcó hasta hace tiempo con la paupérrima etiqueta
de “tercera edad”.
El tema de la vida, en abierta oposición al de duración, es en
logoterapia axial. Su sí a la vida hasta la muerte es
incondicional, porque siempre está presente el “deber-ser-más”.
Por suerte, ya no se habla más de “tercera edad”. Siempre
critiqué esta expresión. Demasiada biologización. Si nuestra
cultura fuera más humanizada y más axiologizada, lo que hasta
ayer fue la tercera edad habría que sustituirla por la primera
edad, como en los tiempos de antaño, cuando se priorizaba la
experiencia y la sabiduría a la eficiencia y el vigor físico.
Pero el contexto histórico en el que estamos inmersos dista
mucho de la valoración y dignificación de la vida de esos
hombres envejecidos.
Las claves fundamentales del nuevo orden social las impone la
nueva modalidad de imperio, el neoliberalismo, que Juan Pablo II
no ha titubeado en calificarlo de salvaje. Una nueva educación
al servicio del poder y el monopolio del dinero.
A pesar de esta realidad histórica, característica de este final
de siglo, yo no tildaría de “cambalache” al siglo XX. Es
demasiado desesperanzador. Sí que es el siglo más paradojal de
la historia. Ha sido pródigo en inhumanidad, dos guerras
mundiales, cinco genocidios y, como remate, el último baldón
para una cultura impropiamente llamada cristiana. A lo largo de
toda la historia, la sociedad siempre estuvo formada por los de
arriba y los de abajo. El neoliberalismo crea la tercera clase:
los de afuera. Los totalmente descastados, porque de esos no hay
que preocuparse. Aquí entran los no eficientes. En general, los
viejos y la infancia abandonada. Paradojalmente, los progresos
de la tecnociencia, que incluso nos ha hecho perder la capacidad
de asombro, podría haber terminado con la miseria en el mundo.
En la década de los ´70 se hablaba de los marginados sociales:
aquellos que estaban fuera del sistema y había que integrarlos.
Eran los no necesarios. De esos hay que olvidarse.
Tendría que venir un sistema que dejara de idolatrar el dinero,
produjera como el capitalismo y repartiera como el socialismo.
Antes de la Convención de Ginebra, se decía ¡Vae victis! ¡Ay de
los vencidos!. Hoy habría que decir: ¡Ay de los que quedaron
afuera!
Permítanme una fantasía, que desearía fuera una realidad en
nuestra sociedad, que cada vez vive más desencantada, al perder
su capacidad de asombro, al ir cayendo en esa falta de sentido
que cada día va socavando los cimientos de nuestro mundo.
Toda la logoterapia es apología, admiración y respeto por el ser
humano, inspiradora de esperanza por la fe inquebrantable en las
posibilidades y potencialidades en todo hombre que viene a este
mundo.
Los que hemos tenido la fortuna de conocer y oír a Frankl,
siempre recordaremos con qué energía y convicción hablaba de la
riqueza que tienen los viejos. “They have realities!” Y cada vez
que decía eso, todo su ser se exaltaba. ¡En sus vidas hay
realidades! “El pasado es la mejor manera de haber sido”. Es
otra de las ideas revolucionarias por su fuerza humanizadora.
La metáfora del granero está llena de fe y de esperanza. Todo lo
que fue, perdura; nada se ha perdido. Existe. Queda eternizado.
No importa que el campo haya quedado lleno de abrojos. El
anciano, por el hecho de ser anciano, convertido en un campo de
abrojos, pero con un repleto granero en sus espaldas. Pasado
pleno. Realidades. Eternidad. Y ahora, ¡oh, muerte!, ¿dónde está
tu victoria?
El presente, lleno de nuevas potencialidades, para el anciano es
el pasado que brindó la ocasión para la realización de todas
esas realidades.
Frankl nos propone replantearnos la importancia de la vida en
término de sentido, es decir, de acciones libres y
responsablemente elegidas, convertidas en valores.
Los graneros repletos de realidades significaron la
espiritualidad y humanización del hombre, a pesar de todas las
luchas en las que el problema del anciano lo convirtieron en el
problema del pobre. Esos graneros no se llenaron en la última
parte de la vida, sino a lo largo de la vida. Graneros llenos de
sentido, de valores y de trascendencia y de luchas contra
aquellos que al destruir la Tierra también destruían al Hombre.
Por eso, aun los abrojos que quedaron en el campo son dignos de
veneración.
La paradoja. Cualitativamente y en importancia, lo que hasta hoy
hemos llamado la tercera edad debería ser la primera; y en la
tercera, en importancia existencial, colocar a todos aquellos
que, aun en la vida, han hecho poco. Siempre he considerado poco
feliz la expresión “juventud, divino tesoro”. Uno de los tantos
reduccionismos biológicos que ha generado una cultura hedonista
y materialista, como la nuestra, que siempre priorizó el placer
sensual como la motivación más importante de la conducta humana.
Si tiene algún sentido el seguir cumpliendo años, sin tenerle
miedo a la muerte, es por la posibilidad de seguir llenando el
granero.
Una sociedad que ha perdido su capacidad de asombro y deja de
ver la belleza moral y ética que esconden esos cuerpos
maltratados por el paso del tiempo es, también, una sociedad
enferma.
El neoliberalismo bien podría ser visto como el último
reduccionismo de este siglo. El biologismo y el psicologismo
redujeron al hombre a un simple animal. Al neoliberalismo le
estaba reservado terminar con el último de los intocables: la
familia. Sacar de ella a los viejos, a los ancianos, los sabios,
fue como dejarla sin raíces.
Así es como quedó la familia a disposición de la nueva filosofía
pragmática: la eficiencia y el rendimiento, base fundamental del
poder, del dinero y del placer, que constituyen la nueva
religión del consumismo y el presentismo. La tierra, había dicho
Ghandi, es suficiente para todos, pero no para la voracidad de
los consumidores.
Paradojalmente, cuando la logoterapia quiere hablar de la
dignidad del hombre, siempre acude al pasado, que es la mejor
manera de haber existido. Pero el haber sido no se agota en el
pasado. El sí incondicional a la vida, al deber ser, se termina
con el último suspiro.
Hablando de la ancianidad y vejez, tengo mucho que aprender de
los gerontólogos, pero permítanme que en dos cosas me deje
llevar por los reclamos del corazón. Acentuar todo aquello que
añada dignidad mediante la ayuda de encontrar sentido a ese
tiempo que se va terminando. La realidad de los valores de
creación, sobre todo los de vivencia y, de una manera
particular, los de actitud no pierden vigencia por el peso de
los años. “I have a dream, I have a dream”, exclamaba Luther
King unos días antes que las balas criminales terminaran con su
vida. Yo sueño con la gran utopía del futuro en la que los
pobres, los ancianos y los niños abandonados, en un mundo más
ecologizado, más humanizado, encuentren el espacio que como
personas les corresponde.
Una segunda ilusión. Todos deberíamos morir en casa, pero de una
manera particular, los ancianos. El lugar donde realizaron el
aprendizaje de vivir, de amar y de sufrir. Creo que es el mejor
epílogo al libro de una vida consagrada al amor, al compromiso,
a la solidaridad, a la renuncia y al sacrificio.
Morir fuera de casa, por excelente que sea la atención brindada,
es como un libro que no tiene epílogo. Es algo incompleto. Morir
entre las cuatro paredes del hogar, por pequeñas y humildes que
éstas sean, es morir rodeado de una historia que me recuerda que
mi vida tuvo sentido. En ella se pudieron realizar muchos
valores de todo tipo, sobre todo los que más dignifican nuestra
vidas, los valores de actitud. Durante una larga vida no es
fácil no haberse encontrado con situaciones límite.
Pero en los últimos instantes, la vida es como que regalara a
ese hombre, cargado de años, la oportunidad de experimentar la
más profunda vivencia que fue, precisamente, aquí y sólo aquí
donde pudo convertir la duración en historia, llenando así los
graneros para la eternidad. Su historia, esa historia que mañana
otros recordarán. Recordarán esa historia ejemplar desde el
principio hasta el final.
Morir fuera de casa nos hace correr el riesgo de sentirnos morir
como si no hubiéramos tenido historia, porque nada de lo que nos
rodea nos recuerda lo que vivimos y porqué vivimos lo que
vivimos.
Al final de la vida no vivir la muerte como regalo, rodeado de
recuerdos y vivencias que en sí resumen todos los sentidos que
supo encontrar en la vida, existencialmente, la convierte en un
fracaso, porque no se pudo evitar que la muerte cantara victoria
sobre nuestra muerte.
Morir en casa contribuye a una mejor conciencia de que la tarea
fue cumplida.
Por doquier que miremos, todo recuerda que todo fue hecho por
algo, por alguien. Morir en casa es partir con la sensación de
tener las manos llenas. Morir en casa favorece las grandes
confidencias.
Por morir fuera de casa cuánta riqueza confidencial se llevan a
la tumba nuestros mayores.
Para ir terminando. La logoterapia es sentido. Vejez es duración
sin sentido y mirando sólo el pasado. Ancianidad es duración con
sentido y seguir mirando el futuro, es decir, ancianidad
juvenil.
El hombre envejece y no logra la ancianidad cuando se mantiene
aferrado a sus intereses del pasado o se repliega en la apatía y
desengaños del presente, sin abrirse a un futuro, a metas
nuevas.
Se madura hacia la ancianidad en la medida en que crece en el
corazón de cada hombre el amor de oblatividad. Esa actitud
convierte en valor cada momento vivido. Hasta el final.
Paradojalmente es viejo aquel que no quiere hacerse viejo. Por
eso deja de ser creativo. Es anciano aquel que aprendió a estar
en el mundo en una actitud de reconocer que nada se concluye del
todo y que sólo vale la pena vivir para amar.
Los gerontólgos indican que, gracias a la medicina, se apunta a
un promedio de vida de 90 años. Creo que se hace una necesidad
imperativa la antropologización de la vejez, mucho más que la
psicologización y la socialización del tema. Antes que geronte
siempre se es persona, capaz de encontrar un sentido por el cual
vivir y morir.
Hace apenas 2 años, morían dos ancianos pletóricos de juventud:
Teresa de Calcuta, Viktor Frankl. Paradigmas imitables de lo que
puede llegar a ser una vida plena. Los años no significan el
final de la realización de potencialidades; para ello hay que
seguir buscando el sentido de vida mientras duren las velas.
Teresa de Calcuta y Viktor Frankl, excelentes referentes de
senectud fecunda. “Discendum est mori”, decía Sócrates. Así como
hay que aprender a morir cada día, también hay que aprender a
envejecer cada día.
¿Es posible la logoterapia en la senectud? Tanto por la Escuela
de Vida para Padres con Hijos Fallecidos como por los cursos de
logoterapia desfilan muchos ancianos. Termino con el testimonio
vivencial de un anciano joven de 80 años. Pierde a su hijo de 32
años en circunstancias muy trágicas. Hace cursos de logoterapia
e ingresa a la Escuela de Vida, juntamente con su esposa. A los
pocos años de la muerte del hijo, pierde también a su esposa.
Los compañeros de la Escuela de Vida lo acompañamos. Me acerco a
él, que en ese momento estaba acariciando el rostro de su
esposa, le pongo la mano encima de sus hombros, pero en
silencio. Tanto yo como mis compañeros hemos llegado a aprender
la elocuencia del silencio ante la muerte. Concentrada su mirada
en el rostro de su esposa, me dice: “Dígale a sus alumnos que la
logoterapia es buena para vivir, pero es mucho mejor en momentos
como éste, para seguir viviendo de la manera más digna y más
humana, de pie”.
Testimonos
Mario Galante
Yo tuve la experiencia que cuando dejé la tarea que había
realizado durante 42 años, sentí una sensación de vacío que me
provocaba un profundo malestar. El consejo fue: “Debés tratar de
realizar una tarea, por ejemplo, aquello que te gustaba hacer y
no podías, porque tu tiempo estaba totalmente ocupado por tu
profesión”.
Elegí el tallado artístico en madera; fue un cambio de vida
totalmente beneficioso; la angustia desapareció, e inclusive,
aconsejado por el Dr. Paco Bretones, empecé a enseñar el tallado
a personas que estaban con depresión noógena. Así, al trascender
hacia otros y autodistanciarme de mi problema, logré efectos
favorables y muy terapéuticos. También demostró las nocivas
influencias que suele tener el desempleo en la vida psíquica.
Pascal dijo: “No hay nada tan insoportable para el hombre, como
no tener una tarea, un objetivo”.
Yo diría, por la experiencia personal, que no hay nada que ayude
tanto al hombre a superar las dificultades, como la conciencia
de realizar una tarea. Por este motivo, las personas mayores
alargan la vida y previenen las enfermedades. Lo importante no
es que uno sea joven o viejo; no importa la edad que se tenga,
lo importante es si tu tiempo y tu conciencia, a pesar de tu
edad, tengan la sensación de una existencia valiosa, digna de
ser vivida, y si es capaz de realizarse interiormente, tenga la
edad que tenga.
Da igual que la actividad que deba dar un contenido y un sentido
a la existencia humana, esté retribuida o no. Desde el punto de
vista psicológico lo más importante y decisivo es que esa
actividad despierte en el hombre, aunque éste sea ya anciano, la
sensación de existir para alguien o para algo. Quien haya
sentido siempre, no sólo el deseo de vivir, sino de llevar una
vida digna, “ser humano”, tendrá que admitir que a todo “ser
humano” que merezca tal nombre, no le debería satisfacer el
simple hecho de estar y permanecer vivo. Una existencia de este
tipo se asemeja más al hecho de vegetar y merecería tal
denominación.
Pensemos acerca del deseo de sentido que todos los hombres
tenemos desde que nacemos, acerca del deseo oculto en nosotros
de garantizar un sentido a nuestra existencia.
Un estado de ánimo reciente me hace decir: “¿Cómo se vive cuando
los amigos no están?” La amistad tiene una poderosa fuerza de
vida afectiva desde la infancia y en la juventud, la madurez, la
ancianidad. Estos distintos tiempos de vida están siempre en no-sotros.
A pesar de ese aspecto cansino, sentado en el mismo sillón, el
diario del día sobre nuestra falda, con los brazos sosteniendo
el mentón y los ojos entrecerrados, la mente no está vacía, está
con ellos hasta el final.
La logoterapia, al tener en cuenta lo transitorio de la vida, no
es pesimista, sino activista. Según Viktor Frankl, dicho
figurativamente, podría expresase así: “el pesimista se parece a
un hombre que observa con temor y tristeza cómo su almanaque,
colgado en la pared y del cual a diario arranca una hoja a
medida que transcurren los días, se va reduciendo cada vez más”.
Mientras que la persona que ataca los problemas de la vida
activamente, es como un hombre que arranca sucesivamente las
hojas del calendario de su vida y las va archivando
cuidadosamente junto a las que le precedieron, después de haber
escrito unas cuantas notas al dorso y así reflejar con orgullo y
goce toda la riqueza que tienen esas notas a lo largo de su
vida, ya vivida plenamente; y, ¿qué puede importarle cuando
advierte que se va poniendo viejo? ¿Tiene alguna razón para
envidiar a la gente joven, o sentir nostalgias por su juventud
perdida? ¿Por qué ha de envidiar a los jóvenes? ¿Por las
posibilidades que tienen por el futuro que les espera? No,
gracias. En vez de posibilidades yo cuento con la realidad de mi
pasado, no sólo la realidad del trabajo hecho y del amor amado,
sino de los sufrimientos sufridos valientemente. Estos
sufrimientos son precisamente de las experiencias que me siento
más orgulloso, aunque no inspire envidia.
Gracias, Paco, por haberme guiado y “ser más persona” con mis 83
años vividos.
Norma de Galante
Yo quiero, a partir de mi propia experiencia y la de mi marido,
que tiene 83 años y con el cual cumplí hace año y medio, las
bodas de oro matrimoniales, demostrar que la logoterapia es
obvia, y que la edad no cuenta para lograr vivir desde el
espíritu.
Hoy vivimos una gran paradoja: por un lado se publicita
“esperanza de vida” y los médicos se preocupan por asegurar una
larga vida. ¿Vida o duración? Porque, por otro lado se lo
condena a la jubilación, se lo priva de ejercitar un valor tan
importante como el trabajo; por lo tanto, ya no puede producir;
se lo condena al aislamiento social y hasta se le niega el don
del consejo, que era el fruto de su larga experiencia de vida y
su gran privilegio.
Entonces, sería más justo hablar de una esperanza de muerte en
vida.
Pero el hombre es libertad, y a través de ella puede tomar
conciencia de sus limitaciones, y también, haciendo uso de esa
libertad que lo hace incondicionado dentro de su condicionalidad,
puede optar por una u otra cosa: vida o duración.
Desde la vida podemos elegir: ¿qué tengo que hacer, qué puedo
hacer, qué es lo que me gratifica? Es decir, buscar, encontrar y
realizar sentidos. Aquel que pueda responder por esos sentidos
de la vida entrará en plenitud; el que no, entrará en decepción.
El hombre debe aprender a vivir, para también saber morir.
Aprender a vivir desde el espíritu requiere de un largo
aprendizaje, no nace por generación espontánea.
Hace 13 años que asisto a los cursos del Dr. Bretones. Si bien
tenía instalados por educación los valores morales y también el
compromiso y la solidaridad, antes de la logoterapia me costaba
aceptar mi realidad cuando debía enfrentar esas situaciones que
el destino me mandaba y le cuestionaba a la vida, con el
remanido “¿por qué a mí?”
A partir de la logoterapia aprendí que puedo ser de otra manera,
y cuantas más potencialidades que hay en mí voy sacando y
desarrollando, más voy siendo y mejor me voy relacionando con el
mundo y con los otros. Una de las grandes cosas que le debo a la
logoterapia, es poder aceptar mi realidad y tener el coraje de
vivirla. Estamos condenados a sentirnos apelados y a tener que
responder.
Hace muy poco tuve que enfrentarme a situaciones límite, como la
pérdida de un ser muy allegado y amado por mí y pude lograrlo,
sintiendo mucho dolor, pero sin caer en ningún momento en ese
desvalor que es la desesperación. Casi simultáneamente tuve que
preparar a una de mis nietas, con un problema de inmadurez, para
la muerte de su padre, que padecía una enfermedad terminal, y
ella, a pesar de su discapacidad, logró entenderlo. Entendió que
somos seres finitos que tenemos que morirnos y que esto ocurre
en cualquier momento de nuestra vida, no importa la edad:
jóvenes, chicos, bebés o ya ancianos, como sería lo natural para
nosotros. Ella decía que su papá era muy joven para morir.
También comprendió que esto no lo podemos manejar nosotros,
porque son cosas del destino, y cuando ella me decía que no
quería que muriera porque lo amaba mucho, logré que comprendiera
que a pesar de la no presencia física de él, su amor iba a ser
eterno, no moriría nunca, y que ella lo iba a recordar por todas
las buenas acciones que él había realizado y por los lindos
momentos que habían compartido juntos. Cuando la noticia de la
muerte llegó, lo lloró y sintió mucho dolor, pero lo aceptó con
mucha paz.
Según Viktor Frankl, todo es transitorio, todo y todos. Una vez
que hayamos realizado algo, la eternidad se encargará de ello,
pero tenemos que asumir la responsabilidad de aquello que
hayamos elegido hacer, de lo que hemos seleccionado para que
forme parte de nuestro pasado y lo que hemos elegido para que
entre en la eternidad.
Como aprendí que la logoterapia es acción, trato de estar
abierta al amor y a las necesidades de mis seres más queridos:
mi marido, mis hijos, mis nietos. Otra forma de ejercitar la
logoterapia es el comprometerme con el otro. Para ello,
organizamos con mi marido dos grupos de reflexión. Con cada uno
de ellos nos reunimos una vez a la semana; se producen
verdaderos encuentros, en los que no sólo profundizamos la
teoría logoterapéutica, sino que se ve ejemplificando con
vivencias lo interpretado. Los grupos son escuelas de vida, son
una oportunidad, una ocasión para poder trascendernos en alguien
a través del amor.
Una forma de bien envejecer, es aceptar la vejez y comprender su
propio sentido a través de la búsqueda de nuevas formas de
relación consigo mismo y con los demás. Esto requiere un trabajo
fecundo, para que el envejecer se convierta en el arte de
aparecer ante las generaciones futuras como un apoyo, con el don
del consejo y no como un obstáculo con el reproche. La vida no
es algo, sino que es algo para algo, es una misión a ser
cumplida con responsabilidad. Hacer útil la vida para algo es la
manera más maravillosa de envejecer.
Pero, por el contrario, si en nuestra vida no hay amor, si no
estamos abiertos al servicio, a la belleza de lo que nos
circunda, si no concientizamos que vale la pena vivir, la vejez
puede ser terrible.
Tratemos de imitar el ejemplo de Viktor Frankl, que fue ese
anciano maestro de juventudes. Y para terminar, quiero citar
este proverbio árabe que tiene mucha relación con la logoterapia:
“Cuando tú viniste al mundo, tú lloraste y el mundo se alegró;
vive de tal manera que, cuando tu hora haya llegado, tú puedas
partir con alegría y el mundo llore por ti”.
Elsa E. G. de Molina
¿Es posible la logoterapia en la senectud? Senectud es una
palabra que me cae mal, pero así es el título de esta charla, me
gusta más denominarla “adulto mayor”.
Puedo darles mi testimonio, ya que hace más de siete años que lo
escucho a Paco; he seguido sus charlas magistrales en los
congresos y he leído sus libros, también alguno de Viktor
Frankl. Todo esto me ha ayudado a que los años no me impidan
seguir en actividad; al contrario, a veces son una ventaja
porque me permiten abordar algunos temas como el de la
enfermedad y la muerte con mayor libertad.
Tengo, y no es mérito mío, muy buena salud; eso me permite
desarrollar una gran actividad, y sabiendo que al dolor físico o
espiritual lo podemos transformar en amor; me angustia que
muchas personas arrastren toda su vida una pena, y toda su
familia sufra a su lado.
Es así que reparto mis días en Cáritas, en forma de ayuda
material; en “Renacer”, acompañando a padres que han perdido
hijos, porque también he pasado por ese dolor, y para mi
formación espiritual, pertenezco al Movimiento de Focolares.
Aparentemente son muchas cosas, pero el que conoce sabe la
coherencia que existe entre todas estas actividades.
Cuando se aprende a vivir con todos los valores que aporta la
logoterapia encontramos más alegría, gozamos de la amistad,
valorizamos la familia, no interesa tanto lo material, los
bienes que acumulamos; como lo espiritual y el amor que damos y
que nos rodea.
Aprendemos a olvidarnos de nosotros y el “yo” lo cambiamos por
el “tú” y, sin darnos cuenta, nuestra vida mejora notablemente.
Quizás, quien me escuche hoy dirá que soy privilegiada, pero les
aseguro que he puesto mucho de mi parte, buscando en la
logoterapia cómo lograr esta fuerza indómita de mi espíritu, y
ayudando a los que necesitan encuentro la respuesta para mis
necesidades.
La vejez en la mayoría de los casos es un estado de ánimo, puede
decaer la parte física, pero la mente no, o a la inversa, y ahí
es donde debemos poner el acento y no entregarnos.
La imagen en los abuelos: Algunos estudiosos sintetizan la
relación entre el anciano y los medios de comunicación, con lo
que se llama las tres “A” características: Ancianidad -
Audiencia - Ausencia”.
Ancianidad: Las personas ancianas y los temas que tienen que ver
con sus vidas son normalmente excluidas del imaginario coletivo
y, por ende, de los medios de comunicación.
Audiencia: Las personas ancianas sí forman parte y en gran
número de la audiencia, y esto ha hecho que se hayan vuelto
objeto de publicidad. Por razones de mercado, en esta publicidad
el estereotipo del anciano es el viejito exitoso, “hiperactivo,
extrovertido y paradójicamente juvenil”.
Ausencia: Como trabajadores de la comunicación social, los
“adultos mayores” están prácticamente ausentes.
Quien haya sentido siempre no sólo el deseo de vivir, sino
también el de llevar una vida digna de un ser humano, tendrá que
admitir que a todo ser humano (valga la redundancia) que merezca
tal nombre, no lo debería satisfacer el simple hecho de estar y
permanecer vivo, sino que el objetivo principal debe ser
garantizarle un sentido a nuestra existencia, y a pesar de los
años debemos decirle “sí a la vida”.
Carlos Caram
Cruzando los años ´60 o ´70, caminaba por calles y avenidas,
plazas y parques; miraba y veía atestadas peatonales,
confiterías, restaurantes, bailantas, aulas con conferenciantes
ampulosos, iglesias o capillas con sacerdotes o ministros
sermoneando..., pero siempre terminaba en las rispideces de las
almohadas que me impedían conciliar el sueño porque no
encontraba justificable de todas mis correrías, que siempre
terminaban en la injustificable existencia, adueñado con la nada
o el vacío. Ergo, sólo el somnífero cubría el precario sueño
hasta el nuevo día con la repetida imagen del vacío que ya
justificaba la existencia, preámbulo de la fatiga y la depresión
cada vez más aguda. Seguida de una invitación cada vez más
insistente y seductora del suicidio. No había razón alguna para
permanecer en este mundo sufriente y, peor, vacío.
Impensadamente (el vacío no lo admite) crucé la barrera del
sonido de un nuevo lenguaje, como por ejemplo, “el hombre es
único e irrepetible”, “está integrado por dimensiones
biológicas, psicológicas y espirituales”. Este último componente
(el espiritual) es inextinguible y, por tanto, se constituye en
el “lleno existencial”; vale decir, la antípoda de la
“existencia vacía”; o sea, que justifica mi existencia, niega el
vacío y repudia el suicidio.
El ser humano es eterno.
Esta nueva corriente filosófica y aun mística me impacta
violentamente, y me invita a conservar mi vida para un destino
superior, donde se realizan los valores que estos, sí, no se
marchitan ni extinguen.
Entonces, el hombre se vuelve eterno y es el portador y ejecutor
de esos valores que debe realizar: amor, solidaridad, caridad,
libertad, responsabilidad, conciencia.
Esta nueva corriente llamada logoterapia nos invita a una
realización de valores que me impulsaron a sobrevivir con el
emblemático “a pesar de todo, sí a la vida”.
La logoterapia tiene el enorme impacto en quien quiera
escucharla y practicarla: nunca estará solo, ni vacío, ni
ocioso; siempre tendrá un proyecto de realización existencial.
Antonieta Treviño de Chulak
Según un escritor uruguayo, “Orioll Valls, que se ocupa de los
recién nacidos en un hospital de Barcelona, dice que el primer
gesto humano es el abrazo. Después de salir al mundo, al
principio de sus días, los bebés manotean, como buscando a
alguien.
Otros médicos que se ocupan de los ya vividos, dicen que al fin
de sus días los hombres mueren queriendo alzar los brazos”.
Y así es la cosa, por muchas vueltas que le demos al asunto, y
por muchas palabras que le pongamos. A eso, así de simple, se
reduce todo: entre dos aleteos, sin más explicaciones,
transcurre el viaje.
Ese aletear es como extender las manos para salir de uno mismo,
para vencer el egoísmo, para dejar un hueco a la trascendencia.
Ese aletear significa expresar (en todas las acepciones de esta
palabra) lo que llevamos dentro de generosidad y comprensión
hacia el otro.
Pareciera que al nacer, Dios nos hubiera cargado con una mochila
plena de sentimientos e inclinaciones buenas y no tanto; como
los actores cuando tienen que representar un papel (de traidor,
de malvado, egoísta, ladrón, por ejemplo) tienen que revolver
esa mochila para encontrar los rasgos que todos llevamos
escondidos en lo profundo de la naturaleza; ese soplo de
solidaridad, de ayuda mutua, de compromiso con el otro que nos
identifica como pertenecientes a la raza humana.
Esa capacidad de renuncia de uno mismo, que también conllevamos
sin ninguna duda, hizo que alguna vez me preguntara ¿por qué?; y
de inmediato rectificara mi pregunta por ¿para qué?, pasando de
la causa al fin, al objetivo, que es más profundo y cargado de
valores.
Es una forma inteligente y cálida de trascender. Lo que aprendí
escuchando las primeras charlas de logoterapia de Paco Bretones
es que esa preocupación por el otro, ese salirse de uno mismo,
conduce a encontrar el real sentido de la vida de cada uno.
Somos forjadores de nuestro destino.
Recuerdo a mi madre en el barrio de Liniers, donde las calles
tienen nombre de pájaros y de flores, cuando preparaba un plato
más, para un mendigo que recorría diariamente las casas de la
cuadra, con su plato enlozado y su cuchara de lata para comer lo
que los vecinos preparaban. Él se sentaba en el cordón de la
vereda, comía su ración, se llevaba su plato y su cuchara y si
no comía su trozo de pan. lo desmenuzaba suavemente para las
palomas y pájaros, que esperaban esta dádiva.
No puedo hablar de mí misma, de esa inclinación que me hizo, sin
saberlo, encontrar el sentido de la vida fuera de mí, sin
recordar a mi madre y sin recordar que por algo elegí ser
maestra donde los verbos dar y donar se prenden al blanco
guardapolvo, se asoman de sus bolsillos y permanecen: “Hoy doy
historia”, la maestra de tercer grado nos “dio” un apunte,
mañana nos “dan las notas del examen”, la profesora “dará” una
clase especial; la maestra ha encontrado el sentido de su vida
en el modo particular de sentir.
En esta tarea mía en el Salón Cultural de Seguros Rivadavia,
estoy cerca de los padres que perdieron sus hijos, de los
enfermos de cáncer curados o no, de los niños nacidos con
problemas de médula espinal, de los mal llamados niños
diferenciados.
Pero para darme cuenta cuál era el sentido de mi vida en este
“impasse” entre dos aleteos (que estos aleteos son una fresca
brisa que me obliga a trascender, a encontrarme con el espíritu
del mundo, que me atrae en este aprender y desaprender qué es la
vida), tuve que “vivir”.
Para decir piedra, pez, viento, paloma, tuve que “vivir”.
Para nombrar un barco, para decir estela, horizonte de mar,
bahía, tuve que “vivir”.
Para seguir un rumbo fijo, para guiarme por las estrellas, tuve
que “vivir”.
Más allá de todas las tentaciones, por encima de todas las
preguntas, tuve que “vivir”.
Para decir una palabra, para decir una sola palabra, la primera
palabra y la última, para que naciera esa palabra, tuve que
“vivir”.
Para no temer a la muerte, para saber cuál era el sentido de la
vida, tuve que “vivir”.
Amelia Rosa Vázquez
Entendía lo que era transitar una buena senda por la vida, sabía
por imperio intuitivo cómo debía obedecer a un mandato más allá
del cuerpo y de la psiquis, que misteriosamente me impulsaba con
una fuerza desconocida a cumplir acabadamente con principios
éticos y morales, pero el incursionar en la logoterapia me dio
la herramienta necesaria para realizar un trabajo artesanal
único, con mis posibilidades y limitaciones, más el agregado de
voluntad, compromiso y solidaridad que me empujan día a día a
mejorar un poco más, contagiando a quienes me rodean, y en aras
de la trascendencia moverlos a la reflexión.
Antes, mis pasos eran vacilantes y las certezas de mis acciones
nebulosas, pero merced a estas enseñanzas, veo claramente cuál
es mi misión en la Tierra y sus exigencias ineludibles.
Sé que mi tarea se prolongará a lo largo de toda mi vida, usando
valores de creación, vivencia y, en última instancia, de
actitud, para ejemplo de mis sucesores. La logoterapia no sólo
me ha dado la luz que ilumina mi tránsito por el mundo, sino
también la fortaleza necesaria para eludir el desvío hacia
pensamientos y prácticas que desintegran el ser y nos sumergen o
intentan hacerlo en un dislocado mar psicopático con
consecuencias imprevisibles.
Mi experiencia recogida a través de muchos años, más el
conocimiento de esta disciplina surgida casi inesperadamente,
hacen que confluyan con el beneplácito de la espiritualidad, la
teoría y la práctica, ambas inevitables para una trascendencia
fecunda. Recordando a Viktor Frankl, “la hora pasa, la pena se
olvida, la obra queda”.
Por fin, quiero afirmar que con lo que me queda, días, meses o
años, no importa demasiado, seguiré luchando por respetar y
hacer respetar lo que hoy constituye para mí estar en la senda
real de mis esfuerzos, con la presencia de los cuatro jinetes de
la esperanza: Conciencia, Amor, Libertad para elegir y
Responsabilidad.
Estoy haciendo una nueva historia de vida, que no depende de
órdenes emanadas de centros remotos, sino de mi propia
renovación interior, en un acorde armonioso con una sociedad
para todas las edades.
A propósito de esto último, recordamos que la sociedad sólo
alcanza un equilibrio humano y maduro, si es capaz de considerar
a los grupos de diferentes edades que la formamos; no se trata
de que unos sean más importantes que otros, simplemente que cada
grupo tiene necesidades distintas, que se deben comprender y
tener en cuenta.
Discriminar a un grupo nos llevaría a una sociedad fragmentada e
incompleta. Desde la comprensión de cada realidad, entendemos la
riqueza que supone toda una vida. Saber ponerse en el lugar de
la otra persona no siempre es fácil, pero es imprescindible para
tener una acabada comprensión de toda la realidad de la vida
humana. ¿Quién ayuda a quién? Abolutamente todos cuando entramos
en contacto con otras personas ponemos en marcha, casi sin
darnos cuenta, un proceso de ayuda mutua. Albergamos en nuestro
interior un “tesoro” para los demás que debemos saber descubrir
y ofrecer, y a la vez saber recibir el “tesoro” que el otro nos
está ofreciendo; así se confirma que nos construimos de verdad
como personas, cuando tomamos conciencia de que todos tenemos
algo que aportar y algo que recibir.
Por ello, siempre conviene recordar aquella sentencia de Leonard
Huxley:
“Lo que tú eres depende de tres factores:
a) De lo que tú has heredado.
b) De lo que las circunstancias hicieron de ti.
c) De lo que tú, eligiendo libremente, has hecho de tus
circunstancias y de tu herencia”.
Congreso Latinoamericano de Logoterapia y Análisis Existencial
La logoterapia en acción es vivencia
Buenos Aires, junio de 2005
El tema que les presento más que un enunciado es una convicción.
¿Qué bibliografía he tenido en cuenta? Ninguna. Sólo el
testimonio de la vida de aquellos que, después de haber oído el
mensaje de la logoterapia, vivieron y viven el empeño de
traducirlo en obras. Han hecho de la logoterapia un estilo de
vida.
Tres son los ámbitos en que durante 24 años, sin interrupción,
me he movido: 1) entre el hombre común de la calle; 2) la
Escuela de Vida para Padres con Hijos Fallecidos, y 3) la
experiencia de haber difundido la logoterapia en la cárcel.
Desde el punto de vista vivencial, estos tres grupos han sido
mis mejores maestros en logoterapia. Ellos me han enseñado que
si la logoterapia no es vivenciada, no pasa de ser una teoría
más para ilustrar la mente.
¿Cómo definirían la logoterapia? He aquí el testimonio de una
ama de casa.
Estela, 34 años, cuatro hijos, abandonada por su marido; a causa
de ello -por motivos básicamente psicológicos- le aparece una
muy acentuada obesidad. Asiste a las charlas de logoterapia.
“Este día estoy hablando del autodistanciamiento. Por el
autodistanciamiento no soy lo que me pasa ni lo que tengo. Lo
que me pasa y lo que tengo afectan la dimensión de mi cuerpo y
de mi psiquis, pero no afecta mi dimensión espiritual o mi
capacidad de autohumanización. No es correcto decir soy un
canceroso; sí es correcto decir tengo un cáncer”.
¡Eureka!, dice Estela con entusiasmo.
“Yo no soy una obesa, tengo una obesidad. Hace cinco años que
estoy en tratamiento psicológico y nada”.
Al día siguiente, bien temprano, va a ver a su psiquiatria:
“Doctora, vengo a verla porque yo ya no soy un obesa, sólo tengo
una obesidad”.
Lo tiene que haber dicho con tanta vehemencia, que la doctora
habrá pensado que la gorda se había vuelto loca.
“¿En qué te has metido?”, le pregunta la doctora.
“Estoy haciendo un curso de logoterapia”. Con movimientos
negativos de cabeza, le dice la psiquiatra: “Te has metido en lo
más frustrante de cuanto te podía ocurrir”.
Ahí tenéis el prejuicio científico.
“¿Por qué me dice eso?” Escuchen.
“La logoterapia -le dice la psiquiatra- es lo más frustrante
porque te obliga a bancarte toda la vida”.
Sin darse cuenta, esta psiquiatra nos da la clave para entender
la esencia de la logoterapia puesta en acción. La logoterapia es
un estilo de vida. Bancarse toda la vida, pase lo que pase.
Por eso y nada más que por eso, la logoterapia ha convertido
los valores de actitud en los supremos valores.
¿Cómo sigue la historia de Estela? “Paco, ¿cómo encuentro
sentido a mi vida?”
“Eso es tu responsabilidad”. Esa fue mi respuesta.
En síntesis, la obesa Estela juntó a todas las gordas del
barrio. En una pizarra escribió todo lo que no podían hacer y lo
que sí podían.
“Sintámonos responsables de lo que podemos hacer, pero
hagámoslo”.
Como dijo ella: “Dejé de preocuparme de mi obesidad y empecé a
vivir de otra manera”. En un año bajó 35 kilos, como efecto
secundario. Como objetivo primario encontró un nuevo porqué
vivir a pesar de su obesidad. La logoterapia como teoría y como
vivencia.
Hace 55 años, siendo estudiante de teología en la Universidad
Gregoriada de Roma, ante un bajón de carácter existencial,
consulto a un viejo maestro del espíritu. Por toda respuesta,
saca de su biblioteca un libro. En español, es el que tiene por
título “Psicoanálisis y existencialismo”. Fue mi primer contacto
con la logoterapia.
“Lea este libro y todo aquello que le llega, vívalo lo más
intensamente que pueda, sin analizar, sin juzgarlo. Y, si
piensa, esfuércese por pensar con el corazón”.
Estas palabras me marcaron a fuego. Desde entonces siempre he
considerado la vivencia como camino de transformación y
sabiduría.
Hace 25 años, en esta misma universidad católica, Marta Iglesia,
Ricardo Sardi y Juan Alberto Etcheberry, todos ellos entrañables
amigos, dictaban un curso de logoterapia para profesionales.
Aprendí, en profundidad, la teoría de la logoterapia.
De aquel grupo casi todos se dedicaron a llevar la logoterapia a
la universidad. Yo mismo tuve esta invitación. Pero mi elección
fue la calle, donde está el hombre común.
Han pasado ya casi 25 años de aquella elección y no pienso
jubilarme. ¿Qué aprendí durante estos casi 25 años de difundir
la logoterapia en los tres ámbitos ya indicados? Que la
logoterapia es obvia cuando se vive desde ella. La obviedad de
la logoterapia sólo se da en la vivencia, no en la teoría.
¿Qué es la obviedad? Algo que es muy claro y evidente, que no
tiene dificultad o que no se puede negar. La obviedad es una de
las fundamentales diferencias entre la logoterapia y las demás
teorías psicoterapéuticas. Cuando la logoterapia se hace obvia,
es porque su teoría se ha convertido en vida. Cuando va más allá
de las técnicas que buscan básicamente el sentirse bien, no es
lo que busca la logoterapia. Sentirse bien viene solo, como
consecuencia. Cuando la logoterapia se ha convertido en
vivencia, deja de ser hipótesis, es una realidad. Cuando la
logoterapia no va más allá de la exposición teórica, no es más
que una teoría.
Sólo la vivencia convierte a la logoterapia en la característica
que la distingue de todas las demás visiones antropológicas del
hombre, porque hace que el hombre viva de manera más humana.
De una manera arracional (porque la lógica en este caso no
basta, porque la razón queda superada) se vivencia algo que va
más allá de la emoción y del sentimiento: la presencia del
espíritu.
Frankl se ha cuidado muy bien en no darle un contenido religioso
a esta palabra; por esto, emplea con frecuencia los términos de
dimensión noética.
No me lo han contado. Lo veo semanalmente.
Se llama Escuela de Vida, fundamentada en los principios de la
logoterapia para aquellos padres que han experimentado la prueba
existencial más dura, como es la muerte de un hijo.
En menor grado, el hombre común de la calle basta que sepa
traducir en términos de trascendencia y autodistancimiento su
manera de pensar, y su vida se transforma en algo que encuentra
un nuevo porqué vivir. Así también cambia su manera de sentir y
de vivir.
Ni el hombre común de la calle y, sobre todo, el padre que ha
perdido un hijo saben dar una explicación
de lo que siente
cuando aprende a convertir, de una manera trascendente, su
pensar, su sentir, en un estilo de vida.
Vivenciar es vivir desde el espíritu, es darse cuenta que se
está más sano de lo que uno cree, que se puede mucho más de lo
que se cree poder, que ese lema, que contiene la esencia de la
teoría logoterapéutica y su vivencia, “el sí a la vida
incondicionalmente y a pesar de todo”, va más allá de una simple
declamación.
Sólo el ir más allá de los reclamos de la dimensión biológica o
psicológica al descubrir, aceptar y convertir en la manera de
existir más auténtica, como es el descubrimiento de la fuerza
indómita del espíritu, sólo así este hombre va más allá de la
declamación de los principios logoterapéuticos.
Por suerte, cada vez son menos, pero no faltan médicos,
psicólogos y psiquiatras que siguen rechazando la supremacía del
espíritu sobre la dimensión orgánica y psicológica. No en vano
Frankl habló de la urgencia de la rehumanización de la medicina,
la psicología y la psiquiatría.
Ante una cultura que niega la muerte -si bien paradójicamente ha
creado la cultura de la muerte-, ante una sociedad que
privilegia el tener sobre el ser, que hipócrita y cínicamente ha
instalado la nueva religión del consumismo con sus nuevas
catedrales, los shoppings, ante esta deshumanización del hombre,
la logoterapia, convertida en vivencia, cree, sostiene y afirma
que el hombre puede ser salvado.
Una frase recurrente, que vengo oyendo hace casi 25 años: “Mi
vida en un antes y un después de la logoterapia”. Es la
diferencia que hay entre oír hablar de la logoterapia y vivir
desde la logoterapia.
Al llegar a este punto se imponen dos conclusiones esenciales
para entender la logoterapia: su obviedad y la experiencia de la
realidad del espíritu. A mayor vivencia de estos dos postulados,
más se acentúa la concientización de la presencia del espíritu
en la vida.
Es muy comprensible lo que en cierta ocasión dijo el Dalai Lama:
“El hombre puede vivir sin religión, pero nunca podría vivir sin
altruismo”. Y es precisamente el altruismo la posibilidad que
abre de par en par la puerta a las máximas experiencias del
espíritu. Estas experiencias nos hacen tomar conciencia que la
gente más que ser guiada, necesita despertar.
La logoterapia puesta en acción, es decir vivenciada, no precisa
perder el tiempo queriendo demostrar la existencia del espíritu.
No hace mucho, una compañera logoterapeuta decía: “La diferencia
entre Paco y nosotros, los que estamos frente a la cátedra
universitaria, es que él no precisa demostrar la existencia del
espíritu, porque ve los efectos de su presencia continuamente en
la Escuela de Vida. Nosotros, si queremos hablar de logoterapia,
tenemos que demostrar que el espíritu existe, muchas veces
polemizando”.
Las situaciones límite cuando se las vive desde la logoterapia
se convierten en auténticos procesos autoeducativos, tomando
esta palabra en su sentido más etimológico. Hacer emerger desde
lo interior lo más humano de lo humano del hombre. Es un
despertar a otra manera de ser.
Uno, entre tantos centenares de ejemplo: Mirta llegó a la
Escuela de Vida, como todos hemos llegado, con la blasfemia en
sus labios y el rencor en su corazón.
“¿Por qué a mí?”
Pronto se dio cuenta, por la presencia de los demás padres, que
también ella tenía que pagar el tributo por su finitud. Pero lo
más importante fue cuando se preguntó “¿para qué a mí?”
En aquel momento se dio cuenta que su hijo no había muerto en
vano. También su hijo se había convertido en su maestro.
Esas fueron sus palabras: “Solamente yo me siento la responsable
de que mi hijo no haya muerto en vano”.
El despertar logoterapéutico siempre nos hace dar cuenta que
mientras estemos programados, viviremos en la inmanencia de
donde no puede salir algo que tenga sentido y trascendencia.
Mientras estamos llenos de nosotros no hay lugar para el
espíritu.
Mirta terminó diciendo: “Sigo llorando a mi hijo, pero las
lágrimas no me impedirán ver el sol”. Obviedad de la logoterapia
y fuerza indómita del espíritu.
No es importante saber hablar del espíritu, sí lo es haber
aprendido a vivir de otra manera, gracias al descubrimiento del
espíritu. Una y mil veces vienen a mi mente las palabras de mi
viejo maestro de Roma. “Lean a Frankl y cuando algo les llega
muy hondo, no sigan leyendo, no analicen, no reflexionen.
Simplemente vivan, vivan con intensidad. Lo demás lo hace el
espíritu”. Sólo eso es lo que hace obvia la logoterapia, y a
partir de esas vivencias aprender a vivir de otra manera.
Digan y piensen ustedes lo que quieran, pero cuando uno vive
rodeado de estos testimonios, ¿para qué necesita creer en el
espíritu? Quien no entiende o se resiste a aceptar lo que estoy
diciendo, llevado quizás por su espíritu cientificista, no sabe
lo que se pierde.
Yo le debo mucho a Frankl, pero no menos les debo a esos miles y
miles de hombres y mujeres que durante 24 años sin interrupción
han sido y son testigos de la espiritualidad, que sólo cuando se
la tiene en cuenta vale la pena seguir viviendo, porque se
aprende a vivir de otra manera.
El hombre común de la calle, el padre o la madre que acuden a la
Escuela de Vida por haber perdido uno, dos, tres hijos, el preso
que ha perdido su aparente libertad, ¿qué significa para todos
ellos la vivencia de la logoterapia?
Sin vivencias, las palabras, los conceptos, las ideas, las
teorías, poco sirven para poder entender la espiritualización de
la vida. ¿Y qué es el espíritu? No lo sé, pero sí veo sus
manifestaciones.
Espíritu es libertad para enfrentar las limitaciones del
destino.
Espíritu es responsabilidad para hacerme cargo yo solo de mi
vida.
Espíritu es conciencia para darme cuenta de todo cuanto puedo
ser y aún no soy.
Espíritu es compromiso para sentirme instrumento de la verdad en
un mundo violento y confundido.
Espíritu es solidaridad en un mundo destrozado por el egoísmo y
el éxito frenéticamente buscado.
¿Y qué camino han seguido el hombre común de la calle y los
padres de la Escuela de Vida y el hombre privado de su libertad?
Sin que éstos se den cuenta han ido abriendo caminos que
últimamente decidí plasmarlos en un nuevo libro que, espero, se
publique este año. El libro trata de las 4 “S”: Salir, Servicio,
Sentido, Sabiduría.
Éstas forman el denominador común, tanto en el hombre común de
la calle, como en la vida de los padres de la Escuela de Vida,
como en el recluso de la cárcel. Un postulado fundamental de la
logoterapia es que el hombre es único e irrepetible. No hay
lugar para las fotocopias.
Por eso digo que cada uno tiene que ser su propio maestro. Es
esa unicidad e irrepetibilidad lo que más habla de la obviedad y
la espiritualidad en el hombre. Brevemente paso a indicarles ese
camino que, de una manera inconsciente, es recorrido y que hacen
obvia la logoterapia y la experiencia de la espiritualidad en el
hombre. Esas personas no se preocupan tanto de enriquecer el
intelecto mediante la acumulación de mucha información y todo
tipo de conocimientos.
En los años que llevo difundiendo la logoterapia veo que el
problema que se presenta en este hombre común, es cómo dar
continuidad a la experiencia descubierta en las charlas de
logoterapia. Cada uno, a su manera, se da cuenta que su vida no
puede seguir siendo lo mismo que antes.
Salir, servicio, sentido y sabiduría. Son las cuatro palabras
que sintetizan la pretensión de aprender a vivir de otra manera.
“Salir”, siempre lo he considerado el primer verbo de la
logoterapia. Sólo saliendo de mi inmanencia descubro al otro, me
descubro a mí mismo, descubro el mundo, descubro a Dios y estoy
en camino de poder darme cuenta de los sentidos
circunstanciales. Salir para empezar un nuevo peregrinaje del
nuevo camino que la logoterapia nos presenta como nuevo proyecto
de vida. El verbo salir no nos permite instalarnos, viviendo en
lujosas y confortables mansiones.
Para salir logoterapéuticamente nos basta una carpa que
levantamos allí donde nos sorprende la noche, para luego seguir
saliendo en busca de nuevos caminos. Somos los peregrinos del
ser, como diría Heidegger.
En salir de nosotros mismos para algo o para alguien se resume
toda la dinámica de la logoterapia puesta en acción. Sólo un
vaso vacío se puede llenar. Al salir nos vacianos.
Esta manera de sentir que hay que liberarse, en parte, del
pasado para poder ser de otra manera, es común verlo en el
hombre común. En los principios de la logoterapia se descubre un
nuevo mundo. Su cosmovisión también cambia.
A este hombre común no le resulta fácil hablar de la
espiritualidad, pero sí que entiende las consecuencias y los
resultados de ella, al vivir desde ella. Entiende muy bien que
este salir implica, aunque no sepa explicárselo, una
transformación en su vida. En los cursos uno nota que los
conceptos de auto-trascendencia y autodistanciamiento, no son
fáciles de entender, pero lo curioso es que en sus vidas aparece
la autotrascendencia por la realización de valores, sobre todo
de vivencia, sin darse cuenta ven aumentar en ellos su capacidad
relacional. Son más altruistas.
El ejemplo de Estela, que presenté al principio, demuestra,
igualmente, que el autodistanciamiento también ha sido
incorporado a su manera de pensar, sentir y actuar. Salir es
apertura y una manera nueva de ver, logoterapéuticamente
hablando. En esa apertura ese hombre, buscador de bienestar, al
verse libre de la inmanencia que es la raíz de todos nuestros
apegos y limitaciones, experimenta la logoterapia como
liberación. Es una apertura a vivenciar la vida de otra manera.
Aquí aparece la segunda “S”, que es vivir la vida como una
tarea, con vocación de servicio.
“Servicio”. Desde el punto de vista de la logoterapia, el
servicio es la consecuencia lógica del salir.
El servicio considerado logoterapéuticamente, es la actitud
conscientemente vivenciada (por una parte) de la
autotrascendencia y en el autodistanciamiento (por la otra), el
otro es visto como algo esencial a la experiencia de mi “Yo”.
En el caso concreto de la Escuela de Vida para Padres con Hijos
Fallecidos que, reitero, funciona con el marco
teórico-existencial de la logoterapia, es notoria la diferencia
entre aquellos padres que hacen del servicio una vocación y
aquellos que se encierran en su dolor.
La vida no es algo, sino que, como dijo Frankl, la vida es algo
para algo. La vida es una tarea, la logoterapia apela a la vida
como tarea. (Es el tema de uno de mis libros).
Eso reza para todo hombre, pero en el caso de los padres que han
perdido hijos es fundamental.
Un ejemplo más, entre tantos: Margarita, una ama de casa, que ha
perdido 2 hijos, vive su vida casi con desesperación, pero
finalmente llega a entender que ella no tiene ningún derecho a
exigir nada a la vida. La vida no le debe nada.
Se le aconsejó ir al Hospital Materno Infantil y ofrecerse para
cuidar bebés que otras madres habían abandonado. El episodio es
muy rico, pero lo sintetizo. Estas fueron sus palabras: “Las
clases que ustedes dan me hacen bien, pero el primer bebé que me
tocó cuidar hizo el milagro que me diera cuenta de mi egoísmo.
Lo cuidé, lo besé, lo abracé. Hizo de mí otra persona”.
Es notorio que al hombre común que asiste a los cursos de
logoterapia el tema del tiempo no le sea indiferente. Así como
el hombre es único e irrepetible, también lo es cada instante y
éste se convierte en una ocasión para hacer algo por alguien o
por algo.
Quizá por el hecho de que el hombre común de la calle se halle
más sumergido en la vorágine de la vida cotidiana con la propia
existencia iluminada por la logoterapia, el salir y el servir lo
vuelve más perceptivo para encarar la tercera “S” del “Sentido”.
Mi experiencia de trabajar con este hombre en los tres niveles
ya indicados, me confirma que ante cualquier problemática
conflictual, en lugar de encarar el problema con el tema del
sentido, siempre es mejor por los dos verbos ya indicados: salir
y servir. Estas dos maneras de sentir y vivir llevan a la
autotrascendencia y desde ella es más fácil encontrar el sentido
circunstancial que cada momento lleva consigo. El tema central
de la logoterapia, “el sentido”, también es para la vida de
cualquier hombre. La Escuela de Vida se mueve permanentemente
en torno al tema del sentido, eso hace que la recuperación de la
serenidad anímica sea rápida. Encontrar un nuevo porqué seguir
viviendo es la clave, no sólo para seguir viviendo, sino para
aprender a vivir más que a durar. Exactamente lo mismo ocurre
con el hombre común de la calle. Normalmente no se soluciona
ningún problema, pero todo lo ve de otra manera. Lo mismo ocurre
con el recluso, las cadenas que lo privan de su libertad ya no
pesan como antes. Salir de la cárcel de la inmanencia, para
vivenciar la libertad. Hacer de la vida un servicio para
vivenciar el amor, la suprema vivencia. Haber encontrado sentido
a la vida para darse cuenta que valió la pena haber nacido.
Esas tres “S” generan la cuarta “S”, la “Sabiduría”. Esa
sabidurìa que no se aprende en los libros, en ninguna cátedra,
ni en el seguimiento de los eruditos.
¿A qué hombres convierte la logoterapia en sabios?
No a los intelectuales que reflexionan mucho, sino a los que
viven en acción trascendente de instante en instante. Es el
camino que conduce a la vivencia y ésta siempre conduce a la
espiritualidad.
Así y sólo así es entendible que la logoterapia puesta en acción
convierte a cada hombre en su propio maestro.
La logoterapia vivenciada es la causa principal que facilita la
presencia del espíritu en nuestra vida, el mantenernos, en lo
posible, más despiertos.
No quiero terminar sin poner a su consideración dos reflexiones
que estimo muy importantes.
Primero: preguntarse con mucha sinceridad, si la única
logoterapia no es aquella que, a través de la vivencia, la hace
más obvia. ¿No creen ustedes que el hombre común de la calle que
dice “mi vida es un antes y un después de la logoterapia” tiene
mucho que enseñar a los que se esfuerzan, por cierto con mucho
mérito, a cuantos estamos empeñados en difundir el pensamiento
de Frankl?
Los que más vivencian la logoterapia también deberían ser
escuchados.
Hace tiempo que vengo sugiriendo que en todos nuestros congresos
debería haber un panel compuesto por hombres y mujeres comunes
que han hecho de la logoterapia una manera trascendente de
vivir. Repito, yo personalmente he aprendido y aprendo mucho de
ella.
¿Cómo viven la logoterapia en lo cotidiano de la vida? En los
congresos de San Luis y Mar del Plata, de los años 1991 y 1999,
sugerí al Dr. Oro la posibilidad de presentar un panel de no
profesionales. El Dr. Oro comprendió muy bien.
No hubo ninguna dificultad. Sobre todo en el congreso de Mar del
Plata, compuesto por personas de la tercera edad -se celebraba
el Día de la Tercera Edad-. Ese panel fue la “vedette” del
congreso. Recuerdo que a Eleonor, la esposa de Frankl, que
asistió al congreso, le encantó ese panel.
Mi segunda reflexión.
No hay nada que nos haga palpar la fuerza indómita del espíritu,
como lo hacen los valores de actitud o vivir cerca de quienes
los viven.
No deseo para nadie, que para entender mejor la logoterapia
tenga que enfrentar situaciones conflictivas que exigen ser
enfrentadas con valores de actitud. El precio que se paga es muy
alto, sobre todo si se pierde un hijo. Pero sí creo que sería
muy conveniente que todos aquellos que se dedican a entender y
divulgar la logoterapia vivieran, por lo menos, cerca de alguien
que sí realiza algún valor de actitud.
No es lo mismo hablar de valores de actitud que verlos vivir. No
es lo mismo “ver” vivir valores de actitud que vivirlos.
Desde la perspectiva logoterapéutica, quien vive con coraje un
valor de actitud se convierte en una cátedra de vida.
Hace 14 años, Ana, mi esposa, y yo fundamos la Escuela de Vida
para Padres con Hijos Fallecidos, en Mar del Plata. No nos hace
falta que nos hablen de la fuerza indómita del espíritu. Vivimos
rodeados de padres y madres que ante la pérdida irreparable de
un hijo siguen apostando a la vida. Con un sí incondicional
siguen viviendo, pero de otra manera.
Celebramos los 100 años del nacimiento de Frankl. No tiene
ninguna importancia preguntarse si Frankl está con Abraham,
Moises y los profetas o con Jesús y los 12 apóstoles. Lo único
importante para Frankl siempre fue salvar al hombre. Por eso su
vida valió la pena.
Deseo ardientemente que de nuestra vida también se diga: “valió
la pena”.
El lema del Centro de Estudio
de Logoterapia de Mar del Plata
“Viktor E. Frankl” son las palabras del Dr. Frankl
“El sentido
de mi vida
es ayudar a otros a que encuentren el suyo”. Éste es
el cometido que “Paco” Bretones se impone en toda su tarea
docente, impartiendo los conceptos
de la logoterapia.
En el acto de celebración del XXV aniversario de la fundación
del mencionado Centro de Estudio, realizado en el Centro
Cultural “Gral. Juan Martín de
Pueyrredon”, hubo paneles
testimoniales y charlas por parte de alumnos y amigos, que
enriquecieron con sus conceptos y vivencias tan importante
celebración. Algunos testimonios fueron los siguientes:
Palabras de apertura,
a
cargo de
Nelly Segalla.
Hoy
es día de celebración, bienvenidos a la celebración del XXV
Aniversario de la Fundación del Centro de logoterapia de Mar del
Plata “Viktor Frankl”.
Ante todo quiero presentarme, yo soy Nelly Segalla, cara
repetida para algunos de ustedes y quiero contarles un poquito,
cómo yo me contacté por primera vez con la logoterapia. Fue en
el año 1986, cuando una gran amiga y compañera de trabajo, trajo
a la Escuela 502, una escuela para niños débiles mentales, a
nuestro querido maestro “Paco” Bretones para que diera una
charla sobre logoterapia a todo el personal técnico-docente. En
cuanto Paco comenzó a exponer los postulados de esta Tercera
Escuela Vienesa de Psicoterapia muchas de nosotras nos sentimos
impactadas, con gran interés y curiosidad por ahondar más en el
tema. Yo, particularmente, como asistente social, ya que ese era
mi rol en esa escuela, pensé que podía sacar un gran provecho de
esta teoría psicoterapéutica, no sólo para mi crecimiento
personal sino también para el desarrollo de una tarea más humana
y más efectiva. Fue así como formamos un grupo y Paco accedió a
darnos un curso al que posteriormente también se agregaron otras
personas que se enteraron del mismo a través de distintos medios
de comunicación; pero al no contar con un espacio físico para
desarrollar este aprendizaje solicitamos la Sala de Conferencias
del hotel de mi marido y ahí sí comenzó ese desafío, este gran
desafío que significa tratar de vivir logoterapéuticamente.
Desde entonces yo asisto a estos cursos, si bien es cierto con
algunas interrupciones impuestas por distintas circunstancias
pero sigo asistiendo. Ahora les quiero comentar que ya no se dan
en el hotel de mi marido sino en este hermoso recinto, hace ya
aproximadamente 18 años.
Ustedes se preguntarán ¿tan incapaz es esta señora que necesita
tantos años repetir el mismo curso? Pues bien, muchos de
nosotros hemos permanecido a lo largo de todos estos años porque
en las exposiciones que Paco da cada martes, de cada mes, de
cada año, es como que recibimos una bocanada de oxígeno para
afrontar más y mejor la problemática existencial. Por más que se
reiteren los temas Paco se esfuerza cada año más por desglosar
los conceptos de esta teoría psicoterapéutica de manera
diferente y siempre nos llegan de manera diferente a los que
humildemente aceptamos el desafío de crecer. Se nos va haciendo
carne, a fuerza de tanto repetir, el concepto de la vida como
tarea, de que para la logoterapia lo más importante es la propia
autotrascendencia, pero yo creo además, que el mérito más grande
que podemos adjudicarle a Paco como maestro, es el haber sabido
bajar a nivel del hombre común, sin ninguna preparación
académica de ningún tipo, los conceptos de la logoterapia. El
hacerle entender, con los ejemplos cotidianos, que toda vida
merece ser vivida por adversas que sean las condiciones si se
tiene un algo o un alguien por quien vivir y eso es,
precisamente, lo que le da sentido a nuestra existencia. No en
vano, el propio Frankl, elogió de manera tan conceptuosa el
libro de Paco “La logoterapia es obvia”, donde nos muestra con
testimonios reales, cómo el hombre común, a veces sin siquiera
saber lo que significa la palabra logoterapia, vive y actúa
logoterapéuticamente.
Yo
puedo asegurarles que el beneficio que obtuve con estas clases
es incalculable y les cuento porqué: La vida, como a todos los
seres que habitamos este planeta nos va haciendo preguntas, a
las cuales debemos responder inexorablemente, bien o mal,
equivocados o no, pero responder. Yo tuve que dar respuesta a
una situación límite: perdí a una hija de 27 años, y allí es
donde comprendí de verdad el valor de la logoterapia, el
manatial de esperanza que significa vivir desde la logoterapia y
comprendí también la vigencia que su validez tiene. ¿Saben cómo
pude comprobarlo? Simplemente volviendo mi miranda a las
experiencias o a las viviencias de Frankl en el campo de
concentración de Auswichtz. Frankl tuvo que aprender en
situación concreta, la realización concreta del sentido. Esa
situación límite le brindó la ocasión de realizar en su propia
vida el tema del sentido y para él el tema del sentido, de algún
modo, se convirtió en esperanza, esperar contra toda esperanza.
El hombre es esperanza en sí mismo, es capacidad y potencialidad
de crecer y de llegar a ser cada día más y mejor. La logoterapia
apuesta al hombre y su pensamiento nos da una visión de hombre
esperanzador y justamente esa apelación a la vida como tarea y
esperanza, es la que surge en estos encuentros semanales de las
clases de logoterapia. Esta es realmente la explicación del
porqué de tantos años asistiendo a estos cursos.
Dicen que la muerte está tan segura de su victoria que nos da
toda una vida de ventaja. Yo, gracias a lo aprendido en
logoterapia elegí aceptar este desafío, decidí aprovechar esta
ventaja no dejando que termine el día sin haber crecido un poco,
sabiendo que pase lo que pase mi esencia está intacta y pensando
que el futuro está en mí.
Queridos amigos, les reitero la calurosa bienvenida y el deseo
de que podamos todos juntos reflexionar a lo largo de todas
estas horas. Muchísimas gracias, nada más.
Dr. Oscar R. Oro y
Dr. "Paco"
Bretones.
De izq. a der.:
Dr.
Juan A. Etcheberry,
Lic.
Roberto Mucci,
Lic.
Sandra Siciliani,
Dr.
Oscar R. Oro
y
Dr. "Paco" Bretones.
De izq. a der.:
Juan Cunnill,
Etel Conti,
Ana Vuoso de
Bretones.
ANA
VUOSO DE BRETONES: El hombre, como dice Frankl, no sé si actúa
frente a la vida preguntando sino recibiendo continuas preguntas
que debe responder adecuadamente.
ETEL CONTI: Buenas tardes, yo me llamo Etel Conti, hace 36 años
que estoy casada con el mismo hombre, tengo 7 hijos, que me han
brindado tres yernos, una nueva, un novio, dos novias y tengo 6
nietos, uno en el Cielo. Cuando Ana me invitó a venir a este
panel, yo le pregunté ¿y qué digo? Y ella me dijo, y… por
ejemplo algo de tu relación con mi marido. Bueno, mi relación
con Paco es muy larga, yo tengo 53 años y él era mi profesor
cuando yo tenía 15. Paco entraba a nuestra aula y nos
revolucionaba. Ya estábamos bastante revolucionadas porque
éramos aún adolescentes, cuando él entraba con su avasallante
presencia, su entusiasmo, su voz, digamos que nos cambiaba el
día y siempre teníamos mucho para pensar después.
Por
algunos años lo perdí de vista y un día, en plena época de
crianza, estaba cocinando entre niños y adolescentes, lo escuché
en la radio y me emocioné muchísimo. Eso hace 20 años más o
menos. Él empezó a explicarle al periodista qué era la
logoterapia y yo pensé que en ese momento empezaba a descubrir
que muchos de mis pensamientos tenían nombre y que había una
forma de vivir que yo pensaba que era así y que era buena.
Bueno, empecé a venir a los cursos de forma intermitente, como
dijo Nelly, un año sí un año no, entre embarazos y lactancias,
mi mamá también, bueno, descubrí muchas cosas en estos años.
Quisiera decir dos o tres cosas, que me han acompañado en la
vida. Una vez Paco dijo la etimología de la palabra “educar”, y
será que me conmocioné porque indudablemente era la tarea más
importante de mi vida. Él dijo algo que yo no había escuchado
nunca, dijo que educar era desentrañar del otro las
potencialidades para promoverlo. Eso cambió totalmente mi visión
en la crianza, y creo que me ayudó muchísimo a poder hacer que
mis hijos pensaran y que dieran respuestas a la vida.
Otra cosa que siempre me conmocionó y que Paco me dijo durante
muchos días, es que uno es sus propias elecciones y es verdad, y
cuando uno elige debe afrontar la elección. Yo me convertí en
madre y en una ama de casa con mayúsculas, cuando esta sociedad
pensaba que no era exitoso ser una ama de casa, sin embargo
creo, que viviendo logoterapéuticamente fue la mejor elección
que hice en mi vida. Hace 36 años, que me he estado esforzando,
junto con mi esposo, por formar personas amorosas y no
indiferentes y siempre lo hice, trato de hacerlo con mi enfoque
logoterapéutico.
Paco dice que hay que trascender y la logoterapia también ¡y
cómo! No es fácil trascender a veces, más allá de uno, porque
una frase que siempre escuché acá es “no vengas con lo de la
familia, la familia está hecha así, es lo que hay que hacer, no
es ningún mérito”, digamos qué con el otro, con el que uno no
conoce, con el que le desagrada, con el que no piensa como uno.
Bueno, yo como madre de una familia tan grande tenía un caudal
de mucha experiencia en maternidad para ofrecer a otras mamás,
para darles un lugar donde ellas pudieran estar, y fue así como
me formé en lactancia materna y formé un grupo de apoyo a la
lactancia materna, que sigue funcionando en esta ciudad, y en
este grupo muchísimas madres encontraron, no recursos y
sobretodo sus potencialidades para poder vivir plenamente su
maternidad y poder criar a sus niños. Incluso, en esta sala hay
una mamá que no solamente vino a mi grupo de apoyo e
intercambiamos experiencias en formación sino que también tengo
la alegría de que hoy esté sentada acá, en esta jornada de
logoterapia.
No
todo fue tan fácil con los 7 chicos, una de mis hijas se
embarazó de trillizos y un bebé murió, intraútero en la semana
35. Creo que nunca como en ese momento entendí, o en el
transcurso de los días, a pesar del sufrimiento, entendí la
frase de lo que significa ¿para qué a mí? Digamos que desde ese
momento, que ocurrió hace dos años y pico yo me sentí muchísimo
más empática con las mamás que se acercaban al grupo de apoyo y
a la consulta con bebitos en estado de haber nacido prematuros y
tuve una información mucho más clara y nada más que por
experiencia que tuve que vivir ante la muerte de mi nieto.
Solamente quiero decir que es verdad lo de la fuerza del
espíritu, realmente lo es; todo el tiempo uno encuentra la
fuerza del espíritu y eso nos permite enfrentarnos todos los
días, aunque no sean muy buenos, de forma incondicional y lo que
me parece más importante es que nos permite aspirar a valores
más sublimes.
Bueno yo pienso que habrá que seguir hasta la muerte.
JUAN CUNNILL. Buenas tardes, mi nombre es Juan. Nosotros, con mi
esposa que falleció en noviembre del año pasado, vinimos y yo
sigo viniendo, a estas charlas que da Paco todos los martes, de
logoterapia, durante 16 años.
Para nosotros fue la logoterapia una filosofía de vivir y una
forma de encarar la vida muy importante para crecer como familia
y para crecer individualmente. Nosotros, con mi esposa, por
nuestras características humanas, filosóficas, espirituales y
por nuestra forma de ver la vida, desde que nos casamos y
formamos un proyecto de vida tratando de que fuera sólido y
duradero, que nos ayudó el espíritu con mayúsculas, tratamos en
todo momento de crecer para tratar de ser mejores y hacer un
poco lo que dice la logoterapia, es decir, apelar a nuestra
fuerza indómita del espíritu, para todo momento de la vida
tratar de transformarlo para crecimiento nuestro y para los que
están cerca de nosotros. Ana y Paco nos ayudaron ambos con su
forma de ser, con su forma de transmitir, con su forma de ver la
filosofía de la vida y esencialmente, con su testimonio de vida.
La
logoterapia es un vivir, no es un leer, no es un comentar, no es
un charlar, es un vivir, el hacer cada día una vivencia, hacer
cada día una transformación, hacer cada día un aprovechamiento
integral de esa gracia que nos dan cuando sale el sol cada día,
que es la de poder vivir y hacer algo para mejorar este mundo en
el que estamos. Con mi esposa, así lo entendimos y vuelvo a
reiterar, Ana y Paco nos acompañaron en ese proceso.
Muchas fueron las vivencias que fuimos llevando acá de los
encuentros semanales, de todo lo que nos fueron transmitiendo y
de todo lo que nuestra vida fue viviendo paralelamente. Tratamos
de hacer un montón de cosas que nos llevaran al crecimiento
interior y a su transmisión exterior a todos los que estaban
cerca nuestro, empezando por nuestra familia, tratando de
acompañar a nuestros dos hijos, tratando de encaminarlos en la
vida para que realmente sintieran que la vida vale la pena ser
vivida, pero con sentido, sino directamente es un transcurrir
como dice la canción de Eladia Blázquez. Pero realmente nos
sentimos hoy conformes, yo digo nos sentimos porque María de los
Ángeles me acompaña, yo siento desde que ella se fue en
noviembre del año pasado, que he tenido una fuerza interior, esa
fuerza indómita del espíritu, no solamente por mi propio
espíritu sino por el espíritu de mi esposa que me sigue
acompañando y me da vivencia interior para poder seguir luchando
y para seguir haciendo. En todo momento he tenido decaimientos,
hay días que me lloro todo, pero realmente he tomado la vida, la
he enfrentado, trato de luchar y de vivir, he tratado de crecer
para acomodarme al nuevo ritmo de casa y, esencialmente, para
acompañar a mis hijos que ya son padres de familia también,
tenemos dos nietas de dos años, o sea que ellos también ya están
en su pleno proceso de vida y realmente se nota de cuando uno
viene a alguna fuente de iluminación, o de enriquecimiento
espiritual como ha sido la logoterapia para nosotros, que
nuestros hijos nos han dicho que realmente se habían sentido
acompañados y habían encontrado en nosotros unas personas como
para que no hubiera, por ahí, una relación tirante que se da
entre padres e hijos en la adolescencia y en la juventud. Ese es
un trabajo de cada día, de siembra.
Nosotros recordábamos siempre con María de los Ángeles, y ahora
lo recuerdo yo, y lo tengo acá presente Ana y Paco cuando Paco
nos día: “a los hijos no hay que darles muchos consejos, sólo
una o dos veces y después el testimonio y el ejemplo” y nos
decía más “es tal la libertad que hay que darle al hijo que si
quiere suicidarse hay que dejarlo hacer porque es su opción de
vida”. Realmente nosotros tomamos esa actitud y hoy yo me veo y
directamente mi esposa, que está presente espiritualmente,
también se ve enriquecida y satisfecha porque realmente nuestros
hijos han tomado esa actitud. Ellos tendrán todos los problemas
de vida, como los tenemos cada uno de nosotros cuando vivimos
cada día, pero realmente el hecho de haber encarado la vida con
ese sentido logoterapéutico ha sido muy importante y nos ha
cimentado para hacer esto y otras cosas fuera del ámbito
familiar que realmente nos han enriquecido y nos han permitido
brindarnos a los demás, que es lo que uno tiene que hacer, es
decir, como dice Paco, la primera de las cuatro eses, que es la
salida de uno mismo. Salir con sentido para directamente hacer
servicio a los demás y llegar al estado de sabiduría que es la
plenitud hasta el final.
Algo quiero comentar con respecto al sentido de la vida, y de
cada uno cómo va generando valores en la vida. María de los
Ángeles, ahí leí recién en la revista del XXV Aniversario de la
logoterapia, hace dos años, es decir en el 2005 fue que contrajo
la enfermedad, pero un cáncer, fue que después, en noviembre de
2006, le terminó su vida física, pero aquí, a fines del 2005, en
la jornada de cierre de logoterapia ella dio un testimonio y
realmente en ese momento ella había tenido tres operaciones,
había tenido tratamiento, estaba en pleno proceso, pero parecía
como todas estas enfermedades, que hay veces que parece que se
encaminan y después se vuelven a desencaminar, el tema es que
ella en ese momento parecía que iba para bien, nunca se sabe
cuánto uno va a vivir, ninguno de nosotros sabemos si
terminaremos el día, pero realmente cuando uno está con una
enfermedad tiene esperanza de que pueda durar algo más, durar en
el sentido físico, no en el sentido espiritual. Entonces mi
esposa en ese momento estaba con buen ánimo que parecía que
mejoraba y todos los que la acompañábamos creíamos que realmente
había superado el cáncer. Pero bueno, después, la vida marcó el
sentido contrario; en febrero le hicieron unos análisis, estaba
de lujo, como sino hubiera pasado nada en su vida, nada más las
secuelas físicas y en julio de 2006 volvió de nuevo la
enfermedad, con mayor virulencia que al principio, el tema que
el 18 de noviembre falleció. Lo más importante de esto, el pasar
la vida todos lo tenemos que pasar, pero realmente cuando Paco
habla de valores, yo les puedo decir, y para los que la
conocieron y estuvieron cerca de ella, que María de los Ángeles
hasta el último día brindó valores de actitud, es decir, que
estuvo íntegra hasta el final y eso fue posible porque había
enriquecido su espíritu y había encontrado el verdadero sentido
de vida. Ella se despidió en el mes de octubre, les dejó una
carta a cada uno de los hijos, para una sobrina que quería
mucho, para mí, y realmente el día antes de morirse, se despidió
de los chicos pero hablando muy bien, sin nada dramático y el
día que falleció en la Clínica Colón, internada, el sábado 18 de
noviembre, en la tarde cuando todavía estaba bien, que la habían
hidratado, y podía conversar y todo, fue despidiéndose de cada
uno de los miembros de la familia que la vinieron a ver y
dándole a todos consejos y dándole a todos esperanza y un faro
para tomar y enfrentar cada uno y avanzar en la vida. Realmente
ahí me hizo ver que mi esposa tuvo unos valores de actitud como
dice Paco, que no es una palabra escrita en un libro, sino que
lo pudo vivir con ella y en todos los meses que estuvo enferma
ella directamente dio un testimonio profundo a mi lado, porque
en ningún momento estuvo decaída. Se acostó los últimos 20 días
y no se levantó pero nunca dejó que la higienizara, siempre fue
al baño, hasta el último día a la mañana que se fue de casa,
para llevarla a la clínica, o sea que realmente esos son valores
de actitud y es verdad entonces, cuando Paco este año vuelva a
hablar de valores así, y les hable de valores de actitud piensen
que los valores de actitud son posibles si nosotros tenemos
tanta grandeza de espíritu y una filosofía de vivir y
comprendemos el verdadero sentido de vida.
Los
valores son posibles, la logoterapia es posible. Como dice Paco
“es obvia”, ¿saben por qué es obvia?, porque está en la calle,
está en el ambiente, está en cada uno de nosotros. Eso es como
la luz que nosotros tenemos interiormente y el espíritu, lo
tenemos pero hay que saberlo descubrir, la logoterapia hay que
saberla vivir. Si nosotros vivimos logoterapéuticamente
tendremos distintos momentos de la vida en que podemos flaquear,
pero veremos que el verdadero sentido de vivir y el destino
final nuestro es lo principal. Salir de nosotros para brindarse
a los otros, no encerrarse siempre en uno mismo para mirarse el
ombligo. Si uno comete esa torpea, porque realmente entre gente
grande es una torpeza, si uno comete esa torpeza, está
haciéndose, como decía Manolito en Mafalda, el Ikebana, es decir
se está autosuicidando, porque se encierra directamente y no ve
nada más. La vida es para vivirla y para ser vivida.
Me
acuerdo un cuentito, que siempre se los cuento en la facultad a
los chicos, muy corto, para que no se duerman y se cansen, y a
parte no lo tomo en joda, como lo hago con ellos para que se
despierten, acá estamos todos despiertos. El tema es que cuenta
un libro de filosofía Zen, que hay un guerrero japonés que un
día lo toman sus enemigos prisionero y lo llevan directamente a
la prisión y lo tienen encerrado y cuando está adentro, él
piensa que a la mañana, como es real, lo van a torturar y lo van
a hacer polvo, basándome en lo que pasa con los enemigos.
Entonces él esa noche no puede dormir, pero está en medio de sus
meditaciones, de sus temores, de sus angustias y de repente se
acuerda de que el Maestro Zen le había dicho “tenés que vivir
cada momento de tu vida porque el mañana no existe”, entonces él
directamente se pone a dormir. ¿Cuál es la moraleja de esto? Que
el vivir de cada uno de nosotros comienza cuando abrimos los
ojos y mientras los tengamos abiertos tenemos oportunidad de
vivir. No tenemos que planificar a futuro porque el mañana no
existe, vivamos el presente. Ese es un poco el sentido en la
logoterapia, vivir todos los momentos con sentido, esa es la
realidad.
Alumnos
del Centro de Estudio de Logoterapia de Mar del Plata
"Viktor
E. Frankl".
De izq.
a der.:
Mario Rusos,
Angie Ciraresse,
Sebastián Orfano
y
Ana de Bretones.
ANA VUOSO DE BRETONES: El valor positivo de la libertad, desde
la Logoterapia consiste en ser una libertad para…porque lo que
constituye al hombre no es la capacidad de hacer lo que quiere
sino la libertad de poner todas sus energías en pos de algo o de
alguien.
SEBASTIÁN ORFANO: Buenas tardes, llegué al curso de logoterapia
hace tres años. En aquel momento tenía yo 24 años, estaba
sufriendo una gran depresión por la muerte de mi gran amigo del
alma, Cristian “el Gordo” como le decíamos cariñosamente.
Aquella partida trágica e inimaginada, aquel accidente con su
moto le había costado su vida con tan sólo 24 años y habíamos
compartido una inquebrantable amistad que duró 8 años. Yo estaba
muy triste, depresivo, no quería levantarme de la cama, no
quería comer, y pensaba que si la vida me había quitado a una de
las personas que más quería y más me quiso, era totalmente
injusta conmigo y no tenía sentido. Desde siempre pensé que la
vida era el gran misterio de la creación y que cada uno de los
seres vivos albergaban en sí mismos el misterio de la
existencia, pero para esta situación límite que me tocaba vivir
no tenía una respuesta para mí aunque yo me obsesionaba en
buscarla.
El primer gran descubrimiento: “la fuerza indómita del
espíritu”. Luego de unos meses en que el dolor se apaciguaba
poco a poco, pero la depresión y la falta de sentido de vida
aumentaban, en medio de esa situación sentí dentro mío una
fuerza que yo mismo desconocí, en la logoterapia se la conoce
como la fuerza indómita del espíritu, que me llevó a decidir a
comenzar un curso de una filosofía desconocida para mí, era la
logoterapia, que decían que trataba sobre el sentido de la vida
del hombre. Yo sentía que necesita encontrar una forma distinta
para enfrentar los hechos que me estaban sucediendo. Dicen que
los maestros siempre están en el momento en que uno los
necesita, sólo que uno tiene que estar preparado para recibirlos
en el momento que llegan y así fue como conocí a Ana y a Paco y
a muchos otros anónimos. Mujeres y hombres que planteaban sus
conflictos y la manera en que la logoterapia los ayudaba a
verlos. Luego de aquella situación límite apareció la fuerza
indómita del espíritu y juntamente con ella uno de los valores
espirituales, la conciencia, esa que me ayudó a verme a mí mismo
sin juzgarme. Gracias a esa conciencia y a la observación pasiva
de mi vida, y sobre todo de mi relación junto a mi gran amigo
Cristian descubrí que aquella relación fue tan profunda y nos
hizo tan felices, porque sin saberlo, por eso se dice que la
logoterapia es obvia, teníamos en común los valores espirituales
de la libertad, el altruismo, el compromiso y el amor, así que
aunque Cristian ya había partido me había dejado muchas
enseñanzas; que ni yo ni nadie puede manejar los hechos de la
realidad, que la realidad hay que aceptarla por dura que sea,
que no hay que comparar a nadie con nadie porque cada uno de
nosotros somos únicos e irrepetibles, que lo que podía hacer era
abrir mi conciencia y mi visión para salir a la búsqueda de
encuentros copn personas que como Cristian, tuviesen su parte
espiritual abierta, si quería volver a estar pleno y feliz como
me sentía junto a él, y así fue como encontré un nuevo sentido
de vida al salir al encuentro de nuevas relaciones con personas
que compartían conmigo valores espirituales en común.
Los valores espirituales: La logoterapia me enseñó a diferenciar
entre lo que tengo y lo que soy. Tengo un cuerpo, una psiquis,
pero mi esencia es mi parte espiritual, y esa parte la componen
los valores de libertad, responsabilidad, conciencia, amor,
compromiso y solidaridad; que todos los seres humanos podemos
tener condicionamientos en la parte psíquica o física, pero que
nuestra parte esencial, el espíritu, nunca enferma.
Los valores de actitud: Este es un tema muy importante para mí,
para la logoterapia este es un valor fundamental ya que podemos
cambiar nuestra vida cuando cambiamos la actitud de nuestra
mente. Mi desafío fue aceptar las limitaciones que poseo, pero
no fue fácil, ya que la palabra aceptación me costó mucho
entenderla y a menudo la confundía con resignación, pero luego
entendí que nada tiene que ver una palabra con otra. Resignación
significa abandono y en el peor de los casos, frustración.
Aceptación, en cambio, es una actitud pasiva, en la que yo
reconozco mis limitaciones pero ya no lucho contra ellas. Para
poder tener un cambio de actitud el primer paso es cambiar
nuestra manera de pensar, entonces, cambio mi manera de sentir y
eso da como resultado final el cambio de actitud.
Para finalizar, el gran desafío de hoy es para mí continuar en
la aceptación pasiva de mis limitaciones sin juzgarme ni
condenarme por mi carácter de único e irrepetible y gracias a
Dios, a mí, a Paco y a Ana y a todos ustedes, luego de estos
tres maravillosos años de continuo aprendizaje, tengo la certeza
de estar en el camino correcto. Muchas gracias.
Presidente de la
Fundación Argentina de Logoterapia
"Viktor Emil Frankl",
Dr. Oscar R. Oro,
y Ana de Bretones.
ANA VUOSO DE BRETONES: Frankl señala, acertadamente, que
la dignidad le corresponde a la persona no sólo por los
valores que posee, sino en razón de los valores que ya
ha realizado, o sea, vida y obra. En ella se encuentra
el valor de un ser humano, en los valores que ha
actualizado, en las obras que ha realizado, e incluso,
en el sufrimiento que le pudo haber tocado. Esta cita
pertenece al libro “Persona y personalidad”, y su autor
es el doctor Oscar Ricardo Oro, que está con nosotros,
Presidente de la Fundación Argentina de Logoterapia
Viktor E. Frankl, amigo entrañable, a quien recibimos
con un gran aplauso.
DR. OSCAR RICARDO ORO: Buenas tardes, un gusto enorme
estar con ustedes y como muy bien dijo Ana, he venido
acá en el papel de amigo de Paco y no con ningún cargo,
así que lo mío va a ser más que una charla formal, va a
ser algo de carácter testimonial. Esto se me ha
contagiado en las presentaciones que ha tenido en este
Centro Marplatense de Logoterapia. Bueno, acá tantas
veces Bretones nos presentó en los Congresos los frutos
de su tarea, tanto en Mar del Plata como en zonas
vecinas, que hemos visto hoy los apoyos que tuvo y
también como se han presentado hoy paneles y ¿por qué
hago esta aclaración? Simplemente porque he sido
testigo, durante todos estos años, de las actividades
que ha llevado a cabo el Centro de Estudio de
Logoterapia de Mar del Plata “Viktor E. Frankl”.
En verdad, he vivido también situaciones, no sólo en las
presentaciones sino en los diálogos que he mantenido con
Paco, sus libros, las presentaciones que he venido a dar
acá y bueno, voy a dar un poco testimonio de todo eso.
Yo digo que Bretones y su mujer Ana han creado un género
único dentro de la logoterapia. No es la psicoterapia
clásica de teoría y de terapia de la neurosis que
escribió Frankl, ni es una psicoterapia grupal lo que
Bretones hace acá los sucesivos martes del año, menos el
mes de enero. Yo creo que fundamentalmente en la
logoterapia en acción, como más de una vez la ha
denominado su creador, contiene elementos de ambas
actividades, pero tal vez la clave esté en que se dirige
a lo sano de las personas enfermas a diferencia de otras
posturas. Yo diría que se trata de una logoterapia
entregada generosamente. Usando el lenguaje comercial,
podríamos decir, logoterapia al por mayor, como dicen
algunos negocios que no venden al menudeo. Así es la
entrega que practica Bretones desde hace 25 años y lo
puede hacer porque en tantos años de lectura y de
contactos con público muy diferente su talento supo
extraer la esencia de la logoterapia que está latente o
activa en todo ser humano. Es lo que Frankl denomina
“autotrascendencia” y es también lo que Bretones
instrumentó a través de los grupos de reflexión para la
autotrascendencia.
Otra convicción personal que quiero expresar en esta
celebración, es que no debe pensarse que la vehemente y
honesta exposición, martes a martes, a través de
Bretones, es fruto de una inspirada disposición interior
o de una natural facilidad y palabra. Si bien puede
haber algo de estas dotes personales, mi parecer es que
el fenómeno Bretones, así lo quiero llamar
cariñosamente, perdoname Paco, permitímelo, es que él es
un denodado y sistemático estudioso, aunque parezca
mentira. En primer lugar, ha estudiado las obras de
Frankl pero también los que precedieron a Frankl, de
sus contemporáneos y hasta de sus opositores.
Me consta que es un infatigable lector, un hábito
buscador de conocimientos que no se circunscriben a la
psicología. Jaspers dice, no podía faltar, “dime de
dónde sacas tu psicología y yo te diré qué clase de
psicólogo eres”, bueno, nosotros sabemos y ustedes lo
saben mejor que yo de dónde saca Bretones su psicología.
En el caso de él es una amplia formación humanística y
científica, lo que está por detrás de los encuentros de
los martes, aquí o de las diferentes actividades en que
se participa; es un muy agudo lector, no es un lector
simplemente que memoriza lo que leyó, sino que es un
crítico de lo que lee y saca sus propias conclusiones.
Es increíble, y esto es lo que hay que marcar, cómo con
tanta erudición se dirige a un público tan amplio y lo
expresa en “La logoterapia es Obvia”. Él no lo sabe,
pero hay una anécdota, siempre nos cuenta cosas cuando
nos encontramos, hay una anécdota que yo he vuelto a
difundir en distintos lugares del país, incluso en
España y en Portugal, sin omitir el origen, por
supuesto, y es la siguiente: “Me contó Paco que una
mujer joven, le dijo alguno de estos martes que viene
acá, que quería dejar su psicoterapia psicoanalítica que
estaba llevando a cabo, y que quería hacer logoterapia,
un poco sintetizando y Paco le dice: muy a la vuelta,
así como la devolución de un saque de tenis, ¨piénsalo
bien, mira que en la logoterapia vas a tener que hacerte
cargo de tus problemas y responsable de tus decisiones¨.”,
y así pasó, y bueno, esto se hizo famoso porque lo
cierto es que esta pequeña anécdota sintetiza muy bien
la psicología, la logoterapia y cómo la ve Paco y cómo
la practica y cómo tiene esa agilidad de devolver en
poca palabra y concisamente, con palabras sencillas
también, una situación de psicoterapéutica.
No quiero dejar de señalar otro valioso aporte, en este
caso del matrimonio de Paco y Ana, a los grupos de
padres que han perdido hijos. Aquí llevan a cabo una
tarea, en cierto modo, diferente a lo que yo señalé al
comienzo. En este caso es un contacto totalmente
personalizado. Si antes era al por mayor que llegaba a
todo público, y lo que entregan ahora sí al por mayor,
es el tiempo que comparten con los padres que lo
necesitan. Esa es la entrega. Yo creo que ya deben estar
en la pubertad, ya debe hacer como 15 años que están. Yo
quiero señalar algo de esto, es importante cómo enfocan
esta situación y no se apartan de la autotrascendencia,
nos permite a todos, este enfoque que hacen ellos, no
sólo a los que han perdido un hijo, establecer el
continuo un vida-muerte, que nos conduce a la
rehumanización de la existencia, que enlaza con la
dimensión espiritual frankleana y tradicional. Cuando
digo frankleana y tradicional quiero decir que no es de
la nueva Era. Esta apreciación personal no quita que yo
participe activamente en la adaptación de la logoterapia
a nuestro tiempo, flaco favor hiciéramos si sólo
repitiéramos lo que está escrito en los libros de
Frankl, no le tendríamos un auténtico amor filial, que
consiste en el seguir construyendo a partir del legado
del padre o prefiero el concepto de maestro que coincide
más con la figura de mi querido amigo Paco.
Para concluir, mi participación en esta cálida Jornada
de celebración de los 25 años de Paco, perdón, 25 años
de la tarea, quiero expresar la profunda vinculación que
une este Centro con la Fundación Argentina de
Logoterapia. Nunca se lo dije a Paco esto pero creo que
lo comparte, creo que uno de los puntos fundamentales,
anclaje de nuestra vinculación está dado, que tanto
Bretones como yo, seguimos la línea tradicional
frankleana, que enlaza con el monoteísmo judeocristiano,
que es el que trae la nueva del hombre único e
irrepetible, como muy bien lo aclaró una vez, no
recuerdo en qué momento, nuestro homenajeado, porque de
ahí viene y por supuesto, no participamos del humanismo
que deriva en el esoterismo y es típico de la psicología
transpersonal.
Por último mi más profundo deseo, que este grupo de
logoterapia, conducido por Bretones y permanentemente
renovado con el ingreso de nuevas personas, siga dando
frutos de espiritualidad.
Nada más.
Panel testimonial de
integrantes de la
Escuela de Vida para
Padres con Hijos
Fallecidos
(de izq. a der.):
Gaudencio Pisani,
Susana Delvitto,
Mabel Rodríguez
y Graciela Allampresse.
ANA VUOSO DE BRETONES: Después de este tiempo de
reflexión, voy a convocar a mis hermanos de la Escuela
de Vida.
GRACIELA ALLAMPRESSE: Buenos tardes a todos, no es la
primera vez y espero que no la última en que Paco y Ana
me honran con esta convocatoria a participar de un panel
testimonial.
Como cada vez, frente al papel en blanco se produce en
mí esa química, esa sanción tan especial… Qué decir…,
cómo elegir de todo lo vivido aquello que transmita lo
que la logoterapia significa en mi vida.
Brevemente quisiera transmitirles parte de esa historia.
Así como Paco nos cuenta que algunas personas que pasan
por estos cursos señalan que su vida es un antes y un
después de la logoterapia, mi vida es un antes y un
después de la muerte de mi hijo Leandro. El terremoto
había destruido todo y aun así yo sentía la necesidad de
salir de debajo de esos escombros. Me sentía aplastada;
ni mi psiquis ni mi cuerpo me respondían, pero algo me
mantenía aún de pie y fue allí cuando la logoterapia lo
definió “la fuerza indómita del espíritu”, podía más de
lo que yo misma creía. Desde allí comencé a creer en
Paco; no debió explicarme el concepto, sólo le puso
nombre a lo que yo inexplicablemente sentía. Esa fuerza
que me obligaba a ponerme en movimiento, a salir, por mí
y por los otros.
La Escuela de Vida para Padres con Hijos Fallecidos
tiene como marco referencial la logoterapia. Concurro a
ella desde junio del año 2000, y a estos cursos desde
hace siete años. Me he enojado con Paco en reiteradas
oportunidades, y estoy contenta por haberlo hecho,
porque de cada enojo he podido rescatar en profundidad
una nueva experiencia. He aprendido a entenderlo: único
e irrepetible, auto-examen, des-reflexión, perder el
miedo al conflicto, no buscar sentirse bien, no buscar
el cambio, aceptarme.
Quisiera dejarles este mensaje a aquellos que concurren
por primera vez durante este año a un curso de
logoterapia: Paco no se repite, Paco crece y
constantemente nos obliga a crecer. Cuando yo comencé
este curso, eran tres las S, una vez que llegué a
entenderlas puso otra, y no sé lo que nos espera. Estén
abiertos, intenten ver, intenten verse; duele, pero es
la mejor manera de aceptar el compromiso de ir
humanizándonos. No es fácil, la logoterapia nos deja sin
excusas. Hoy, escuchando a los panelistas anteriores
recordé una vez cuando Paco dijo que si yo pongo mi vida
en manos de otro, también estoy diciendo. Y esto es eso,
hacerse cargo de su propia vida.
Leer a Frankl significó en mi vida, sin haberlo buscado,
un cambio.
Yo quería respuestas, que la vida me las diera y la vida
sólo hace preguntas, somos nosotros los
obligados a darlas.
Un día le pregunté a Paco cómo podía saber si estaba
dando la mejor respuesta. Él me miró, y con esa manera
de decir que lo caracteriza, me respondió: “Eso no lo
sabrás hasta el final”. Como se dio cuenta que no me
había conformado, agregó: “Pero nunca la mejor es la más
fácil”. Ésta es mi vida. Cada vez que la vida me
pregunta, yo intento buscar dentro mío lo que más me
cuesta responder.
Cayeron mis anteojeras. La logoterapia es la menos
enciclopedista de las teorías; nació desde la vivencia.
Podemos estudiarla, asistir a congresos y enriquecernos
escuchando eruditos en la materia, pero la logoterapia
es obvia, nace desde la práctica y coincido con Paco que
es el hombre común de la calle, nosotros, aquéllos que
llegamos buscando respuesta, los que encontramos en
estos cursos la mejor de las posibilidades y el mejor
maestros para aprender a darlas, con libertad, con
responsabilidad, con conciencia, con solidaridad, con
amor.
Los invito a que tomemos ese compromiso para nuestras
vidas y será la mejor manera de devolverle algo a este
gran despertador de sentidos y maestro de vida, que es
Paco Bretones, gracias Paco.
MABEL RODRÍGUEZ: Buenas tardes, soy Mabel Rodríguez, soy
una de las tantas mamás que no creía que después de la
muerte del hijo podía volver a tener una vida digna y
mientras esto ocurría, mientras uno se encerraba en ese
dolor del cual no podía salir, mientras esperaba nada
más que la muerte, mientras no le interesaba ni el
esposo, ni el otro hijo que quedaba, mientras estábamos
en esa inmanencia total que no nos permitía ver más
allá, surgió la posibilidad de la Escuela de Vida. Un
día llegué sola, porque mi esposo no me quiso acompañar
la primera vez, y estaba Ana, hablaba; decía que con lo
que quedaba, con los ladrillos que quedaban del
terremoto que nos había pasado, se podía volver a
construir una nueva vida y yo realmente no entendía
nada, entonces lo único que traté de hacer fue oír, al
oír qué es lo que hablaba, la primera palabra que
escuché fue logoterapia y a medida que fue pasando el
tiempo, del oír pasé a escuchar y de escuchar a aprender
a utilizar las herramientas que nos daba la logoterapia.
De todo eso que fui prendiendo con el tiempo, con la
concurrencia a la Escuela, con no dejar de ir, con
seguir presente aunque no entendíamos mucho, lo que más
me resultó fue la realización de valores. En la vida
estamos continuamente realizando valores de vivencia y
de creación, pero están los valores de actitud, aquellos
valores que nos exigen un esfuerzo para salir adelante,
para ir más allá de nosotros, para apreciar. Esos
valores que nos permiten salir por algo o por alguien.
Siempre, cuando nosotros tenemos una crisis personal,
sin que sea una crisis tan profunda como es la muerte de
un hijo, siempre nos encontramos ante esa inacción y no
saber qué hacer, entonces lo primero que uno tiene que
hacer es serenarse porque si uno aprende a serenarse va
a poder encontrar cómo salir de este encierro en que
estaba. Nietzche decía que todo el que encuentra un
porqué vivir va a encontrar un cómo, pero esa palabra
cómo a mí me resultaba muy difícil encontrarla, entonces
un buen día Paco nos habló sobre un triángulo de
pensamiento, sentimiento y actitud y yo me daba cuenta
que en el estado en que estaba, pensamiento y
sentimiento se disparaban juntos, y cuando se disparaban
juntos se producía una actitud de encierro, y era como
una espiral que cada vez se iba encerrando más y no me
permitía salir; entonces en la medida en que yo pude
tomar distancia entre ese pensamiento y ese sentimiento,
sí, ya sé, no es fácil, pero bueno hay que intentarlo y
se puede. En la medida que puede tomar ese pensamiento y
ese sentimiento la actitud que se fue generando una
actitud negativa, pero también positiva y en lugar de
ser una espiral que se iba cerrando era una espiral que
se iba abriendo.
Se puede, hay que tener en cuenta que nadie vendrá, es
algo que uno lo tiene que hacer responsablemente, solo.
La esperanza está, que la fuerza indómita del espíritu
siempre está presente y nos va a permitir hacer resurgir
la posibilidad de vivir una vida muy buena, que no va a
ser igual a la que teníamos, pero que va a ser buena
también. Yo estoy viviendo en este momento, después de
la muerte de mi hijo y de la muerte de mi esposo, que le
siguió a él, una vida muy buena, realizando valores,
intentando llegar al otro, ayudándolo. Gracias por
escucharme.
SUSANA DELVITTO: Buenas tardes a todos, bueno desde que
empezó Nelly a hablar con las palabras de bienvenida, me
parece que mi testimonio va a ser reiterativo, parece
que venimos marcados por la mano de Paco con la
logoterapia, pero de cualquier manera voy a decir que mi
nombre es Susana Delvitto, y tengo que hacer un poquito
de historia para que sepan cómo llegué hasta aquí. Mi
mamá, viuda desde muy joven, a los 57 años decide hacer
un nuevo proyecto de vida junto al Sr. Carlos Caram, de
64: sé que muchos de ustedes lo conocieron y quizá lo
recuerden. Asiduo y entusiasta concurrente a los cursos
de logoterapia, gran compañero de mi mamá, hizo de
abuelo de mis hijos prodigándoles mucho cariño.
Compartiendo momentos de nuestras vidas, fue ganando un
lugar en el corazón de cada integrante de la familia.
Charlábamos mucho, y me había dejado una invitación
abierta, para que yo decidiera qué martes, a las 20.30
horas, lo iba a acompañar a la Biblioteca Pública
Municipal, a escuchar una charla que, según él, estaba
seguro me iba a interesar, yo sólo me tenía que decidir,
en ningún momento me mencionó la palabra “logoterapia”.
Curiosa, inquieta y en la búsqueda de no sabía qué, pero
siempre estaba buscando algo, vine. Tampoco sabía si iba
a entender mucho. La invitación llegaba de alguien que
poseía muchos títulos universitarios y yo sólo poseo un
diploma que comprueba que cursé la escuela primaria.
Ese primer día de charla, fue de descubrimiento. Conocí
a una persona, (Francisco “Paco” Bretones) que sin
haberme visto nunca, en el transcurso de su disertación,
iba poniendo nombre a muchas de mis acciones, hacía que
me fuese descubriendo y que encontrara respuesta para
muchos de mis interrogantes.
Por momentos mi sensación fue de estar sola dentro de
esta sala, mano a mano con Paco, y él dirigiéndose
únicamente a mí. Al retirarme, ya para mí era un antes y
un después de la logoterapia, palabra que había
escuchado esa noche por primera vez.
Todos los años comienza un nuevo Curso Anual de
Logoterapia, de abril a noviembre. Hice el curso en el
año 1990. Ahí, entre otras cosas, aprendí que soy única,
irrepetible, falible y finita. Si uno acepta el desafío
que propone Paco Bretones, para vivir desde la
logoterapia, este curso anual, se convierte en el más
corto y, paradójicamente, en el más largo que puede
existir. El más corto, porque debe comenzar todos los
días al levantarme y terminar al acostarme, supone una
autoexigencia diaria para terminar el día siendo más y
mejor, y el más largo, porque es “infinito”, durará
mientras dure mi vida y en este curso nunca llegaré a
diplomarme, a graduarme.
Después de ese año continué viniendo esporádicamente,
pero dentro mío Paco había sembrado una semilla, que por
momentos parecía estar dormida, pero, como la
logoterapia es obvia, en muchas circunstancias mi
accionar era logoterapéutico.
En el año 1998, me llega de la vida una pregunta, la
cual, en principio, no podía ni quería contestar, la
pérdida de mi hija.
Junto con mi esposo, Juan Carlos, me acerco a la Escuela
de Vida para Padres con Hijos Fallecidos, muchos de
ustedes saben que es fundada desde el Centro de Estudio
de Logoterapia de Mar del Plata, por Paco, Ana de
Bretones y 4 alumnas del Centro y se sustenta con el
marco teórico-existencial de la logoterapia de Viktor
Frankl. Ahí me reencuentro con Ana, Paco y la
logoterapia. Si bien el conocer la logoterapia no me
liberó del terremoto existencial y del sufrimiento que
esto produjo en mí, sí me ayudó a continuar apostando a
la vida a pesar de todo.
Aquí ya comienza otra mirada hacia aquella semilla, a
veces, dormida y no sólo germinó, sino que explotó,
porque lo hizo con otra fuerza, esta circunstancia me
llevaba a vivenciar y corroborar que la fuerza indómita
del espíritu existía.
Definitivamente, me impongo dejar de mirar para aprender
a ver, entonces elijo y decido poner en práctica el
verbo salir (al decir de Paco Bretones, el verbo
logoterapéutico por excelencia); el salir y ver me
llevaron indefectiblemente a ponerme al servicio de,
estar en estado de disponibilidad para quien me
necesite, trascender y así ir encontrado el sentido
circunstancial en mi vida y el resultado de esto es, sin
buscarlo, siempre, siempre, sentirme bien.
También, todo esto yo lo veo y lo corroboro en muchos
compañeros de la Escuela de Vida: casi todos llegamos a
ella diciendo mi vida ya no tiene sentido, sin embargo,
el trabajar allí todos los conceptos de la logoterapia y
recibirlos como una herramienta con la cual podemos ir
recomponiendo nuestra vida, nos hace comenzar a vivir
con esperanzas y formular nuevos proyectos.
Voy a aprovechar esta oportunidad para ser vocero de
muchos papás de la Escuela de Vida y agradecer a Ana y
Paco, por esta entrega incondicional hacia esta tarea,
que nos ayuda a continuar viviendo y nos hace ver, que
en lugar de llevar la muerte de nuestros hijos y otros
seres queridos como una mochila que nos pesa y nos
frena, debe ser el acicate para afrontar y aprender a
vivir de otra manera.
Para terminar, quiero decir que hace dos años padecí un
aneurisma y caí en manos de un muy buen cirujano,
gracias a eso hoy estoy aquí.
Existencialmente, también caí en manos de un muy buen
cirujano, Paco Bretones, también, gracias a eso, hoy
estoy aquí.
Al transmitir la logoterapia, Paco contagia, (aquí el
contagio es sumamente positivo), su convicción y su
entusiasmo hacen que por momentos su timbre de voz
corte, como un bisturí. Después, viene la sutura del
corte, aquí Paco realiza un trabajo fino, artesanal, su
coherencia, entre el decir y el hacer.
Gracias a que Paco ha llevado la logoterapia al hombre
común de la calle es que tuve acceso a ella. El haber
participado en varios congresos me ha dado la
posibilidad de enriquecerme y, además, dimensionar el
esfuerzo de Paco para bajar la logoterapia a nivel de
cualquier persona que la quiera conocer, y también he
podido dimensionar el gran nivel utilizado por Paco para
transmitir, para enseñar.
Para mí, logoterapia siempre es apelación, es tarea, es
misión, pero fundamentalmente es un mensaje de
esperanza, porque me enseña que por muy adversas que a
veces sean las circunstancias, yo siempre cuento con mi
libertad responsable para elegir vivir o durar y que si
aprendí que la vida es el supremo valor, depende de mi
actitud hacer que siempre valga la pena vivirla.
Yo quiero brindarle mi mejor homenaje al gran Maestro
Francisco “Paco” Bretones, tener como propósito el
esforzarme día a día por ser mejor persona y poner en
práctica todo lo que él me fue enseñando a través de la logoterapia. Delante de todos ustedes, hoy quiero
decirle simplemente muchas gracias Paco. Nada más.
Gracias a todos.
GAUDENCIO PISANI: Bueno yo quiero decirles que jamás había
escuchado ni oído hablar de logoterapia ni de Viktor Frankl.
Recién a mis 44 años escuché la palabra logoterapia porque me
tocó vivir mi propio Auswichtz, que fue cuando murió mi hijo.
Creo que me sentí como Frankl en el campo de concentración:
devastado, desnudo, vacío, maltratado, sin sentido; la única
ventaja que tenía Frankl es que él estaba preparado quizá. Pero
yo tuve la suerte que me llevaron a un lugar que se llama
Escuela de Vida para Padres con Hijos Fallecidos y ahí encontré
a dos personas excepcionales, increíbles, con una entrega total
al otro, estudiosos y educadores de la logoterapia, como es el
Dr. Bretones, nuestro “Paco” y su esposa Ana. Yo creí no tener
ningún sentido por el cual seguir viviendo; yo los escuchaba a
ellos hablando de marco teórico, que con “la logoterapia vamos a
aprender a encontrar un nuevo sentido, que vamos a encontrar
nuevo sentido o valores entregándonos, el salir de uno mismo, el
pensar en el otro…”. Yo cuando los escuchaba hablar de todo
esto, mi primera sorpresa fue que tampoco era el único, yo creía
que era el único que había tenido la muerte del hijo, mi único
hijo, un hijo deseado y esperado durante 10 años, había perdido
todo, todo valor, todo sentido, ya no tenía ningún interés de
seguir viviendo, y los escuchaba y los veía y para sorpresa mía,
no sólo ví que eran muchos padres que tenían el mismo problema,
sino que los encuentro organizando un asado. En realidad quería
salir corriendo, yo dije ¿dónde estoy? Pero había algo que me
insistía que ese era el lugar y así fue, me di el permiso de ir,
de ver de qué se trataba, cómo la otra gente podía, porque para
mí ya era imposible seguir viviendo y escuché que había papás
que habían perdido dos y tres hijos, y yo dije bueno, tengo que
seguir.
Insistí, insistí y en las primeras charlas no entendía nada;
después vine a las charlas de logoterapia los martes y ahí
empecé a descubrir. Creo que el primer paso que me ayudó para
ver, para oír, para entender, fue la aceptación, pero me costó,
me costó terriblemente porque nunca pensé que iba a aceptar la
muerte de mi hijo. No me quedaba otra que seguir pidiendo ayuda,
yendo a la Esuela, seguir viniendo a las charlas de logoterapia
porque necesitaba descubrir cómo la gente podía seguir viviendo
después de haber perdido
un hijo.
Bueno, gracias a la logoterapia, gracias a Paco, gracias a Ana y
gracias a toda la gente que llevaba años llevando al grupo y
apoyándonos, de a poco fui descubriendo, fui entendiendo y fui
poniendo en práctica, que eso fue lo que me ayudó, poner en
práctica el salir, el brindarse a otros, pero no buscar estar
bien yo, automáticamente brindándose uno al otro, como siempre
dice Paco, automáticamente después siempre nos sentimos bien.
Lo
importante es no encerrarme en querer superar algo que es
irreversible. Así que gracias a esa aceptación fui descubriendo,
fui entendiendo, descubrí un nuevo sentido a mi vida, el hecho
está a la vista, porque esto pasó en mayo y en noviembre yo ya
estaba comprometido con el grupo organizando los asados, tres
años después, aceptando un nuevo desafío que fue encargar otro
hijo, que hoy va a cumplir 4 años en diciembre, Sofía Ana, así
que gracias a la logoterapia que me enseñó a ver, me enseñó a
oír, que me enseñó a aceptar, estoy aquí, disfrutando la vida.
Yo
lo que le puedo decir a la gente que ha venido por primera vez o
a la gente que no la entiende, que siga viniendo, que insista,
hasta que la entienda, porque yo me voy a despedir con algo que
para los que todavía no conocen bien a la logoterapia les va a
parecer una barbaridad, pero para aquellos que saben, que la
entienden, que la practican lo van a entender, por supuesto que
está de más aclarar que no me hubiese interesado conocer a la
logoterapia y tener a mi hijo, pero hoy yo lo resumo en esto,
que gracias a la muerte de mi hijo conocí la logoterapia.
ANA
VUOSO DE BRETONES: Muchas veces decimos que la Escuela de Vida
es una cantera para aprender y ojalá que este concepto cale
hondo en todos nosotros porque seguimos aprendiendo y no
buscamos el sufrimiento como algo masoquista, sino que realmente
sabemos la profundidad y capacidad del ser humano para afrontar
las preguntas más difíciles que hace la vida.
El
asombro es una criatura adormecida en algún rincón del alma
humana. Nos habita en la esfera de vigilias que no siempre
llegan. Pase al acecho de un mundo de revelaciones invisibles,
pero posible de atrapar y descubrir. Antes de recibir a nuestro
próximo invitado, amigo entrañable y querido Elio, voy a pedir
un gran aplauso para el señor Giuseppe Aprile, su papá, y ya
verán porqué.
Don Giusseppe
Aprile
y Mabel Rodríguez
(integrante de la
Escuela de Vida).
Prof. Elio Aprile.
ELIO APRILE: Casi me
siento de la familia. Hace 30 años que conozco a Paco, a Ana;
hace 30 años que no le termino de creer a Paco que yo soy un
logoterapeuta, pero estos matices no ponen en riesgo el cariño
entrañable que nos tenemos y por supuesto resiste en tiempo y
espacio.
No es la primera vez
que mi viejo me acompaña en las muchas veces que he compartido
con este grupo de gente tan especial, no han sido pocas las
veces que él estuvo conmigo, y me da la referencia vital desde
la cual entender que la vida es una secuencia que nos permite
remitirnos al pasado y al futuro, en los padres, lo primero, en
los hijos, lo segundo.
Tuve la suerte, y tal
vez a esto que refería Ana, después de muchas años, de haber
escrito 17 libros y publicados, escribir la primera novela que
es la vida de mi papá; la presentamos la semana pasada, Ana me
acompañó y tal vez a eso se refería, porque el viejo ya cumplió
91 años.
Es la vida de un
hombre, pero es la vida de cualquier hombre; pienso como los
existencialistas que cada uno de nosotros es a su modo la
humanidad y que lo que le pasa a un hombre le pasa a la
humanidad, en la exacta proporción en que éste la representa y
que lo que un hombre hace lo hace la humanidad en la exacta e
igual proporción, por lo tanto esta novela bien podría ser
enmarcada en el territorio de Viktor Frankl, en el territorio de
la logoterapéutica, en el territorio del existencialismo humano,
en su sentido más trascendente, es la vida de un hombre, es la
vida de todos los hombres, es la vida de un inmigrante, y
millones de inmigrantes que verían este libro como un espejo,
pero es también y mucho más, yo soy filósofo más que narrador,
una sincera reflexión sobre la soledad, sobre el miedo, sobre la
guerra y sobre todas las cosas, sobre la muerte. Mis cursos de
filosofía dedican su mayor espacio a la muerte, no porque somos
necrofílicos: reflexionar sobre la muerte es una larga y
profunda comprensión de la vida. La vida es valiosa precisamente
porque se agota y se agota porque la muerte es su límite. En
este contexto, hablando con Ana, el día que me invitó para que
participara de este XXV Aniversario, al que adhiero
fervorosamente, nos dijimos “¿y de qué querés que pueda decir
algunas palabras?” y salió la idea del asombro. Salió la idea
del asombro.
Alguna vez habrá
pasado caminar por una calle donde caminaron cientos de veces,
pasar por esa misma vereda donde pasaron centenares de veces y
sin embargo, una vez, la vez, descubrieron en ese lugar, donde
tantas y tantas veces habían pasado, un nido, un balcón, una
escultura, un manchón en una pared que estuvo allí siempre y que
sin embargo jamás había estado percibido. La primera actitud, el
asombro: “pasé siempre por aquí y nunca lo ví”. Eso estaba allí,
con lo cual la primera enseñanza que nos deja el asombro, al que
todas las filosofías consideran como la raíz de ellas mismas; se
empieza a filosofar a partir del asombro, se empiezan las
preguntas, primeras y últimas a partir del asombro. Ese
comprender la existencia de esa realidad que allí estaba a pesar
de mi ignorancia, o de mi no percepción, deja una lección. Las
cosas están, más allá de que nosotros las descubramos y entre
las muchas cosas que están, más allá de que las descubramos,
está nuestra propia vida. Decía Estanislao Jerzic Lec (en su
libro “Pensamientos descabellados”: “Que haya muerto no es
prueba suficiente de que haya vivido”. Vivir en términos humanos
es tantísimo más que durar. Duran las cosas, duran las piedras,
las estrellas, las cucarachas, en incierta medida de tiempo,
pero es triste, es roma, es gris, aquella existencia que sólo se
limita a durar. Por eso la primera y sutil diferencia, y Frankl
estaría de acuerdo con esto, es plantear la que existe entre
durar y vivir. Entre los que viven y los que sobreviven, entre
los que claudican aún antes de empezar y los que empiezan cada
vez a pesar de cada claudicación. El asombro es así energía,
energía vital, sangre viva, ganas, en el mejor sentido de
bocanadas a beber de esta maravilla que significa y este es el
primer asombro, descubrirse vivos. ¿Cuánto hace que no se trepan
a un árbol por el solo gusto de treparse? ¿Cuánto hace que no
arrancan flores para contarles los pétalos, las hojitas que se
puedan desprender, los colores que podamos descubrir? ¿Cuánto
hace que no se animan a correr y a gritar por el solo gusto de
correr y gritar? ¿Cuánto hace que no nos damos cuenta que la
vida a veces va por un camino y nosotros por otro creyendo que
es el mismo?
Cuando los antiguos
creían y cómo lo creían, que en el asombro, en la admiración
estaba el origen de la filosofía, creían en esto. Cuando alguien
definió la filosofía como un extraordinario pensar sobre lo
ordinario, lo que quiso decir es: la realidad que nos rodea es
la que hay que descubrir, no hay que salir a buscar lo
invisible, lo metafísico, lo de difícil discusión. No confundir
un gorrión con una golondrina, ser capaz de ponerle número a la
cantidad de horas aunque ese número nunca lo explique. Hay un
poco de poesía en el fondo de todo intento de búsqueda del
significado de la propia existencia. Claro, de qué poesía, de
qué pensamiento trascendente, de qué actitud comprometida con la
propia vida donde descubra la humanidad y por lo tanto me
comprometo con ella también y con la vida de los otros, podemos
hablar; con una sociedad peligrosamente audiovisual, perdimos el
encanto del asombro individual, nos masificamos aún cómodamente
sentados en casa, perdimos individualidad y con la
individualidad perdimos la esencia de la propia persona.
No sé si habrán
reparado alguna vez y bueno sería que lo hiciéramos y que lo
hiciéramos con nuestros hijos, particularmente mejor o peor.
Nosotros ya estamos más o menos amortizados pero ellos, que hoy
se sienten víctimas de un mundo que no les gusta y que en buena
medida le hemos dejado, en algún momento pasarán de víctimas a
victimarios y es bueno que les hagamos sentir hoy, que este
mundo que no les gusta, y que tienen todo el derecho a ponerlo
en tono de queja, mañana será su mundo y serán sus hijos los que
tal vez le planteen a ellos lo mismo que hoy recibimos nosotros
como planteo. Hay que hacerles entender a los jóvenes que no
basta el clima de desdén con que reniegan de un mundo que no les
gusta y buena parte de esta indiferencia, de este hastío, de
este aburrimiento existencial que tiene nuestra sociedad se debe
a esta influencia perniciosa, omnímoda, voraz, que es lo
audiovisual. Dos pantallas se han convertido en los dioses
profanos y paganos de la postmodernidad; la televisión y la
computadora. Y siendo elementos que desde lo técnico en verdad
generan admiración, generan asombro, es maravilloso como alarde
humano, es maravilloso como resultado de la creatividad, del
intelecto, del ingenio del hombre, pero es patético, perverso,
brutal, cuando como una especie de golem se vuelve en contra de
su propio constructor. Y hoy somos víctimas de un medio
audiovisual que anula, atrofia, embota la capacidad de pensar y
de sentir. Decía ese delicioso poeta que es don Antonio Machado,
casi como una profesía, de orden intelectual, “a distinguir me
paro las voces de los ecos”. Y me pregunto, y nos pregunto, de
lo que hablamos cotidianamente, de lo que nos dicen y de lo que
decimos, ¿cuánto es voz propia, nacido de nosotros, y cuánto es
eco, pura repetición de lo que otros repiten? Si esas preguntas
se convirtieran en una suerte de filtro previo de todo lo que
hablar debiéramos respetaríamos a la naturaleza, y tal vez
entenderíamos porqué el búho o la lechuza es el símbolo de la
filosofía, del saber, porque decían los antiguos “es más
importante contemplar que hablar”, por eso el búho tiene ojos
tan grandes, dos, y boca tan pequeña, una.
Esto es, en suma, el
valor del asombro: la capacidad en primera instancia de romper
la trampa de la masificación aunque esté solo, la capacidad de
encontrarme a solas conmigo mismo, la capacidad no exenta de
coraje y reparemos en lo bonito de la palabra coraje, coraje es
fuerza de corazón, esa misma raíz que genera cordial, que
general cordura, que genera recordar, también significa coraje,
fuerza de corazón; digo coraje para ir hacia uno mismo y a solas
con uno mismo, aunque no nos guste el paisaje interior, entender
que (como decía Séneca de su patria) “nadie quiere a su patria
porque sea grande sino porque es suya”. De esto se trata el
asombro, esa capacidad para descubrir que, primero que nada y
antes que la nada y después que la nada, estoy vivo; cada mañana
me levanto y es una oportunidad, ese es el asombro, mirarse las
manos, contar diez dedos y no solamente usarlos como ábacos;
entender que tengo mano, la más deliciosa de las máquinas que
pudo haber sido creada; que respiro y que veo, que escucho, que
mis sentidos me dan una oportunidad cada mañana. Si eso no me
asombra, pudiendo que nada de eso existiese, pudiendo que nada
de eso formase parte de mi contexto, ¿qué cosas debieran
asombrarme? Y aquello que me asombra, en todo caso, no es más
que una puesta en escena, una película de utilería, un invento
de otros para que yo deje de inventarme a mí mismo.
Nadie que se sostenga
puede sostener, nos necesitamos recíprocamente; pero en nosotros
sólo es posible cuando los elementos que le integran el yo y el
tú son recíprocamente un yo para sí. Si para mí soy un
desconocido, si para mí todavía no soy una revelación y una
relevación, si todavía no sufrí, en el literal sentido del
padecimiento, el asombro de descubrirme a mí mismo, ¿qué puede
significar el otro para mí? Dos soledades no pueden hacerse
compañía. Escribí alguna vez, el mismo pan en la misma mesa, y
somos dos extraños. Tal vez, el primer asombro sería que todavía
cada vez tenemos la posibilidad de asombrarnos. Muchas gracias.
ANA
VUOSO DE BRETONES: “La logoactitud es una filosofía de vida
caracterizada por un protagonismo esperanzado. Cada uno de
nosotros puede ver en su caso personal qué espera de nosotros la
sociedad y dentro de nuestras posibilidades llevarlo a la
práctica, dotando así, también de sentido nuestra existencia”.
Estas palabras fueron pronunciadas por el licenciado Roberto
Mucci, en el XX Congreso Argentino de Logoterapia hace unos
días, celebrado en Buenos Aires. Vamos a recibir a un entrañable
amigo, que va a compartir con nosotros reflexiones acerca de la
logoterapia y actitud ante la vida.
Lic. Roberto Mucci.
ROBERTO MUCCI: Me impresionó mucho la disertación del profesor
Aprile. No sé de qué pueblo será don Giuseppe Aprile, pero mi
padre también es de un pueblo del sur de Italia y una vez yendo
a visitar la tumba de mi abuelo, y al regresar (en Italia los
pueblos están en la cima de la montaña, en una punta está la
ciudad de los vivos, el pueblo, y en la otra punta de la montaña
está el cementerio), y yendo a visitar la tumba de mi abuelo, al
regresar descubrí algo que me impactó, que me asombró. ¿Cuál era
la mejor vista del pueblo?: desde la ciudad de los muertos,
desde el cementerio, era de donde tuve la mejor imagen del
pueblo del padre de mi viejo. Esto es sentido de la vida a
partir de la experiencia de la muerte.
La segunda idea que me produjo un cimbronazo, viniendo de un
filósofo, porque estaba por comentar, pero ahora tengo que
cambiar lo que iba a decir, esta anécdota que suelo contar
acerca de que un joven le manifestó a una persona, que le
causaba asombro los filósofos porque estaban llenos de ideas
geniales acerca de la vida, pero había algo que no le cerraba y
descubrió que una cosa es tener ideas geniales sobre la vida y
otra cosa es vivirlas. Entonces, antes de que hablara don Elio
Aprile yo estaba impresionado por el testimonio, la experiencia
palpitante, existencial, como dice el Dr. Oro, del testimonio de
vida que aquí teníamos, entonces la primacía de la vida por
sobre la ciencia y la filosofía. Luego de la disertación del
profesor Aprile debemos convenir que tenemos que sumar la
ciencia y la vida y la filosofía.
La tercera idea es: ¿qué hace uno acá hablando con estos
testimonios? Y si me pregutaran cuál es la vivencia que tengo,
no sé si recuerdan la película “Hermano Sol, hermana Luna”, ¿la
recuerdan?, el sentirse un poco humillado del Papa Inocencio III,
ocupando ese lugar ante la presencia de Francisco de Asís como
testimonio de los principios evangélicos y yo algo así sentí, me
digo qué hago yo acá hablando, delante de los testimonios de
toda esta gente. Esto deberíamos pensarlos en cuanto a la
organización de los congresos de logoterapia. Me gustó mucho lo
del Dr. Oro, cuando comenta “esto es un fenómeno, la logoterapia
en Mar del Plata”, y voy a comentar algo al respecto.
La vida nos enseña con las personas que va poniendo en nuestro
camino. Quiero agradecer esta tercera situación de aprendizaje
en el sentido de la existencia.
La primera fue en mi vida personal, el recorrido. Decían los
latinos que Historia es “magíster vital”. Yo primero pasé por
medicina, donde hice algunos años; después me fui al Seminario:
hice la filosofía, algo de teología, también la pedagogía, y
luego hice la carrera de psicología. Mucho no entendía cuál era
el sentido de ese recorrido. Éste es el primer momento.
El segundo momento, mientras realizaba este trayecto, me
preguntaba acerca de adónde conducía todo esto; y en medio de
esta pregunta, conozco al Dr. Oscar Oro, en la Universidad
Kennedy, presentando en su libro “Persona y Personalidad” el
esquema integral de persona humana; y ahí comprendí que tal
recorrido en mi formación era lo que el Dr. Oro representaba en
cuanto al esquema integral de persona humana. El impacto que
tuvo esa idea de hombre sobre mi recorrido, mi trayectoria
académica-profesional, de alguna manera me puso de nuevo en el
curso del sentido de mi vida.
Paso siguiente, conocí al Dr. Juan Etcheverry y me entusiasmó
con la dimensión social en el ejercicio de la profesión social y
política. Y a continuación, allá por los años “90 y algo”, me
encontré con Paco y Ana, en esta sala, escuchando sus
conferencias de logoterapia acerca del hombre común de la calle.
Y hoy me encuentro en esta tercera situación de aprendizaje
sobre el sentido existencial de mi vida. Agradezco a la vida y a
ustedes poder compartir este hermoso acontecimiento de la
logoterapia en Mar del Plata junto a mi maestro, el Dr. Oro, a
quien le debo mi formación científica y filosófica, al Dr.
Etcheverry este impulso para intervenir en lo social, y al Dr.
Bretones el entusiasmo por el encuentro personal con el hombre
de carne y hueso, el homo patiens, enseñándome con su
propia vida el espíritu de la logoterapia.
En estos tres maestros encuentro la riqueza y la incidencia de
la logoterapia en todas las áreas de la vida humana y de la
sociedad.
Frankl presenta a la logoterapia como una filosofía de vida,
basada en valores a ser practicados en el cotidiano existir.
Para él, la vida debe ser tomada como autotrascendencia,
entrega, responsabilidad y misión existencial. Misión
realizada por amor y desde la esperanza y con alegría.
Psicoterapia de la esperanza, del esfuerzo, del compromiso con
uno mismo y con los demás. Cada uno de nosotros puede ver en su
caso personal qué espera de nosotros la sociedad y dentro de
nuestras posibilidades, llevarlo a la práctica, dotando así de
sentido nuestra existencia.
Los caminos de la logoterapia sólo tienen realmente sentido si
desembocan en el hombre, y lo que caracteriza al hombre es la
comunitariedad, dado que por naturaleza es un ser social.
El sentido de la solidaridad y de lo comunitario, tan propio del
hombre latinoamericano, debe prevalecer por encima del sentido
de individualidad.
A su vez, para Viktor Frankl, el sentido de la existencia
personal va más allá de sus propios límites, apunta hacia la
comunidad.
Así como en la Edad Antigua había una postura cosmocéntrica, el
hombre y su relación con el cosmos, entendido como universo,
orden y belleza, en la Edad Media nos encontramos con un
teocentrismo, pasando luego a un antropocentrismo en la Edad
Moderna con su individualismo, narcisismo, cientificismo y
tecnicismo; para llegar a la postmodernidad donde debe
prevalecer la comunitariedad humana.
Algunos escépticos anuncian la atomización y tribalización de la
humanidad, pero prefiero creer que todo conduce a la
globalización de la humanidad, a la globalización del amor.
Pero este deseo se convierte, a su vez, en “tarea” a la cual
nosotros podemos contribuir.
La vida es una vocación de “servicio”, de cuidado de nosotros
mismos, de cuidado del otro, de nuestra comunidad. Pero un
cuidado concreto, no sólo declamado, sino principalmente
actuado. Deben ir juntas teoría y vida. Aquel cuento de enseñar
con la vida, en donde un fraile le pregunta a un misionero si
habían salido a evangelizar, porque hasta ahora no habían
predicado nada. Al regresar al convento dice: pero hasta ahora
no hemos hecho nada. Es que lo hemos hecho, responde el
misionero, en la medida en que hemos saludado, hemos sonreído,
hemos escuchado a cada una de las personas que encontramos en
nuestro camino.
La logoterapia sin logoactitud, es imposible; es que la
logoterapia de biblioteca, lejos del hombre de carne y hueso,
carece de sentido.
Luego de la liberación de Austria de la ocupación alemana, ¿cómo
seria la logoterapia sin el hombre común de la calle?, ¿a quién
llevaría Frankl su mensaje de vida dentro de una Viena destruida?
Con todo lo que la vida se encargó que él viviera dentro del
campo de concentración, ¿se imaginan ustedes a un Frankl
distraído de la situación en la que vivían sus compatriotas,
retirándose al confortable ámbito de las bibliotecas, con sus
libros por editar y sus conferencias por brindar, acerca del
sentido de la vida, a pesar de todo? Así, surge la dimensión
social de la logoterapia como función profética y protagónica.
Profetas que anuncian y denuncian lo que atenta contra la
promoción de la vida y protagónica de un mundo más humano para
todos.
Así, la logoterapia asume la función de volver inaceptable toda
forma de vida indigna del hombre, cada uno desde su lugar.
Y así aparece la logoterapia, según Paco, como apelación a la
vida, como tarea existencial en las distintas áreas de la vida
social. Tarea que implica nuestro aporte desde los valores al
mundo de la política, del trabajo, de la empresa, de la
educación, de la salud, de los medios de comunicación, de la
justicia.
¿Cómo vinculamos “teoría” y “vida”? ¿Logología o logoactitud?
¿Estudio de los valores o práctica de los mismos?
En este contexto vemos a Paco y Ana como modelos de humildad
actitudinal (a veces hay mucha soberbia, desde muchos ángulos),
de sabiduría existencial (la sabiduría es distinto de la
ciencia; la ciencia explica la realidad, cualquiera que lee
libros puede explicar la realidad. La sabiduría viene del verbo
“sapere”, es un conocimiento sabroso, gustoso; encontrar el
sabor, el sentido. Es un término ya viejo: es de Sócrates.
Sócrates fue el primero que se encargó de filosofar buscando el
sentido de la existencia humana, de cómo vivirla y de qué
actitud tomar frente a la vida) y servicio social, esto de la
autotrascendencia.
Desde la misión de Sócrates en la Polis hasta Viktor Frankl
durante y luego de Auschwitz, como así también de grandes
personas como Juan Palbo II, como la Madre Teresa de Calcuta,
como Maximiliano Kolbe, como Paco y Ana, y legiones de héroes
de la vida, como ser hoy, aquí, entre nosotros el Dr. Bretones,
para ellos la vida es entendida como tarea no de asistencialismo,
que de realizarla dota de sentido nuestra vida y la de los
demás.
Debo manifestar que la logoterapia en San Justo empezó en Mar
del Plata, escuchando las conferencias de Paco, con este aire de
un bien al alcance de todos. Y hoy llevamos ya 10 años
difundiendo la logoterapia en La Matanza, caracterizada por la
promoción humana de nuestra comunidad.
Queridos Paco y Ana: Ustedes tienen una proyección nacional e
internacional. El que caminó por Argentina y por el exterior,
podrá dar testimonio de esto; ustedes tienen en Mar del Plata
dos personas que son muy reconocidas y queridas en Argentina, en
Tucumán. En Chile han valorado mucho el trabajo que han hecho
con respecto al Diplomado en Logoterapia en la Universidad de
Temuco; en Roma, por el Dr. Eugenio Fizzotti; en Viena, en
ocasión de visitar a la esposa del Dr. Frankl. Elly, entre los
recuerdos que tiene de Argentina, no dejaba de nombrar su paso
por Mar del Plata, recordando al matrimonio Bretones.
Considero que si Frankl estuviera acá, no dudaría en afirmar que
el matrimonio Bretones es uno de los rostros visibles de la
logoterapia más logrado.
Quiero hacer público el reconocimiento de lo que ustedes son y
de lo que han hecho y seguirán haciendo. Quiero agradecerles sus
enseñanzas, esas ideas-fuerza, esas luces en la noche, esos
senderos en la mar, como ser: “La logoterapia es obvia”,
“Apelación a la vida como tarea”, “Nadie vendrá”, “El ya famoso
hombre común de la calle”, “La audacia de vivir”. Pero, sobre
todo, la fuerza de oposición del espíritu frente al destino. Y
acá aparece Prometeo que según su libro “La logoterapia es
obvia”, con ese gesto titánico de tomar el fuego de los dioses y
dárselo a los hombres para que sean protagonistas de sus vidas.
Querido Paco: usted es hoy un nuevo Prometeo, que por 25 años
viene luchando por despertar la dignidad del hombre ante cada
situación. El verbo despertar es salir de la somnoliencia y
recobrar la dignidad que le pertenece a cada persona, recordando
que ya en la Grecia del siglo V a.C. el concepto de señorío,
virtud y honor iban relacionados con el concepto de salud, visto
desde la perspectiva de mi actitud ante, de mi salida al mundo
de las cosas y de las personas. Así, la característica esencial
del noble era el sentido del deber. La educación iba dirigida a
modelar la nobleza de espíritu y a orientar la acción, y el que
lograba ambas cosas, desarrollaba una grandeza en el porte total
ante la vida.
Por otro lado, según cuenta la Historia, en cierta ocasión
Paganini salió al escenario junto al director y su orquesta a
tocar; colocó su violín en el hombro y lo que sigue es
indescriptible.
Blancas y negras, fusas y semifusas, corcheas y semicorcheas
parecen tener alas y volar con el toque de aquellos dedos
encantados.
De repente, un sonido extraño interrumpe el ensueño de la
platea. Una de las cuerdas del violín de Paganini se rompe. El
director paró. La orquesta paró. El público paró. Pero
Paganini no paró. Mirando su partitura, él continuó extrayendo
sonidos deliciosos de un violín con problemas. El director y la
orquesta, admirados, vuelven a tocar. El público se calmó,
cuando de pronto, otro sonido perturbador atrae la atención de
los asistentes. Otra cuerda del violín de Paganini se rompe. El
director paró de nuevo. La orquesta paró de nuevo. Paganini no
paro. Como si nada hubiera ocurrido, olvidó las dificultades y
siguió arrancando sonidos imposibles. El director y la orquesta,
impresionados, vuelven a tocar. Pero el público no podía
imaginar lo que iba a ocurrir a continuación. Todas las
personas, asombradas, gritaron un ¡OOHHH! que retumbó por toda
aquella sala. Una tercera cuerda del violín de Paganini se
rompió. El director para. La orquesta para. La respiración del
público para. Pero Paganini ¡no para!!! Como si fuera un
contorsionista musical, arranca todos los sonidos de la única
cuerda que queda de aquel violín destruido. Ninguna nota fue
olvidada. El director, embelesado, se anima. La orquesta se
motiva. El público parte del silencio hacia la euforia, de la
inercia para el delirio. Paganini alcanza la gloria. Su nombre
corre a través del tiempo. no es apenas un violinista genial. Es
el símbolo del profesional que continúa adelante aun ante lo
imposible. Cuando todo parece derrumbarse, démonos una chance a
nosotros mismos y sigamos adelante. Despertemos el Paganini que
existe dentro nuestro, sigamos adelante para vencer. “Victoria
es el arte de continuar donde otros resuelven parar”.
Dr. Bretones, permítame contarle que me parece escuchar decir a
la vida: “Paco, tú tienes ese porte total ante la vida, te animo
a sostenerlo. Y, siempre, y aunque algunas cuerdas se rompan, tú
sigue…, sigue”.
Gracias por enseñarnos, como lo afirma el poeta Virgilio, que
“con el espíritu extraeremos el fuego escondido en el corazón de
la piedra...”.
Y parece que el fuego
puede con la dureza de la piedra; es más, está dentro de ella.
Gracias por
enseñarnos, según Einstein, que: “entre las dificultades es
donde se esconde la oportunidad”, y que es en ese momento donde
se demuestra la grandeza o miseria del hombre.
Gracias por ayudarnos
a comprender que: “las plantas más altas son las más sacudidas
por el viento”.
Gracias por ayudarnos
a encarnar la resiliencia, la fuerza de oposición del espíritu y
la resistencia, como afirmación de la vida.
Y si alguien en algún
desprevenido atardecer me pidiera una imagen de Paco y Ana,
desde el corazón y con alegría daré la siguiente:
Resistiré erguido frente a todo
Me volveré de hierro
Para endurecer mi piel.
Y aunque los vientos de la vida soplen fuerte,
Soy como el junco que se dobla
Pero siempre, siempre, siempre sigue en pie.
En todo lo expuesto está
de manifiesto conceptos esenciales del pensamiento del Viktor
Frankl, con el agregado vivificador de la experiencia de vida de
cada uno de los expositores, que apela a reforzar los propósitos
de vivir la propia vida como un desafío constante y contagiarlo
a los demás.
Recibimos saludos de amigos de la ciudad de
Maipú,
que compartimos con ustedes.
Hola gente; En realidad este es un mensaje para Francisco
Bretones, y como en la página encontré dos direcciones escribo a una de
ellas para saber si estoy haciendo lo correcto.
Mi intención es saludarlo y contarle que mi señora es una lectora fiel
de sus libros y ambos seguidores de su trayectoria desde aquel lejano
día de la década de 1960 cuando la dejó a cargo de la cátedra de francés
en el Instituto Pbro. Mauro Golé de nuestra localidad, Instituto al que
Francisco contribuyó con su esfuerzo y sapiencia para su concreción.
Contarle, también, que, luego, aquella chica a quién dejara su cátedra,
se convirtió en la Rectora del establecimiento por espacio de muchos
años, tras los cuales está a punto de jubilarse.
Y que quién escribe éstas líneas es un ex alumno (de los primeros
egresados, allá por 1964) que lo recuerda con cariño y admiración porque
reconoce en él a la persona que los supo encaminar en aquellos años en
los que uno no sabía bien para que lado ir, conservando un recuerdo
imborrable de su paso por nuestras vidas.
También deseamos felicitarlo por todos los logros conseguidos, siempre
tratando de ayudar a sus semejantes, una cualidad que lo ha distinguido
desde sus comienzos.
Deseamos informarle que si esto le trae recuerdos de Maipú, puede
visitar el sitio http://www.ladobled.com.ar donde encontrará algunas
cosas referidas a investigaciones históricas - culturales que le pueden
interesar.
Reciba un saludo muy grande de un ex alumno agradecido y su señora
quienes siempre lo recuerdan. Hasta siempre.
Juan R Naddeo
Susana B. Harisgarat de Naddeo
Curso Anual de Logoterapia 2008
(colaboraciones)
Trabajo realizado por
Leopoldo Branderiz,
alumno
y amigo de los cursos de logoterapia en Mar del Plata,
en
noviembre de 1995
HIL-LEL
Cuando
en el curso de logoterapia de los martes, en el Centro Cultural
General Pueyrredón, escuchamos que el Dr. Bretones insiste en
una frase de este antiquísimo maestro de la Ley, muchos de los
concurrentes, si bien entendemos el sentido de la misma, no
llegamos a comprender la profundidad que la misma encierra,
hasta que, nuestro querido MAESTRO (en el sentido integral de la
palabra) va con paciencia introduciéndonos en lo ontológico de
la misma y en su filosofía antropológica.
Esta
tarea se puede dividir en tres ítems, a saber:
Rabino
del Talmud, junto con Sammay, forma la última de las cinco
“parejas” del primer período de elaboración de la Misná.
Renan
sugirió que había sido maestro de Jesús, hecho improbable. Vivió
en Palestina y, a pesar de su pobreza, llegó a Nasi. Su posición
doctrinal queda expresada en la frase: “LO QUE NO QUIERAS PARA
TI, NO LO QUIERAS PARA LOS DEMÁS, ESTO ES TODA LA LEY, LO DEMÁS
SÓLO ES COMENTARIO”.
Se le
atribuyen, probablemente sólo las sistematizó, siete reglas
hermenéuticas (ver Halaka). Su escuela
(Bet-Hil-Lel)
aparece citada a menudo en la Misná y siempre, excepto en tres
ocasiones, prevaleció su opinión en contra de la de Sammay. Cada
escuela hizo una primera redacción (oral) de la Misná (Misná,
Risoná o primera Misná).
Contra
un precepto inequívoco del Pentateuco, Hil-Lel instituyó el
Prorbol, documento para evitar la cancelación de las deudas en
el año sabático. Su principal discípulo fue Yo Banan Ben Zakkay.
Definiciones
Misna:
(voz hebrea: repetición). Recopilación de las leyes
tradicionales judías que complementan las contenidas en la
Biblia hebrea y, con la Gemará constituye el Talmud.
Nasí:
Título hebreo, en griego: patriarca.
Pentateuco: Parte de la Biblia que comprende los cinco primeros
libros canónicos del Antiguo Testamento, escritos por Moisés.
Ellos son: El Génesis, El Éxodo, El Levítico, Los Números y El
Deuteronomio.
Halaká:
nombre con que se designa la parte del Talmud de tipo
estrictamente legal. Por oposición a la Haggadá Legal debe
entenderse en el sentido jurídico-religioso.
Talmud:
recopilación de las discusiones que con base en la Misná se
mantenían en las Academias judías de Palestina, entre 217 y 380.
En sentido lato, recopilación de la tradición oral judía que,
junto con los libros proto-canónicos del Antiguo Testamento,
constituye la base de la religión judía ortodoxa.
Hermenéutica: método para la interpretación adecuada de los
textos. La etimología del término “hermenéutica” significa
“explicación”; se trata de explicar unos enunciados
analizándolos mediante otros enunciados.
2
2)
Interpretación desde el plano de lo ontológico.
La
frase que nos ocupa encierra todo lo que el ser humano debe
asumir como desafío propuesto al nacer; al estrenar el mundo; en
una palabra, en completar la Creación.
Este
desafío es el de hacerse hombre.
Para
ello, debemos acudir a todo lo que en forma inmanente llevamos
dentro y que constituye la esencia humana. Lo ontológico. “Si no
lo hago yo, ¿quién lo hará?”.
Nada
de lo que la vida espera de mí (no lo que yo espero de ella)
puede hacerlo otro.
Yo,
exclusivamente, debo sacar de mí mis potencialidades, todo lo
necesario para concretar en realidades lo que la existencia
espera de mí.
Caso
contrario, ¿qué sería mi existencia? Nada más que una simple y
pobre duración.
Durante miles de años, en su evolución, el hombre (según el mito
bíblico, Adán) ha ido desarrollando sus potencialidades,
madurando su dimensión espiritual.
De
otro modo, seguiríamos con una vida semejante a la de los
animales, reducidos a lo psicofísico.
Y es
en esa dimensión espiritual donde están las mencionadas
potencialidades.
Si hay
algo que no necesita una prueba de su existencia, es
precisamente nuestra espiritualidad. (Pese a todas las teorías
reduccionistas, que no pasan de eso, teorías).
¿Qué
prueba más evidente necesitamos?
A
diario podemos comprobar que el espíritu es la dimensión
distintiva del hombre.
No en
vano, Bretones manifiesta que él, personalmente, no necesita
creer en el espíritu, porque al “palparlo”, el “verlo”, el
“verlo actuar”, hace obvia su fe en él. Prueba permanente de
ello es la experiencia vivida en la Escuela de Vida para Padres
con Hijos Fallecidos (grupo de ayuda mutua para quienes viven la
experiencia existencial más profunda como es la muerte de un
hijo u otro ser querido).
“Si
no lo hago ahora mismo, ¿cuándo lo haré?
La
transitoriedad de la vida nos compromete al “aquí y ahora”.
Dejar
para luego lo que debemos hacer, posponerlo, puede condenar a
ese hacer a que nunca se convierta, a no ser nunca.
En
cuándo lo haré, puede aplicarse la anécdota del maestro rabino
que les decía a sus discípulos:
“Arrepiéntanse, como si hoy fuera el último día de sus vidas”.
Sus
alumnos dijeron:
“Rabí:
¿No es Dios quien decide el último día de vida de todos los
hombres?”
El
maestro les respondió:
“Entonces, arrepiéntanse ahora”.
Al
hacer algo, al elegir, pongo en acto mi libertad para…
En una
palabra, elijo. Al elegir, debo convertir “algo” en realidad,
destinado a las demás elecciones sobre el mismo “algo” a no ser
nunca.
Entonces, al elegir, debo correlativamente asumir la
responsabilidad de esa elección.
No hay
alternativas en cuanto a que a la libertad se corresponde la
responsabilidad.
“Si lo
hago sólo por mí mismo, ¿quién soy yo?”
Esta
pregunta tiene una sola respuesta: la no trascendencia.
Si lo
hago por mí mismo, o sea el único fin del hacer es para mi
propio beneficio, ese hacer queda circunscripto a mi persona.
No
tengo en cuenta al otro. Por lo tanto, la pregunta se dirige a
la trascendencia, si no trasciendo quedo aislado. Una mónada
(del griego monás: solitario) un hombre que mira exclusivamente
en sí mismo.
3)
Comprensión y
aplicación en la logoterapia.
Siempre, Bretones ha insistido en que la logoterapia es obvia.
De allí el título del hermoso libro de su autoría, presentado
hace pocos días.
También dice, con razón, que es apelativa.
¿Y a
qué apela?
A toda
la dimensión espiritual del hombre. Apela a todo lo
profundamente dicho en la frase de Hil-Lel.
En
ella aparece tres veces la palabra HAGO.
HACER.
He
allí el punto central de todo lo que la filosofía antropológica
encierra la misma.
¿Y la
logoterapia qué?
Todo.
Abosolutamente todo.
La
logoterapia también nos dice que únicamente YO debo hacer, que
debo hacerlo aquí y ahora y quién soy Yo si no lo hago y, lo que
es más, a dónde derivo si no lo hago.
Repasemos:
La
logoterapia me dice que soy único e irrepetible. Por lo tanto,
únicamente Yo debo y puedo hacerlo.
La
logoterapia nos enseña que a la logoteoría debe acompañársela
con acción, el aquí y ahora.
Y
también, nos presenta la alternativa que si lo hago sólo por mí
mismo, no trasciendo. No salgo. El verbo logoterapéutico por
excelencia: SALIR.
Sin
duda, Dr. Bretones, la logoterapia es tan obvia en el ser humano
que ya desde Hil-Lel y aún mucho antes, era también obvia.
Tampoco esto es teoría, pues la obviedad de la logoterapia tiene
demostraciones “palpables” todos los días en la vida de los
seres humanos.
El
desafío, el esperanzador desafío es descubrirla y ponerla en
práctica. Y esto debo hacerlo Yo. Aquí, ahora y no sólo por mí
mismo.
Leopoldo Branderiz
Continuando con este tema, se transcribe el aporte de la
Sra. Norma Galante.
Reflexiones sobre el texto de Hil-Lel
Si yo no lo hago, ¿quién lo hará?
Si no lo hago ahora, ¿cuándo lo haré?
Si lo hago sólo por mí mismo, ¿quién soy yo?
Este
sabio judío marcó mucho el pensamiento de Frankl. En este texto
hay tres palabras que se van dando como exigencia una de otra.
La primera supone una situación, me ubica en un aquí y ahora.
Esta situación exige que yo le dé una respuesta, y esta
respuesta es lo que nosotros vamos a llamar sentido, pero
necesariamente tiene que estar traducido en ACCIÓN.
En la
primera frase: “Si yo lo no lo hago, ¿quién lo hará?”, yo me
encuentro frente a una situación, una circunstancia; y yo, y
nadie más que yo debe dar una respuesta ante esta situación, por
que nadie va a venir a reemplazarme. La vida del hombre es una
exigencia de acción continua. Hay una frase frankleana que dice:
“No es importante lo que tú esperas de la vida, sino lo que la
vida espera de ti”. Y la vida pregunta siempre en términos de
DEBER; y el deber a veces es agobiante.
También aquí, alude al tema de la autenticidad y peculiaridad
del hombre, ya que éste, según Frankl, es “único e irrepetible”.
El no querer asumir esa unicidad e irrepetibilidad, el tener
miedo a ella, es caer en la masificación y, por lo tanto, en la
neurosis.
La
segunda frase dice: “Si yo no lo hago ahora, ¿cuándo lo haré?”
Aquí me está presentando el tremendo problema del tiempo, no
puedo responder más que ahora.
Mi
tiempo personal es el presente, porque el pasado ya pasó y no
puedo volver a elegir y el futuro no llegó. Así que el tiempo
presente es el único que tengo para mis realizaciones y para
cambiar eso que representa mi culpa y mi sufrimiento. Pero
cambiar, no ser el mismo, supone que si no hago ahora lo que
debo hacer, pierdo la oportunidad del cambio.
MAÑANA
es la mentira piadosa de los débiles. Cada situación, sea la que
sea, es siempre una pregunta. Siempre mi vida está en situación
interrogante, el problema es cómo respondo.
Y, por
último: “Si lo hago sólo por mí mismo, ¿quién soy yo?” La más
profunda y preocupante de las preguntas: “¿Quién soy yo?” Lo que
hace que tome conciencia de quién soy, es mi acción. La
logoterapia es tan terapéutica, porque tiene en cuenta la
acción, no tanta teoría y reflexión. El Trabajo y el Amor son
los caminos que la logoterapia me plantea para encontrar el
Sentido mi existencia, y solamente entonces, sentirme como quién
soy. La calidad de mis respuestas harán que me experimente y me
descubra como persona, que cultive eso que yo soy: ESPÍRITU.
Y acá
viene involucrado el tema de la Libertad, la Responsabilidad y
el Compromiso.
Soy
libre para ser lo que debo ser, no hay otra libertad; libertad
que ese manifiesta por la elección y la decisión.
¿Quién
soy? Un Ser que responde libremente.
Norma
Galante
Cierre del Curso de Logoterapia - Año 2008
Paco Bretones,
antes de comenzar
la jornada de cierre
(año 2008).
Ana Vuoso de Bretones.
El
martes 25 de noviembre del año 2008, en la Sala A del Centro
Cultural "Osvaldo Soriano",
de
nuestra ciudad, se llevó a cabo el cierre del 26º Curso Anual de
Logoterapia,
en
cuyo transcurso alumnos del mencionado curso dieron su
testimonio de vida a partir
del
conocimiento de la logoterapia, destacando la nueva dinámica
dada a los encuentros
semanales, que ha sido mucho más participativa por parte de los
asistentes,
hecho que fortaleció el enriquecimiento de todos.
Alumnos del Curso del
año
2008,
compartiendo momentos previos al cierre
con
Paco Bretones.
CIERRE DEL CURSO ANUAL DE LOGOTERAPIA
Palabras de apertura de Ana de Bretones
El martes 25 de noviembre de 2008 se realizó el cierre del
26° Curso Anual de Logoterapia, con paneles testimoniales de los
alumnos y palabras de Paco Bretones. Coordinó Ana Vuoso de
Bretones
Ana de Bretones: Este cierre del curso lectivo es muy
especial porque durante el año hemos adoptado una dinámica
distinta para las clases de logoterapia, algunas a mi cargo.
Fueron muy participativas y enriquecedoras, con experiencia de
vida a la luz de pensamiento de Viktor Frankl. Yo les agradezco
vuestra concurrencia a cada encuentro, el cariño y la
oportunidad que hemos tenido de revisar nuestras propias
creencias, reformular proyectos y decir “Sí a la vida, a pesar
de todo”.
Es
la ocasión para hacer un balance de la vida de cada uno,
teniendo en cuenta los encuentros de logoterapia, pero dejándolo
siempre abierto porque en ese devenir el hombre no puede cerrar
ninguna etapa, en todo caso la va completado. Es el deseo, es el
anhelo y es el desafío.
Santiago Berrino: Buenas noches, ya con muchos nos
conocemos, hoy termino la escuela primaria, 6 años en la
logoterapia, paso al secundario, muchos saben porqué llegué acá,
en una situación muy difícil, descreído de todo y encontré lo
que buscaba, lo que siempre se dice, un antes y un después de la
logoterapia; por supuesto que no estoy terminado, siempre el
problema que tuve es que nunca pude saber qué voy a ser cuando
sea grande, pero ahora vivo bien, sigo las líneas de la
logoterapia, hay veces que no entiendo muchas cosas, las
consulto, las leo y me guío por las frases célebres de Paco y de
Frankl. He participado con mucha gente, tratando de hacerlos
venir para que encuentren el camino, algunos han venido otros
tal vez no y yo me siento bien, que es lo importante. Cuando
vine acá, iba a psiquiatras, psicólogos, tomaba pastillas; ahora
no creo ni en psiquiatras, ni en psicólogos y no tomo pastillas
y me siento bastante bien. Después de varios años (yo soy un
poco uraño) empecé a entrar en familia con Paco, con Ana y con
toda la gente y me siento como en mi casa y a partir de mañana
me voy a sentir perdido los martes ¿dónde voy? Es una necesidad
que se ha creado en mí, y simplemente agradecer a todos los que
me han escuchado, a Paco que me ha alentado, a Ana, a Susana, a
Vinka que me ha ayudado mucho también y decir que de aquí he
aprendido muchas cosas: primero, a vivir, pensando que la vida
mejor es posible; segundo, he aprendido de un hombre que dicen
que es brillante, como Paco, pero para mí es superior porque
ilumina, no solamente brilla, y aquel brilla y no ilumina no
sirve, Paco brilla e ilumina. Y todas esas frases que he oído,
son mi manejo permanente, cuando tengo un problema pienso en
Epitekto, pienso en la "intención paradojal", que me ayuda y me
siento bien, espero continuar el año que viene, este año fue un
poquito medio con altibajos, debido a los problemas de salud de
Paco, pero yo me siento feliz de verlo a Paco en plenitud de su
estado psíquico que siempre deslumbra con sus charlas y con sus
conceptos y a todos, les digo, la gente ha notado el cambio, no
yo, sino lo han notado los que viven conmigo, "y éste, algo
cambió", y no trato de ser un predicador, sino de llevar a los
demás lo que he aprendido acá y repartir las frases, lo más
elemental: "no son las cosas mismas las que al hombre espantan y
alborotan, sino las opiniones engañosas que el hombre tiene de
las mismas cosas", eso me salvó un montón de veces, antes de
darme manija, me empiezo a repetir la frase, les agradezco que
me escuchen, y le agradezco a Paco y Ana que me permitan contar
mi experiencia, yo me siento bien, pero en lo que más me siento
bien es que, ya no tomo pastillas, duermo tranquilo de noche y
no me caliento tanto por pavadas, nada más.
Nancy Goitía: Hoy cerramos un nuevo año, que tuvo, según mi
opinión, una connotación muy especial.
Les
cuento que a partir del año 1989 asisto a las clases de Paco, y
al conocer esta filosofía, traté de ir incorporándola a mi vida,
no sólo en la parte de estudio, sino también en la lectura e
investigación, apoyada por mi grupo de reflexión, y
fundamentalmente poniendo en práctica todas y cada una de sus
experiencias.
No
resultó fácil, pero sí apasionante, salir airosa de cada una de
las pruebas que nos presenta la vida, tanto económicas, como de
salud, y el poder ratificar el “Sí a la vida, a pesar de todo”.
Pero hoy quiero resaltar, que lo más importante que aprendí fue
el tema de “los valores de actitud”, y quiero destacarlo
mencionando dos ejemplos de vida. En este caso de personas muy
queridas y muy sentidas.
Mi
nieto Santiago nació con una capacidad diferente. Desde que
nació no puede caminar, pero es un canto de amor a la vida, a
pesar de todo. Es un ser hermoso, que nos ha regalado momentos
maravillosos, como por ejemplo:
-Salir abanderado en el cole.
-Tocar un par de instrumentos.
-Bailar folklore. Es tan lindo verlo hacer el zapateo con sus
manitos en las rodillas, poniendo toda su alma, o simplemente
jugar al basket.
Y
nuestro profe Paco, durante 25 años, con su enseñanza, sus
clases, su esfuerzo para que entendiéramos y viviéramos cada
una de sus experiencias, inculcándonos la lectura, las
reuniones de grupo y todo lo que nos pudiera ayudar en este
camino, tuvo este año problemas de salud que todo conocemos.
A
pesar de ello, se puso de pie y siguió, pese a las grandes
dificultades de salud que atravesaba y que atraviesa.
Aun
así, continuó brindándonos su experiencia, sus conocimientos y,
por sobre todo, su gran ejemplo de vida.
Paco predica con el ejemplo. Sé que le ha debido y le debe
contar mucho, y también sé que fue y es invalorable el apoyo de
Anita, pero él puso lo mejor de sí, puso su vida a nuestro
servicio. Él no sólo nos enseñó logoterapia. Paco es logoterapia.
Susana Delvitto: Buenas noches, quiero agradecer la
convocatoria para integrar este panel; aunque por momentos pensé
¿qué voy a decir? Si bien en reiteradas ocasiones he dado mi
testimonio quiero manifestarles que los mismos han sido un
espejo que me impulsa a seguir exigiéndome para no estancarme en
mi proyecto de vida.
Para los que no me conocen, mi nombre es Susana Delvitto. Me
creo con vocación de servicio. Mi primer voluntariado fue a los
18 años. Como cualquier persona he vivido situaciones de crisis,
situaciones límite, pérdidas muy significativas para mí, como mi
padre, mis abuelas.
Antes de casarme, contraigo una enfermedad que de no haberla
detectado a tiempo se hubiera apoderado de mi vida, pero esto
pasó, no sé si en ese momento tuve mucha conciencia de lo que me
había ocurrido. Luego me caso, con Juan Carlos, tengo 2 hijos, y
me aboco a trabajar, a criar a mis hijos, con los problemas
cotidianos que puede tener la mayoría de la gente. En el año ´87
una enfermedad incurable, crónica con la cual hoy convivo llega
a mi vida, fue un momento muy difícil para mí, pero como supe,
como pude, salí adelante y seguí, si alguien me hubiese
preguntado cómo hacía simplemente hubiera dicho no lo sé, pero
ahí estaba, yo seguía.
En
el año ´90 el compañero de mi mamá insistía muchísimo en que
tenía que venir a escuchar una charla de logoterapia, y bueno,
así llegué aquí. Después de escuchar a Paco esa noche, al salir
de aquí yo ya no era la misma, sentía que había encontrado
algo que yo andaba buscando sin saber qué era, y pasé a engrosar
la lista de los que año tras año decían "mi vida es un antes y
un después de conocer la logoterapia"; esa noche, en mí Paco
había logrado uno de sus objetivos, que es el de quitarnos el
sueño para que pensemos, para que vivamos despiertos, esa noche
me fui pensando muchísimo todo lo que él aquí había dicho, y no
sólo eso, en muchas partes de su discurso, yo me veía como
protagonista en las acciones que describía. (con el tiempo fui
aprendiendo: La logoterapia es obvia).
En
el año ´98, falleció mi hija, y además de un antes y un después
de la logoterapia, aquí también se produjo un antes y un después
de concurrir a la Escuela de Vida. Yo conocía la logoterapia y
si bien ésta no me liberó del terremoto existencial que tuve que
pasar debido a la pérdida, si bien acusé el impacto, el haber
conocido la logoterapia me ayudó a ver la situación de otra
manera. Erróneamente, después de perder un hijo uno podría
pensar: ahora ya estoy inmunizado contra todo, ¿qué más me puede
pasar?, y sin embargo no es así, aquí aprendí que mientras esté
viva la vida puede hacerme todas las preguntas que quiera,
aunque yo no esté de acuerdo y que deberé responder, esa es mi
responsabilidad.
En
el año 2005, un aneurisma en minutos puso en peligro mi vida, de
esto tuve conciencia recién después que pasó el momento de
gravedad y comenzó la recuperación. Aquí también tengo que decir
que en mi vida hay un antes y un después del aneurisma,
(experiencia: "La vida es el supremo valor".
Hasta aquí más o menos les cuento las situaciones límite y de
crisis existencial por las cuales he tenido que pasar. Hoy
aprovecho este momento para compartir y testimoniar que de cada
situación he aprendido y he podido corroborar en mi vida, en mis
experiencias cuánta verdad hay en todo lo que Paco me ha
trasmitido y enseñado durante todos estos años. Pero además de
las situaciones límite o de crisis, también lo he podido
corroborar en situaciones de alegría, de disfrute, en todos los
momentos de felicidad que se me han presentado. Lo corroboro y
lo reafirmo. Paco siempre dice que la logoterapia declamada es
incompleta, es un aspecto de la logoterapia, entonces cada frase
que yo voy a compartir hoy con ustedes, en mi vida es un motor.
La logoterapia es obvia: Esto es así. Lo veo a diario.
Único e irrepetible: En mi misión en la vida soy
insustituible. Esto me compromete.
Nadie vendrá: Nadie nació por mí, nadie morirá por mí, nadie
vivirá por mí. Esto me dice: ¿Si no lo hago yo, quién lo hará?;
si no lo hago ahora, cuándo lo haré?
Tiempo: Aquí y ahora. Es lo único con que cuento. Debo
convertir cada aquí y ahora en vida.
El
sufrimiento no buscado es un maestro, sí. Depende de mi
elección. Aprendo o me rindo, y duro en lugar de vivir.
Logoterapia: Mensaje de esperanza. Ante una circunstancia
adversa que debo afrontar, la logoterapia me dice que siempre,
siempre, por tremendo que sea, yo estoy potencialmente
capacitado para salir adelante. Depende de mí; y el saber que
depende de mí, me compromete y a la vez me hace vivir
esperanzado.
Fuerza indómita del espíritu: La descubro en esta situación
que pensé que jamás iba a poder soportar, y al descubrirla me
voy sintiendo más fortalecido para el devenir.
Sí
a la vida, incondicionalmente, a pesar de todo, es una frase que
aspiro poder refrendar con mis actos.
Hoy
quiero agradecer a Paco por todo lo que me ha enseñado durante
todos estos años; a Ana porque en el cotidiano compartir cada
palabra suya, cada accionar suyo, me enseña y a ambos porque con
sus actitudes me van mostrando que el difícil camino hacia una
evolución trascendente, por ende, humanizante, es posible y vale
la pena. Muchas gracias, los quiero. Gracias a todos.
Ana María Rolando: Buenas noches a todos, la verdad que lo
mío es súper improvisado, porque me acabo de enterar recién que
tenía que hablar. Bueno, mi historia es_, yo creo que todos
tenemos una historia un poco oscura detrás de nosotros, por lo
menos de tristeza. Yo del año 97 al 99 tuve la desgracia de
perder, prácticamente un ochenta por ciento de mi familia; a mi
madre, a mi padre, a mi suegra, a mi suegro y a mi marido.
Cuando tuve todas esas pérdidas, yo soy de Buenos Aires, dije en
esta ciudad no puedo vivir más, en esta casa no me aguanto más,
me agarré mi perra, una valija con ropa y me vine a Mar del
Plata y acá un día que estaba haciendo zapping en la tele,
escucho un gallego que dice que: "el martes empezaba las clases
de logoterapia en la biblioteca", pero no dijeron a qué hora
empezaban las clases de logoterapia, pero me motivó tanto verlo,
que me vestí y me vine a la biblioteca a averiguar a qué hora
eran esas clases de logoterapia, Ahí me enteré que eran los
martes a las 20.30 horas. Hace cinco años que estoy viniendo a
logoterapia y fue lo que me sacó del pozo, porque yo no podía
hablar del tema sin ponerme a llorar, era vivir con angustia
permanente porque mi esposo murió en el coche viniendo a casa, o
sea que yo nunca tuve la imagen de él enfermo, o sea que me
costaba mucho más poderlo masticar, como quien dice. Y quien me
ayudó a salir de toda esa angustia, de todo ese devenir fue
Paco, después con Ana, después todavía hice muchos más cursos
con él, hice el curso de grafología. Fue un cambio total en mi
vida que me ayudó a poder seguir sobrellevando esta vida que
Dios nos puso por delante y bueno_, valorar lo que me queda y no
esperar de lo que no tengo, gracias a Dios tengo tres hijos
divinos, dos nietos divinos, pero a pesar de todo eso, yo
preferí venirme a vivir a Mar del Plata, porque necesitaba un
cambio total de mi vida, yo no podía seguir en Buenos aires, en
esa vorágine de estar en la misma casa donde había perdido a mi
padre, a mi marido, era una cosa que no me permitía_, y el grupo
tan lindo que se formó acá en logoterapia, y bueno, que ahora
decimos y bueno ahora ¿qué vamos a hacer los martes? Ésta es mi
historia y por qué yo caí en logoterapia y nunca voy a terminar
de agradecer a Ana y Paco todo lo que me ayudaron en todo esto.
Muchas gracias y buenas noches. Gracias Paquito.
Teresa Cardoso: Buenas noches a todos, me llamo Teresa.
Bueno, ante testimonios tan magníficos y tan bien dichos, me
encuentro chiquitita, es mi primera vez, pero lo mío va a ser
muy sencillo. No soy de Mar del Plata, soy de una ciudad de una
provincia de Buenos Aires, tuve una niñez, una infancia muy
feliz, fui muy mimada, perdí a mis padres siendo muy joven, ahí
empezó mi lucha, nunca terminé de extrañarlos, fui a muchos
psicólogos y a psiquiatras y me retaban porque me decían que
tenía que dejar de extrañar y despegarme de los padres que había
perdido, pero mi vida fue otra vida.
Después empezaron a pasar cosas; tuve muchos sufrimientos, pero
lo que más mal me hizo no fue luchar, porque gracias a Dios soy
docente, en lo profesional tuve una vida magnífica, estudié, me
dediqué a la docencia con fervor, fue todo en mi vida, fui muy
feliz en lo profesional porque me dio los momentos más gratos de
mi vida, pero en lo personal nunca logré ser feliz, pero tengo
dos hijos maravillosos. En el grupo familiar recibí mucho dolor
para mí, porque fui maltratada psicológicamente de manera
terrible y además de ser maltratada psicológicamente, fui
estafada, estafada no sólo en forma económica, que no me
importa, porque siempre trabajé, como docente tuve empleos, más
de dos siempre, y así que me estafaron en la parte sentimental
que para mí es muy difícil superarlo, y no sólo un familiar,
sino que se repitió de diferentes familiares, era la tonta de la
familia yo, la que se usaba, como a veces se dice, porque no
sabía decir que no y la tonta de la familia, y llegó el momento
que no me valorizaban y yo tampoco, y llegué así a psiquiatras,
psicólogos y después tuve problemas de hipertensión muy graves,
tuve un pico de presión muy importante y llegué así a un
cardiólogo maravilloso, que me atendió como cardiólogo y como
hijo, me ayudó muchísimo y fue el que me dijo hace dos años:,
"Teresa, acá tengo todo anotado, anda leyéndolo; vos tenés que
ir a Mar del Plata, allá está Paco Bretones, yo tengo todos los
libros y vos te vas a Mar del Plata a vivir y vas a hacer los
cursos de logoterapia, eso es lo único que a vos en este momento
te va a sacar del pozo en que estás viviendo". Le hice caso,
porque yo sabía que lo hacía con amor, y para que yo estuviera
bien, él me ayudó mucho y además yo estaba mal en todo sentido,
entonces me vine a Mar del Plata a vivir sola. Alquilé un
departamento, me vine a vivir, y hablé por teléfono a un número
que me había dado mi doctor y me atendió Paco y me dijo quién
era él y me puse a llorar en el teléfono, y me dijo entonces que
comenzaba el 3 de abril, martes 3 de abril, y ahí empecé una
nueva vida. Ahí empecé los martes, ahí en mi lugar, ahí empecé a
escuchar, ahí empecé a escuchar la palabra y empezó la nueva
vida. Ahora soy otra, lo notaron todas mis amigas, porque lo que
Dios no me dio en la familia me lo dio en amistades, tengo
amigas maravillosas que me ayudaron, me contuvieron y hasta hoy
se preocupan en todo momento de cómo estoy, y están maravilladas
de haberme visto como estaba y a las pocas veces de volver a
verme ya me notaban cambios, ahora están maravilladas en este
momento, cuando me ven, de cómo hablo y de lo que ellas me
decían a mí hace unos años ahora se los estoy diciendo a ellas,
porque lógicamente a varias de ellas le pasan cosas, como a
todos, desgracias familiares, entonces ahora la palabra mía ya
la reciben de una manera tan linda, porque tengo la energía que
nunca tuve y tengo energía, vivo con una paz interior magnífica
que jamás desde que murieron mis padres la tuve. Para mí es otra
gran familia que tengo. Este año, cuando regresé, lloré toda la
clase, y ahora, esta semana estuve triste. No había preparado
nada porque no sabía lo que había decir, porque soy muy
extrovertida, pero estoy contando mi vida. No sé, le doy las
gracias a todos por el calor que recibí, por las palabras,
muchas cosas de las que dicen ustedes no las comprendí todavía,
me falta comprender, y seguir un camino todavía muy largo,
porque muchas cosas todavía tengo para seguir, pero tengo la
fuerza suficiente para seguir, me siento entera, lúcida. Le
pregunté a mi nieta de 10 años cómo me veía y me dijo: "Ay,
abuela siempre te veía enojada, chinchuda, amargada, ahora sos
otra", una sobrina me dice: "me daba lástima de verte como
estabas", ahora soy yo la que la ayuda a ella, porque tengo
fuerzas para mí y para dar. Quiero estar bien yo para ser útil a
los seres que quiero. Agradezco a todos y especialmente me
siento feliz por haber conocido la logoterapia. Gracias.
Mirta Cacchioni: Bueno, hace 17 años que vengo a logoterapia,
habitualmente no soy de hablar mucho, aunque soy extrovertida.
Simplemente, cuando yo vine a logoterapia hace 17 años, vine
porque una amiga en diferentes situaciones de la vida, un
divorcio, una estafa sentimental, una estafa, sino queremos
hablar, monetaria, como todos de una manera u otra hemos
venidos, pero yo trato de poner la logoterapia en acción. La
vida no me ha marcado en cosas como a muchos compañeros de acá,
soy una agradecida a la vida que tengo, tengo mis nietos, tengo
mis hijos, pero a partir de la primer venida a logoterapia he
trabajado en mí en un esfuerzo de todos los días, porque sabemos
que la logoterapia es esperanza, trato deponerla en práctica la
esperanza, trato de que muchas veces sabemos, hay muchas
personas que están solas, solas porque la vida los va llevando a
ese ritmo, al correr, a no poner el oído, el no pararnos a
escuchar, muchas personas necesitan, ni hablemos de las personas
mayores. Los que vivimos en edificio es una experiencia de vida
el poder hablar, también una experiencia de vida es poder
agradecer, soy una agradecida de la vida y cuando hablo con
muchas chicas jóvenes, que a lo mejor se acercan a uno, soy
positiva, me levanto con alegría, agradezco a la vida, he pasado
por cosas y sigo pasando por cosas, y siempre recuerdo lo que
dice Paco y Ana, para mí es un privilegio, es una alegría, es
una felicidad el poder compartir con estas dos personas ejemplos
de vida, porque todos podemos hablar muy bien de logoterapia,
puedo mencionarles diferentes libros porque trato de leer e
informarme, pero lo que ellos hacen es la logoterapia en acción,
me enorgullezco, me gratifico todos los días de mi vida y
reconozco la cara de cada uno de ustedes, soy una privilegiada,
porque yo no posé las cosas que pasaron, las cosas que pasó
Susana, lo que manifestó Teresa, (Teresa estás ahí) vos has
manifestado cosas que yo desconocía pero hoy estás aquí y lo
ponés en práctica, gracias, gracias Paco, gracias Ana y hoy me
acordaba, de una sencilla frase que yo trato de ponerlo todos
los días de mi vida, aparte como decía Paco, mucha mamitis, en
el caso mío con mis nietos, el decir te quiero, el no olvidarnos
que puede ser último día de mi vida, el decir te quiero, te
necesito y les dejo esta frase, que seguramente la deben
conocer: "No dejes nunca de soñar, porque de las pequeñas cosas
se marca o se forma la vida". Muchas gracias.
Paco Bretones: Por falta de tiempo voy a ser breve, de
cualquier manera, un pensamiento fundamental de la logoterapia
es que lo que vale es una existencia con sentido. Cuando a una
persona le piden ¿qué es el hombre? lo único que tiene que
contestar es "el hombre tiene que ser una existencia", pero una
existencia no es posible si no tiene sentido, por tanto
existencia y sentido son la misma cosa y entonces uno de los
alumnos que estaba en la charla le preguntó: "Y doctor ¿qué es
el sentido?". Y entonces se le ocurrió una palabra, dice tomá
este diamante, y salí por las calles y en el primer negocio que
veas, entrá y preguntá qué vale este diamante. Y el primer
negocio era una verdulería, entonces preguntó: "Señor, por este
diamante ¿cuánto me da?", y le contestó: "cinco kilos de
verdura". Bueno, ya tenía una impresión.
Salió y se metió en una casa que venden cacharros, y le
preguntó: "señor, por esto ¿qué me dan?". Y por esto ¿qué te
doy? Te doy un balde de metal y algunas cucharas. Ya tenía otra
apreciación. Salió y se metió en una joyería, pero no era una
joyería. Entonces le pidió al joyero, que no sería un joyero de
primera clase ¿no?, "señor, por esto ¿qué me da?". Y te doy un
collar pero de poco valor, ya tenía otra apreciación. Salió, y
finalmente le tocó meterse en una joyería y el joyero, muy
capaz, cuando vio el diamante, le dijo: "¿me permite?".; y se lo
llevó adentro, lo estudió y al rato salió y le dijo: "eso señor
no lo tiene que vender por ningún precio, porque esto no tiene
precio". Ya cansado el muchacho de recorrer volvió y le dijo al
maestro lo que le había pasado, y le dijo el maestro "¿te diste
cuenta¿ cada uno te dijo lo que pensaba de acuerdo a cómo veía
la cosa, por tanto, el tema era la manera de ver la joya, el
verdulero no vio más que cinco kilos de verdura, pero no fue más
allá del valor intrínseco de la cosa, el que fue más allá del
valor intrínseco de la cosa, porque no tenía explicación, fue el
otro. ¿Ven?
La
conclusión de esto es muy cierta, la logoterapia no pone en el
acento en lo que hemos vivido, pasado, pone el acento en lo que
tenemos aún por vivir, el futuro. Y en este futuro, están los
riesgos pero también están los valores. La vida es eso, la
conclusión de este aparentemente cuento, es que la vida no tiene
valor si no es aprovechándola al máximo, la vida es solamente
vida, cuando se la vive intensamente, cuando no se ve el valor
que tiene la vida en sí misma, e como decimos todos nosotros, se
convierte en un tiempo-duración, no sirve. Entonces cuando nos
morimos entierran a un montón de huesos, que con el tiempo
servirán para los gusanos, pero que no han dejado mensaje, el
mensaje de la vida es la vida misma.
Nelly Segalla: Realmente hace muchísimo tiempo que estamos
en el camino de la logoterapia y es cierto, nos ha cambiado la
vida. Yo he pasado una situación límite, la pérdida de una hija,
y realmente si no hubiese sido por la logoterapia hoy no estaba
hablándoles a ustedes. Así que no puedo más que agradecer toda
mi vida a Paco y a Ana, porque fueron ellos los que nos
permitieron estos conocimientos, de lo contrario no hubiésemos
podido salir adelante, por lo menos yo, no hubiese podido salir
adelante, lo que sí quiero decirles, todos han dado testimonios
y muy hermosos testimonios, así que no se justifica que lo
agrandemos, pero sí quiero decirles que este año fue un año que
nos dio un sustito, pero bien este sustito fue positivo, a mí me
encantó el poder haber estado compartiendo, intercambiando
opiniones, que a veces, claro, lo veíamos a Paco dando sus
clases, a veces nadie se animaba a meter un bocadito; en cambio
este año, fue distinto, fue más familiar; yo realmente les
agradezco, lo que sí... Paco, adelante, a no darnos otro susto;
pero realmente, yo particularmente me sentí muy bien. Así que
otra vez quiero agradecerles infinitamente todo lo que hacen por
nosotros; y adelante todos, el año que viene si Dios quiere,
todos arriba.
Norma de Galante: Yo comparto con Nelly todo lo que ha
dicho; que ha sido un año muy positivo, a pesar del sustito que
nos ha hecho pegar Paco; pero fue muy participativo porque todos
daban su opinión, se podía dialogar. Yo hace 23 años, o 24
creo, que vengo a logoterapia, he ido incorporando la
logoterapia como una manera de vida y me ha ayudado muchísimo
para enfrentar muchísimas situaciones límite que me ha tocado
vivir, uno cuando a pone en acción puede enfrentar todo lo que
la vida le plantea y bueno, en los momentos críticos, muchas
veces en los primeros momentos, uno reacciona de la peor manera,
pero al minuto bajamos a tierra, y yo digo,"ésta es mi realidad
y yo la tengo que enfrentar, a ver Normita cómo hacés para
enfrentar esta realidad"; sacar ese potencial que tenemos todos,
que nos conforma y así dando respuestas a la vida sin
cuestionarle nada. Y bueno, agradecerle aquí a los maestros,
esta gran palabra maestros, que es lo máximo, lo más, agradezco
muchísimo haber conocido esta filosofía, que me ha ayudado y me
ayuda, a pesar de que tengo unos cuantos años y me digo:
...bueno, parece que mi misión no se ha terminado, porque tengo
que seguir siempre dando respuestas. Adelante, y muchísimas
gracias por poder hacerlo y dar una manito a aquel que lo
necesite. Muchísimas gracias.
Ana de Bretones: Habría que recordar de la contratapa del
libro "La logoterapia es obvia", las palabras de Paco, que
dicen: "Ustedes me dicen gracias Maestro; pero sin ustedes, no
hubiéramos aprendido mucho".
Paco Bretones: Mis maestros han sido mis alumnos durante 25
años.
Graciela Allampresse: Yo en realidad no sé si debería estar
acá, pero como la vida nos hace preguntas y uno no puede
esquivarle a la vida, cuando Paco hace así (hace un ademán con
la mano, como señalando), hay que venir acá.
Yo
este año, realmente no he estado muy presente en el curso de
logoterapia. Viví una experiencia personal yéndome a España,
intentado trabajar, tratando de conocer la tierra de mis
abuelos. Así que empecé el curso, luego me fui, y ahora sigo
viniendo.
Yo
formo parte de las mamás de la Escuela de Vida. Para los que no
me conocen, mi nombre es Graciela. Algunas veces me tocó estar
acá, dando testimonio.
Ana
y Paco eran vecinos de mi casa; yo sabía de la tarea de ellos
dos, y hoy son un afecto muy grande en mi vida. Yo voy
descubriendo a Paco, lo empecé a descubrir hace siete años,
sentadita del otro lado, y me enojaban mucho las cosas que
decía, me peleaba mucho con Paco; acá, en la Escuela de Vida, y
después se ganó todo mi especto. Yo, toda mi vida fui muy
contestataria; una adolescente rebelde, una Heidy que había
vivido muy bien y no se daba cuenta de todo lo que tenía, y que
se le quemara una pizza en el horno era suficiente motivo como
para ponerse mal durante más de tres días; que se le rompiera el
lavarropas era una crisis de depresión de una semana, y así
muchas cosas.
Hasta que llegó a mi vida el golpe más fuerte que fue la muerte
de uno de mis hijos..., y bueno, después la vida me siguió
poniendo cosas por delante. Por suerte, entremedio de esa
experiencia me acordé de Paco y Ana, los vecinos de mi casa
paterna. Como siempre, cuando me convocan nos le puede decir que
no, porque cuando yo les toqué timbre, ellos me recibieron en el
living de su casa a las tres horas de haber fallecido mi hijo, y
sé que reciben a todo el mundo; sé que Paco no predica, sino que
vive la logoterapia. Merece todo mi afecto y él sabe que lo
tiene. A veces me pone en estas situaciones de tener que hablar
y yo no sé si se puede poner en palabras lo que la logoterapia
significó en mi vida. Quiero poder honrarla, Paco, quiero poder
viviendo haciendo todo el examen de conciencia, que Paco nos
dice, que cuando nos vamos a dormir preguntemos ¿qué hice de
este día? Y duermo bastante bien. Trato. Y el maestro nos marca
el camino siempre.
Hoy
escuché a quien que dijo que querer es poder. Viví toda mi vida
creyendo desde mi omnipotencia que querer esa poder. paco un día
me contestó y le dio solución un poco. Me dijo: “querer es poder
si quieres lo que puedes”. en ese momento yo quería que mi hijo
volviera y esa era imposible. La logoterapia nos enseña a vivir
la realidad que nos toca; yo dije que me complicó la vida; una
exigencia a nosotros mismos: somos los responsable más allá de
las cosas que nos pasen.
De
corazón, gracias a todos los que continuaron. Me encanta como
está el grupo. En lo siete años he escuchado muchos testimonios,
pro los de hoy han sido muy rico. Gracias Paco.
Ana de Bretones: Digno cierre de un año muy rico en
experiencias. Gracias a todos por sostener el curso, por
sostener esta familia, o mejor dicho, por formar esta familia.
Hemos formado un grupo realmente muy consistente, según desde
qué punto de vista alguno dirá un grupo muy reducido, muy poca
gente, a lo mejor tenemos que saber leer las circunstancias,
hacer una lectura siempre desde lo positivo. Como dijo Mirta,
conozco las caras de todos, nos vemos, nos conocemos,
compartimos, intimamos y ponemos en práctica esta cuestión del
crecimiento. Creo que la mayoría ha dicho, especialmente los
panelistas, “gracias a la logoterapia”, Yo creo, me atrevo a
decir, que Frankl ha sido una persona muy sabia y muy
clarividente porque su mensaje desde la logoterapia no ha hecho
más que dejar bien asentado la apelación. La logoterapia me
ayuda, pero es la respuesta que yo voy a dar a la vida desde la
logoterapia, siempre yo en primer término, desde la
responsabilidad.
Felices fiestas y hasta el año que viene.
Al finalizar el encuentro,
Paco Bretones, fundador y director del Centro de Estudio de Logoterapia
de Mar del Plata "Viktor Frankl", instó a la búsqueda del sentido de la
propia vida, aun en las circunstancias más adversas que se puedan
presentar, y a reafirmar que cada uno está en el mundo, al que debe
contribuir a cambiar, y con los semejantes, que contribuirán a su
crecimiento personal.
Ana Vuoso de Bretones,
secretaria del mencionado Centro de Estudio, agradeció la asistencia al
curso, resaltando los fuertes lazos de amistad y cariño que sostienen a
todos, algunos de ellos desde muchos años, y el acompañamiento
permanente en un año muy especial, cuando su familia tuvo que atravesar
una exigente situación existencial. Así, pudieron reafirmar el "sí a la
vida, a pesar de todo y ante cualquier circunstancia".
Año 2009
Abril:
El martes 7 comienza el
XXVII Curso Anual de Logoterapia, en el Centro Cultural "Osvaldo
Soriano", todos los martes a las 20.30 horas, en 25 de Mayo esquina
Catamarca, hasta el mes de noviembre de 2009, inclusive.
La siguiente galería fotográfica ha sido realizada
con fotos tomadas por nuestro amigo y alumno de
logoterapia José María Honaine, a quien agradecemos su
generosidad y profesionalismo.
Cierre Curso de Logoterapia - Año 2009
Ana y
"Paco" Bretones
instantes
antes de comenzar
el acto.
Ana y Paco junto a alumnas del curso,
preparándose para el encuentro.
Ana Vuoso de Bretones: Buenas noches, nos reunimos para
compartir las experiencias de este curso anual que finaliza hoy, 24
de noviembre de 2009. Quiero recordarles las charlas de verano. En
el mes de enero, la primera charla va a ser el martes 19, a las 19
horas, sala B. Martes 16 de febrero, 19 horas, sala B. La fecha de
marzo, a confirmar en febrero.
Paco Bretones: Las charlas de verano las doy yo, por
desgracia, Ana no las quiere dar. Como a Ana, a mí ya me pasa; es
una alumna excelente, modelo. La pregunta que me hacía: Ustedes van
a venir a las charlas de verano: ¿qué van a escuchar?, ¿qué van a
aprender?
Norma: El hombre no está terminado, así que siempre tenemos
que aprender.
Otros:
–Las circunstancias son diferentes.
–Tenemos que ir aprendiendo cada vez más.
–Siempre hay algo que aprender.
Paco: Pero con los años que hace que ustedes están en
logoterapia, ¿qué van a aprender de nuevo?
Sebastián: Yo creo que..., bah..., creo no, lo he comprobado.
Yo hace cinco años que vengo a logoterapia y bueno, con respecto a
tu pregunta creo que, como dice la señora, el camino de la evolución
humana es infinito y uno está en ese camino, y eso como en los
grandes libros siempre merece una segunda lectura, y en esa segunda
lectura siempre vas a encontrar respuestas nuevas porque vos nos vas
acercando cada vez más a la conciencia que nos da la logoterapia,
que bien vale la pena que te sigamos en los cursos.
Otra: Para mí es fascinante, realmente, el intercambio y el
agradecimiento por todo lo que ustedes nos dan; yo lo compararía
como cuando uno lee la Biblia; cuando uno lee la Biblia no está
siempre con el mismo estado de ánimo y encuentra cosas que en otro
momento de la situación no nos damos cuenta; creo que el
intercambio, eso de nutrirse unos de otros ayuda un montón. Usted
puede tocar el mismo tema, pero la gente puede estar con un estado
de ánimo de otra índole, entonces sigue aprendiendo.
Norma: Yo también pienso que es una manera de relacionarse.
La logoterapia dice que el hombre es un ser relacional; entonces,
cuando uno viene a acá, se puede relacionar con el otro, se abre,
amplía su conciencia, puede trascender y eso es muy importante.
Paco: Eso me parece muy bueno. Lo que habéis dicho vosotras
dos me parece genial. Uno habla, pero todo lo que uno dice lo va
compartiendo con los demás, por tanto es un encuentro, no una clase,
sino un encuentro dialogal.
Susana: Yo quiero agregar que nosotros recibimos de otra
manera en este proceso de evolución, pero además, desde los años que
te escucho, que son muchos desde el año 1990, vos jamás te has
repetido, es un cambio permanente donde uno tiene que estar
aprendiendo obligadamente. Cuando aprendimos el discurso que nos
dijiste el martes pasado, hoy está dicho de otra manera; entonces,
tenemos que “aggiornarnos” para poder comprender lo de hoy.
Ana: Eso se confirma teniendo en cuenta la cantidad de kilos
de apuntes que tenemos de logoterapia, porque en una época, no sé si
alguno de ustedes ha conocido a Mimí; ella desgrababa y hacía copias
y después Susana también desgrabó y hay mucho material. ¿Se acuerdan
cuando el año pasado, cuando yo tomé el dictado de las clases,
habíamos pensado pasar las charlas de Paco, las grabaciones? Las
clases están armadas, en esa época duraban una hora y media. Hay
mucho material, pero Paco siempre prepara sus clases como si fuera
la primera vez.
Inés: Mamá siempre me decía que hay que machacar y machacar,
y eso también me parece que es una forma de que cada vez te va
quedando un poquito más.
Ana: Además, tenemos que confiar, como todo, en el proceso de
crecimiento; podríamos ser iguales, pero sería muy lamentable si no
nos damos cuenta de que hemos cambiado un poco, y si no cuestionamos
lo que escuchamos, porque lo importante también es cuestionar, no
sólo ser receptivo. El cuestionamiento se da porque yo lo que
escucho, que es importante, lo tengo que aplicar a mi vida.
Entonces, tengo mi propio cuestionamiento de lo que escucho y, al
mismo tiempo, la actitud de escucha se vuelve mucho más perceptiva,
más selectiva, más atenta, más consciente. Lo importante de lo que
pasa en este grupo es que se va confirmando la teoría, y se va
confirmando la teoría de Frankl en cosas muy sencillitas, no se
habla en difícil, pero se vive con exigencia y la segunda parte
corre por cuenta de cada uno de nosotros.
Paco: ¿Ustedes creen que la logoterapia “sirve” para algo? A
ver, ¿quién me contesta?
Vinka: Para los que no me conocen, me llamo Vinka; hoy
prácticamente mi vida está en función de la logoterapia. Yo amo la
logoterapia, mi vida es un antes y un después, mi vida es otra cosa,
vivo feliz, vivo en paz, muy en paz...; sorteo los problemas
religiosamente, que son obstáculos y problemas que me da la vida,
que son todos los días, pero con una conciencia y una dedicación, no
es algo que me pesa, puedo llorar, lagrimear, pero son segunditos,
nada más.
Paco: Bien, otra idea, a ver otro pensamiento. ¿La
logoterapia “sirve” para algo? Yo digo que no “sirve” para nada.
Norma: El término “servir” es algo utilitario, entonces la
usamos como si fuera un objeto; la logoterapia es algo muy superior,
es una filosofía.
Paco: Y la pregunta mía volvería a formularse así: Vos has
dicho que la logoterapia es una filosofía, yo digo ¿la filosofía
“sirve” para algo?
Norma: Sí, la filosofía te ayuda a conocerte, a descubrir
quiénes somos. En términos filosóficos, las preguntas que nos
hacemos son: ¿por qué vine a este mundo?, ¿quién soy?, ¿para qué
vivo?, ¿por qué muero?; bueno, entonces sirve.
Ana: Es ocasión…
Susana: En este caso, yo pondría el “sirve” como que tenemos
a la mano, diríamos “al servicio de nosotros”, todos los conceptos
que la logoterapia nos brinda para afrontar el día a día, y lo
podemos corroborar en nuestra vida durante tanto tiempo, yo lo
pondría como “servicio”, la logoterapia está al “servicio” nuestro,
no en sentido utilitario.
Quique: Yo, si opino, voy a ser muy contundente respecto de
la logoterapia.
Paco: A ver…
Quique: El que no utiliza las herramientas que nos da la
logoterapia en la vida cotidiana, por las circunstancias que hoy
vive la sociedad, está fuera de contexto. La persona que tiene la
posibilidad de venir a estas clases, porque la logoterapia es obvia,
la aplican mucho pero sin darse cuenta; pero aquellos que aún
practican la logoterapia sin darse cuenta, tienen una mejor calidad
de vida que aquellos que no la aplican. A lo mejor habemos muchos
que concurrimos, que lo vemos fenomenal, pero si no lo aplicamos
estamos muertos.
Paco: Quique está diciendo algo superinteresante. En este
mundo tan desquiciado, tan alocado, no hay ninguna teoría sobre el
hombre capaz de abarcarlo como la logoterapia. La logoterapia para
mí, esa es mi opinión, es lo que dice Quique, no; es la mejor manera
de entender el mundo en que vivo, la mejor manera de ubicarme en el
mundo en que vivo, la mejor manera de ver a mis semejantes de una
forma muy particular, por esto la logoterapia nunca se termina de
aprender, nunca.
Ana: La imagen sería (no sé si sirve o no): la logoterapia
sería “un despertador”. ¿Lo querés oír?, lo oís; ¿querés apagarlo?,
apagalo. Y no hago uso, sino que lo acepto en cuanto lo incorporo
como despertador, porque si no el “usar” la logoterapia es formular
un pensamiento “a gusto y piacere”, y la logoterapia muchas veces no
tiene nada que ver con el gusto ni con el “piacere”. No puedo
acomodarme a los principios de la logoterapia: si yo los usara, los
acomodo. Y puedo declamar, y sabemos que si me acomodo, no tengo en
cuenta la tridimensionalidad; ese es el punto clave, el tema clave
de este año. Puede reaccionar su dimensión psicológica por sobre las
otras dos, puede reaccionar su dimensión biológica, psicológica
sobre las otras dos, podemos no tener en cuenta la dimensión del
espíritu, o sea, que el cuestionamiento puede salir por cualquiera
de las dimensiones; entonces, si yo ubico la logoterapia
“únicamente” en una de las dimensiones, que es lo noético, que es lo
espiritual, puedo “acomodarme” de tal manera de no poder escuchar
los reclamos de lo biológico y lo psicológico. En el espiritualismo,
cuando lo que clama es desde el tener, tampoco lo escucho, esa es
una acomodación a mi conveniencia. Sepamos que el hombre es un todo,
pero cualquiera de esas dimensiones puede tener en un momento
determinado de mi vida, en una situación, una preeminencia, una
ponderación; yo, como todo, tengo que saber también escuchar los
reclamos de cada una, lo que no tengo que hacer es sobrevalorar una
de ellas, saber desde dónde yo puedo interpretar y hacer lectura de
la situación; tenemos la seguridad, a la cual podemos recurrir, de
que el hombre está más sano de lo que cree y que el hombre si
quiere, puede.
Paco: Yo a lo que iba es a que la logoterapia plantea un
dilema al hombre; “o me escuchás o no me escuchás. Si me escuchás,
vas realizando los principios que yo expongo, y si no me escuchás no
me libero del sentimiento de culpa”. El sentimiento de culpa va muy
aparejado con la logoterapia, no porque adonde no hay logoterapia
haya sentimiento de culpa, sí que adonde no hay logoterapia yo me
encuentro desarmado, me encuentro desarmado porque no sé encontrar
lo que para Frankl es fundamental, el tema del sentido. El tema del
sentido para la logoterapia es fundamental.
Ana: O sea, que si yo no escucho la logoterapia, no quiere
decir que la logoterapia no hable. Si yo quiero ignorar la función
del despertador es cosa mía; el despertador seguirá teniendo la
misma función.
Paco: Pero la función del despertador, la única función en
logoterapia, es recordarme que la vida tiene sentido, eso es
fundamental. Si a mí el despertador no me suena, es lo mismo que yo
no me dé cuenta de que la vida es un “buscar” sentido, un “buscar”
no “encontrar”; si fuera encontrar sentido, yo tendría los problemas
de mi vida resueltos, si el despertador es un “buscar” no tengo nada
definido, tengo que buscarlo, ¿está claro? Entonces, lo que dice Ana
de comparar la logoterapia con un despertador es lo mismo que decir:
“si no escuchás el despertador, no vas a entender qué es la vida”.
En la logoterapia el tema de la vida es central, pero el tema de la
vida en la logoterapia va muy vinculado con el tema del sentido.
JoséMaría: ¿Te puedo hacer una pregunta? Me
estuvieron preguntando sobre algo que aprendí acá con vos, que el
amor no es un sentimiento; me gustaría que amplíes eso, si podés.
Paco: Si el amor fuera un sentimiento, no tendría constancia
para nada, porque el sentimiento es muy inestable, está y no está,
depende de muchas cosas. Me levanto con un estado humorístico y
tengo un sentimiento, me levanto enojado y tengo otro sentimiento.
Rodolfo: El amor es un sentimiento mientras dura, es un
sentimiento que puede cambiar, pero uno tiene el amor y hay amores
que duran toda la vida como el amor a los hermanos; a veces, o a los
padres, estén o no estén, y, sin embargo, yo lo entiendo como un
sentimiento a eso; entonces, en una situación de amor hombre-mujer
puede ocurrir que dure o que no dure o que dure poco, pero mientras
está hay un sentimiento, una atracción, se siente el deseo de estar
con la persona y la otra persona te hace sentir a vos que ella está
contenta de estar contigo y se necesitan, se hablan, etcétera.
Inés: Yo digo que a veces, con tu marido, por ejemplo, lo
querés matar; es un sentimiento de que lo querés matar, pero lo
querés.
Patricia: Podemos tener ese sentimiento, pero el amor va más
allá.
Ana: Paco ha dicho infinidad de veces que en el amor
“también” hay sentimientos.
Paco: Hay sentimiento, pero no es un sentimiento.
Ana: No está supeditado al vaivén de lo que sienta, porque si
yo quiero matar a mi marido tiene que haber mucho amor para sostener
la relación, y supeditamos a lo más profundo del hombre, que es la
capacidad, a si tengo ganas o no tengo ganas; si hoy me levanté con
el pie derecho o con el pie izquierdo, no podemos marcar la
diferencia de lo más auténtico. Pero se expresa a través de las
emociones, de los sentimientos, de lo gestual.
Paco: Lo importante es que entiendan la frase “el amor no es
un sentimiento”, porque el sentimiento no dura. Hoy me levanto y
como a mi esposa a besos, la acaricio y la mimo y me esfuerzo por
complacerla, y voy y le preparo un desayuno con una florcita
bárbara, y se lo entrego; ella, medio ingenua, cree que así va a ser
siempre. Al día siguiente me levanto y no la atiendo para nada, y
ella está pensando en el día anterior, y con voz melosa me dice:
“Paquito, ¿no me traés el desayuno?” Y yo le digo: “No me molestes,
que tengo que ir a trabajar”. ¿Se dan cuenta? La misma persona, la
misma situación con dos actitudes totalmente distintas.
Ana: ¿Hay una situación más evidente de expresar amor que
cuando estamos viviendo un valor de actitud? Habrá sentimientos, sin
duda, pero es la prueba más clara de lo que es la esencia del hombre
expresando amor.
Rodolfo: ¿Por qué no definís el amor? No es un sentimiento,
existe el sentimiento, es más que un sentimiento.
Paco: El filósofo francés Gabriel Marsel habla sobre el amor: “Tú jamás
morirás”. Por lo tanto, al decirle un ser humano a otro “tú jamás
morirás”, lo está descubriendo permanentemente; hay algo en mí que
no muere: eso es lo que vos descubrís. La muerte y el amor no van
juntos.
Ana: Si nosotros ubicamos al amor como un protofenómeno, algo
que nos constituye, como la responsabilidad, la libertad, la
conciencia, por ahí si queremos definir en su plenitud qué es la
responsabilidad, podremos tener una definición para acotar algo,
pero lo podemos demostrar con actos. Entonces, creo yo, el amor se
demuestra con actos amorosos. A partir de ahí, pongamos todos los
otros “ingredientes”: el respeto por el otro, las circunstancias en
las cuales yo me involucro con el otro, porque, si bien hacemos
siempre una referencia al amor entre esposos, parejas y demás está
el amor que es universal, el amor que podemos sentir hacia la
creación, no únicamente el amor que puede haber en una pareja.
Paco: Cuando se define la esencia de lo que es la logoterapia
siempre se habla de los protofenómenos como son: primero: la
libertad; segundo: la responsabilidad; tercero: conciencia y cuando
se dan estos elementos, cuando se habla del amor, que nunca muere,
el amor siempre se lo coloca al final, cuando se da todo esto:
libertad, responsabilidad, conciencia, compromiso, ahora viene el
amor. El amor se supone que es el supremo esfuerzo que se hace para
conseguir el hecho de amar.
Ana: Viene muy bien compartir el texto 1 San Pablo, “Himno
del Amor”.
Susana: “El amor es paciente, es servicial, el amor no es
envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no
busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal
recibido, no se alegra de la injusticia sino que se regocija con la
verdad; el amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo
lo soporta. El amor no pasará jamás, las profecías se acabarán, el
don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá, porque nuestra
ciencia es imperfecta y nuestras profecías limitadas. Cuando llegue
lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto”.
Paco: No digan ¡qué ideal! Todo esto es fruto. Todo esto no
se da por generación espontánea, todo esto es fruto de lo que
dijimos antes, cuando se dan las cuatro virtudes que se practican,
eso viene solo, ¿se dan cuenta?
La libertad, primer eslabón de la esencia de la logoterapia, la
“libertad”. Yo soy libertad y ser libertad es dentro de lo religioso
–cuando yo digo esto hay que distinguir bien la religión de lo
religioso, la religión es una cosa y lo religioso es otra, no es la
misma cosa–, entonces ven, cuando se dice libertad, estoy diciendo
la voluntad de Dios cuando crea al hombre. Cuando crea al hombre es
como si Dios le dijera –tú debes ser lo que tú eliges ser–, por
tanto, la libertad es fundamental para entender al hombre. Si no hay
libertad al hombre no se lo entiende; además de esto, la segunda
característica: “responsabilidad”. Responsabilidad viene de “respons-habilitas”,
la capacidad de respuesta. La libertad supone la capacidad de
respuesta por parte mía y en esta capacidad de respuesta el hombre
elige, tanto en la libertad como en la responsabilidad siempre hay
elección. La responsabilidad es pura elección, yo elijo la respuesta
pero la pregunta a mí me viene de afuera y yo la respondo, y fíjense
bien que en este responder de la responsabilidad está, yo diría, un
despertar dentro del hombre, que es la conciencia de darme cuenta
–la conciencia es un darse cuenta–, yo me doy cuenta. Libertad y
responsabilidad llevan a hacerme dar cuenta de lo que yo respondo
¿está claro esto o es chino?
Todos: Sííí...
Ana: Y en este ejercicio, en donde la improvisación no
existe, sino que tiene que ver con la exigencia, con el
cuestionamiento, con el autoconocimiento, el amor aparece.
Paco: Ahí aparece el amor.
José María: Es como el fruto del trabajo que uno hizo para
que se dé el amor.
Ana: Además, el hecho responsable, el accionar
responsablemente o libremente no es una cosa muy superficial,
también supone una reflexión, una toma de postura, un conocimiento
propio muy íntimo; o sea, son palabras muy fuertes. Es decir: soy
responsable o mi obrar es responsablemente, son palabras que tenemos
muy alcance de la mano, pero…, entonces todo eso lleva a un
ejercicio de vida, de conocimiento y de exigencia de vida que
después lo otro se va dando. Ahora, no se va dando de una vez y para
siempre, justamente haciendo referencia a lo que decíamos al
principio, ojalá que no seamos los mismos mañana o dentro de un mes,
entonces la exigencia sería, cimentando lo aprendido pero cada vez
más porque si bien las situaciones pueden ser similares yo tengo que
ser más exigente con las respuestas.
Sebastián: Bueno, ahora están haciendo una síntesis de lo que
vimos en el año y yo podría aportar que me costó mucho tiempo
entender algunas cosas que oía siempre acá y pude llevarlas (gracias
a Dios, a través de las exigencias de la vida que, exigencias de mi
propia vida) a cabo, como comprender, por ejemplo, que la búsqueda
de sentido es dinámica y que hay momentos, hay ocasiones en las
cuales esa ocasión de vida me presenta un sentido que ya mañana
puede dejar de tenerlo, y que es muy duro entender eso porque uno
tiene apegos y debe dejar eso, y debe seguir adelante, y lo único
que te mantiene vivo es seguir adelante en esa dinámica, en esa
búsqueda de sentido, que va variando; entendí que no hay que tener
un solo proyecto como vos decís, Ana, porque a veces se nos cae todo
cuando apostamos todas las fichas a un solo proyecto, y que hay que
tener la capacidad y la fuerza para, a pesar de todo, seguir cuando
esos proyectos a veces se caen por distintas razones; muchas cosas
he aprendido, pero una de las más profundas, estaba pensando en eso
cuando dijiste que había que hablar, fue eso, una de las tantas y
también podía mencionar otra, de lo que estaban hablando recién, y
estoy convencido porque lo pude vivenciar, que el gesto más grande
de amor es el valor de actitud y lo pude vivenciar y me sentí
totalmente rico y enriquecido, sé que se puede hacer en todo momento
y en toda ocasión, porque como bien dicen ustedes, todo momento es
un llamado; está apelando a que nosotros decidamos qué hacer, y a
partir de ahí me cerraron un montón de cosas que hace muchos años
eran teorías complejas. Yo decía, son muy complejas y anotaba y
anotaba, y hoy como verán ya no anoto más. Ya anoté todo lo que
tenía que anotar, no está mal anotar, pero esa sería una de las
conclusiones. En este año que pasa, la vida me ha sacudido bastante
por situaciones personales que tuve, pero siempre gracias a ustedes
por haberme enseñado esto, traté de seguir buscando el sentido a
pesar de todo y en eso estoy y aquí estoy.
Rodolfo: ¿No te agradecés a vos?
Sebastián: Por supuesto que me lo agradezco a mí. Seguro.
Ana: El valor de actitud precisa expresamente la presencia
del otro que es lo más sublime que uno puede experimentar, porque
tiene que ver pura y exclusivamente con el otro. Gracias, Sebastián.
Mauricio se estrenó este año como alumno de logoterapia. ¿Qué pensás
cuando escuchás decir “yo hace veinte años que vengo...”, “yo
veintidós...”, “...dieciocho...”?
Mauricio: Lo que pude ir experimentando desde que estoy acá,
y es lo que más me ha servido, es encarar algunas cosas con menos
miedos que antes, pude darme un poco más de valor a mí mismo en lo
que hago. No sentirme raro cuando tengo actitudes de servicio, me
siento apoyado en lo que se dice acá, porque a veces es incómodo
sentirse solo haciendo algo que no todo el mundo hace. Eso me hace
más fuerte y me ayuda y básicamente cosas que he ido sintiendo que
me cuesta, pero antes vivía en un continuo estado de miedos, sin
poder explicar a qué, miedos que se reflejaban en el organismo y
demás; ahora estoy teniendo momentos sin miedo y pudiendo hacer
cosas. Otra cosa que me llamó la atención es el tema de la acción,
de hacer cosas, cómo lo libera a uno y tranquiliza, eso también lo
pude experimentar, es como que a través de experiencias estoy viendo
las virtudes de poner en práctica lo que se habla acá. Siento que me
está haciendo bien.
Ana: Uno comprende que si logra formularse un proyecto de
vida, que supone un coraje, un desafío, también puede pensar que ese
proyecto se puede caer, o sea, más vale arriesgar, vivir, largarnos
a esta cuestión incierta de la vida, porque como dijimos muchas
veces, estamos estrenando el minuto a minuto, la vida se estrena,
entonces si bien los proyectos se pueden caer, no puedo dejar de
proyectar, eso es lo importante, con todas las posibilidades que
tengo libremente de cambiarlo y libremente de levantarme si me caigo
con el proyecto, porque el proyecto se puede caer, pero yo me puedo
caer con el proyecto porque me he identificado de tal manera que lo
absoluticé. Cuando puedo darme cuenta que el proyecto se cayó pero
yo no, dejo de lado los miedos, arriesgo, juego y seguramente
siempre gano. ¿Se acuerdan cuando hablamos del fracaso? Siempre
ganamos.
Patricia: A veces las cosas no son como yo quiero que sean.
Entonces, a pesar de eso, tengo el margen de sacarle una parte a la
cosa, a pesar de que no es como yo lo proyecté, no es como yo
quería, pero hay otra parte que me está dando otro margen, otra
apertura, otro margen de acción que me está dando la experiencia,
debo buscar un arma diferente.
Natalia: Yo estaba pensando cuando usted hablaba en el tema
de la adaptación. Lo que rescato de la logoterapia es que estoy
aprendiendo a adaptarme a un montón de cosas, a cambiar mi
perspectiva de muchas otras; en las primeras clases –yo empecé en
agosto, así que hace muy poco tiempo–, realmente pensé: “mucha
teoría, muy lindo sonaba todo, pero cuando lo tenga que bajar a mi
vida diaria, ¿voy a poder bajarlo?” Hace poco, hablando con unos
amigos, me escuché a mí misma hablando de cosas que se hablan acá,
diciendo frases, entonces dije: “Bueno, la logoterapia está dándome
frutos porque estoy empezando a aplicarla”. Creo que es un proceso;
a muchos escucho decir que hace muchos años que vienen; y bueno, yo
hace muy poquito, días que engancho más cosas, días que más o menos,
pero de a poco voy aprendiendo cosas que me están siendo muy útiles,
para cambiar y adaptarme mejor a las cosas, no tengo una postura tan
rígida, sino veo que hay varias perspectivas.
Ana: Si me permitís, deberías cambiar eso de “adaptar” por
“capacidad de elegir”. Porque vos hacés eso, tenés la capacidad de
elección; porque si no, estás dependiendo del otro.
César y Amalia: Habla Amalia: Acá estamos, firmes. No
hemo venido continuamente pero a través de los años esporádicamente
siempre nos damos una vuelta porque, en nuestro caso, este año
específicamente nos sirvió mucho la logoterapia; hemos encontrado,
en mi caso, pero tenemos un proyecto en común de trabajo, que se nos
vinieron algunas cosas abajo, pero como dijiste vos Ana, no podemos
dejar de proyectar a pesar de…, y le hemos encontrado sentido a
muchas cosas en nuestra vida, personalmente y en común también.
César: Lo que más aprendí en lo poco que he venido es que
usaba el 30 por ciento de mi capacidad de voluntad, de fuerza y de
inteligencia y que de las cosas que suceden está en mí sacar de
adentro para poder solucionar las cosas, está en mí. La fuerza que
usaba, la capacidad que usaba o la inteligencia que usaba para esas
cosas sé que usaba un 30 por ciento de mi capacidad y estaban en mí
todas las cosas.
Ana: Esto de poder autodistanciarse y darse cuenta de esas
cosas es muy importante.
Paco: Yo creo, César, que a todo el mundo le pasa lo mismo,
no hay nadie que use el cien por cien de sus capacidades, nadie. Los
condicionamientos de la vida, las dificultades del diario vivir nos
limitan mucho y siempre podemos más de lo que hacemos, siempre
podemos más. Por esto nosotros hablamos de las potencialidades,
tenemos más potencialidades que las que ponemos en función.
Ana: Santiago, ¿vos armaste un grupo de logoterapia en
España, tengo entendido?
Santiago: Había una escuela, en Bilbao, fui un día pero era
nada más que para el grupo de ellos, tenía que ir otro día, pero
después no pude. Bien, ustedes saben que yo vine acá por problemas
de miedo, era el gran planificador de mi vida. A partir de que vine
acá tomé ciertos ítems que los pongo en práctica y así me sirve, a
veces no entiendo mucho, cuando se habla de cierta terminología
porque me son extrañas, porque no tengo esa formación filosófica,
pero yo aplico siete u ocho ítems y me siento bien.
Patricia: A mí me pasa un poco como a Santiago: algunos
términos los entiendo; algunos conceptos también los entiendo,
después los olvido, pero viniendo a las clases refresco lo
aprendido. Lo importante para mí es que la logoterapia es vivencial,
no es una teoría que vos, Paco, nos podés transmitir. Además de
teoría, es una manera de vivir y que a mí me queda siempre muy
grabado y que taladra mucho el “para qué” todo el tiempo. Este año
me marcó mucho “yo soy más de lo que me pasa”, “no soy lo que me
pasa, soy mucho más que eso”, y pienso que a mí, personalmente,
cuando dejo de mirarme el ombligo, se soluciona el 95% de los
problemas. Cuando dejo de ser yo la preocupación y aparecen las “S”:
Salir, Servir, Sentido, Sabiduría, reconozco que éstas son la clave.
No es fácil. Yo experimenté la solidaridad y el servicio con
respecto a ustedes a través de las charlas, y quiero agradecerles
mucho. Ustedes se ocupan de cada uno a través del salir, del
servicio, de la solidaridad, y en todo está el amor. Gracias.
Raquel: Este año fue pesado. Comencé más batalladora, luego
me fui calmando. Tuve más conciencia de lo que extraño a mi hijo, de
lo que me cuesta
aceptar lo que pasó, y si sigo adelante es por lo que yo aprendo
acá. Sé que la fuerza que a mí me sale todos los días es por lo que
aprendo acá.
Rodolfo:
Este año ha sido de sumatoria en el aprendizaje de cómo ver las
cosas y contestar las apelaciones, las preguntas que nos hace la
vida y de todo lo que puedo desde mis potencialidades. Paco
preguntaba si la logoterapia sirve para algo, y todos de una u otra
manera dijimos que sí; es para crecer humanamente, ser mejores,
dejar nuestros egoísmos, “ver” al otro, “ver” las cosas, no mirar.
También se dijo si la repetición de los conceptos sirve; yo creo que
sí, porque cada vez se oye distinto, será porque uno internaliza,
comprende más, continúa viendo de otra manera. Veo aquí el cambio
que se ha ido manifestando en varios compañeros; a vos Mauricio,
llegaste de una manera y te veo notablemente mejor, y vos que decís
que no sabés cuánto te ha ayudado y veo que mucho, tu anterior
testimonio me lo dice (señalando a una mujer que habla un fluido
croata con Vinka). Además, este grupo ha sido muy positivo porque
nos hemos ayudado mucho y ni hablar de Paco y Ana que son la
logoterapia obvia. A todos les doy mi sincero reconocimiento y pido
un aplauso para todos y reencontrarnos pronto para continuar este
maravilloso camino. Si comparo como llegué aquí y hoy, es el día con
la noche.
Ana
y Paco Bretones: Después de compartir los testimonios, las
experiencias de vida, las opiniones, las expectativas y los deseos
de felicidad y logros en estas fiestas de Navidad y Ano Nuevo,
nosotros agradecemos a todos los presentes, a los amigos que, además
de alumnos nos han acompañado durante todo el año con la actitud de
reconocimiento, agradecimiento y, por sobre todo, de amor.
Martes 30 de noviembre de 2010
Cierre del XXVIII Curso Anual de
Logoterapia, en la Sala “A”
del Centro Cultural “Osvaldo Soriano”
Ana Vuoso de Bretones y Francisco "Paco" Bretones
(cafecito mediante) dispuestos para recibir a los
alumnos-amigos, turistas y otros.
Con
la presencia del Dr. Francisco Bretones, fundador y
director del Centro de Estudio de Logoterapia de Mar del
Plata “Víktor E. Frankl” y de Ana Vuoso de Bretones, los
alumnos asistentes al curso anual manifestaron y
compartieron, en forma personal, las experiencias de
vida a lo largo de todo el año. Hoy alumnos veteranos y
otros que asistieron por primera vez a las charlas sobre
Viktor Frankl y la Logoterapia.
Queremos compartir con
ustedes sus testimonios:
Ana Bretones: Buenas
noches a todos. Hemos ido desarrollando durante este año
los temas básicos del pensamiento de Frankl y desde el
año pasado con la modalidad de grupo de reflexión más
grande del que aconsejamos hacer, independientemente de
las charlas, pero se fue dando así, desde mediados del
año pasado que Paco por razones de salud no pudo venir,
y bueno, me animé yo y acá estamos con este grupo de
amigos que son incondicionales y creo que después vamos
a pedir la opinión de todos ustedes, los que han venido
todo el año, qué les pareció esta modalidad.
Los históricos amigos de
esta casa, recordarán que años atrás, la última fecha
del curso teníamos paneles testimoniales con reuniones
que duraban más de dos horas y en una época
organizábamos paneles de acuerdo a las actividades que
realizaban, entonces teníamos paneles de maestros,
paneles de amas de casa, paneles del hombre común de la
calle…, después, como el número de concurrentes fue
reduciéndose implementamos la manera de hablar y de
escucharnos todos porque al no ser un curso
eminentemente expositivo, en donde se da la charla, se
habla del contenido teórico de la logoterapia, y se
hacen algunas preguntas, como no es esa la modalidad
sino que llevamos un año trabajando en la reflexión, en
el aporte de las personas que asisten. Ya lo hicimos el
año pasado y el otro también; todos damos una opinión
de cómo lo vivenciamos, porque esa es justamente la
fundamentación del curso de Paco: la “logoteoría” es la
que tiene que dar paso a la “logovivencia” y después si
es necesario a la “logoactitud”. Entonces, digo que
fuimos (a grandes pasos) viendo los principales temas de
la logoterapia, indudablemente faltaría profundizarlos
mucho más, pero como es un único curso, no hay
diferentes niveles, seguramente que el año que viene lo
volveremos a hacer, pero lo que ustedes han manifestado
mucho durante este año, es que si bien tratamos el tema
de “las potencialidades”, “lo que el hombre es”, “el
modelo de hombre de Frankl”, “el único e irrepetible”,
“el sentido de la vida” y demás, más o menos de la misma
manera, rescato y ustedes también han rescatado y se han
dado cuenta que no les llega de la misma manera, el
mismo tema ya visto, eso nos ha servido para que nos
pudiéramos posicionar y que nos sirviera de termómetro
estas reuniones, estos encuentros, estas charlas para
ver si el compromiso que hemos contraído con nosotros
mismos se mantiene; nos ha servido para darnos cuenta,
mejor dicho nos ha hecho, creo yo, (mejor voy a hablar
en primera persona), yo, para darme cuenta si estoy
avanzando en este camino que me propuse recorrer desde
la exigencia, cuántas veces he tenido paradas, a veces
paradas impuestas y otras veces paradas por mí elegidas,
y cuántas veces no me dejaron la vida, las
circunstancias, el sentido de las preguntas que me ha
hecho la vida. Tampoco me dejaron tiempo para que
pudiera darme el permiso de una parada, de un
empujoncito y volvemos. De cualquier manera el momento
de la parada lo he elegido yo. Esta última clase, estoy
convencida, porque lo ha sido otras veces, va a ser
riquísima por los testimonios; aquí no se va a competir
con el conocimiento, así que espero que en esta hora
todos digan algunas palabritas, porque la riqueza está
en hablar desde nosotros mismos, sabiendo que estamos
hablando de cómo vivimos y yo creo que al hablar y al
escucharnos es como reafirmar el querer seguir.
Paco Bretones: Estamos
escuchando demasiado a Ana; cuando veníamos dijimos:
“hoy tenemos que escuchar a la gente, pero no nosotros”,
pero ella ha cambiado el esquema; ella sigue hablando
de lo mucho que lleva almacenado. La idea es que ustedes
hablen y que cada uno diga qué le aportó el curso a su
propia vida y esto me parece que es muy importante. Ya
saben ustedes lo que pensamos nosotros, porque nosotros
hemos hablado durante todo el año y ustedes han callado,
pero “han callado” no significa que no han pensado, por
esto ahora es importante que ustedes repitan lo que han
pensado y esto lo comunicamos. Cada uno cuando comenta
lo que ha pensado está haciendo bien a otro; ustedes ya
saben cómo pensamos nosotros, nosotros queremos saber
cómo piensan ustedes, así que yo me callo y empiezan a
hablar ustedes.
Nelly Segalla: Buenas
noches, yo soy Nelly, alumna desde hace muchos años,
bueno, empecé para perfeccionar lo que yo era “asistente
social”, bueno lo que soy, porque sigo siendo pero no
ejerciendo. Empecé por curiosidad y para poder hacer
algo más por mis pacientes, por la gente que yo asistía.
Una lucecita se me prendió porque dije: “realmente esto
cuánto puede llegar a servir”. Pero después la vida me
puso en un problema, en algo tremendo, que fue la muerte
de mi hija de 27 años, y ahí me dí cuenta cuánto valor
tenía la logoterapia, porque realmente sin esto yo no
hubiese salido, de lo que realmente significa la muerte
de un hijo. Bueno, seguí el curso yendo, viniendo, a
veces con problemas porque no he podido asistir, pero
toda vez que he podido, porque yo sé que realmente esto
es lo único que me ha salvado. Posteriormente, como es
la vida, una de cal y una de arena, me fue dando golpes,
el último golpe fue un cáncer de colon, que estoy
superando o superé, o por lo menos estoy superando, no
lo sé si seguiré, después me caigo y me rompo la tibia y
el peroné, y bueno, como a todo el mundo yo creo que nos
pasan cosas, la vida nos pregunta, a cada rato nos
pregunta y tenemos que responder, por lo menos sabiendo
de lo que se trata la logoterapia, tenemos que responder
de la mejor manera porque el que conoce y está viviendo
esta filosofía de vida debe responder así, con todo
ánimo, con toda positividad, y nos va a hacer vivir
realmente de otra manera, es decir, es un antes y un
después de la logoterapia, es una frase muy hecha, muy
conocida, pero realmente es así, mi testimonio es este,
si yo no hubiera tenido a la logoterapia, y por ende, a
estos dos ángeles que Dios ha mandado a la Tierra, yo no
hubiese sido esta persona. Este es mi testimonio, espero
que les haya servido, especialmente a los que pasan
situaciones límite, decirles que se puede, que se puede
seguir adelante, y hay que poner en práctica lo que dice
la logoterapia. Nada más, muchas gracias.
Rodolfo Mendiola: Buenas
noches a todos. Alguien decía por allí que se repiten
los temas. Yo ya hace cuatro años que vine al curso, y
es verdad que se repiten algunas cosas, pero en verdad
no se dice lo mismo y eso es porque cada uno a medida
que pasa el tiempo aquí en logoterapia, va asimilando
mejor lo que se repite, sí lo repitieron pero lo va
asimilando y lo va poniendo en práctica, porque la
logoterapia no se declama sino que se practica, si no es
una declamación que no lleva a ningún lado. Todos estos
años me han servido para ver también la fuerza indómita
del espíritu, de personas que han pasado situaciones
difíciles; yo también las he pasado, entre otras cosas
momentos difíciles, personas que han pasado la cosa más
terribles que le puede ocurrir a una persona como es
perder un hijo, entonces he mirado con gran admiración,
cómo ellos han puesto en práctica algo como es la
logoterapia, que realmente les ha salvado la vida, que
al final en última instancia los que se han salvado la
vida y se han curado son los que han podido llevar
adelante un nuevo proyecto y poder sonreír de vuelta; es
el individuo que se termina curando, que lo ha explicado
Paco muchas veces. Es uno mismo el que pone las cosas en
práctica, entonces sí, gracias a Paco, gracias a Ana,
sin ninguna duda son los que nos han dado las
herramientas a través de solidaridad, de esa entrega
que hacen, otro ejemplo también, pero lo que yo he visto
en diferentes personas, en diferentes trabajos y cosas,
he visto también el proceso de crecimiento, puedo
nombrar varios acá pero no me quiero olvidar de ninguno.
De modo que, yo el año pasado dije las mismas cosas,
pero nunca se dicen las mismas cosas, como todo lo que
se aprende acá, siempre hay algo nuevo, a pesar de que
uno dice “sí ya lo ví, ya lo leí”, pero yo voy a seguir
viniendo porque este es un grupo de reflexión, de
comunicación social que a uno le hace muy bien, nos hace
llevar adelante la difícil vida, que siempre nos
pregunta cosas. Verdaderamente uno tiene que vivir lo
que está viviendo ahora, uno tiene que tener proyecto,
porque yo los tengo, antes no los tenía, yo hablo de los
primeros años, de modo que mi agradecimiento no
solamente a todos ustedes, también voy a nombrar a los
que no están, pero me han enseñado mucho. Y por supuesto
a Paco, con todas las dificultades que le van
apareciendo y también a Anita; decir Paco es decir Ana
porque también tenemos un matrimonio que se ama, y eso
es maravilloso para crecer, esto me produce un gran
aliciente para crecer, un crecimiento espiritual. Nada
más, un beso a todos.
Sandra Papagni: Bueno ya
hace un año que venimos con Antonio, mi esposo. Llegamos
acá a través de la Escuela de Vida y si en estos
momentos me preguntan qué es la logoterapia, yo la
verdad que no sé si sé definirla o si diese una
definición, si es la correcta. Lo que sí puedo decir que
todo lo que escuché acá, las experiencias de todos
ustedes, lo que hemos compartido me ha servido
muchísimo, y las he puesto en práctica día a día, y digo
día a día porque realmente para mí fue un aprender a
vivir de otra manera después del fallecimiento de dos
de nuestros hijos, y bueno, realmente necesitaba
encontrar muchos recursos para poder seguir viviendo y
creo que los encontré en la logoterapia y me falta
muchísimo para aprender así que espero que el año que
viene siga. Un poco eso, siento que me sirvió
muchísimo, muchísimo, muchísimo. Nada más, gracias.
Antonio Domínguez: Yo
soy Antonio, esposo de Sandra, yo concurrí más que todo
acá para acompañar a Sandra y había muchas cosas en la
Escuela de Vida que no entendía y al empezar a concurrir
acá empecé a interpretar muchas cosas que se hablaban en
la Escuela; a veces quedaba medio colgado y por no
preguntar, como pasa siempre. La verdad que esto me
ayudó un montón para vivir día a día y superarlo;
gracias a esto estamos aprendiendo a vivir de otra
forma, porque después de la que pasamos es muy jodido.
Nada, gracias.
Mirta Cacchioni: Buenas
noches. Bueno, yo hace 18 años que vengo a Logoterapia,
que comparto con un montón de personas, muchas están
presentes otras no y ¿por qué vine a la logoterapia?
Alguien, conversando, y la primer persona que estaba es
Elena ¿te acordás Elena?, comenzamos a compartir estos
años vividos, años con experiencias con gente conocida,
como que la logoterapia nos fue enseñando
individualmente a cambiar, a ser mejores personas, a ser
solidarios, a sacarnos eso que a veces todos tenemos,
ese poco de egoísmo y de pensar que hay gente que sufre
pero hay gente que sigue adelante con una dignidad
esperanzadora, una dignidad que nos hace ver y de pronto
a preguntarnos y valorar todo lo que tenemos. Yo no he
tenido situaciones límite hasta el día de hoy, pero por
ejemplo el otro día cuando fuimos al aniversario de la
Escuela de Vida para Padres con Hijos Fallecidos y
conociendo, porque uno vive en esta sociedad, vive y
comparte con ustedes, no es que estamos alejados y no
estoy alejada de esta realidad, y yo dije: “qué emoción
esta gente con lo que pasó, con esa dignidad, con esa
amabilidad”. Nosotros, en estos años, gracias a la
logoterapia hemos compartido con un montón de personas,
de las cuales yo me siento orgullosa, con muchos de
ellos no hemos conversado, pero nos hemos saludado y
demás está decir, Ana y Paco con esa dignidad, con ese
ejemplo, con ese venir en esa circunstancia que a veces
sabemos que no puede estar y está, está los días de
lluvia, está los días de frío, yo señores y amigos, me
enorgullezco en compartir con ustedes estos momentos y
con Ana y Paco y también desearles, más allá de las
circunstancias de la vida, que el año que viene sea
para ustedes de felicidad. Muchas gracias.
Norma Galante: Hace 25
años que vengo a las clases de Paco, en forma
ininterrumpida, como se dan cuenta soy muy perseverante.
Comencé a venir conociendo el libro de Viktor Frankl,
“El hombre en busca de sentido”, en esos momentos uno
estaba atravesando situaciones difíciles, que me ha
tocado vivir con los hijos, con los nietos, pero gracias
a la enseñanza que he recibido de la logoterapia, y que
me sigue aportando porque pienso que este aprendizaje se
va a acabar cuando acabe mi vida, he podido seguir
adelante sacando esa fuerza indómita del espíritu y
buscar el sentido, y con el ejemplo de aquí de estos
“maestros” que son incomparables. Uno siempre fue de
seguir en situaciones que no son evitables, no se pueden
cambiar y seguir adelante. Siempre la vida te va
presentando situaciones lindas, de felicidad, que hay
que poder aprender a disfrutarlas, porque no me olvido
nunca cuando Paco nos decía “Dios te pedirá cuenta de
aquellos momentos que pudiste disfrutar y no
disfrutaste”. Entonces, disfrutar los momentos en que
la vida nos presenta esa alegría, la naturaleza, el
arte, todo lo que podemos disfrutar de nosotros, de
nuestros amigos, de estos encuentros que son
insuperables y después cuando nos toquen los momentos
difíciles tener la entereza de aceptarlos y seguir
adelante. Y pido que siempre tenga las fuerzas para
seguir con este grupo de amigos que ya les dije que es
insuperable. Nada más, gracias.
Teresa Peral: Bueno, yo
también soy veterana, muchos años viniendo al curso.
Gracias a Dios nunca tuve que vivir una situación límite
pero he encontrado acá en Paco y Ana, como siempre, un
apoyo moral para toda la vida, todo lo que he aprendido
en estos cursos. Antes era la sala llena, había gente
sentada en el escenario porque no había lugar para
sentarse, muchos años atrás, después la gente se fue
retrayendo, pero son clases que hay que venir porque
siempre uno se siente bien y se aprende mucho. Muchas
gracias a todos, en especial a ustedes.
Julio César Pretti:
Julio César me llamo yo, mis amigos me dicen César y a
mí me causa gracia pero me gusta. Yo descubrí este tema
de la logoterapia para gran asombro mío hace como cinco
años, yo tenía más de 60 años y me puse a pensar que yo
había transcurrido esos más de sesenta años, no digo en
la oscuridad porque no fue tan así, pero sin conocer que
este tema era una cosa insólita que a mí me hubiera
hecho muchísima, pero muchísima falta haberla conocido
mucho antes, es decir en mis años de juventud. ¿Por qué
digo esto? Porque yo soy médico y atiendo personas, y
tengo personas que sufren y a veces cuando fallecía
algún familiar yo no tenía palabras para consolarlos,
los miraba y me decían, “sí doctor, está bien”, como
diciendo “no te gastés flaco que no te sale nada” y yo
sufría muchísimo, casi… no digo a la par de ellos, pero
sufría mucho. En este momentos no sé si tengo más o
menos palabras para consolar a alguien pero sí tengo y
conozco algunas cosas que antes no conocía, todas
hermosas, todas importantísimas, fundamentales para la
vida de cada uno de nosotros, trato de inculcárselas a
mis hijos y a todos los amigos a quien uno puede
acercarse y contagiarles el entusiasmo por vivir. Una de
las cosas que dice Frankl, es la rehumanización de la
medicina, yo me propuse una cosa y lo hablé con Paco,
creo que es muy difícil, no sé si lo voy a poder hacer:
es escribir un librito, un ensayo, sobre la aplicación
de la logoterapia en los planes de estudio de la
medicina, porque no puede ser, que un médico, yo soy un
especialista, tengo tres títulos, lo digo con toda
modestia, pero tengo prestigio, trabajo muy bien y no
sabía nada de esto; es increíble, esto es una
incongruencia que no tiene sentido. Nunca pensé en
cobrar, en los honorarios, en hacer un comercio de la
profesión, de hecho creo que alguna inclinación hacia la
logoterapia sin saberlo tendría, siempre me incliné
hacia el humanismo, traté de ayudar a la gente, pero muy
muy empíricamente. Entonces, cómo no voy a estar
agradecido a vos Paco y a Ana porque me enseñaron, y muy
movilizado por Silvia, mi señora, que es la que me
trajo, porque me abrió las puertas de una ciencia, de
una vida, de una experiencia totalmente desconocida para
mí y muy, muy valedera. Entonces, no les puedo decir
felicitaciones a ustedes porque no soy quién, pero
realmente estoy muy contento de haberlos conocido y muy
agradecido, nada más.
Silvia de Pretti: Buenas
noches a todos, mi nombre es Silvia, vivo en La Plata,
pero hace unos 7 u 8 años comencé a venir a Mar del
Plata todos los meses y cuando leí de las actividades de
la Biblioteca, que había cursos de logoterapia,
inmediatamente comencé a venir, a invitar amigas, y
bueno, como todo pasa, algunas amigas se fueron quedando
en el camino en relación a acompañarme en el curso,
pero otras se fueron entusiasmando, pero también muchas
amigas son de Buenos Aires, otras vienen en el verano,
así que es difícil integrarlas, pero yo sé que están
integradas de corazón a Paco y a Ana, que los quieren
mucho y para mí ha sido una alegría y una sorpresa
cuando los invité y se han sentido muy gustosos, muy
contentos, incluso cuando vienen solos, se acercan ellos
solos no esperan que tenga que estar yo en Mar del
Plata. Para mí ha significado encontrarme con algo
hermoso porque es un grupo desde hace tanto tiempo, como
dijo recién una de las amigas, al principio era tan
numeroso, que estaba el salón completo, luego bueno, a
mí también me pasó con amigas que venían y ahora no,
pero veo que me encanta venir una vez por mes, (vengo
los martes) y observar las experiencias de ustedes,
escucharlos, la verdad que me alegra de corazón, me
siento muy feliz de poder compartir con ustedes, porque
yo en La Plata no tengo espacio, lo puedo compartir con
alguna colega, que me escucha, que la escucho, que
conversamos, pero son distintas orientaciones. Entonces,
para mí encontrarme con todos ustedes y escucharlos es
un gran alimento para el alma. Me siento totalmente
reconfortada, sobretodo cuando lo veo que Paco la puede
acompañar a Ana, que están juntos, me produce una
inmensa alegría. Así que son momentos para mí de
permanente crecimiento. Yo ya estaba con esta
orientación desde hace muchos años por una de mis
orientaciones, después que me recibí, por eso cuando vi
que ustedes hacían un taller todos los martes, traté de
integrarme cada vez que estaba acá, viví hermosos
momentos y les agradezco a los dos porque ha sido una
gran felicidad, y esto les deseo a ustedes, y para el
año que viene también muy feliz año y que continúen, ya
sé que se puede, y que continúen con el taller así puedo
venir. Muchas gracias a todos, especialmente a Ana y
Paco, un beso.
Ani: Queridos Paco y Ana
y a los nuevos amigos que estoy empezando a formar y
estoy muy emocionado porque veo que esto es una gran
herramienta, y estoy muy agradecida, lo primero que
tengo es agradecimiento. Yo he perdido a toda mi
familia, no tuve hijos pero un poco se pierde el sentido
cuando no se tiene un para qué, y bueno, dejé de
trabajar. Llevo una vida extraña, fuerte, linda,
fantástica, no me puedo quejar, realmente le agrdezco a
Dios por todo lo que me dio, pero realmente esto es como
un regalo de la vida, fuerte, lindo, estoy muy
emocionada porque los quiero mucho y los necesito, les
agradezco que estén acá, es gente linda, que se brinda,
que sufre, son un poco mi nueva familia. Nada más que
agradecerles y lo más importante que da la logoterapia
es la esperanza, la esperanza de que uno puede vivir
mejor, que puede hacer un cambio, que nunca es tarde,
esos son los mensajes más fuertes y más profundos y me
están ayudando a vivir esta última etapa de mi vida,
(porque ya soy grande), mejor. Y que se puede, y la
esperanza es lo más lindo que me han regalado ustedes.
Yo soy Lilia Paicil,
hace muchos años que venía a logoterapia, y bueno, ahora
no vengo porque mi vida encontró un sentido y está en
acción, y estoy con las hermanitas de la madre Teresa, y
estoy con los enfermos terminales, viajo. Estoy con las
abuelas, me quedo ahí, viviendo con las abuelas y me
quedo ahí con las hermanas, y mi vida tiene cada día más
ganas de vivir, y bueno, tengo unas fuerzas terribles y
cada vez quiero algo más y algo más, y gracias a la
logoterapia, porque por la logoterapia descubrí mi
dimensión espiritual, y bueno, encontré el camino, y
bueno, me siento muy feliz en el camino espiritual;
cuando tenía mis padres pensaba el día que no los tenga
no sé qué voy a hacer, y llegó el momento de su partida
y gracias a la logoterapia que me ha ayudado bastante,
tengo tanta paz, tanta tranquilidad que nunca me
imaginé, y darle paz a mis hermanos, a mi familia, y
bueno, ahora estoy libre, libre porque antes tenía a mis
padres, ahora hago todo lo que el espíritu me pide y
bueno aquí estoy para seguir viviendo con sentido.
Santiago Berrino: Todos
los años digo lo mismo porque es el camino que sigo. Yo
vine hace 8 años con un estado malo, producto de la
inseguridad que vivíamos en aquella época, y que hoy
sigue pero que yo me acostumbré a convivir gracias a la
logoterapia. Después fui entrando en otros temas, y como
dicen todos, mi vida cambió. De movida me costó porque
tuve algún enfrentamiento aquí con el profe, porque yo
no quería sufrir más y quería sentirme bien y él me
decía que aquí no se venía para sentirse bien. Después
entendí lo que me quería decir y a medida que lo entendí
empecé a vivir mejor. Como todos, enloquecido, me compré
todos los libros, pero no leí ninguno. Me bastó con
escuchar las charlas de él, no porque sea inteligente
sino porque las sentía propia y ya las practico
permanentemente, y tengo 8 o 10 muletillas que me
enseñaron a vivir, que las uso permanentemente, y creo,
lo digo con modestia, que vivo la logoterapia porque la
aplico en todo lo que tengo que vivir. No tuve momentos
límite, pero tengo momentos difíciles, en este momento
tengo un momento difícil, y la logoterapia me ayuda a
continuar. La gente me ve cambiar, que eso es lo
importante, “¿qué es lo que pasa con él? de lo que era a
lo que es, hay una diferencia importante”, se
preguntaban. He pasado problemas de salud y los he
superado de diez, incluso en los momentos más difíciles,
sobretodo cuando a tu cuerpo, no es que te lo están
haciendo tiritas, pero te lo están pinchando por todos
lados, la logoterapia me ayudó a superar, creo que hasta
los dolores; cosa que yo no superaba nada. Y cada vez
que lo veo a Paco le digo: “te lo debo a vos, Paco, te
lo debo todo” y lo más importante es que he logrado
congeniar mi fe religiosa, que tengo desde antes, con la
logoterapia, y me siento bien, y lo pregono, y me
importa un pito lo que digan. Lo pregono, y digo, “yo
soy cristiano, creo en Dios hasta la muerte y practico
la logoterapia, y con eso vivo bien”. Alguno me
entiende, el que no me entiende es problema de él, yo lo
vivo y lo predico. En el hospital lo he dicho, y a los
médicos se los he dicho, incluso al médico mio se lo
dije: “vos como médico sos bárbaro, pero como humano,
cero”. Yo soy el paciente 15315/1, no soy Santiago
Berrino de la cama 65, incluso muchas veces le contaba a
Ana el día que vinieron todos los médicos, con todos los
pibes y te revisan, te tocan todo, te miran todo, como
si fueras de exposición, bueno dale, metele, no hay
problema, entonces el médico dice; “el señor es
hipertenso”, y yo dije “no, yo no soy hipertenso, tengo
hipertensión”. Entonces me dijo “¿usted va a algún
curso?”. No, yo no voy a ningún curso, yo hago
logoterapia; y muchos chicos lo conocían. Y eso, por el
Hospital Privado lo digo, que estuve últimamente, es
lamentable pero hay una falta de valor humano tremendo,
entonces uno tiene que empezar a divulgar lo que
aprendió. Pero yo me siento bien, me siento feliz, lo
veo a Paco y se lo agradezco y todo lo que él me dio lo
tengo, lo valoro y lo transmito y me ha ayudado a pasar
situaciones, no tan graves como han pasado los
compañeros de la Escuela de Vida, pero situaciones muy
difíciles e incluso las que tengo yo y espero seguir el
noveno año y es más, y mi día ¿cuál es? seguir caminando
en este mundo para llegar a la otra vida, en la que yo
creo, lo mejor posible. Nada más. Muchas gracias.
Teresa Cardoso
(Bolívar). Buenas noches, soy Teresa, estoy muy
emocionada, tengo mucha felicidad de haber llegado a
este lugar hace ya cuatro años. Me vine de mi ciudad que
es Bolívar, vine mandada por mi cardiólogo para hacer
logoterapia, aprenderla y aplicarla, estoy agradecida a
él, el doctor Sito, que siempre se comunica con Susana,
él es el cardiólogo de mi ciudad y es el que me mandó.
He recibido aquí mucho cariño en estos cuatro años, he
cambiado mucho, me he puesto mucho más fuerte y por lo
menos tengo valor, mucha paz, mucha esperanza, mucha
fuerza, energía para sobrellevar las vivencias malas que
tengo que sobrellevar y estoy fuerte y voy a seguir
enfrentando y espero el año que viene tomar más energía
para poder ayudar a los seres que amo y ser útil para
con mi familia. Los quiero mucho a todos, que somos como
una familia que nos vemos todas las semanas y estamos
todos unidos por el amor cotidiano, y gracias a Dios,
por los buenos sentimientos, por la solidaridad y por
amor hacia el próximo que se inculca en cada momento, en
cada palabra y con Ana y con Paco, gracias y estoy muy
contenta de haber llegado acá.
Mi nombre es Ángeles y
hace muy poquito que vengo, así que no puedo hablar
mucho. Tengo que agradecer al doctor Galante y a su
mamá, que gracias a ellos empecé a venir y que me siento
bárbaramente bien. Espero los martes desesperadamente y
agradezco a Paco y a Ana porque me ayudan muchísimo,
justamente hoy es un día, en estos pocos meses que vine,
con problemas que tengo, muchos saben que tengo
problemas con un nieto bastante serios, y hoy es el
único día que pensé en mí, dije “no, voy a hacer algo
por mí, porque estoy dejando cosas de hacer, yo me voy a
decidir, voy a hacer esto y lo otro, y realmente hoy
pensé en mí, y eso se los tengo que agradecer a
ustedes”; porque la otra vez cuando les pregunté ¿puedo
seguir viniendo con el problema que tengo?; ustedes me
dijeron: “la vida siempre sigue, tenés que seguir
viniendo”. Y Ana me dijo: “te voy a acompañar si tenés
que salir, si tenés que ir a algún lado”, sabiendo que
perdí a mi marido y todo eso. Así que bueno, les
agradezco muchísimo, a todos los compañeros, algunos los
conozco más algunos menos, pero les agradezco todo lo
que me han ayudado. Gracias.
Bueno. Soy Adriana
Bonfín y cree el grupo Renacer en Azul, pero ya hace
siete años que me retiré, era hora de darle paso a otros
papás y también mi vida cambió mucho, pero tenía muchas
ganas de venir a verlos a Paco y a Ana, si bien los sigo
por internet y es un agrado estar acá con todos ustedes,
en realidad vivo para el lado de La Pampa ahora.
Claudio: Soy el marido
de Adriana, desde hace unos días, nos casamos el 3 de
noviembre y los dos somos viudos de nuestro primer
matrimonio, ella tiene un hijo, yo tengo dos varones,
soy abuelo también, aparte la vida me ha dado un montón
de cosas. Voy a contar una experiencia, que también
Adriana conoce, que por parte de mi esposa Andrea,
conocí a una mujer, que es mi suegra que perdió cuatro
hijos y cuando empecé a salir con Adriana sentí algo
interior que a la primera que le tenía que decir era a
ella, y me dijo “Claudio adelante, la vida sigue”, y
bueno acá estamos, estuvimos con Adriana en pareja
cuatro años y nos casamos, soy hombre de campo, y bueno,
una vida sensacional, la vida nos da siempre nuevas
oportunidades. La vida me ha dado la suerte de estar al
lado de Adriana, entonces les agradezco y vamos a estar
con ustedes.
Adriana Bonfín: Bueno,
yo a Paco y Ana los conozco hace más de doce años, si
bien no concurrí a esta Escuela de Vida, lo seguía un
poquito por internet y tengo los libros de Paco, que los
he leído. A mí me ayudó muchísimo la logoterapia, perdí
una hija electrocutada; desde muy chica tuve muchas
pérdidas; a mí la vida me hizo muchas preguntas. Primero
mis padres, después mi hija, después un accidente tonto
dejó a mi esposo en silla de ruedas y después de cinco
años falleció. Lo conocí a Claudio, amo la vida, la amo,
la defiendo y la voy a seguir hasta el último instante
porque lo mejor que podemos hacer es vivir, porque creo,
por lo menos a mí personalmente todo lo que me pasó me
enseñó cosas buenas, o sea, la pérdida o el paso que dio
Yamila me enseñó cosas muy positivas.
Ana Bretones: Claudio
también es una pregunta de la vida.
Adriana Bonfín: Sí,
totalmente, también aprendí mucho de Claudio, de todo
trato de aprender. Hoy de todo lo que escuché realmente
me llevo un enriquecimiento espectacular, y la vida
también me ha dado la posibilidad de comprarme algo aquí
en Mar del Plata así que voy a poder venir a charlas de
Paco y de Ana. Son dos personas sensacionales que las
tengo muy en cuenta en mi vida, a Ana y a Paco. Les
deseo que tengan muy feliz año a todos y se puede
absolutamente todo, la mochila siempre tiene que estar
limpia y liviana, que nunca esté pesada, felicidades
para todos.
Nazarena: Buenas noches
a todos, mi nombre es Nazarena y estoy con mi amiga
Vivian, hermana espiritual, compartimos misiones con
ella y a través de ella los conocí a Paco y a Ana, pude
venir sólo a dos charlas hace años, pero aprendí a
través de Vivian, en su vida, en su ejemplo, y por ahí
cuando metía la pata, ella me decía “esto me lo enseñó
Paco” y me lo transmitía de alguna manera y me favoreció
mucho en mi vida. Yo también tuve muchas pérdidas pero
ella es una compañera, una hermana y a través de ella
aprendí a amarlos a los dos y bueno también tengo libros
que también los leí, pero no todos y ahora el compartir
y el escucharlos, realmente qué lástima todo lo que me
estuve perdiendo, quizá por mi vida y mi trabajo no pude
venir, pero Dios mediante el año que viene voy a venir.
Ana Bretones: ¿Vos
conocés cómo se llama el primer libro de Paco?
Nazarena: No.
Ana Bretones: “La
Logoterapia es obvia”. O sea que seguramente que si
venís al curso vas a cabecear más de una vez y vas a ver
que actuas logoterapéuticamente sin haber venido a los
cursos.
Nazarena: Gracias Ana. Y
agradecer esto y agradecer a Vivian que me trajo para
escuchar las experiencias de cada uno y saber que en la
vida todo se puede, más allá de lo que pasemos todo se
logra con fe y paciencia y la humildad.
Ana Bretones: Yo creo
que todos los que estamos acá sabemos que no se puede de
cualquier manera, sino que se puede tener como meta para
vivir la vida y no para durar.
Nazarena: esperar y
poder venir a compartir con todos ustedes, les deseo
feliz año nuevo.
Nicolás: Buenas tardes a
todos, mi nombre es Nicolás, hace poquito que vengo, soy
nuevo. Lo que puedo decir es que vine a través de una
amiga que me dijo que lo conocía a Paco; yo estaba
transcurriendo por una etapa de una separación, con una
chica y bueno, y había muchas cosas que me habían pasado
en el pasado y viniendo a logoterapia aprendí que el
agua pasada no mueve molinos, así que decidí vivir el
presente, no sé si vivir el presente, vivir los segundos
antes de que pasen, porque el presente ya es ayer y
bueno, y mi meta en sí es, tengo muchos proyectos estoy
tratando de no desesperarme por esos proyectos yo sé que
todo tiene su tiempo y que todo llega. Igualmente que
estoy en actitud de moverme y de, no digo de dejarlos,
pero sí de ir concretándolos de alguna manera, por
decirlo así, aprendí que gracias a la logoterapia, a
Viktor Frankl y a ustedes, a pesar de las pocas veces
que he venido, que estoy seguro que es mucho, pero lo
que sí estuve leyendo el libro de Viktor Frankl, tengo
pendiente leer los libros de Paco, escucho la radio,
aunque me quedo dormido, pero bueno, lo que yo tengo
para decir, en realidad no es mucho, en base a lo que
ustedes tienen para decir, pero lo que yo puedo decir es
que no perdí a un papá, o perdí a un hijo, no perdí a
una hermana, no perdí a mi familia, pero creo que perdí
en el pasado algo más importante, que es a mí mismo, y
que en este momento lo logré encontrar. Así que nada
más, gracias a todos.
Ana Bretones: La
intensidad de la vivencia es porque es de uno, no
medimos en cantidad, podemos medir en años de
concurrencia, pero podemos también habernos quedado
estancados y no haber vivido. Yo realmente nos felicito,
no sé si decir el coraje, pero la confianza que
depositamos en todos, porque estamos hablando de nuestra
propia vida, no estamos pasando revista a un curso y su
contenido teórico, cada uno está hablando de su
historia, de su parte más recóndita y más íntima, porque
tiene que ver con lo más profundo, están hablando de
cambio, están hablando de logros, están hablando de
historias de vida muy intensas y las están compartiendo,
yo creo que no en cualquier lugar se da lo que acá se
da, acá y como se da en la Escuela de Vida, que son los
dos lugares, con los papás y con todos ustedes estamos
con frecuencia. Estamos todo el año. Somos todos unos
privilegiados, no nos podemos distraer porque hoy hay
treinta personas que nos están apuntalando, cada uno de
ustedes se debería sentir apuntalado por otro, como
supervisado por otro. Además, acá lo hemos dicho, esto
nos sirve, y además el factor común de todo lo que se ha
dicho ha sido “tener en cuenta al otro”. La solidaridad,
el sentirme bien para brindarme, el comprometerme con el
otro y eso indefectiblemente vuelve hacia uno mismo.
Susana Delvitto: Yo soy
Susana, y vine acá por primera vez a esta sala en el año
90, cuando llegué acá, ya la primera noche cuando me
fui, después de escucharlo a Paco, dije: “este señor no
me conoce a mí y sin embargo va describiendo cada acción
de mi vida”. En todo lo que yo escuché esa noche, él le
ponía nombre a mis acciones, con el tiempo entendí
porqué la logoterapia es obvia. Cuando yo me fui de esta
sala, creo que en mí, Paco había logrado ese objetivo
que tiene de dejar a uno sin poder dormir cuando se va
de acá; toda la noche estuve pensando y para mí fue, ese
mismo día, un antes y un después de la logoterapia.
Esto, lamentablemente parece una frase hecha, porque es
repetida, yo en 20 años la he escuchado siempre y hoy
aquí ya la he escuchado también. Bueno, la vida me
seguía preguntando, en aquella época yo no sabía que
cada acción mía era una respuesta que yo debía dar como
ser responsable. Ese año vine todo el año, luego seguí
viniendo esporádicamente y en el año 98 llego a la
Escuela de Vida por esa gran pregunta que me hace la
vida, perdí a mi hija y llegamos con mi esposo a la
Escuela de Vida. Es como un reencuentro con Ana y Paco
en esa oportunidad, entonces en mi vida también existe
un antes y un después de la Escuela de Vida. Y así
sucesivamente, la logoterapia no me exime de nada, al
contrario, pero trato de mantenerme despierta, trato de
responder lo mejor que puedo, como he aprendido acá, no
de cualquier manera. Entonces estos años he podido
corroborar, primero en mí, todo lo que Paco me dijo
durante todos estos años, por eso para mí la logoterapia
es una teoría que se puede comprobar en el diario vivir,
todos los conceptos que yo he recibido acá, todo lo que
yo he escuchado como “la fuerza indómita del espíritu”,
“el autodistanciamiento”, “somos únicos e irrepetibles”,
todo eso lo he podido corroborar, primero en mí y luego
en cada uno de todos los que han pasado durante todos
estos años, además, tengo ese raro privilegio, como nos
dice Paco, aunque para muchos de ustedes decir esto
suene medio loco, el raro privilegio de concurrir a la
Escuela de Vida, el lugar donde yo puedo decir que puedo
VER en cada persona que llega, cómo vivencian la
logoterapia sin darse cuenta, cómo nos ponemos de pie,
voy corroborando año tras año, este año de una manera
muy particular. ¿Por qué digo esto? Por razones obvias.
Sabemos que Paco tiene problemitas de salud ¿cierto? Y
nos demuestra permanentemente que debemos seguir, nos
sorprende con su llegada, hay muchos papás que lo pueden
decir, que a pesar de su dificultad llega de sorpresa a
la celebración de los 19 años de la fundación de la
Escuela de Vida, entonces yo digo por eso que para mí la
logoterapia no es una teoría más, es algo que uno puede
corroborar, y siempre digo que Paco y Ana, demuestran la
coherencia que tienen en su decir con el hacer, nosotros
que tenemos la gran suerte, (yo por lo menos), de
caminar tan cerca de ellos, por distintas
circunstancias, porque voy a la Escuela de Vida, porque
colaboro con el programa de radio, porque trato de estar
en estado de disponibilidad para el que sea, tengo la
suerte de caminar al lado de ellos en muchas situaciones
y aprendo minuto a minuto y si alguna vez estoy tentada
de decir “y bueno, hoy me quedo, y bueno hoy no hago, y
bueno… cuando la ocasión se presenta, mirar para otro
lado”, realmente no me lo permito porque tengo dos
ejemplos que me están diciendo que no es la respuesta
correcta, así que por todo eso yo creo que tenemos que
darle un aplauso calurosísimo a Paco y Ana, porque son
las personas que nos han llevado, porque evidentemente
uno entra acá y se siente atrapado por todo lo que nos
transmiten, pero fundamentalmente por su entrega
incondicional. Gracias Ana, gracias Paco.
PACO: Yo les agradezco a
todos su presencia; pienso que todo ha sido muy útil
para todos, tanto los que hemos escuchado como los que
han hablado y no se cansen de “logoterapeutizar” sus
vidas.
Ana Bretones: Las
charlas de verano de Logoterapia se llevarán a cabo en
este Centro Cultural “Osvaldo Soriano”, Sala “B”, los
días martes 11 de enero; martes 8 de febrero y martes 15
de marzo de 2011, a las 19.30 horas.
Nos vamos deseándoles a
todos que sus proyectos de vida enriquezcan la vida de
todos quienes los rodean y, al asumirnos como únicos e
irrepetibles, vivamos nuestro tiempo eternizándolo
mediante la autotrascendencia ¡Felices Fiestas!
Martes. 11 de enero, a
las 19.30 horas, sala “B”.
Marte, 8 de febrero, a
las 19.30 horas, sala “B”.
Martes, 15 de marzo,
19.30 horas, sala “B”.
Salón Cultural “Osvaldo
Soriano”, calle 25 de Mayo esquina Catamarca
Última charla de
verano - 2010-2011
El martes 15 de marzo del corriente año se llevó a cabo,
en el Centro Cultural “Osvaldo Soriano” de nuestra
ciudad, la última charla de verano de Logoterapia, a
cargo del Dr. Francisco Bretones y de Ana Vuoso de
Bretones.
Luego de los saludos de bienvenida, Ana de Bretones
expresa:
“Hoy no hay texto, vamos a compartir testimonios”.
Nos pareció a Paco y a mí, que va a ser muy oportuno,
teniendo en cuenta que el tema de esta última charla es
la Logoterapia como fundamento teórico-existencial de la
logoterapia de Víktor Frankl, que algunos papás de la
Escuela de Vida den su testimonio.
Como dijimos en la última reunión de la Escuela de Vida,
uno puede aprender la teoría pero después llevarla a la
práctica es el segundo paso indispensable y vital para
que esta logoterapia se haga carne en nosotros y dé sus
frutos, por eso la frase “logoterapia como marco
teórico-existencial”, porque como nosotros siempre hemos
dicho que nuestra vida tenemos que construirla, la
palabra se tiene que hacer acción, si no se convierte en
acción es meramente palabra, que no es poco, pero es
incompleto y las dificultades, a veces, están desde una
situación límite pero, creo que la dificultad también
está desde lo cotidiano, desde una vida sin exigencia,
convertir la palabra en acción. Porque eso conlleva a
reconocerme único e irrepetible y responsable de todo lo
que yo hago, y lejos de hundirme o de estar tentado en
quedarme encerrado en mí mismo, la logoterapia dice:
“salir, servir, sentido, sabiduría”, nada más ni nada
menos.
Ana Vuoso de Bretones y
Francisco "Paco" Bretones.
Transcribimos los testimonios:
Graciela Allampresse: A mí
me encanta mi maestro pero dice “Escuela para padres que
han perdido hijos” y la Escuela es para padres con hijos
fallecidos, porque no los perdimos, se murieron, aunque
cueste.
Para los que no me conocen, muchos
sí, mi nombre es Graciela, hasta los 44 años tenía una
vida bellísima, que no valoraba tal vez, en toda su
dimensión, con 4 hijos. En junio del año 2000, uno de
mis hijos, de 19 años, fallece en un accidente de auto y
a partir de ahí llegó el gran terremoto a mi vida. Ana y
Paco, yo tuve esa suerte, eran vecinos de mis padres,
vivían a media cuadra de la casa donde yo me había
criado, entonces yo el mismo día de la muerte de Leandro
me acerqué y toqué timbre y ellos, solidariamente, me
sentaron en su living y me escucharon. Nunca me va a
alcanzar el tiempo para agradecer eso; sé que no lo han
hecho solamente conmigo sino que lo hacen en todo
momento. El día del entierro de Leandro, que falleció la
madrugada de un sábado, el lunes lo enterramos y ese
mismo día había reunión de la Escuela de Vida,
casualmente no era en el lugar habitual, era feriado y
creo que lo hicimos en Casineros con lo cual no había
una primera vez sino que estábamos todos juntos.
Graciela Allampresse
Ahí está la persona que me dejó llorar, Marta, yo no sé si ella
se acuerda, pero hasta mi misma hermana en el velatorio me
decía: “no te quiebres” y yo decía: “si no me quiebro por esto
¿porqué me voy a quebrar?” y era desde su afecto y ella quería
que yo pudiera bancar lo que le estaba pasando al resto. Marta
me recibió, me abrazó y me dejó llorar. Entonces yo sabía, a mí
me ponen en ese terremoto y yo veía una luz y quería una soga,
yo quería que alguien me tirara una soga. Siempre valoramos esos
primeros pasos de llegar a la Escuela, en mi caso yo iba abierta
a que alguien me tirara una soga porque a mí los escombros me
estaban asfixiando. Lo primero que escuché fue “la fuerza
indómita del espíritu” y eso es lo que dice Ana que yo relato
siempre, la logoterapia -porque al poco tiempo fui alumna de
logoterapia-, la logoterapia me dio nombre para lo que yo estaba
sintiendo, porque yo en esos días que habían pasado nunca había
sentido ni hambre ni sed, mentalmente era todo una confusión o
sea que mi parte física y mi parte psíquica, esos dos niveles no
estaban, no existían para mí, no me sostenían. Pero había algo
que me sostenía, era esa tercera dimensión, no sé si por eso yo
entré en la logoterapia así de lleno porque esto es lo que me
está sosteniendo, esto que yo no entiendo qué pasa pero que yo
estoy de pie y yo no podía entender cómo estaba de pie. A partir
de ahí bueno, no tardé mucho, porque vinieron las vacaciones de
julio, continuó el ciclo de la logoterapia, comencé a venir y a
partir de ahí, más la Escuela, fui encontrando todas esas
herramientas, sogas o como les quieran llamar que me ayudaron a
poner, digamos, a poder reacomodar, seleccionar de esos
escombros cuáles quería, cuáles realmente ya no precisaba en mi
vida y empezar a construir de nuevo y empezar a ver, desde la
primera reunión, que no había un porqué, porque no hay respuesta
y que sí tenía que buscar un para qué o un para quién, yo tenía
que pasar por esta experiencia. Yo agradezco a Paco Bretones que
haya bajado la logoterapia, que más allá de todo sigo
coincidiendo con él que es obvia, agradezco a Frankl, a su
decisión de no haber partido como hicieron otros y haberse
exiliado en Estados Unidos, y haber pasado, por su decisión, por
los campos de concentración y no haber huido de esta
experiencia. Agradezco haber conocido a una persona como él, que
pudiera ver en otros seres humanos las distintas reacciones y
crear esta maravillosa teoría que es la logoterapia y a aquellos
que venimos a los cursos y decidimos elegirlo como forma de
vida. Yo siempre le dije a Paco que me complicó la vida, “feliz
de habérmela complicado”. Nada más.
Susana
Delvitto
Susana Delvitto: Para los
que no me conocen, mi nombre es Susana y llegué acá (en
algunas cosas voy a ser reiterativa con lo que dijo
Graciela porque me ocurrió, solamente que en diferentes
tiempos). Yo llegué acá 8 años antes de que falleciera
mi hija. Aquí yo conocí la logoterapia y entré a la
sala, que antes estábamos en la sala A, y dije: “este
señor habla para mí” -la primera vez que lo escuché a
Paco- “y le pone nombre a cada una de mis acciones”,
esto también en mí, con el tiempo, no esa misma noche,
con el tiempo me demostró que la logoterapia es obvia;
aunque no la conozcamos, aunque no sepamos de qué se
trata, en muchas ocasiones actuamos logoterapéuticamente.
La logoterapia, decían en aquella época y se seguirá
diciendo, “no era ni para enfermos ni para sanos, era
para todo el mundo”, y en esos 8 años a mí me pasaron
muchas cosas en las que tenía que decidir y la
logoterapia me ayudó muchísimo. Llegó el terremoto,
llegó el fallecimiento de Marcela, la logoterapia no me
eximió de nada, yo me sentí aturdida, golpeada,
atontada, con semejante cosa, pero también
decimos, que los papás que tenemos hijos fallecidos
no somos enfermos a causa de la muerte del hijo y ahí yo
veo la relación de porqué el marco teórico-existencial
nos sirve para sostener a los papás de la Escuela de
Vida. Yo llegué a la Escuela sin sentido, sin ganas de
vivir total ¿para qué? Ahí me enseñaron que tenía que
aprender a vivir de otra manera y sigo aprendiendo hasta
el día de hoy, pero no sólo me enseñaron que tengo que
aprender a vivir de otra manera, sino que esa manera no
podía ser “cualquier manera”; y hasta el día de hoy
aprendo que mi vida tiene que ser con sentido, que tengo
que aprender a vivir de otra manera pero no de cualquier
manera y los agradecimientos lógicos a Paco, a Ana. A
Paco principalmente por lo que dijo Graciela, que es
esto de bajar la logoterapia al hombre común de la
calle, sino yo jamás hubiera tenido acceso a esto que
tanto me sirvió y me sirve, y por haber compartido
tantos congresos y tantas cosas. Después de la muerte de
mi hija yo sigo de pie y sigo teniendo crisis,
conflictos, problemas y tengo necesidad de dar
respuestas continuamente, y a Ana porque es la compañera
incondicional con la cual charlamos permanentemente y
con cada palabra nos está enseñando y a todos los
compañeros con los cuales compartimos esta experiencia
existencial tan tremenda. Nada más
Sandra: Mi nombre es Sandra
y concurro aquí a las clases acompañada de Antonio, mi
esposo, y llegamos acá a través de la Escuela de Vida.
Ahora hace un año y 9 meses que perdimos dos hijos en un
accidente, y bueno, a los cuatro meses nos acercamos a
la Escuela de Vida y ahí realmente me encontré con un
grupo de gente muy maravillosa y muy humana, que me
sabía escuchar, que me sabía comprender, acá también
encontré eso, acá también lo encontré y de la
logoterapia lo que más rescato es el mensaje
esperanzador y yo creo que poder afrontar y aceptar que
la muerte de dos hijos así, tan jóvenes, repentinamente,
es porque me infunde esperanza sino yo no lo hubiera
podido hacer; personalmente es lo que yo más rescato de
la logoterapia. Asistimos desde el año pasado, tenemos
un montón todavía por aprender, pero trato de que lo que
escucho acá, de a poquito ir poniéndolo en práctica.
Nada más.
Sandra Papagni
Marta de Luengo
Marta: A mí tal vez no me
conocen tanto, hace también un montón de tiempo que
lamentablemente tengo que ir a la Escuela, vine
enseguida, me arrearon casi, me trajeron, vinimos toda
la familia, no sé si habrán otros casos, posiblemente
sí, y ese día que entramos nosotros había muchísima
gente, lamentablemente muchísima gente. Uno iba como nos
pasa a todos, como contó Susana, como dijo Graciela, sin
ningún dolor, porque a uno no le duele nada, es tan
fuerte lo que uno siente que no se da cuenta si le duele
una pierna, no, no tenemos dolores, es de adentro, es
muy fuerte. Bueno, realmente agradezco a la Escuela
porque creo que sino no hubiera podido seguir viviendo,
me hubiera tirado en la cama, no me hubiera importado
más nada. Mi hijo murió un 29 de mayo y yo cumplía años
el 9 de junio, así que eran unos días nada más, creí que
jamás iba a festejar mi cumpleaños, pero en la Escuela
me dijeron que la vida se festeja y se celebra porque es
lo que corresponde, ya ahí vinieron mis amigos, festejo
simple, lloramos todos, pero festejamos mi cumpleaños y
ahí en más todo lo que hay que festejar. Seguimos
festejando porque después la familia se fue agrandando
mucho, festejamos lo de todos los hijos, hace poquito
festejamos los 40 años de mi hija la más grande, y
realmente todo lo que seguimos viviendo después, creo
que lo hicimos gracias a la Escuela, casi con seguridad
porque yo de
otra manera me hubiera tirado en la cama y no me
hubiera importado nada más. Junto con la Escuela me
ayudó mucho mi nieto que tenía 3 meses cuando murió el
papá y también era uno de los motivos por los cuales yo
podía seguir viviendo. Con seguridad digo que hay que
acercarse lo más pronto posible a la Escuela, aunque yo
no lo quería hacer, pero cuanto más tiempo deja uno más
se perjudica, así que es una de las cosas que digo con
seguridad, hay que hacerlo y no dejar de ir, yo en este
momento no estoy yendo, pero estuve 4 años y medio o 5
que era firme. Ahora tengo muchas cosas para hacer, pero
yo no me olvido, ustedes saben que estoy siempre en
contacto, las escucho siempre, el programa sale muy
lindo los sábados, y cuando puedo vengo a la logoterapia
porque me ayuda muchísimo también. Bueno, nada más que
eso, no sé si hay gente que es nueva, que no conoce, yo
veo muchas caras que no conozco y otras que he visto
mucho, pero a mí la Escuela es una de las mejores cosas
que me ha pasado en la vida y la logoterapia nos ha
ayudado muchísimo, yo sigo saliendo de los momentos
difíciles, que hemos tenido muchísimos, y aferrado a
esto, uno tiene esa fuerza, como decimos, que sale en
los momentos que se necesita. Gracias, como les decimos
siempre a los papás de la Escuela, y a ustedes dos
(refiriéndose a Ana y Paco) y con toda la fuerza porque
los necesitamos mucho. Gracias.
Ana de Bretones: Nosotros
decimos siempre en la Escuela, que la diferencia, cuando
uno da un testimonio, que es testimonio de vida, la
diferencia con una disertación es que una disertación es
impersonal, uno prepara un tema, lleva el apunte, y
habla. Pero acá, cuando tenemos que dar testimonio, y
testimonio de vida, es como se dice “desnudarnos delante
de los demás y hablar desde el dolor y el sufrimiento”,
pero el efecto multiplicador que hace, que causa entre
las personas que circunstancialmente están escuchando,
un testi-monio de vida, en un primer momento seguramente
impacta, porque el tema es la muerte, pero en un segundo
momento, cuando eso decanta un poco, es realmente un
testimonio que mueve como referente, para que otros que
no estén pasando por una situación de crisis, que no
necesariamente tiene que ver con la muerte, pero en
otras circunstancia es el referente que lo traen como
para no
bajar los brazos, y esto no quiere decir, como dijo
Susana, que la logoterapia o la Escuela de Vida, nos
exima, que nos impermeabiliza de todas las otras
circunstancias críticas, de crisis, que se nos pueden
presentar, sino que podemos hacer el ejercicio de
autodistanciarnos de lo que nos está pasando, darnos
cuenta, porque en el peor de los momentos hemos podido
ver las sogas que nos tendían y darnos cuenta que no
somos lo que nos está pasando. Entonces, ahí podemos dar
una respuesta, una respuesta que siempre es desde lo
mejor de nosotros mismos. Paco en uno de sus libros dijo
“la vida no es algo, es algo para algo” y generalmente
cuando muere un hijo, se borra eso, la cuestión es
remontarlo, traerlo y hacerlo presente, y otra cosa
también que la hemos escuchado muchas veces, incluso en
los congresos y en los encuentros de Renacer, que Paco
lo ha contado muchas veces, y ahora le voy a decir que
si quiere lo cuente otra vez, que es cuando se refiere a
que la gente se encuentra con papás o con algunas
personas que van a la Escuela de Vida y los ven bien, le
preguntan los amigos, los familiares “a vos ¿qué te
hacen en la Escuela de Vida, te lavan el cerebro?”.
Paco: Yo digo que sí, que la Escuela de Vida es
un lavado de cerebro, pero fíjense bien que el lavado de
cerebro básicamente ¿en qué consiste? Tiene un carácter
patológico, pero nosotros lo empleamos en un sentido muy
distinto, de tal manera te lavan el cerebro que llegas a
pensar de otra manera; y si empezás a pensar de otra
manera también empezás a vivir y a sentir de otra manera
y esto realmente es el auténtico lavado de cerebro.
En general el tema de la muerte es un tema que la
psicología y la medicina se plantean, pero siempre en
términos más bien derrotistas; la logoterapia es la
primera escuela que ve la muerte en términos positivos.
Frankl era muy joven, tendría 16 años, estaba estudiando
el bachillerato y se entera del suicidio de un amigo
suyo en los campos de París, ahí el tema de la muerte
comienza a invadir el pensamiento frankleano y desde
este día, yo pienso, que en Frankl el tema de la muerte
fue una constante, no con el dramatismo que tuvo cuando
fue mayor, pero fíjense bien que lo que más aprendió
Frankl en los campos de concentración donde perdió a sus
padres, a sus hermanos, menos a Estela que pudo escapar
a Australia, lo que más aprendió Frankl en los campos,
es el tema de la muerte. Las alambradas de los campos
estaban todas electrificadas, o sea que la corriente
ayudaba a los nazis al exterminio de los judíos; Frankl
se jura a sí mismo no echarse nunca contra las
alambradas electrificadas y fíjense bien que este tema
de la muerte en Frankl, es muy importante, porque se
enfrenta con un tema que a todos nos preocupa y nos da
miedo. Frankl el tema de la muerte no lo evade, lo
enfrenta ¿y cómo lo enfrenta?; con el tema fundamental
de la logoterapia. Viktor Frankl descubre la mejor
manera de encarar todas nuestras necesidades y nuestros
conflictos, que es el encontrar un nuevo sentido de vida
por el cual vivir, por esto nosotros, y vuelvo a lo que
dije antes, cuando hablamos de la Escuela de Vida,
“Escuela de Vida”, una de las ideas que más proponemos,
directa o indirectamente, yo lo pongo directamente, la
necesidad de encontrar un nuevo sentido a tu vida
después de la muerte del hijo. El hijo no es el final de
todo, es el principio de algo y Frankl, con el descubrir
la necesidad del sentido de vida encuentra el motivo
fundamental para seguir viviendo pase lo que nos pase.
Yo no creo la dificultad, no busco el conflicto, pero
tengo que enfrentarlo cuando llega. El conflicto me
limita la vida, yo no puedo buscar el conflicto, el
conflicto llega aunque yo no lo busque, viene solo, pero
¿yo qué puedo hacer? Y esto depende de mi voluntad, yo
puedo buscar un nuevo motivo, el sentido de vida por el
cual seguir viviendo y esto es uno de los grandes
méritos de Frankl.
Nosotros, en la Escuela de Vida, tenemos la logoterapia
como el cuadro referente para consultarlo ¿se dan
cuenta?
Ana de Bretones: O sea que, por elegir una
palabra, el antídoto de la muerte es la vida, porque
incluso en el campo de concentración Frankl ayuda a
otros a que encuentren el sentido a la vida, y el
sentido a la vida es prospectivo, es hacia adelante;
cuánto tiempo no sabemos, pero ese tiempo yo estoy
intentando proyectar y nosotros decimos que aprendemos a
vivir a la luz de la muerte y eso no es masoquismo, algo
tenebroso, sino que es una realidad que siempre existió
pero que es más palpable para nosotros. Ahora, la acción
de la Escuela de Vida hacia la comunidad yo creo que en
gran parte se ve reflejada en el compromiso que han
adquirido muchísimos de los integrantes de la Escuela de
Vida al embarcarse en tareas comprometidas en
asociaciones, en instituciones de autoayuda y demás, con
un testimonio siempre de esperanza. El “sí a la vida,
incondicionalmente” implica una aceptación de la
realidad que tiene que ver con esa manera de que lo
inevitable llegó a nuestra vida y que nosotros no
podemos identificarnos con eso, sino que a partir de eso
hacernos mucho más solidarios, más útiles, más
capacitados para ayudar a los demás. Nos han escuchado
muchas veces decir que nos tenemos que convertir en
“mano de obra calificada”, podemos seguir transitando
este tiempo que cada uno tiene desde una postura de
víctima, de desheredados yo diría, desheredados del
mundo porque nos falta lo mejor, lo más idéntico a
nosotros mismos, muchas veces sentimos eso, por eso
somos los más pobres, los más desgraciados. Eso
realmente es cierto, pero no somos los únicos y no tiene
porqué ser un estado de vida permanente, porque la
lástima se tiene que convertir en compasión y cuando yo
ejercito la compasión están los otros que yo incorporo a
mi vida. Este accionar de los integrantes de la Escuela
de Vida, que algunos pasaron y otros siguen estando,
algunos papás “veteranos”, 10, 11, 12 años porque
devuelven al grupo lo que en parte recibieron y se hace
esta cadena tan grande, la cuestión es la multiplicación
de la acción primero en la familia, que es lo más
difícil a veces, y después en la sociedad. Por eso a
veces decimos: “pero yo el otro día me puse a hablar con
alguien y se le murió un hijo; otro se le murió un
hermano”…, es que siempre fue así, lo que pasa que
nosotros tomamos conciencia cuando somos protagonistas y
también “sufrimos” entre comillas, ese alejamiento de
mucha gente amiga, de muchos familiares cuando estamos
inmersos en esta experiencia de vida, incluso, sin dar
lástima y sin estar decaído, la gente por las dudas se
aleja, porque supone que tiene que ser un interlocutor
válido para estar con un papá, con un hermano o con un
abuelo o con un viudo o una viuda. El interlocutor
válido es la persona que nos dice “estoy con vos, contá
conmigo”, que no abruma, “y voy a aprender de vos si vos
me das las herramientas”. Creo que ninguno de nosotros
es indiferente para otro y al margen de ser integrantes
de la Escuela de Vida, yo creo que todos los que estamos
haciendo logoterapia hace muchos años intentamos ser
referente para otros, pero referente sano, referente
auténtico, referente del sí a la vida y referente,
también, de la esperanza a pesar de todo
Norma Galante
Norma Galante (alumna de
logoterapia): Nada más que estar muy agradecida a Ana y
Paco todo lo que han enseñado, lo que han brindado que a
uno le ayuda a enfrentar todas las situaciones que le
toca vivir. Yo pienso que no somos los únicos, siempre
son situaciones distintas, en la vida nos ha tocado
sobrellevar situaciones límite pero cuando uno tiene
incorporada la logoterapia que uno aprende que esa es
la realidad que le toca vivir, en algún momento le puede
surgir, salir esa emoción, de bronca, de rabia pero
enseguida al minuto reacciona y se sitúa en la situación
y dice “esta es mi realidad, a ver Norma cómo enfrentás
esta realidad que te toca vivir”, y eso es lo que nos ha
enseñado la logoterapia y nos ayuda a pensar, a saber
que la vida es el valor supremo, no hay nada que lo
supere.
Ana de Bretones: Eso da satisfacción,
tranquilidad y serenidad, cuando uno decide, porque
después nos damos cuenta que no nos animamos a decidir
porque somos cobardes, porque nos tenemos que hacer
cargo del planteo del conflicto y después de la
resolución.
Norma Galante: La logoterapia, es la audacia de
vivir.
Nelly Segalla: Voy a ser
reiterativa. Yo también he pasado por la Escuela de
Vida, en realidad yo conocí la logoterapia antes del
gran terremoto, porque fue en la Escuela 502, cuando vos
(refiriéndose a Paco) fuiste a dar una charla, yo era
asistente social y había todo un equipo al que realmente
la logoterapia podía ayudar para nuestra profesión, por
eso es que encaramos todas con mucha alegría al saber de
qué se trataba esto y lógicamente luego emplearla en
nuestra profesión, o sea que empezamos tu curso en el
año 1986 y desde entonces vengo. Después en el año 92 me
tocó este gran terremoto que es la pérdida de una hija y
bueno, la logoterapia me sirvió enormemente porque sin
esto realmente, yo particularmente creo que no se sale,
sin la ayuda de la Escuela de Vida o los principios de
la logoterapia, yo creo que si uno no concurre a la
Escuela de Vida pero viene a los cursos, yo creo que
Escuela de Vida es lo máximo, pero aún si el que se
resiste y no quiere ir a la Escuela de Vida y viene al
curso de logoterapia y entiende, yo creo
Nelly Segalla
que realmente sirve muchísimo, pienso que es lo
único que nos puede sacar adelante. Si bien es cierto
que podemos llegar a ir a un psicólogo, pero no es una
persona que ha pasado por nuestra misma situación,
entonces, por más que nos den pastillas o nos den otras
soluciones no es lo mismo que aquel que pasó por la
misma circunstancia, nos sentimos con nuestros pares en
la Escuela de Vida y con la ayuda y el marco teórico de
la logoterapia mucho más todavía y con la gran ayuda
invalorable de estas dos personas tan divinas que
realmente Dios las ha puesto en el mundo para ayudarnos
y traernos paz a los que la necesitamos. Bueno pienso
que eso es todo lo que yo puedo aportar. Es decir, mi
agradecimiento va a ser eterno, ustedes lo saben, y que
la logoterapia yo pienso que es la solución, no
solamente para enfrentar esta situación tan tremenda que
es la muerte de un hijo, sino para las cuestiones
simples de la vida, eso que decía Norma, las
circunstancias nos llegan por más que nosotros no
queramos y entonces, con esta herramienta, con la
logoterapia, tomar distanciamiento y ver el conflicto
tal cual es y de ahí en más tomar la resolución que
corresponda; nunca vamos a saber si es la correcta pero
si empleamos valores vamos a estar mucho más cerca de
que realmente la solución ha sido la correcta. Nada más.
Horacio: Buenas noches, mi
nombre es Horacio y yo llegué a la Escuela de Vida, mi
hija falleció hace apenas 10 meses, así que estoy en
pleno terremoto pero tuve la suerte que al mes, una
persona que concurría a la Escuela de Vida, me invitó a
venir; y digo por suerte porque me ha aliviado en parte,
o va aliviando el dolor y como dice Paco y Ana estoy
tratando de darle un sentido a mi vida. Estamos en la
búsqueda con mi señora Cecilia, en eso, y bueno, soy un
agradecido a la Escuela de Vida aunque todavía esto está
en carne viva, pero cada reunión a la que voy encuentro
una herramienta que trato de poner en práctica, y bueno,
como dicen, buscar un nuevo sentido a la vida, en eso
estamos y agradecido a Paco, a Ana como a los
compañeros, que como dijo la señora, son pares, y uno
cuando llega ahí se siente entre pares, entonces es como
sentirse contenido. No es lo mismo que cualquier persona
que con la más buena voluntad le quiera dar palabras de
aliento, uno cuando se la dice un par sabe que se lo
está diciendo desde tener el conocimiento de la causa.
Nada más.
Horacio???
Antonio. Buenas noches, mi
nombre es Antonio, yo soy el marido de Sandra. Bueno, el
asunto es que nosotros el 25 de junio tuvimos un
accidente, no somos de acá, somos de Mendoza, perdimos
dos hijos, por suerte nos quedó uno, es muy duro. En la
Escuela de Vida yo aprendo mucho, yo fui el primero de
la pareja que asistí, y no entendía muchas cosas, veía a
la gente que se reía, y yo me decía “¿por qué yo no
puedo?”. Entonces con mi señora asistimos y me está
enseñando a vivir de otra manera y como decía Horacio,
uno en cada reunión se lleva algo y trata de aplicarlo
en su familia. Es duro, porque uno siempre es el pilar
de la familia, pero a veces necesita en qué apoyarse.
Gracias.
Antonio Domínguez
Ana de Bretones: Si hay algo que caracteriza a
los integrantes de la Escuela de Vida y a los que vienen
hace tantos años a los cursos de logoterapia, por eso yo
creo, en su permanencia, en su vigencia, es la
reciprocidad.
Paco y yo estamos aquí adelante, Paco fundó el Centro de
Estudio de Logoterapia, de ese Centro de Estudio de
Logoterapia surgió Renacer, hoy Escuela de Vida y
aceptando, todos los agradecimientos, porque es un hecho
innegable, pero si no hubiera reciprocidad, si no
circulara una corriente de ida y vuelta, si no
estuviésemos todos dispuestos a aprender y
responsablemente a enseñar, yo creo que la Escuela de
Vida sería de otra manera y el Centro de Estudio de
Logoterapia no existiría.
Nelly Segalla: Vos sos muy humilde Ana.
Ana de Bretones: No, sino fuera así, estaríamos
hablando en el desierto.
Vinka: Yo soy una persona
que afortunadamente a la vida, gracias a todo lo que me
dio, no he tenido la desgracia de perder un hijo ni
nada, simplemente soy una persona que trabaja con gente
con muchas necesidades. Gracias a lo que la logoterapia
y a la Escuela de Vida, me enseñó, y tengo que agradecer
por todos esos padres y esas madres que me dicen cosas
tan lindas, yo no sé si tengo la capacidad, pero pienso
que con la Escuela llego a esos padres que están
sufriendo, que llego en el momento más difícil, en el
mismo instante con la logoterapia y la Escuela de Vida.
Agradezco todo lo que me enseñaron y que cada día pueda
tener más ganas como para poder apoyarlos más y no
emocionarme, porque lo que me cuesta mucho es eso. Nada
más. Gracias.
Vinka
Ana de Bretones: Finalizando este encuentro, les
recuerdo que, a partir del martes 5 de abril y hasta el
último martes de noviembre del corriente año, se dictará
el 29º Curso
Martes 29 de noviembre de 2011
Cierre del XXIX Curso Anual de
Logoterapia, en la Sala “A”
del Centro Cultural “Osvaldo Soriano”
Ana y "Paco"
Bretones
recibiendo
a sus
amigos-alumnos.
Apertura de
la clase
Ana Vuoso de Bretones: Buenas noches a
todos, hoy estamos cerrando el XXIX Curso Anual
de Logoterapia.
Una de las características del curso de este año
ha sido recibir “visitas” de gente que se acerca
por primera vez, y hoy no es la excepción:
bienvenidos y esperamos y deseamos continuar
viéndonos el año que viene. También han llegado
amigos de La Plata: Silvia, César, Norma y
Miguel. Se reintegran, después de varios años,
Mirta y Carlos Bruschetti, y nos encontramos
acompañados por alumnos-amigos de hace muchos
años, de no tantos y de muy pocos.
La consigna de este cierre de curso, como todos
los años, es el testimonio de los asistentes.
Siempre se da esta situación de que se
encuentran aquí alumnos que no hace un año, ni
dos, ni tres que vienen; sino quince, dieciocho,
veinte o veinticinco con personas que llegan por
primera vez y tocamos temas esenciales de la
logoterapia, a veces sin tener mucho tiempo para
profundizarlos, pero la intención, la inquietud
de parte nuestra, se cumple. Cualquier tema que
hayamos tocado o tocaremos siempre tiene que
pasar por plantearnos a nosotros mismos esto que
es la logoterapia, esto que es la teoría de la
logoterapia. Cuando podemos sacar provecho,
asimilar, cada uno en su tiempo y con la
profundidad de la medida que tiene, estamos
realmente en el objetivo cumplido. Un objetivo
que se cumple y no de una sola vez y para
siempre, uno se los va planteando, los va
replanteando e indudablemente se van
enriqueciendo, porque el punto de inicio y el
punto fundamental es el hombre único e
irrepetible en relación. Ese fue uno de los
principales objetivos y una de las principales
premisas para poder nosotros como alumnos de
logoterapia, ustedes y nosotros por supuesto,
crecer, es el punto de inflexión.
Yo, con nombre y apellido, ante una teoría de
otro señor con nombre y apellido “Viktor
Frankl”, en situación extrema, él en una
situación personal y nosotros en una situación
de vida cotidiana, cómo aprendemos, cómo
internalizamos (si es que tenemos el coraje de
hacerlo) y cómo exteriorizamos por medio de los
actos lo que aprendemos.
Tenemos que ser coherentes, ese aprendizaje es
de por vida y lejos de pensar que no voy a
llegar a un estadio de completud y
mortificarnos, justificarnos, creo yo que
justamente es el motivo de mayor exigencia, de
mayor empuje; motivo que me inspira el coraje de
vivir para buscar una completud, que sé que no
voy a alcanzar, pero sí voy a lograr etapas de
crecimiento. Es una gran tentación pensar por un
momento que ya soy una persona mayor, que ya
está, que llegué hasta aquí y ahora basta,
satisfechos por lo vivido, a veces derrumbado
por las circunstancias que vienen de afuera y
que nos quitan toda ilusión para seguir
viviendo, pero si nos dejamos atrapar por esta
sensación sabemos que es muy negativo.
La apertura a este crecimiento tiene que ser
hasta que cerremos los ojos, porque hemos
comprobado que el quietismo, el estar encerrados
en nosotros mismos, el no permitirnos VER no nos
permite crecer. Nadie está impedido de hacer el
aprendizaje de VER, es una cuestión de actitud.
“Paco” Bretones: Yo suelo decir que uno
de los objetivos que tiene la logoterapia es
enseñarnos a VER; todos miramos, pocos ven. La
logoterapia, entre otras grandes verdades, nos
ha enseñado a VER, y yo digo que cuando una
persona, en logoterapia, deja de mirar y aprende
a VER, ya comprendió qué es la logoterapia. No
es mirar sino VER, y este VER lo va aumentando
siempre, es algo que se va acrecentando con el
tiempo. Más veo, más veo, más veo.
Ana de Bretones: En el proceso de VER
estamos apostando al propio crecimiento. Porque
yo ya tengo como referente al que tengo delante
mío, y como sabemos que solos no podemos crecer,
por eso se necesita el coraje de vivir, como
dice uno de los libros de “Paco”; porque a veces
no nos conviene admitir que podemos VER, porque
si yo me lo propongo veo, no es algo imposible.
A veces me propongo no aprender a VER, porque no
quiero ver las circunstancias, y tampoco quiero
a ver a los involucrados en esas circunstancias.
...testimonios...
Sandra: Hace dos años que vengo y sí, algunos
términos no me resultan tan nuevos, es como que uno
entiende un poco más, y al principio yo creía que esto
era para profesionales, y con el tiempo me doy cuenta
que es para todos, y que puedo llevarlo a todos los
ámbitos, con los amigos, con la familia, ahora en lo
laboral. Yo conocí la logoterapia por la Escuela de
Vida, formo parte del grupo y escucho la palabra
logoterapia ahí. Pensé que aquí había profesionales
relacionados con la salud y después supe que no.
Realmente sí, uno acá se da cuenta que todos podemos
llegar a entender y poner en práctica, que eso me parece
lo más acertado. Siempre, lo que yo rescato de la
logoterapia es que tiene un mensaje esperanzador.
Aprendí muchos conceptos, lo que más me llamó la
atención fue “la fuerza indómita del espíritu”, que en
una situación muy difícil, lo pude comprobar, porque
seguí en pie y volví a tener proyectos.
Hugo Pérez: Yo soy muy nuevito en logoterapia y
en la Escuela de Vida. Llegué por el terremoto que tuve
en mi vida el 1º de enero que perdí a mi hijo. Pasó el
terremoto, pero me quedó la mochila colocada, que no es
muy pesada; es una mochila con muchas preguntas y
sufrimiento. Las preguntas algún día tendrán respuestas,
pero el sufrimiento hasta el último segundo de mi vida
quedará. Estoy trabajando la primera S: el Salir, que es
muy pesado. ¿De qué forma estoy trabajando? Con tres
libros de Paco, uno de Mabel Rodríguez, uno de Víktor
Frankl y el número seis, de mi familia que me apoya, la
ex novia de mi hijo, la familia de la novia que van a
visitarme, eso para mí es muy importante. Es muy
difícil, pero ahí estoy, de pie.
Paco: Yo siempre digo que la logoterapia es una
pregunta continua. Nunca nos va a dar una respuesta
absoluta de nada, siempre en seguida encontramos una
respuesta y la logoterapia nos plantea otras preguntas,
que generalmente tiene como característica la dificultad
de no ser comprensibles, siempre es difícil entenderla,
por eso lo que pasa aquí es muy coherente y muy lógico.
El que vos encuentres difícil lo que te pasa es una
prueba de que estás en el camino correcto, de encontrar
preguntas que te sugieren respuestas; y esto es bueno.
Ana de Bretones: Alejate un poquito de esas
preguntas que sabes que no tienen respuestas e incorporá
otras que puedas responder y yo te diría que ya estás en
la segunda S.
Hugo: La mochila no es pesada, pero sí incómoda,
yo la acomodo y sigo. Hoy grabo, leo, escucho; leo…,
escucho…, escucho…, escucho…, y esa es mi vida desde
hace nueve meses del gran terremoto, pero estoy de pie.
Ana de Bretones: ¿Se dan cuenta cómo soy el
“otro” para “otros”?
Vinka: Lo que tengo que agradecerles a ustedes es
la gran felicidad que siento de vivir cada día, de poder
desarrollarme en mi humilde trabajo de voluntaria:
“vocación de servicio”; la posibilidad que me ha dado la
logoterapia de conectarme con los otros en momentos muy
difíciles, y lo que le debo a la logoterapia es esa
posibilidad de entregar la palabra, el abrazo a los
necesitados; es maravilloso, ¡no lo puedo creer! Me
sorprendo, a pesar de lo que dije, me digo que no puede
ser por lo plena que me siento cuando estoy con los
otros, me doy cuenta que debo ser sincera, que vivo una
felicidad plena cada día y que a todo lo negativo que la
vida te pregunta, siempre hay una pregunta desde la
vida, yo la respondo bastante bien; me lleva poco
tiempo, me ubico rápido; lo mismo cuando estoy con los
problemas, me toca ver problemas muy difíciles de salud,
con pérdida de hijos y sé que lo puedo afrontar con la
sonrisa y a veces con la lágrima, pero sí doy la palabra
indicada y siento que tengo un año feliz y que estoy
aquí para recibir el diploma de verdad, recibiéndome de
ser humano.
Paco: Lo que vos decís me parece una idea muy
buena. La logoterapia siempre nos da un diploma del
“deber cumplido”. Siempre que estamos cumpliendo con una
misión altruísta es como si recibiéramos continuamente
una aprobación de alguna dimensión.
Vinka: Sí. Me pasó hace unos días atrás. Una mamá
que por haber tenido una nenita con cáncer, con muchos
problemas, lógicamente en la desesperación lo primero
que se le ocurrió es darla, y yo le hablé. La encontré
hace una semana, sonriéndome, saludándome, y no la dio…,
¿me explico?
Así y todo, todavía tengo que seguir aprendiendo mucho.
“El maestro lo encontré acá”.
Nelly Segalla: El efecto de felicidad que sentís
es el efecto “boomerang” que produce el deber cumplido.
César (La Plata): Hace muy poco que vengo, unos
añitos nada más. Yo considero que se lo debo a Silvia,
mi mujer, el haber conocido la logoterapia, y Silvia a
Paco y Paco a Frankl y Frankl a la vida, muchas deudas y
yo intento saldar esa primera deuda tratando de ser
agente multiplicador de las maravillas que he aprendido
de vos Paco y de vos Ana y la segunda, en lo personal,
pasar de la teoría de la logoterapia a vivir
logoterapéuticamente, que es lo que me resulta más
difícil; a lo mejor lo estoy haciendo y no me doy
cuenta. Espero poder seguir viniendo, nada más.
Miguel (La Plata): A mí lo que más me interesa es
pasar de la logoteoría a la logoacción, a los actos.
Nosotros cuando nos reunimos, los lunes, en el grupo
insistimos con esto, porque uno puede haber leído muchos
libros, pero si no lo pone en práctica, puede llegar a
no entender lo que dicen los libros. Ejercitar la
logoacción es lo más importante.
Mirta Bruschetti: Yo vine durante muchos años.
Cuando llegué, el primer año no entendía nada, no
escuchaba la clase, llegaba a mi casa con la grabación y
recién ahí “escuchaba”. El segundo año ya escuchaba,
entendía un poco más y ya me iba con una idea de la
clase y cada año iba disfrutando más. Yo creo que la
logoterapia nos enseña a tener actitud ante la vida,
tratar de estar atento a todo. Ante los problemas buscar
respuesta en esa bolsa que tenemos, de la cual siempre
nos hablaba Paco; aunque, a veces, tomamos la primera
que encontramos y nos equivocamos, eso lo sabremos en el
momento. La logoterapia nos muestra que teniendo actitud
podremos afrontar todos los problemas que se presenten.
La logoterapia es eso, siempre utilizar una herramienta
para salir; porque si los amigos de la Escuela de Vida
pueden, nosotros tenemos que poder. Yo participé de las
reuniones de la Escuela porque estuve, dos veces, a
punto de perder un hijo, fui a la Escuela y comenté que
“casi” perdí a mis hijos y una mamá me dijo: “no sabés
la diferencia que hay en ese casi”. Yo esto lo considero
un ejemplo. Yo he ido muchas veces a la Escuela de Vida
para aprender de ellos.
Ana de Bretones: Recordemos la tridimensionalidad,
“único e irrepetible; nadie vendrá; respondo desde lo
que soy, libertad y responsabilidad, en la búsqueda de
un sentido que es circunstancial; que el tiempo presente
es el único presente; mirando hacia atrás para aprender
y proyectando”; ese es un compendio elemental, que si
nosotros ya hemos decidido profundizarlo leyendo los
libros de Paco, de Frankl y de otros, es como que
resulta más fácil buscar la respuesta en el fichero.
Paco: Lo que dice Ana es muy positivo. En base a
esto, yo digo que el concepto de la bolsa es muy
creativo porque yo en la bolsa puedo meter diariamente
conceptos, ideas o acciones que yo no tengo, en aquel
momento, muy en cuenta, pero luego esos conceptos, esas
acciones, brotan. Viviendo logoterapéuticamente todo lo
que hago tiene sentido, porque va a parar a la bolsa y
en algún momento eso que yo he metido va a ser ocasión
de alguna acción nueva, que aunque yo no lo sepa
explicar, esa acción inconscientemente sale a flote.
Susana: Yo hace 20 años conocí la logoterapia.
Hoy trabajando entre papeles encontré testimonios muy
interesantes que me llevaron con el pensamiento a
aquella época en que llegué acá.
Cuando escuché a Paco por primera vez me dije: “este
hombre habla para mí, habla de mí”. No entendía qué era
la logoterapia y hoy estoy en una etapa de corroborar
permanentemente todo lo aprendido en cada en cada
acción. He aprendido a ver y al igual que Vinka vivo
esta etapa, por momentos, de plenitud, a mí me pasa.
La persona que me trajo, muchos lo conocen, fue Carlos
Caram, y en su época en uno de sus testimonios decía:
“esta nueva corriente llamada logoterapia nos invita a
una realización de valores que me impulsa a sobrevivir
con el emblemático `a pesar de todo, sí a la vida´.
La logoterapia tiene el enorme impacto en quien quiera
escucharla y practicarla y nunca estará solo, ni vacío,
ni ocioso, siempre tendrá un proyecto de realización
existencial”.
En aquel momento quizá no lo pude entender, hoy y a la
distancia, estoy saboreando esto que él decía.
Carlos Caram me invitaba, me invitaba y me invitaba y al
igual que Sandra yo creía que la logoterapia era para
gente profesional, yo sólo hice 6º grado y me decía: “yo
qué voy a ir a hacer ahí”, pero como él insistía, un día
vine. Y cuando tuve que dar un testimonio dije: “gracias
a que Paco ha llevado la logoterapia al hombre común de
la calle, yo tuve acceso a ella. El haber participado en
varios congresos me ha dado la posibilidad de
enriquecerme y, además, pude dimensionar el esfuerzo de
Paco para bajar la logoterapia a nivel de cualquier
persona que la quiera conocer y también he podido
dimensionar el gran nivel utilizado por Paco para
transmitir, para enseñar. Para mí, logoterapia siempre
es apelación, es tarea, es misión, pero
fundamentalmente, es un mensaje de esperanza, porque me
enseña que por muy adversas que a veces sean las
circunstancias, yo siempre cuento con mi libertad
responsable para elegir vivir o durar y, si aprendí que
la vida es el supremo valor, depende de mí actitud hacer
que siempre valga la pena vivirla”.
Recién escuchando a Ana hacer ese compendio, digo que
ahí está todo y lo podemos corroborar día a día, yo sigo
viniendo y sigo aprendiendo.
Todos nosotros hablamos de Paco, agradecemos a Paco y
aquí yo he dicho y también he escuchado muchas veces que
“hay un antes y un después de la logoterapia”. En mi
vida también hay un antes y un después de la Escuela de
Vida, después vino lo de mi salud, el aneurisma, también
hay un antes y un después. Pero hoy estoy en la etapa
donde digo: “hay para mí, diariamente, un antes y un
después de haber conocido a Paco y a Ana”.
Quiero compartir que hoy estuve leyendo un testimonio de
cinco líneas, de Stella de Abdala, de Necochea que creo
que nos pinta a Paco de cuerpo entero y nos transmite lo
que muchos hemos visto en él en estos años.
“Bretones: Vientos de España lo arrimaron a estas
costas... No pudo hacer todo lo que se propuso solo.
Necesitó de Ana, su compañera. Ni siquiera se animó a
imaginar el desequilibrio, la desestabilización que
logró infundir entre todos los que lo escuchamos. Su
convencimiento profundo, sus vivencias sinceras
contagian...Sus gestos, su voz, su accionar tangible
crean en nosotros sus amigos-alumnos la necesidad
imperiosa, difícil de proponernos ver lo importante de
la vida, de otra manera: Salir, buscar, dar, `ser
persona´, ganarnos un lugar como hombres y mujeres,
trascender, Siempre... ¡Hasta que duela!, como asevera
nuestro querido “Paco”.
Quiero decir que el mejor homenaje que puedo hacer, es
vivir logoterapéuticamente y tratar cada día de ser
mejor persona. Muchas gracias Paco y Ana, los quiero.
Norma Galante: Para mí ésta es una manera de
autotrascender y es una tarea que no voy a terminar
nunca, por eso sigo viniendo. La logoterapia nos enseña
que hay que vivenciarla, la logoteoría sola no vale.
Nancy: Quiero decirles de mi agradecimiento,
porque gracias a ustedes vivo una vida plena,
maravillosa, muchos golpes, como ustedes saben, pero los
pude aceptar y sobrellevar muy bien y lo que me ha
ayudado mucho es el apoyo que durante veintidós o
veintitrés años me ha dado mi grupo de reflexión y los
invito a que armen un grupo de reflexión. Mi grupo
funciona hace más de 20 años, ha sido el mayor sostén,
el mayor apoyo.
A pedido tuyo Paco armamos ese grupo, hemos cumplido y
vengo en representación de ellos, mis compañeros que por
ciertas dolencias no han venido y me pidieron que te
agradezca y que te diga que te quieren mucho y yo quería
cumplir.
Quique: Puedo agregar a lo que dijo Vinka, que
nos conocemos desde hace 53 años. Cuando llegamos aquí,
no recuerdo cuántos años hace, nos dimos cuenta que
estuvimos “logoterapiando” toda la vida.
Cuando me encontré aquí adentro con
Vinka escuchaba esas clases magistrales de Paco, martes
tras martes y así constantemente. A nosotros se nos
abrió mucho más la cabeza y el panorama, y empezamos a
darnos cuenta de la trayectoria de nuestra vida como si
fuésemos almas gemelas y esto se hizo más grande, cuando
el estado de salud de Paco, que no le permitía
concurrir, cuando vos Ana agarraste la bandera y nos
demostraste que al lado de un gran hombre hay una gran
mujer.
El otro día visité la Escuela de Vida y se me ocurrió
decir que estaba delante de gente gigante; ni ustedes se
daban cuenta que son gigantes, porque verdaderamente es
el resultado que da la logoterapia a quien la toma para
sí y la practica con amor y eficiencia.
Silvia (La Plata): Desde el primer día que empecé
a venir los martes, no falté nunca. Aprendí mucho de vos
Paco, fue de mucho crecimiento escucharte, pero también
de escuchar a los compañeros, de escuchar experiencias y
así ir viendo cómo a través de estos ocho años íbamos
aprendiendo y creciendo.
Ana de Bretones: Nos reencontramos en las charlas
de verano. Felices fiestas y hasta el año que viene,
gracias.
Se transcribe el testimonio de
Leopoldo Branderiz como aporte a este cierre
LAVARROPAS
Hace algún tiempo atrás, ante comentarios cuya intención
no merece la pena analizar, respecto a que Francisco
Bretones y su logoterapia hacían lavado de cerebros,
tuve la idea de comparar la tarea de nuestro “Paco” y su
divulgación de la Tercera Escuela de Psicoterapia de
Viena, del genial Viktor Emil Frankl, con una tarea
común que realizan muchas amas de casa.
En ella decía que efectivamente, Bretones lavaba, pero
no lavaba cerebros, sino la “ropa sucia” que cada ser
humano, indefectiblemente, tiene arrinconada en su
dimensión psíquica.
Apelando al lavarropas de la existencia, con agua
surgida de la fuente de los valores, agregando un
poderoso detergente compuesto de libertad y
responsabilidad, un fijador de compromisos llamado
conciencia y un suavizador muy efectivo llamado amor,
completaba el lavado con el centrifugado del espíritu,
orientándolo hacia el encuentro con los sentidos de vida
con que nos pregunta la misma todos los días de nuestra
existencia.
Ese “lavado” es un procedimiento extremadamente
positivo, para no caer en el vacío existencial, uno de
los problemas más preocupantes con que se enfrenta la
humanidad ante el avance de concepciones nihilistas o
simplemente materialistas, cuyo resultado no es más que
una progresiva marcha hacia la ausencia y/o ignorancia
de valores fundamentales.
Todo el avance tecnológico que vemos en la actualidad
mucho del cual está destinado al bienestar del ser
humano, no logra cubrir la necesidad que tiene el hombre
para encontrar el sentido de su vida.
No existe ninguna escuela de psicoterapia, que no se
base en una concepción de “quién es el hombre”.
Las diversas ciencias nos han demostrados, sobre todo en
los últimos tiempos, en base a ese avance tecnológico
“qué es el hombre”, pero nada fácil resulta contestar a
la pregunta de “quién es el hombre”.
Aquí, debemos acudir a la ayuda de la filosofía y la
antropología en sus diversas concepciones.
Desde que la evolución le permitió al hombre, con el
crecimiento de los millones de neuronas que componen su
cerebro, hacerse la pregunta base de su preocupación
respecto a la razón de su existencia, se han producido
diversas corrientes tratando de dar satisfacción a esa
preocupación.
Desde la religión, la filosofía y la antropología,
buscando su respuesta, el hombre se ha visto enfrentado
con el motivo de su paso por la vida.
¿Por qué estamos aquí? ¿Para qué estamos aquí?
Aún para el hombre de fe, la contestación al
interrogante no está satisfecha.
Será responsable de su vida ante su Dios, de eso no
tendrá dudas, la duda surge de cómo se debe
responsabilizar de su vida. Durando o viviendo.
Y allí, tanto al hombre de fe como al no creyente, se le
plantea el gran interrogante que, sólo finalizará cuando
muera.
Aquí, acude a mi memoria, un comentario de Elizabeth
Lukas, quien en determinado momento dijo:
“Pienso que Dios, en su infinita bondad puede llegar a
perdonar casi todos los pecados del mundo, pero el que
`más le costará perdonar´, será el no haber hecho de
nuestra vida lo que deberíamos haber hecho”.
¿A qué se refiere la discípula de Frankl cuando habla de
hacer?
A esta pregunta la contesta la base filosófica y la
concepción del hombre que se halla inserta en la
logoterapia.
Entonces, no que da más que, aceptando el desafío, nos
interesemos en saber qué camino puede tratar de
contestar la pregunta de la existencia, acudiendo
simplemente a la lectura de las obras de Frankl y otros
tantos autores que tratan sobre el tema.
Sin temor al “lavarropas” cuya finalidad se ha tratado
de explicar en estas pobres líneas, pongámonos en
acción.
Leopoldo Branderiz
CHARLAS DE VERANO
ENERO: Martes 3, 19.30 horas, en el Centro
Cultural “Osvaldo Soriano”, sala B, ubicado en calle 25
de Mayo esquina Catamarca (ex Biblioteca Pública).
FEBRERO: Martes 7, 19.30 horas, en el Centro
Cultural “Osvaldo Soriano”, sala B, ubicado en calle 25
de Mayo esquina Catamarca (ex Biblioteca Pública).
MARZO: Martes 3, 19.30 horas, en el Centro
Cultural “Osvaldo Soriano”, sala B, ubicado en calle 25
de Mayo esquina Catamarca (ex Biblioteca Pública).
Celebramos con
una cena
el cierre del
Curso de Logoterapia 2011
Martes 27 de noviembre de 2012
CIERRE DEL XXX CURSO ANUAL DE
LOGOTERAPIA
EN LA SALA DEL CENTRO CULTURAL
"OSVALDO SORIANO"
El martes 27 de noviembre de 2012 festejamos el 30º aniversario
de la fundación del Centro de Estudio de Logoterapia de Mar del
Plata “Víktor E. Frankl”.
El Dr.
Francisco “Paco” Bretones y su esposa Ana Vuoso de
Bretones, recibiendo a sus amigos-alumnos y demás
asistentes, como lo hacen habitualmente, para compartir
este encuentro-acontecimiento.
El fundador y director del mencionado Centro de Estudio es
nuestro querido Dr. Francisco “Paco” Bretones, quien nos
acompañó en esa ocasión en la Sala “A” del Centro Cultural
“Osvaldo Soriano”.
Es difícil transcribir lo vivido esa noche; el testimonio de los
asistentes, nuestros “amigos-alumnos” como nos gusta
denominarlos, dejaron traslucir tanto amor, tanto
agradecimientos y reconocimiento hacia Paco Bretones, a su
tarea, a su coherencia de vida, a su testimonio de entrega sin
reservas.
Recibimos y compartimos saludos de nuestros amigos:
Roberto Mucci: Se cumplen los 30 años ininterrumpidos de
Logoterapia en Mar del Plata a cargo del queridísimo maestro
Dr. Paco Bretones y su esposa Ana Vuoso de Bretones, a quienes
les hago llegar la mayor de las felicitaciones por tener el
mérito de abrir camino en llevar la logoterapia al hombre común
de la calle, por poner la Logoterapìa al alcance de todos, por
poner los cimientos de lo que he llamado la “dimensión social de
la logoterapia”, dado que más allá del consultorio y de la
academia también hay hombres, muchos hombres que necesitan del
faro de sentido de sus vidas.
Son muchos los que no pueden venir, no pueden pagar una
psicoterapia o un curso o una jornada, pero no por eso dejan
como seres humanos de necesitar que lleguemos a ellos con
palabras de aliento, de contención y sentido.
Mis más sinceras felicitaciones a todos, todos, todos los que
más allá de la institución a la que pertenezcan, llevan un
mensaje de paz, de esperanza y contribuyen a hacer el mundo más
humano, más sano, más cálido y con sentido para TODOS.
Viva Víktor Frankl, que fue sólo UNO, a quien sigo, y sólo a él;
todos los demás simplemente cooperamos en la difusión de su
pensamiento, de su actitud ante la vida y la participamos cada
uno desde su lugar en la construcción de un mundo mejor.
Quiera Dios que llegue el día en que todos trabajemos juntos,
quizás sea el mejor tributo que podamos rendir al maestro.
Nuevamente, felicitaciones a todos los que siembran valores.
Un afectuoso saludo. Lic. Roberto Juan Mucci.
Ana Vuoso de Bretones
y Francisco “Paco”
Bretones, acompañados por el
Lic. Roberto Mucci.
De Pani: “Querido
Roberto (Mucci): Gracias por compartir las vivencias de la
celebración de los treinta años de Paco y Ana Bretones. La de
ellos es una tarea humana y formadora, los admiro. Y al
respecto, tengo para compartir algo que yo viví, creo que en el
año 2005, en un Congreso organizado por la Fundación Argentina
de Logoterapia, que se realizó en el Museo de las Artes; allí
estaba Paco, su esposa Ana, que presentó un trabajo, “La tarea
de vivir”, tan profundo que lo tengo presente y lo transmito;
también estaba la “gente común, el hombre de la calle”, personas
que acompañaban a Paco en este congreso. Yo expuse mi tema en
una mesa de trabajos libres, y apliqué mal un concepto muy
importante de la logoterapia, cuando terminamos de exponer y
salimos todos, se acercó un señor que estaba en el grupo de Paco
y me señaló mi error; me explicó muy bien, y más aun, me dijo
exactamente dónde podía leerlo nuevamente para entenderlo mejor.
Yo le agradecí y aún hoy le agradezco y lo recuerdo; siempre me
pregunté (había allí logoterapeutas y profesionales): ¿por qué
ninguno de ellos me señaló mi error? Yo les hubiera agradecido.
Desde allí puse más atención en la obra de Paco, sus libros son
enseñanzas para la vida y con su estilo sencillo, claro y
profundo, despierta conciencias. ¡Felicidades queridos Paco y
Ana! Desde Tucumán, mi reconocimiento y admiración. María
Yolanda Veliz de Esper – Centro de Logoterapia de Tucumán”.
Para poder compendiar un poco todo lo que se expuso esa noche,
acudimos al siguiente texto:
En el libro “La logoterapia es obvia”, Paco Bretones expresa
las palabras que se transcriben a continuación que, creemos,
están vigentes hoy y que continuarán estándolo a lo largo del
tiempo.
“…Quiero cerrar estas páginas con un recuerdo para todos
aquellos que durante catorce años consecutivos hemos compartido
el camino de la búsqueda de sentido para nuestras vidas. Ellos
han sido mis amigos, no mis alumnos ni mucho menos mis
discípulos, pues no me considero maestro de nadie.
Cuando leí y releí testimonios que se incluyen en la obra y que
proceden de alumnos de distintos años, me pregunté muchas veces
si debía suprimir algunos conceptos de reconocimiento a mi labor
docente, muchas expresiones de agradecimiento y un inmenso
cariño en todos los casos.
La primera impresión fue que podría parecer muy adulador todo
ese caudal de palabras tan sinceras.
Pero justamente esta comprobación, la sinceridad de los
testimonios, me hizo decidir a transcribirlos sin ninguna
modificación.
Acepto sin vanidad tanto reconocimiento, porque soy un
trabajador incansable, preocupado en bucear en lo profundo del
hombre y en acercar a los demás las herramientas para que, cada
uno en su medida, pueda ejercer su libertad para elegirse.
Mis alumnos, mejor dicho, mis compañeros, son el motor que me
dinamiza, me empuja y me estimula cada día, cada hora, para que
Víktor Frankl, su vida, sus principios de logoterapia puedan ser
accesibles al “hombre común de la calle” y al hombre que ha
sufrido la prueba existencial más dura, como es la pérdida de un
hijo.
Ellos reconocen lo mucho que yo hice por ellos, pero ni se
imaginan lo mucho que ellos han hecho por la logoterapia.
Convirtieron la teoría logoterapéutica sobre el hombre en la
manera más profunda de vivir pese a todas las vicisitudes. El sí
a la vida dejó de ser una simple declamación para demostrar con
sus vidas que siempre que haya un porqué seguir viviendo se hará
obvia la existencia de las ingentes potencialidades que todo
hombre trae a este mundo para poder realizar eso que todo hombre
debe llegar a ser: Un Hombre”.
No queremos dejar pasar esta ocasión para agradecer y compartir
con todos ustedes, las palabras tan sentidas enviadas por
Roberto Mucci, a quien le auguramos, con el convencimiento
sincero y el cariño de siempre, que continúe con tesón su tarea,
también comprometida con “el otro y los otros”, desde el
pensamiento de Víktor Frankl y desde su propia experiencia de
vida autotrascendente:
En el día de ayer, martes 27 de noviembre, tuve la alegría de
poder participar de la celebración de los 30 años de difusión de
la Logoterapia en la ciudad de Mar del Plata; labor que con
tanto profesionalismo, amor y coherencia de vida vienen
realizando desde el Centro de Estudio de la Logoterapia que
fundaron y continúan en forma ininterrumpida el muy querido Dr.
“Paco” Bretones y su entrañable compañera de vida y de siembra
Ana Vuoso de Bretones.
Fue un encuentro lleno de sentido, donde los asistentes, el
hombre común de la calle, como suele decir Paco, expresó desde
el corazón todo lo recibido del matrimonio Bretones, y en
particular la obra de formar para la vida, promoviendo humanidad
en cada persona con la que han tratado a lo largo de tantos años
y de modo desinteresado. Tarea realizada desde el ejemplo de
vida, desde la logoactitud, desde el altruismo, “desde la
coherencia” entre lo que decimos y hacemos, en particular los
terapeutas. Se repitieron tantas veces las palabras “vida”, “ser
humano”, pero no como conceptos teóricos sino como cualidades
forjadas en cada persona a la que han llegado los Bretones con
su modo de vivir, de acompañar a cada hombre sufriente que la
vida hizo que se cruzaran en su camino.
No hubo conferencias, no hubo disertantes, ni eruditos, ni
grandes oradores, ni quién hablaba primero o quién hablaba más o
mejor o hacer mover externamente al auditorio, hubo vida, humanidad, valores,
coherencia, alegría, esperanza. La profundidad y la actitud
positiva ante la vida a pesar de los golpes recibidos,
expresadas con el lenguaje claro del hombre común de la calle y
por el hombre común de la calle me impactaron. Paco y Ana
hicieron la apertura y cierre, pero las enseñanzas, testimonios
de vida promovieron de la gente. “La logoterapia al alcance de
todos”. Me imagino cuánta alegría le habrá provocado a Viktor
Frankl desde donde esté, contemplar esto que la vida también a
mí me permitió presenciar.
Luego fuimos a compartir una lindísima cena, porque además de la
rica comida, fue una gran mesa de familia. El calor de hogar,
fraternidad y unidad sin distinciones, fue un oasis para el
alma.
Felicitaciones a Paco y Ana y a toda la gente de sus grupos de
reflexión por vivir desde la logoactitud. Gracias amigos. Los
quiero mucho.
Roberto Juan Mucci
Con el cariño de siempre…, Ana y “Paco” Bretones.
Se fue
un maestro
El 1º de mayo
de 2013 falleció
el Dr. Francisco
"Paco" Bretones Morata.
Ha fallecido el Dr. Francisco Paco Bretones. Nos ha
dejado un maestro..., maestro de la vida, alguien que nos
enseñó a vivir de otra manera..., alguien que desde su
sufrimiento supo capitalizarlo y transmitirlo con
sentido...; una persona que nos ayudó a darnos cuenta que
la vida merece ser vivida a pesar de...; que la vida
tiene sentido y que hay que encontrarlo...; un conocedor
de la vida desde su llaga mas íntima y un caminador de
la misma, esperanzador...; un altruista, que nos dio todo
su saber para que podamos seguir caminando... Gracias
Paco... quiero recordarte con esta sonrisa...
Mabel Rodríguez
Hace unos días estuvimos pensando acerca de los 36
justos que sostenían al mundo. Armamos una lista. Esos
justos son hombres comunes que, sin pretenderlo,
trascienden por su obra, por su entrega, por su
servicio. Así generosa y desinteresadamente. O no.
Desinteresadamente no, porque lo hacen por un profundo y
genuino interés: la persona humana. Acaba de fallecer en
Mar del Plata el Doctor Francisco Bretones. Allí donde
encontró su lugar en el mundo este espíritu vigoroso,
lleno de luz y de una calidez inmensa. Haciendo una obra
descomunal en favor de la persona humana. No puedo
acordarme de él sin sonreír, recordando sus anécdotas,
sus comentarios, su modo apasionado de vivir y acompañar
al sufriente. Querido Maestro y amigo (en ese orden),
nunca dejaremos de sonreír al recordarte, nunca
olvidaremos tus enseñanzas, te encontraremos en cada
"hombre común de la calle" y ante ellos nos
comprometeremos a continuar tu obra. Esta noche habrá
una estrella más en el cielo. Esa misma, esa que brille
más, nos estará diciendo que allí estás. Y mirándola
cada noche, podremos decir Gracias Maestro, Gracias
Amigo! Los invito a que tengamos presente a nuestro
querido "Paco" en nuestras oraciones, elevando una
plegaria que lo acompañe y avise al Cielo que uno de los
mejores, se va para arriba. Redoblemos nuestros
esfuerzos por un mundo mejor, porque por ahora, los
justos que lo sostienen, son tan solo 35.
Dr. Claudio César García Pintos, Phd.
"Se fue un Maestro de mi
vida."Para el Dr.
Bretones (Paco) no existía ser humano que no posea una
opor-tunidad de crecer, ni situación que no le ofrezca
un destello de significado... Vale la pena vivir. Vale
la pena seguir viviendo. Siempre hay un para qué. Si
esto podemos llevarlo a cabo, he llegado a ser lo que
debía ser. Todo esto son palabras dichas
por mi maestro, y quiero dejar mi pensamiento, él fue un
ser humano único e irrepetible extraordinario. Gracias
Paco, te quiero mucho y siempre vas a seguir guiándome
en la vida.
María Inés Gamás
Hoy un maestro partió.Nos enseñó que la Logoterapia
no es sólo lo que se da dentro del consultorio, sino la
de todos lo días, la del hombre de la calle que vive y
testimonia en cada acto la fuerza indómita del espíritu.¡Te vamos a extrañar, querido
Paco!Descansa en paz.
Víktor Frankl escribió una vez: “A esta falta de sentido
en la vida se añade aún otra cosa: La falta de modelos
que de hecho nos muestran con su vida el ejemplo de la
entrega a una tarea”. Si existe un ejemplo claro y guía
para el desarrollo de una Logoterapia coherente con
compromiso Social, ese fue el del Dr. FRANCISCO
BRETONES, Analista Existencial-Logoterapeuta, español
radicado en Mar del Plata, Argentina. Durante más de 30
años ha realizado una intensa obra que se orienta “al
hombre común de la calle” de manera humilde, concreta y
comprometida. También ha realizado una importante labor
en cárceles y con los grupos de "Escuela de Vida", para
el acompañamiento de padres con hijos fallecidos en Mar
del Plata.
El Dr. Bretones nos inspiró con su trabajo de más de 30
años de LOGOTERAPIA VIVA Y PRÁCTICA, a favor del "Hombre
Doliente" y "Hombre Común de la Calle", demostrándonos
que la "LOGOTERAPIA ES OBVIA" y que puede ser
comprendida por todas las personas y se manifiesta en
los actos cotidianos de la vida; es con el "hombre común
de la calle, donde la Logoterapia se requiere y no sólo
en los ambientes académicos o profesionales. Nos enseñó
que la Logoterapia requiere AUDACIA, ESTUDIO, ACCIÓN y
VIVENCIA; que es sobre todo un CAMINO DE
AUTO-HUMANIZACIÓN y una APELACIÓN A LA VIDA COMO TAREA
que puede ser realizada cuando uno logra SALIR DE SÍ
MISMO, SERVIR A ALGO O ALGUIEN, ENCONTRANDO SENTIDO y
ADQUIRIENDO SABIDURÍA. Su ejemplo de humildad,
coherencia y compromiso quederá para siempre entre
nosotros.
EL APORTE DEL Dr. FRANCISCO BRETONES: La Logoterapia
orientada al Hombre Común de la Calle y el ejemplo de la
Logo-Actitud.
Su pensamiento y enseñanzas pueden sintetizarse en los
siguientes principios:
* Logoterapia es la Audacia de Vivir: ¡Sí a la vida a
pesar de todo!
* Logoterapia es Audacia y Estudio.
* La Logoterapia es Obvia.
* La Logoterapia como camino de auto-humanización.
* La Logoterapia es una apelación a la vida como Tarea.
* La Logoterapia es Acción y Vivencia.
* Las 4SS del Vivir Logoterapéutico: Salir, Servir,
Sentido y Sabiduría.
El mérito del Dr. Bretones, radica no sólo en ser un
ejemplo vivo y concreto de una Logoterapia Social
coherente y fiel al pensamiento de Víktor Frankl (el
mismo que reconoció su obra en vida), sino además en
poder adaptar estos principios a la realidad y lenguaje
del “hombre común de la calle”: "El hombre común debe
ser ayudado en la captación de muchos conceptos teóricos
de la Logoterapia". Luego agrega: "Dar mayor inteligibilidad
a los conceptos antropológicos de Frankl para que el
hombre común los asimile mejor, es convertirse en un
facilitador. Facilitar la comprensión de la Logoterapia
equivale también a facilitar su praxis".
Este proceso no resulta nada sencillo por la complejidad
y profundidad del pensamiento de su creador. Por ello la
Logoterapia debe contar con metodologías, programas y
materiales especializados, así como con personas
competentes y éticas que conozcan y posean experiencia
en el Análisis Existencial y Logoterapia. Al respecto
nos dice: “Logoterapia es Audacia y Estudio”
Quizá sea él, quién más ampliamente haya podido realizar
este propósito del desarrollo de una Logoterapia de
orientación social-comunitaria a través de una labor de
más de dos décadas que ha permitido a muchas personas
acceder a la Logoterapia y al pensamiento de Viktor
Frankl.
Durante más de estos últimos veinticinco años Bretones
ha contribuido a desarrollarse integralmente,
promoviendo una cultura preventiva integral centrada en
la persona humana, desarrollando la coexistencia a
través de vínculos más significativos y logrando la
Auto-trascendencia (SALIR y SERVIR) para adquirir
SENTIDO y SABIDURÍA; por ello el más sincero aprecio,
admiración y agradecimiento.
Es necesario lograr una apertura en este sentido que
permita “llevar la Logoterapia hacia el hombre común de
la calle”, transformando la vieja consigna de Enrique
Pichón Riviere “Sacar el diván a la calle” en una nueva
consigna que resuene en esta nueva Latinoamérica y que
no sólo implique “Sacar el Logos a la calle”, sino
también “Re-encontrar el Logos en la calle”.
Asociación Peruana de Análisis Existencial y
Logoterapia (APAEL)
Estimados amigos de la Logoterapia:
Vemos partir a una persona que ha hecho de su vida UNA
MISION EXISTENCIAL de difusión de la Logoterapia, de
los valores, de la logoactitud, de la humildad y el
servicio.
Paco fue y lo seguirá siendo siempre UN FARO DE SENTIDO
de nuestras vidas y del ejercicio de profesión como lo
fuera Viktor Frankl, quien seguramente allí arriba lo
recibirá con los brazos abiertos.
Le enviamos un fuerte abrazo lleno de afecto a su
querida compañera de vida y de misión en la vida Ana
Vuoso de Bretones y a toda su familia.
Roberto Juan Mucci
LoRee
Aaquino... Mis condolencias a nuestra familia de
Logoterapia y a su familia. Paco un Faro de Sentido
siempre estará encendido ¡abrazo desde Chaco!
Me da
mucha tristeza su partida. Fue y es un referente.
Compartimos muchos congresos y viajes juntos, el último
en México hace ya varios años.
Falleció el Dr. Bretones, "Paco", como todos lo
llamábamos. El que nos enseñó a vivir la vida a pesar de
todo, por eso Sres. ¡¡¡ Hay que honrar la vida...!!!
Paco en algún momento nos encontraremos nuevamente, ya
me imagino con quienes te estarás encontrando.
Juan Angel Melucci
Diario “La Capital” del 2 de mayo
de 2013
Paco Bretones (q.e.p.d.) falleció
el 1 de mayo de 2013 (c.a.s.r. y b.p.). Una crónica
ortodoxa indicaría prolongar estas palabras, con un
“vengo de despedir a Paco”. Pero cualquiera que haya
sido discípulo alguna vez de él, no lo tendría
permitido. Entonces digo, vengo de encontrarme con Paco
para decirle con una leve sonrisa en el comienzo de su
descanso terrenal, hasta luego maestro, dale nuestro
cariño a nuestros amados hijos del cielo, después de Ana
Laura, claro. Gracias maestro. Mamá Alina.
RECORDANDO A FRANCISCO “PACO” BRETONES
Recordatorio publicado en el diario “La Capital”, el 1º
de septiembre de 2013
Hablar de Francisco “Paco” Bretones es decir que en un
momento de nuestras vidas encontramos a un MAESTRO, a un
cultor de la palabra, tan capaz, que con un solo
concepto transmitido, supo poner un bálsamo a nuestros
pesares.
Con su potente voz, hizo llegar a nosotros sus
reflexiones logoterapéuticas “sí a la vida a pesar de
todo”, “nadie vendrá”, “la fuerza indómita del
espíritu”, “las cuatro ESES: salir, servir, sentido y
sabiduría”, entre otras y aún siguen resonando en
nuestros corazones.
Hablar de “vos Paco” es decir: MAESTRO, EDUCADOR,
PROVOCADOR, REVOLUCIONARIO, PASIONAL, ENTUSIASTA,
CONTAGIADOR, CAMINANTE, MODELO DE HUMANIDAD.
Caminante que dejaste huellas profundas. Modelo de
trascendencia y humanidad, llevaste a la acción todo lo
que pregonabas. Trascendiste en el amor y así lograste
que tu existencia fuera realmente “vida”.
Querido “Paco”: ejemplo difícil de imitar.
Dice Víktor E. Frankl: “la finitud de la existencia no
puede anular el sentido por un simple motivo, porque en
el pasado no hay nada que pueda perderse en forma
irrecuperable, sino mas bien todo se encuentra
preservado. En el hecho de ser pasado, entonces, todo se
encuentra resguardado y salvado ante la finitud. Lo que
hemos obrado y creado, lo que hemos vivenciado y vivido
lo hemos salvado al ser pasado y nada ni nadie puede
hacerlo desaparecer del mundo”.
Por eso, aunque físicamente hace 4 meses que ya no estás
entre nosotros, pervivirás por siempre. Gracias
Integrantes de la Escuela de Vida para Padres con Hijos
Fallecidos
y Alumnos del Centro de Estudio de Logoterapia
de Mar del Plata Víktor E. Frankl.
Falleció
Francisco
Bretones, difusor de la logoterapia
(artículo publicado en el diario
“La Capital” de la ciudad de Mar del Plata el 19 de
septiembre de 2013).
El 1º de mayo último falleció en
Mar del Plata Francisco Bretones, “Paco”, para los que
lo trataron de cerca. Tenía 83 años. Fue un difusor de
la corriente filosófica creada por Viktor E. Frankl, la
logoterapia, y también fundador de la “Escuela de Vida
para Padres con Hijos Fallecidos”.
Español, había nacido en 1929 en
Sadabell, Barcelona. Y antes de contraer matrimonio con
Ana Vuoso, Paco había desarrollado una intensa carrera
eclesiástica: se había recibido en teología de la
Universidad Gregoriana, en Italia. Como hombre de la
Iglesia se trasladó a la Argentina en 1956. Tuvo una
experiencia sacerdotal en Maipú, Necochea y Dolores.
Recién en la década del ´60 llegó a Mar del Plata.
En esta ciudad fue capellán del
Hospital Interzonal General de Agudos y docente en la
Universidad Católica de Mar del Plata (Facultades de
Humanidades, Derecho, Ciencias de la Salud, Escuela de
Teología).
En 1974, después de renunciar al
sacerdocio, contrajo enlace con Vuoso. Fue padre de
Francisco, Sergio y Ana Laura. Esta última falleció dos
días después de nacer. Fue justamente ese hecho
existencial el que convocó al matrimonio Bretones a
fundar en Mar del Plata la filial “Renacer”, más tarde
llamada “Escuela de Vida para Padres con Hijos
Fallecidos”, desde la que proclamó que “lejos de
considerarnos víctimas merecedoras de un tremente
castigo, debemos ser protagonistas de nuestro propio
destino y proyectarnos hacia los otros y así transmitir
y vivir un mensaje solidario y esperanzador que nos
llevará a la autotrascendencia”.
CIERRE DE LOGOTERAPIA
Martes 26 de noviembre de 2013
El café con alumnos-amigos antes
del cierre.
En en salón
Ana Vuoso (Apertura): invitando a todos
los alumnos-amigos, amigos-alumnos a que sean
ellos los que hablen dando sus testimonios de
vida y comenzó Nelly Segalla diciendo:
No sé qué opinan los demás, pero yo este año
aproveché muchísimo, porque hemos tenido la
posibilidad de dialogar, de aportar (Ana de
Bretones acota: “esto es más familiar”); Nelly
continúa: sin duda que lo de Paco era magistral,
pero ahora es como vos decís, más familiar, nos
sentimos muy cómodos, en fin, pido un aplauso
para Ana… (Aplausos).
Ana Vuoso: Siempre es muy
enriquecedor escuchar la experiencia, sabemos
que acá los cierres no son catedráticos, las
ponencias no son (que podrían serlo también)
desde la logoteoría, sino que tenemos el
privilegio de escucharnos y escuchar testimonios
de vida día tras día y hoy por ser la primera
vez sin Paco, por supuesto va a cerrar él con
una grabación que ustedes ya han escuchado pero
es muy oportuna, y ahora quien quiera comenzar
la reflexión contando sus expectativas… Paco
diría: “por qué siguen viniendo”, algunos…
porque ya cumplieron décadas… “por qué siguen
viniendo, qué encuentran, qué dejan, qué se
llevan” todo eso me parece muy enriquecedor.
¿Quién empieza? Norma Galante dice: por orden de
antigüedad.
Norma Galante: Muy buenas noches, yo escribí
algunas líneas porque si bien los años te van
enriqueciendo la dimensión espiritual con mucha
sabiduría si es que sabés practicar los valores, pero
también existe un deterioro en la parte física, y a mí
me ha tocado en la memoria por eso escribí unas líneas y
a pesar de esta falta de memoria estoy muy contenta de
poder realizar y disfrutar de cosas a pesar de tantos
años que tengo. Les voy a leer las líneas que he
escrito.
Es imposible comenzar sin hacer referencia a “Paco”,
como un modelo de persona, de humanidad, de
trascendencia: siempre va a estar con nosotros, porque
oque él sembró no morirá nunca, ya que eso constituye su
granero y a Ana, su pilar de apoyo, su continuadora, que
ha hecho de sus clases verdaderos talleres de reflexión.
Recuerdo las palabras de “Paco”: tienen que estudiar,
porque si no saben la teoría no la podrán llevar a la
práctica.
Nos enseñaba que la logoterapia no es una panacea, una
técnica para solucionar todos los problemas, no es una
sociedad esotérica, un sustituto de la religión, una
manera de solucionar todos los conflictos. En cambio, ES
una psicología que parte del sentido de vida, un
despertar para ampliar el campo de la conciencia. Al
preguntarme ¿quién soy?, logro el despertar de la
conciencia. La logoterapia como psicología ayuda a
ampliar la razón de por qué vivir. Como antropología es
un saber que tiene que ver con el quién, y como
educación, un saber sobre la libertad y la
responsabilidad.
Nos enseñaba que la logoterapia considera al hombre como
un ser tridimensional, que tiene un cuerpo y una
psiquis, pero que es un espíritu. Que los protofenómenos
constituyen la esencia de quién soy. Ellos son:
libertad, responsabilidad, conciencia, amor, y que los
conflictos son una ocasión para tomar contacto con los
protofenómenos.
La logoterapia es un despertar de la conciencia. La
conciencia es el órgano del sentido, que me dice lo que
debo elegir en cada circunstancia a la que me enfrente
el destino. Y para interpretar el sentido, son los
valores los que me lo van a facilitar, aunque también a
veces los valores colisionan.
Nos enseñaba que el valor era aquellos, que en cualquier
situación me hace salir hacia…, que me hace sentir, que
sale de mí energía (sentimientos) hacia algo. La
vivencia que estoy haciendo algo para alguien (el otro),
y por último, la Conciencia que he contribuido a cambiar
la situación, definiendo un sentido que estaba oculto.
Y ¿cómo voy a saber que estoy realizando un valor? SALIR
– BUSCAR – y REALIZAR una situación concreta.
Decir que el hombre es espíritu es teoría. Los valores
son los que me hacen tomar conciencia de la existencia
del espíritu. Además de la voz y de los reclamos de los
instintos, hay una fuerza que me hace elegir valores.
Realizamos valores porque somos espíritu, pero para esto
nos valemos del cuerpo y de la psiquis. Estos son los
instrumentos de los que se sirve el espíritu para la
realización de valores. Los instintos me empujan desde
adentro y los valores me arrastran desde afuera. Todo en
mi vida es una ocasión para…
Si yo no he vivido practicando valores, no estoy
preparado para afrontar los grandes sufrimientos. Los
verbos de la salud mental son: DAR – RECIBIR – SUFRIR.
Estos tres verbos se conjugan con otro verbo: AMAR.
Y no puedo otra cosa que repetir las palabras de Paco:
“La Logoterapia, la audacia de vivir”.
Para mí es una muy buena definición, porque hay que
tener mucha audacia para elegir y decidir en cada aquí y
ahora, aquella circunstancia de entre musías, que sea la
que tenga más sentido. Hay que tener mucha audacia para
elegir aquello que nos signifique más esfuerzo y
sacrificio y no especular con lo que más me conviene.
Como seres únicos e irrepetibles, y por lo tanto, mis
circunstancias, también únicas e irrepetibles, nadie
puede reemplazarme y venir a vivir mi vida por mí.
A vuelo de pájaro, les he querido transmitir todas las
enseñanzas que hemos recibido de este MAESTRO con
mayúscula, y sigo viniendo porque sigo aprendiendo y se
me da la ocasión de salir de mí y encontrarme con el
otro, para establecer esa relación que es tan valiosa
para ir haciéndome cada día un poquito más y convertirme
en ese SER que debo ser y que todavía no soy.
Y para terminar, una de las grandes cosas que le debo a
la logoterapia, que siempre repito, es poder aceptar mi
realidad y tener el coraje de vivirla. Estamos
condenados a sentirnos apelados y a tener que responder.
Muchas, muchas gracias Ana.
Cristina Cacchioni: Hoy finaliza por este
año, el taller de logoterapia, en un escenario
distinto, la partida física de nuestro Maestro
“Paco”; pese a que está en cada uno de sus
libros, sus reflexiones, sus enseñanzas y su
vivir, pero hoy, este taller fue el …, continúa
en manos de su mejor discípula: ANA, su
compañera de la vida.
Paco nos hablaba de las utopías, ideal,
esperanza, esfuerzo, audacia y en esto, están
los soñadores como Paco, que creyeron que el
hombre siempre puede ser de otra manera a pesar
de sus circunstancias.
También no habló de los que duran (son los
desencantados de la vida, los que no tienen
esperanza).
Por eso las utopías hacen que la vida sea mejor.
La logoterapia nos habla de compromiso,
solidaridad, amor, trascendencia, y en la
trascendencia están las relaciones con los
otros.
Por eso es importante la relación con los demás
en cualquier circunstancia, y como decía Paco:
“Que tu vida sea una experiencia, no una
teoría”. Muchas gracias.
Elena Mazzeo: En el año 2008,
concreté uno de los sueños de mi vida:
“Vivir en Mar del Plata” e inme-diatamente
comencé a frecuentar las clases de logote-rapia.
Mis expectativas eran profundizar los pocos
conoci-mientos que tenía sobre la teoría
psicoterapéutica de Viktor Frankl.
Esas expectativas fueron superadas
“ampliamente”. Encontré un profesor que con
su vehemencia trans-mitía sus vastos
conocimientos sobre filosofía, psicolo-gía,
teología, etimología y demás, con la pasión
de un hombre coherente y sabio.
Descubrí entre muchísimas cosas, que es
importante y necesario encontrar un sentido de
vida y que ese sentido se cambia según las
circunstancias que la vida vaya presentando; y
también descubrí que sin ser conciente de ello,
he transitado la vida con esa filosofía de vida,
para superar las distintas crisis, porque “la
logoterapia es obvia”.
Lamentablemente ya no contamos con la presencia
física de Paco, pero quedaron sus enseñanzas y
sobretodo sus palabras que aparecen cuando se
las necesita, como… “NADIE VENDRÁ”.
Vine a este lugar en busca de conocimientos
científicos y de conferencias académicas y
encontré “UNA ES-CUELA DE VIDA” y un lugar de
reflexión y encuentro con amigos.
Y ahora… a seguir junto a Ana, la gran discípula
de Paco. Gracias por todo esto.
Nelly Segalla: Yo acabo de llegar de
Salta así que no pude preparar nada, así que van
a escuchar lo que digo casi siempre. Ana Vuoso
pregunta: ¿Por qué seguís viniendo?
Bueno todo el mundo creo que me conoce, no sé si
hay gente nueva pero yo he llegado acá en el año
1986. Ya casi todo conocen mi historia, comencé
porque mi profesión que era asistente social, me
pareció que iba a servir mucho ya que tenía que
estar siempre en contacto con gente, con
pacientes diríamos, tenía la necesidad de
ampliar un poco mis conocimientos y ver de qué
se trataba. Entonces Paco en un momento dado
vino a nuestra escuela, que era una escuela
especial de niños con deficien-cias y expuso lo
que era la logoterapia. A mí me interesó mucho,
constituimos un grupo, comenzando en el salón de
un hotel, o sea así muy informalmente.
Ese año, que fue en el 86 estuvimos 5 o 6 meses y al año
siguiente Paco comenzó, pero yo después tuve que dejar
un tiempo porque mi padre se enfermó, yo lo tenía que
cuidar, pero… mirá las casualidades como son, se me
ocurrió volver a empezar, a retomar los cursos, justo
que retomo los cursos, ese año a los pocos meses muere
mi hija; de 27 años, en la flor de la juventud, bueno
todo el mundo se imagina lo que es perder un hijo, así
que realmente ahí pude comprobar el valor de la
logoterapia. Realmente te salva de caer en un pozo
profundo y no levantarte más.
Así que bueno ahí comencé a concurrir a la Escuela de
Vida que tan bien dirigen, o dirigían Paco y Ana, que
todavía sigue con esa empresa, porque es realmente una
gran empresa y bueno ahí realmente comencé a poder hacer
con lo que me quedaba algo realmente beneficioso, porque
estaba totalmente desorientada, no sabés cómo seguir, te
parece que el mundo se te viene abajo, que no podés
seguir adelante, y la logoterapia me enseñó que hay
esperanza. Que hay esperanza porque con lo poquito que
te queda o con lo mucho que podés actuar salís adelante,
así que realmente la experiencia más linda que yo puedo
narrar de lo que sirve la logoterapia es esa, el valor
que tiene como esperanza de vida no sé, como salida a
una cosa tremenda que es la pérdida de un hijo y
realmente me sirvió y sigo viniendo porque cada vez que
vengo yo acá vuelvo a tomar oxígeno, vuelvo a respirar
realmente paz. Paz que es lo que más tiene que tener en
estos casos un ser humano. Así que esa es mi experiencia
y pienso que cualquier conflicto que uno tenga, aunque
no sea esta situación límite qué es una de las peores,
sino es la peor, creo que se puede salir adelante
teniendo esos principios, los principios de la
logoterapia que son realmente los que nos pueden ayudar
a seguir viviendo con sentido, con valores, lógicamente
como dijo Norma y todos los que han hablado hay que
tener la audacia de poder salir adelante y enfrentar los
problemas que se nos presentan pero siempre teniendo en
cuenta que el “espíritu indomable” como decía Paco el
valor indomable del espíritu es el que nos saca adelante
y nos lleva a poder seguir viviendo y seguir viviendo
con sentido, así que el que está por primera vez no sabe
los beneficios que trae, yo a mí me hubiese gustado
empezar de más joven porque se vive mejor porque uno
vive distinto, si bien es cierto que vive con más
obligación, tiene que sacar más audacia para responder
todas las preguntas que te hace la vida, pero se siente
una paz inmensa, aparte te estás dando cuenta, que estás
actuando aunque sea equivocadamente, pero estás actuando
con lo mejor de vos mismo.
Mi consejo para aquel que viene por primera vez es que
sigamos por este camino, que para mi modo de ver es el
más acertado.
No preparé nada porque estuve de viaje, pero sí
agradezco a mi Maestro que fue Paco, invalorable, porque
en verdad no tiene valor realmente y el ofrecimiento de
Ana que es un encanto, para mí mil gracias, y mil
gracias para el Maestro que nos debe estar mirando desde
arriba.
–¿Me querías decir algo?
NN: –A propósito de lo que dijiste, y a Ana que
es mi hermana del alma, lo que vos dijiste recién de
venir por primera vez, y escuchar a Paco, porque yo no
he sido consecuente y como viví tu experiencia en la
vida, hace más de veinte años, una sola charla con Paco
me sirvió para toda la vida; y las pocas veces que he
venido y entrado, estando Paco conversando un día le
pregunté a Ana: -¿vos le avisaste que yo venía?
Porque esa es la magia de la logoterapia.
Nelly Segalla: –Tal cual, es la magia de la
logoterapia.
NN: Era sentarme acá y escuchar, y creer que me
estaba hablando a mí. La persona que se sienta acá cree
que está escuchando su historia. No precisa cantidad, la
calidad, a veces, de una sesión sirve para toda la vida.
Paco a mí me dio eso.
Nelly Segalla: Paco y Ana que fue su gran puntal.
Ana fuiste su gran puntal y las clases que ahora está
dando Ana para mí son valiosísimas, porque a uno le
parece que tiene la teoría afianzada o más o menos
afianzada, el poder reflexionar juntos algo que te había
quedado en nebulosa o reafirmás lo que Paco te enseñó y
Ana, con tan buen tino, realmente Ana sos una didacta
nata, siempre tenés la palabra justa en el momento
oportuno. Ana lo tuyo es invalorable, como fue
invalorable lo de Paco.
Ana Vuoso: Lo que pasa que Paco y yo hemos tenido
el mismo proyecto, no veníamos a trabajar acá y después
en casa era otra historia, sino que estábamos
involucrados constantemente hasta tal punto que a veces
yo le decía, en algunas circunstancias muy críticas, no
las últimas, (simbólicamente ¿no?) teníamos que haber
cerrado un poco las puertas porque ahora necesitaríamos
más concentración para resolver ciertas cosas, las
puertas nunca se cerraron, entonces es una manera de
vivir. Por eso esta prosecución de los cursos no es
seguir con lo que Paco hacía, porque lo que hacía Paco
lo hacía él, lo hizo él, lo seguirá haciendo a través de
los cassettes, pero es parte de mi proyecto también.
Tengo que alejarme de la idea de la comparación, porque
yo me comparo. Yo dejé de estudiar una carrera
universitaria porque tamizaba, erróneamente o no, lo que
escuchaba de grandes profesionales por Paco y entonces
dejé de estudiar; porque era diametralmente opuesto la
formulación del pensamiento, porque la logoterapia no sé
si ahora tendrá cabida en los claustros universitarios,
pero era una negación y un enfrentamiento todo el
tiempo, entonces corrí el riesgo de convertirlo en un
valor piramidal, pero si lo convertí es un valor
piramidal que me ayuda. Es semipiramidal, porque no
descarto los otros, puedo hacer una lectura, y estas dos
personas fueron las que colaboraron para que mi
experiencia de vida fuera tan rica. Hemos compartido la
docencia durante 20 años. APLAUSOS.
Rodolfo Mendiola: Yo soy Rodolfo, vengo aquí
desde el año 2007, a lo mejor también digo algunas cosas
que ya he repetido. Yo estaba pasando un muy mal momento
iba al psiquiatra, el psiquiatra no sabía qué hacer
conmigo, en sentido de que yo no encontraba algo que me
hiciera bien, yo llegaba a mi casa y no seguía bien.
Entonces, el psiquiatra que no tenía ni idea de qué era
la logoterapia pero había escuchado algo, en un momento
me dijo: justo era un martes, ¿por qué no vas a ver ahí
hay un nombre que no sé cómo se llama, que da clases de
logoterapia? –A me suena, digo. Porque en alguna
oportunidad me la habían nombrado.
–Fijate a ver qué te parece.
Entonces yo, vengo acá a la Biblioteca y justo la cosa
estaba, recién empezaba la clase, digo vengo a la
logoterapia, ¿cuánto es? en ese tiempo costaba $ 3;
entonces recuerdo que entré por aquella puerta –señala
la puerta de la derecha– esto estaba lleno, Paco estaba
sentado acá, con Ana, con una voz muy poderosa, muy
potente y justo en el momento que entro, estaba ahí a
tres metros y dice: (remarca su acento español) –El que
viene aquí para sentirse bien ya se puede ir.
Y yo dije: Caray, vengo acá para sentirme bien y…, o
sea… quedé impactado.
Me senté, empecé a escuchar, a tomar notas, ese día salí
impactado pero… me gustó. Como una especie de atracción,
de enamoramiento, que excede lo psicológico, tocó mi
fuero más íntimo, escuché esa clase y empecé a venir y
empecé a sentirme bien, bastante bien. Vos sos testigo
Susy que me decías: –no sabés lo bien que te veo, cómo
has cambiado y a través de los años. Yo el año pasado no
había tenido un año bueno, bueno como todo el mundo,
tiene sus altibajos, sus cosas, vos también sos testigo
de eso, nos hemos reunido incluso en una oportunidad
para que me dieras un poco de combustible porque estaba
con el tanque vacío y realmente la cosa estuvo muy bien.
Lo que yo no quería dejar de decir y agradecer,
solamente el hecho de estar con todos ustedes ya es una
cosa que me enriquece completamente, también voy a
repetir lo que han dicho todos, la partida de Paco para
mí fue un golpe muy fuerte, pero he entendido a partir
del fallecimiento de él que la trascendencia realmente
existe, o sea, se trasciendo a través de todos los
actos, a través del compromiso enorme que él ha tenido,
el sacrificio que ha hecho en su vida por los demás, una
entrega absolutamente maravillosa y el agradecimiento a
Ana yo diría que no es una continuadora, es como si
estuviera Paco contigo, bueno, eso es la trascendencia,
ella se emociona y eso es maravilloso, es muy bueno,
creo que de alguna manera he hecho lo que tenía que
hacer. Estaba entre venir o no venir. No ahora, el año
pasado, el 2012 dije: -qué voy a decir, voy a ir a dar
lástima, me siento mal, pasé un año malo… Pero este año,
que no ha sido mucho mejor tampoco, dije sí, voy a hacer
las cosas que corresponden porque uno tiene que
agradecer, siempre año a año hay un crecimiento y un
enriquecimiento espiritual que hace que uno tome las
cosas como dijo Norma que dice las cosas como son, que
es ponerle el hombro a la vida, enfrentar y poner en
práctica todo lo que es teoría que uno la tiene, yo la
tengo porque he leído ida y vuelta los libros de Paco y
los he repasado y de me dio un elemento… yo no practico
ninguna religión, simplemente no las practico, y he
tomado, como he leído alguna vez por algún lado lo sabio
que tienen todas las religiones, la parte sabia que
tienen todas las religiones, todas las creencias…
… con la logoterapia yo logro entender que hay una
universalidad de lo que es algo inefable, algo
inexplicable, que es la Providencia. Yo le llamo la
Providencia. El Creador. Después no sé qué cara tiene,
esto lo dice en todos lados, “la logoterapia es obvia”
esto está en todas las personas porque “la logoterapia
es obvia”. Un beso grande a todos.
Dr. Hugo Pedernera: Espero que me puedan enten-der.
Ésta es mi experiencia de vida. Gracias a haberlo
conocido a Paco en una charla que dio en el hospital
donde yo trabajaba, que empecé a venir a logoterapia
donde conocí a Ana, que es el complemento femenino de
Paco; ella, en sus conversaciones, nos ayudaba a
entender las clases y los significados de las palabras
en logoterapia.
La logoterapia influyó en dos etapas de mi vida. Primera
etapa: Cuando lo conocí a Paco yo trabajaba como
cirujano en el Hospital Privado, donde dio una charla de
logoterapia, a la que yo asistí; esto fue hace más de 25
años, me enseño a ver a mis pacientes de otra manera, en
su integridad, dejaron de ser una en-fermedad para ser
una persona, cuerpo, mente, espíritu, no un operado más;
había que darles más acompañamiento y comprensión
espiritual; esto les ayudaba a recuperarse más rápido y
sentirse mejor, adaptándose a las nuevas circunstancias.
Desde en-tonces, concurro a las clases de logoterapia de
Paco en la biblioteca, por más de 25 años.
En la etapa segunda: En el año 1962 me diagnosticaron un
tumor benigno de laringe que cerraba la vía respiratoria
y no podía respirar, por lo cual me tuvieron que
realizar varias operaciones, cinco resecciones locales
del tumor de laringe entre los años 1962 al 2005, año en
que me sacaron la laringe, por lo que perdí el habla y
con traqueotomía permanente. Desde entonces lucho por
sobrevivir, para lo que siempre me sirvió de apoyo la
logoterapia; es una experiencia dura y prolongada.
Después me dieron un aparato electrónico, con el que yo
hablaba y después me pusieron una válvula mecánica para
pasar el aire de la tráquea al esófago, válvula que
tenía que tapar para que pudiera hablar, y como había
tenido problemas de infección en la válvula, me la
sacaron y me quedé sin poder hablar, por lo que recurrí
a la fonoaudíología para hablar con el aire esofágico y
ahora ya hace un año que habla sin aparto y sin válvula.
Por eso siempre hay que tener en cuenta para vivir el
"valor de actitud" ante la adversidad, es una de las
cosas que más ayuda; ya tengo 83 años y ganas de seguir
viviendo y profundizando la logoterapia con las clases
de Ana Bretones y nuestro grupo de reflexión. Gracias.
Nelly Segalla: Yo doy fe que realmente es otra de las
personas que es coherente entre lo que dice y lo que
hace, porque realmente es increíble, y nosotros que
pertenecemos al grupo de reflexión donde está Hugo, en
verdad nos hemos sombrado, primero de cómo enfrentó su
problema, y después de la constancia tremenda que tuvo,
de ir paso a paso aprendiendo, y es ahora que Hugo
entiende absolutamente todo, así que realmente es
invalorable, aparte son de aquellos que practican
realmente la logoterapia, conmigo ha hecho maravillas,
yo tuve un cáncer de colon y él me ha ayudado un montón,
fue mi salvador. Si yo estoy hoy aquí realmente viva es
gracias a Hugo, es invalorable y te lo quiero decir
públicamente porque es fantástico, es otro Paco.
Susana Delvitto: Y si hay alguien que por algún momento se
pregunta ¿y cómo se hace? ¿y qué es esto del valor de
actitud? Creo que el señor acaba de definirlo a través
de su palabra y lo podemos corroborar. Lo estamos
viendo, no es una teoría.
Ana Vuoso: Lo que deberíamos en algún momento cambiar,
no es decir la logoterapia me cambió, me facilitó que yo
cambiara mi vida, sino siendo coherente con la
logoexperiencia, o la logoactitud. Personas que viven
logoterapéuticamente contribuyen a que yo cambie; porque
es el testimonio de vida de una persona que encarna un
pensamiento, que lo hace suyo, porque sino estaríamos
repitiendo conceptos.
La logoterapia como instrumento, como herramienta para
instruirme es válida, ahora cuando yo la hago mía y la
traduzco en actos ahí soy el verdadero trasmisor, la
coherencia.
Graciela Allamprese: Esta vez me va a costar porque los
testimonios han sido tan ricos, tan fuertes, desde Norma
que hizo un compendio de toda una teoría pero que
también uno sabe que es vivencia, el testimonio de
Nelly, el Dr. Pedernera, que yo lo conocí trabajando,
porque era enfermera de quirófano cuando tenía 18 años
en el Hospital Privado, así que lo conocí trabajando, lo
conocí del lado de adentro, bueno… ¿qué decir?...Para los que no me conocen mi nombre es Graciela, conocí
la logoterapia porque Paco y Ana eran mis vecinos, en
junio, en el año 2000 falleció uno de mis hijos, y esto
que se dice que no sólo se habla sino se vivencia, yo
toqué timbre en la casa de Ana y Paco y ellos me
recibieron y desde ahí conocí la Escuela de Vida, desde
ahí conocí también el marco teórico de la Escuela que es
la logoterapia y a partir de ahí en el mes de abril
comencé a venir a estos cursos.
Paco estaría muy feliz hoy, yo leí hace poco algo que
me pasó Susana que salió de aquí de logoterapia que Paco
era dador de vida, yo diría que Paco fue un gran
despertador, fue un despertador de sentido para muchos
de nosotros.
Siempre digo que mi vida anterior no es que fue una vida
sin sentido, me casé a los 20 años, a los 25 tenía
cuatro hijos, trabajaba y disfrutaba de la vida, siempre
tuve tarea social, siempre vi a los otros, pero desde la
muerte de Leandro, y ahí no coincido con Nelly, Nelly
dice que encuentra paz y yo digo que encuentro un
incentivo para no quedarme quieta. Yo una vez le dije a
Paco: -Paco, me complicaste la vida, me dejaste sin
excusas. Yo creo que la logoterapia es eso, cuando uno
puede vivenciarla, más que la teoría, vivirla, cuando
uno ve a otros que lo viven se da cuenta la riqueza que
uno tiene adentro y el desafío es seguir buceando dentro
de uno dando lo mejor.
Una vez también le pregunté a Paco ¿cuál es la mejor
respuesta? Y me dijo: _si es la más fácil seguro que no
es la mejor. Y a partir de ahí la vida siguió
preguntándome, porque eso también lo aprendemos acá, con
cosas que no fueron fáciles, y ahora estoy viviendo otra
etapa también, con la enfermedad de mi nieto más
chiquito, pero sí sé que Paco fue un gran Maestro, que
marcó mi vida, que tuvimos así como un gran idilio, que
Ana sabía, amo profundamente a ese hombre y digo amo
porque él también me enseñó que amar es sin muerte y que
no puede seguir amando y honrando la memoria de Paco y
eso es con nuestra trascendencia, con nuestra decisión,
con nuestra gratitud, con nuestra manera de vivir, es en
el día a día, es en cada momento y agradezco
profundamente que Ana tenga este compromiso de
continuarlo y de estar acompañada por esta gente tan
especial y ojalá pudiéramos traer a mucha gente porque
es una manera complicada de decidir vivir pero es la
mejor. Gracias.
Susana: Yo voy a tener que ser un poco reiterativa. Yo
llegué aquí, también como dijo Rodolfo, entré en este
salón lleno y creí que ese señor que gritaba, porque
tenía un timbre de voz que cortaba, todo lo que dijo esa
noche estaba dedicado a mí, a mi vida y que le iba
poniendo nombre a algunas de mis acciones hasta ese
momento.
A partir de ahí yo seguí viniendo, y a los ocho años
también paso por esta experiencia de perder una hija y
me reencuentro con Paco en la Escuela de Vida.
Bueno, yo voy a decir lo de todos, sólo quiero decir que
cada día que pasa puedo corroborar más todo lo que aquí
he aprendido, que Paco ha sido fundamental en mi vida,
desde la primera noche que yo llegue acá y que sé que no
estoy exenta de nada, que esto sí fue una sabiduría o un
conocimiento a partir de la muerte de mi hija, y si bien
no digo como Graciela, uno sigue de pie y tiene
problemas, no es que uno los toma a la ligera pero sí
sabe que el mensaje de la logoterapia es esperanzador y
que depende de cada uno de nosotros ver cómo afrontar,
que en realidad podemos.
Y eso de ser pedigüeños es cierto, nosotros pedimos,
pedimos, pedimos, y sin embargo creo que somos nosotros
los que debemos demostrarle a la vida cuánto podemos
hacer por nosotros mismos, y todo eso, se lo debo yo en
particular a Paco, y en gran parte también a Ana que
camino al lado de ella lo más que puedo compartiendo
otras actividades en la Escuela. Así que lo mío es
simplemente decir gracias, mil gracias por ayudarme a
vivir de otra manera, porque he aprendido que puedo
vivir de otra manera y con serenidad, de a poquito, pase
lo que me pase, puedo implementar el serenarme para
tomar la mejor decisión desde lo mejor de mí. Nada más,
muchas gracias.
Ana: Es todo recíproco, es el compromiso y una alegría,
es un dar y un recibir, yo les agradezco, aunque a veces
pienso… no puedo agradecer si estamos en la misma
circunstancia, en la misma situación, hemos llorado a
Paco, lo lloro yo, lo lloran ustedes, lo amamos, lo amo
yo lo aman ustedes, entonces las gracias no sé si
corresponden de parte mía, pero igual yo les agradezco
porque el sostén del XXX Curso Anual de Logoterapia y
XXXI está claro que si no hay alumnos no hay profesores.
Sé del compromiso que va más allá, o sea que el
ingrediente de este compromiso que es cierto y que ha
sido tangible, el ingrediente fundamental es el amor y
también la coherencia de parte de ustedes. Que ustedes
están en mi vida y yo estoy en la vida de ustedes no me
cabe ninguna duda, pero… estos momentos, esta hora que
estamos compartiendo, tampoco se puede decir tiene un
gran valor, no se puede pesar, tiene una vivencia que ha
calado hondo en cada uno de nosotros y sabemos que no ha
sido meras palabras. Yo sé, estoy convencida incluso del
esfuerzo que hago yo, me cuesta porque ustedes saben que
yo lloro, pero ustedes ya me conocen. Tenemos las
herramientas muy alcance de la mano, a veces no las
podemos usar, el autodistanciamiento yo tengo el
ejercicio, pero bueno, entrar este año por última vez
sin Paco, me ha costado. (Llanto y aplausos)
Nos vamos a despedir escuchando a Paco, en una grabación
del programa de radio “Dialogando con la Vida, del año
2004, hablando de crisis y demás y con esto, como
corresponde, cerramos. Buen año para todos.
XXIII CONGRESO ARGENTINO DE LOGOTERAPIA ACTITUD Y ROFESIÓN
Homenaje al Dr. Francisco “Paco” Bretones. Dicho homenaje fue presidido por el Presidente de la Fundación Argentina de Logoterapia “Víktor E. Frankl”, doctor Oscar Ricardo Oro.
Dr. Oro: En este Congreso vamos a hacer un homenaje a Francisco Bretones, más conocido como Paco Bretones.
Llegaron de Mar del Plata su mujer Ana Bretones que ha estado siempre al lado de él.
La tarea de Paco Bretones ha sido fundamentada, básicamente, en la actitud, en la acción.
Queda la obra escrita de Paco, pero no hay un grupo de profesionales. Ana Bretones: Paco hizo denodados esfuerzos para construir un equipo de psicólogos terapeutas, pero no se pudo concretar. La Logoterapia está al alcance de todos, pero no es para todos. Si uno no se compromete desde el testimonio de vida personal, si no hace carne los principios de Frankl, es no tener la base necesaria para ser coherente.
Cuando alguien le comentaba, después de escuchar la primera clase: “Paco, esta noche no duermo”, él contestaba “hoy he cumplido mi objetivo”
Muchas gracias por este espacio para realizarle a Paco este homenaje. Él era muy reacio a ser homenajeado. Las veces que ha sido reconocido en Mar del Plata recibía y aceptaba ese reconocimiento no por su persona, sino por el valer de la tarea que se realizaba desde el Centro de Estudio de Logoterapia de Mar del Plata “Víktor E. Frankl”, fundado hace 32 años y desde la Escuela de Vida para Padres con Hijos Fallecidos (con el marco teórico-existencial de la Logoterapia) fundada hace 22 años (los cumpliremos el 9 de noviembre de este año).
Paco fue coherente en todo lo que hizo; la coherencia en el decir y el hacer lo acompañó hasta sus últimos días. Fue sembrador y tuvo la ocasión de recoger los frutos de esa cosecha.
Sostuvo con gran insistencia, como lo hizo Frankl, la necesidad imperiosa de rehumanizar la medicina, la psicología y la psiquiatría.
Lo conocí a Paco hace casi 50 años y estaría horas relatando todas nuestras experiencias de vida, pero ahora me gustaría escuchar el testimonio de sus alumnas porque reflejan realmente un antes y un después en la vida de ellas, de haber conocido a Paco.
Mucha gente ha dicho; “mi vida es un antes y un después de haber conocido la Logoterapia o de la Escuela de Vida para Padres con Hijos Fallecidos”.
Tenemos un programa de radio desde hace más de 12 años y el primer invitado fuiste vos, Dr. Oscar Oro, hace más de 7 años. Desde ese entonces, no vas a Mar del Plata.
Cuando llegó a Mar del Plata Paco fue profesor, simultáneamente, de casi todos los colegios secundarios y de las dos Universidades.
Estando en Maipú, cursó en Dolores la carrera del profesorado en Historia y en Buenos Aires cursó la licenciatura en Psicología y el doctorado en Psicología y en Psicopedagogía en la Universidad Argentina “John F. Kennedy”.
Empeñoso, talentoso, testarudo, sus raíces, como dijo el Dr. Castellá, lo llevan a ser andaluz por origen y a ser catalán por nacimiento.
“La tenía clara”, iba muy de frente. Refrendaba sus dichos, en las clases de Logoterapia, además del resultado de numerosas horas de estudio, 7 u 8 horas diarias, por la experiencia clínica que le daban las personas que acudían a la consulta particular.
Ponía mucho énfasis en las consecuencias de la iatrogenia.
Fue un despertador de conciencia porque ese criterio se lo aplicaba a él.
Fue enemigo del “Paquismo”, pero la gente lo quería escuchar a él, por eso no pudo, no logró formar un equipo de docencia.
Ahora vamos a escuchar el testimonio de tres alumnas-amigas, como le gustaba decir a Paco. Ellas son: Marta García Mata, Stella Duca de Abdala y Mariana Nélida Saliola de Segalla.
Cierre del XXXII Curso Anual de Logoterapia. 29 de Noviembre de 2014
La profesora Ana Vuoso de Bretones, a cargo del XXXII Curso Anual de Logoterapia, dio comienzo al cierre de dicho curso, agradeciendo la presencia a los amigos-alumnos y a todos los presentes. Después de una pequeña reseña de todo lo acontecido durante el año con respecto a los temas tratados, invita a alumnos-amigos a dar sus testimonios.
Después de agradecer a la Sra. Ana Vuoso de Bretones, por la tarea incondicional que realiza para continuar difundiendo la logoterapia, el común denominador en la mayoría de los amigos-alumnos, alumnos-amigos fue: “mi vida es un antes y un después de `Paco´ Bretones”, “mi vida es un antes y un después de la logoterapia, “cuando conocí la logoterapia, me quedé sin excusas”, “aprendí a hacerme cargo”, “soy libre y responsable para”, “al conocer la logoterapia, ya no puedo hacerme el distraído”, “vivir despierto”, “coherencia entre el decir y el hacer”, entre muchas otras.
Agradecimiento de todos y cada uno de ellos al Dr. Francisco “Paco” Bretones, que con su pasión por la difusión de la logoterapia, su trabajo intenso, continuo, profundo y su coherencia entre el decir y el hacer dejó una huella imborrable y, nuevamente, un gran reconocimiento a su esposa Ana de Bretones, que continúa la tarea incondicionalmente
Este cierre culminó, como de costumbre, con una cena entre “amigos”.
Nos despedimos afectuosamente hasta el año que viene…
CALENDARIO ANUAL
Reuniones año 2015
Enero 12
y 26
Febrero
9 y 23
Marzo 9
y 23
Abril 6
y 20
Mayo
4 y
18
Junio
1, 15 y
29
Julio 13 y
27
Agosto
10 y 24
Septiembre
7 y
21
Octubre
5 y
19
Noviembre
2, 16 y
30
Diciembre
14 y
28
lunes, quincenalmente, 20.30 hs.
“salón cultural bernardino rivadavia”
Avda. independencia 3082, primer piso
Dirección Postal: Hernandarias
6067 - Mar del Plata - (B7608gva) Argentina